Horacio Rodríguez Larreta

(Nota de actualización: esta biografía fue publicada el 27/7/2020. El ejercicio de Horacio Rodríguez Larreta como jefe de Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires concluyó el 7/12/2023. Su sucesor en el cargo fue Jorge Macri. Previamente, el 13/8/2023, Rodríguez Larreta contendió en la primaria presidencial PASO de la coalición Juntos por el Cambio y el partido PRO, pero resultó perdedor frente a Patricia Bullrich).

El jefe de Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA), Horacio Rodríguez Larreta, es un economista y gestor público que con anterioridad a su actual cargo fungió de alto funcionario en las administraciones nacional, provincial y municipal de la capital del país. Estrecho colaborador de Mauricio Macri, le ayudó a poner en marcha el partido de centroderecha liberal Propuesta Republicana (PRO, inicialmente llamado Compromiso para el Cambio) y en 2007 le acompañó en su llegada al Ejecutivo porteño, donde asumió el puesto de jefe de Gabinete de Ministros. Ocho años después, en las elecciones generales de 2015, Macri ganó la Presidencia argentina y su delfín le sucedió al frente de la CABA. En las votaciones de 2019 los candidatos del PRO y la coalición Juntos por el Cambio perdieron la Casa Rosada (Macri) y la gobernación provincial de Buenos Aires (María Eugenia Vidal), pero Larreta consiguió ser reelegido en la gobernación local sin necesidad de una segunda vuelta.

Bajo su mandato, la gran urbe del Cono Sur está expandiendo las líneas de comunicación viales y de ferrocarriles metropolitanos, y está actualizando sus planes Estratégico y Urbano Ambiental para enfatizar los criterios de sostenibilidad. Otra novedad ha sido, desde 2017, el despliegue de la Policía de la Ciudad de Buenos Aires a partir de la transferencia de efectivos de la Policía Federal Argentina. Ahora en 2020, la capacidad del gobernante para responder a las necesidades cotidianas de 3 millones de vecinos en una ciudad geográficamente indistinta de su extensa área conurbana —cuatro veces más populosa que la propia CABA y jurisdiccionalmente parte de la provincia bonaerense— se ve sometida a una doble y crítica presión, con un impacto económico y social devastador que se advierte en el aumento de la pobreza, la ruina de pequeños negocios y el retroceso de la clase media.

Por un lado, la devaluación del peso, la inflación de dos dígitos y la situación de default en que se encuentra Argentina, que obliga al Gobierno nacional a buscar con los acreedores algún acuerdo de reestructuración de la impagable deuda externa. Por otro lado, el azote de la pandemia COVID-19, focalizada en la Capital Federal y que el 23 de julio, tras cuatro meses y medio de imparable propagación, registró todo el país 6.127 nuevos casos y 114 fallecimientos. En los días siguientes, esta sombría estadística se alivió levemente, siendo pronto aún para determinar si se está ante una tendencia consolidada a la mejora.

La comunicación articulada, la toma de decisiones "siempre en base a los datos" epidemiológicos y, sobre todo, una llamativa coordinación interterritorial y suprapartidista a tres con el presidente de la nación, Alberto Fernández, y el gobernador de la Provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, vienen caracterizando la labor gubernamental y la proyección mediática del regidor porteño, considerado un político pragmático abierto al consenso. Sin separarse de la mascarilla buconasal, obligatoria en los espacios públicos de la CABA desde el 15 de abril, para concienciar de las medidas de higiene y seguridad, Larreta es tajante sobre que, en el esfuerzo por "arrinconar el virus" y "cortar la cadena de contagio", la estrategia válida consiste en "testear, detectar y aislar". Al terminar julio, Buenos Aires tanteaba un levantamiento muy gradual y cauteloso de la segunda situación de cuarentena, mientras que las valoraciones de su alcalde sobre que el porcentaje ocupacional de camas de terapia intensiva aún no pintaba un escenario de saturación y colapso, eran refutadas por personal hospitalario.

Desde la década de los noventa, Larreta ha hecho una serie de aportes teóricos a los temas de las políticas públicas, los modelos de gestión y el municipalismo participativo. El jefe de Gobierno de Buenos Aires es miembro asimismo del Consejo Mundial de la organización Ciudades y Gobiernos Locales Unidos (CGLU) y de la Junta Directiva de la red Metrópolis. En 2018 orquestó en su ciudad la primera cumbre de la iniciativa Urban 20 (U20), con la que 35 alcaldes y representantes de gobiernos locales de todo el mundo promueven el diálogo y la cooperación entre las grandes ciudades y el G20.


LA CRISIS DE LA COVID-19 EN LA CIUDAD DE BUENOS AIRES El 12 de marzo de 2020, con 31 contagios reportados y un único fallecido, el Gobierno de Argentina firmó el Decreto de Necesidad de Urgencia, con el que se ampliaba el estado de Emergencia Sanitaria por el plazo de un año y se adoptaban medidas adicionales para contener la propagación del coronavirus SARS-CoV-2, como la cuarentena forzosa de 14 días para los casos confirmados y sospechosos. El 15 de marzo el presidente Fernández anunció el cierre de las fronteras a los extranjeros no residentes, la suspensión de las clases y la reducción del transporte público, y pidió evitar la circulación en las calles. Cuatro días después, el 19 de marzo, Fernández dio un paso más declarando el "aislamiento social, preventivo y obligatorio", esto es, el confinamiento de todos los argentinos en sus hogares, así como la clausura de fronteras desde las 0,00 horas del día 20 hasta el 31 de marzo. Únicamente los comercios de venta de bienes esenciales y los bancos permanecerían abiertos.

La medida de una naturaleza sin precedentes fue anunciada por Fernández en la Casa Rosada empleando un formato también sin precedentes: en comparecencia conjunta, flanqueándole a derecha e izquierda, con el jefe de Gobierno Larreta y el gobernador Kicillof, es decir, los tres mandatarios ejecutivos de la Región Metropolitana de Buenos Aires (RMBA). Esta delimitación, solo manejada para los planes provinciales de ordenación urbana y carente de un marco regulador propio, es un área de 18.380 km² y la residencia de 15 millones de personas, ubicadas en 44 unidades administrativas de las que 43 son partidos-municipios de la Provincia de Buenos Aires. En la CABA, Larreta gobierna con la oposición del Frente de Todos (peronismo, kirchnerismo, massismo) de Fernández y Kicillof, mientras que estos dos gobiernan en sus respectivas jurisdicciones con la oposición del Juntos por el Cambio (republicanos, radicales, cívicos) del primero. El anuncio del 19 de marzo principió una serie regular de comunicados y conferencias de prensa conjuntos que soslayan las diferencias ideológicas y hacen historia en la cultura política argentina. Una puesta en escena en aras de la unidad en tiempos de desazón que resulta muy poco probable, si no impensable, en la mayoría de países de América o de Europa.

La mayoría —no todas— de las medidas adoptadas por Larreta en función del curso de la pandemia se han acompasado a las disposiciones de los otros dos gobiernos. Ya desde la detección de las primeras infecciones a principios de marzo, la CABA reaccionó activando la línea de ayuda telefónica 107 del Sistema de Atención Médica de Emergencia (SAME), desplegando en las estaciones ferroviarias controles de pasajeros con puntos de prueba rápida y termómetros infrarrojos, acordando con las cadenas hoteleras el acomodamiento de ciudadanos llegados del extranjero para su cuarentena preventiva, y abriendo instalaciones para alojar a personas sin techo y a quienes, teniendo que aislarse, no podían recluirse en sus casas por falta de condiciones sanitarias También, lanzó una Comunidad Educativa Conectada (CEC) para la orientación familiar y el apoyo escolar durante el aislamiento; el programa Mayores Cuidados para la asistencia telefónica de los ancianos y su ayuda con las compras gracias a una red de voluntarios; la app de celulares CuidAR, de uso obligatorio para quienes tuvieran que desplazarse por motivos laborales y enseñar su permiso de circulación; y el dispositivo DetectAr en los Barrios, para una búsqueda activa de personas con síntomas del coronavirus y el seguimiento a los contactos estrechos de los casos positivos.

El 17 de abril, una semana después de prolongar el aislamiento obligatorio en los centros urbanos hasta el 26 de dicho mes, el presidente Fernández salió a apoyar la criticada disposición de Larreta, tachada de inconstitucional por algunas voces, de restringir severamente el tránsito por la vía pública a los mayores de 70 años: salvo para cobrar la jubilación en sus bancos o recibir tratamiento médico, este sector de la población debía disponer de un permiso especial para los demás motivos justificados de salida a la calle, inclusive cualquier tipo de compra. El 25 de abril Fernández volvió a alargar la cuarentena estricta, esta vez hasta el 10 de mayo, en las ciudades de más de 500.000 habitantes, si bien abrió la puerta a las "salidas de esparcimiento" diarias, de hasta una hora y con un radio de 500 metros máximo, para toda la población. Entonces, los gobernadores de las provincias más pobladas y también Larreta reaccionaron con malestar por lo que consideraban una flexibilización precipitada que no les había sido consultada en la teleconferencia de autoridades. Fernández rectificó y el tono cooperativo entre instituciones prevaleció.

Una vez iniciado mayo, Larreta salió al paso de quienes, incluso desde sectores de su propio partido que le emplazaban a no desatender los preparativos proselitistas de cara a los lejanos compromisos electorales nacionales de 2021 (legislativas) y 2023 (presidenciales), le echaban en cara que fuera demasiado "conciliador" con el Gobierno kirchnerista. "Acá no tiene nada que ver la política, estamos todos en el mismo equipo", zanjó. Por lo que se veía, el jefe de Gobierno estaba dispuesto a asumir los costes políticos de su "trabajo coordinado" con Fernández y Kicillof.

Al poco, el 7 de mayo, la Legislatura Porteña aprobó la Ley de Emergencia Económica de la CABA, que autorizaba al Gobierno a modificar partidas presupuestarias ya armadas para atender la crisis social y sanitaria generada por la COVID-19. Parte de la oposición votó a favor de la ley, aunque 21 legisladores del Frente de Todos y de la izquierda se posicionaron en contra. En la jornada posterior, en otra comparecencia de los tres, se anunció que, salvo la Capital Federal y el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA), que seguirían en aislamiento con "segmentación geográfica" (fase 3) hasta el 24 de mayo porque los casos diagnosticados se duplicaban antes de 25 días, el resto del país pasaba a la fase 4 o de "reapertura progresiva", previa a la fase 5 de "nueva normalidad". En esos momentos, en todo el país, el ritmo de nuevos casos diarios se mantenía en unos niveles no excesivamente alarmantes dentro de la situación de transmisión comunitaria: en torno a los 250 cada 24 horas. Los casos acumulados ya habían rebasado los 5.000, de los que 300 habían tenido fatal desenlace.

A mediados de mes, fue Larreta el que se desmarcó de Fernández y Kicillof con una medida unilateral en la CABA, el permiso de los paseos recreativos de los menores de 16 años acompañados por un adulto los fines de semana y la reapertura de la actividad comercial con ciertas condiciones. De nuevo, circuló el runrún de tensiones y divergencias operativas, pero los dos grandes protagonistas de la escena nacional, el uno como cabeza del oficialismo y el otro como principal figura de facto de la oposición, salieron a escenificar su sintonía. Antes de terminar mayo, Larreta, siempre con una batería de datos médicos y clínicos para comunicar a la audiencia con soltura técnica, y Fernández expresaron su preocupación por la virulencia del patógeno en los núcleos urbanos con mayor densidad de población y en los barrios populares, lo que no dejaba más remedio que revertir las flexibilizaciones introducidas en las últimas semanas en el transporte público y la movilidad privada. El aislamiento social se extendía como mínimo hasta el 7 de junio y en la AMBA prácticamente se volvía "al punto de origen". Al menos, creía el jefe porteño, se había evitado el "crecimiento exponencial" de casos, como estaba sucediendo por ejemplo en Estados Unidos y Brasil.

El esperado aplanamiento de la curva de casos no llegó en junio; al contrario, la propagación del virus se aceleró rápidamente. La CABA intensificó los tests masivos en los barrios vulnerables, y los días 17 y 19 Larreta se sometió a dos pruebas diagnósticas tras haber almorzado con la ex gobernadora María Eugenia Vidal, quien había contraído la enfermedad: ambas dieron negativo. El 25 de junio Argentina sobrepasó los 50.000 contagios con 1.150 fallecidos, y en la jornada siguiente Fernández y Larreta volvieron a juntarse en la Quinta Presidencial de Olivos. En esta ocasión, el jefe de Gobierno reconoció que en la CABA el crecimiento de los casos tomaba un cariz exponencial y se resignó a reintroducir las medidas más duras de contención de la transmisión. En otras palabras: la vuelta a la fase 1. Así, el 26 de junio el presidente anunció el cierre de nuevo de la AMBA entre el 1 y el 17 de julio. Por su parte, Larreta explicó que en la CABA la ocupación de camas hospitalarias por la COVID-19 llegaba al 50%, que el transporte público solo podrían utilizarlo los trabajadores esenciales y que el Gobierno perseveraba en una estrategia basada en tres pilares: la restricción del contacto entre personas, el programa DetectAr y los cuidados personales de seguridad, es decir, el uso del tapabocas y la distancia social .

El 8 de julio Larreta y Kicillof abordaron la posibilidad de declarar en Buenos Aires la fase 3 a partir del 18 de julio, si la curva de contagios se asentaba en una meseta. Cuatro días después Argentina excedió el umbral psicológico de los 100.000 positivos totales. El 17 de julio Larreta, en su enésima comparecencia con el presidente y el gobernador en la Quinta de Olivos, anunció la puesta en marcha desde el día 20 de un plan escalonado de seis etapas para "ir recuperando la libertad" en la CABA, donde ya se sumaban "25 días seguidos con el número de casos estabilizados", apuntándose un promedio diario de entre 900 y 1.000. La tasa de multiplicación estaba en 32 días y la tasa de contagio había descendido levemente del 1,1 al 1,05, informó el gobernante, para añadir que los porteños tendrían que "acostumbrarse a convivir con la enfermedad". En Buenos Aires ciudad la situación sanitaria el 20 de julio era la siguiente: 46.387 positivos acumulados entre la población residente, junto con 16.946 altas y 925 decesos. En las últimas 24 horas, se habían añadido 1.090 nuevos casos, 409 recuperaciones y 51 fallecimientos. En todo el país, el balance acumulado era de 130.774, 55.913 y 2.273, respectivamente. En la CABA estaban 28.516 de los 72.488 casos activos a nivel nacional.

(Texto actualizado hasta 27/7/2020).

Horacio Antonio Rodríguez Larreta nació en la capital de Argentina en 1965, en el hogar porteño formado por los señores Horacio Rodríguez Larreta Leloir y María Cristina Díaz Alberdi. Rodríguez Larreta padre (1934-2004), hijo a su vez del procurador general del mismo nombre que en la segunda y la tercera décadas del siglo XX tuvo la nación, fue un empresario, economista y politólogo formado en la Universidad de la Sorbona y la London School of Economics, el cual participó en el proyecto desarrollista del presidente radical Arturo Frondizi y más tarde fungiría de subsecretario de Privatizaciones en el Gobierno peronista de Carlos Menem. Además, entre 1977 y 1978, en los primeros años de la dictadura militar, presidió el Racing, club deportivo de Avellaneda.

El mayor de tres hermanos, Rodríguez Larreta júnior completó el bachillerato en la Escuela Argentina Modelo (EAM), uno de los centros educativos con más solera del país, en 1983, el año de la recuperación de la democracia. Luego se matriculó en la Universidad de Buenos Aires para cursar la carrera de Economía y en 1988 recibió la correspondiente licenciatura. De inmediato, fue contratado como analista de operaciones financieras por la Esso Sociedad Anónima Petrolera Argentina (Esso SAPA), compañía del sector energético donde trabajó tres años. En 1991 retomó las clases en Cambridge, Massachusetts, como alumno de un Máster en Administración de Empresas (MBA) impartido por la Universidad de Harvard.

Etapa en la alta función pública nacional y provincial
Una vez titulado en 1993, Larreta regresó a Argentina y empezó a escribir una hoja de servicios en el alto funcionariado del Gobierno de la Nación. Aún veinteañero, su primer cargo gestor fue la atención global a los inversores extranjeros en la Subsecretaría de Inversiones del Ministerio de Economía, Obras y Servicios Públicos, dirigido a la sazón por el peronista Domingo Cavallo, uno de los pesos pesados del equipo de Menem. Precisamente entonces, su progenitor tocayo recibió el nombramiento de subsecretario de Privatizaciones, de manera que padre e hijo se convirtieron en colegas laborales, aunque en escalafones diferentes, dentro del área económica del Ejecutivo Nacional.

En julio de 1995 Larreta fue nombrado gerente general de la Administración Nacional de la Seguridad Social (ANSeS), ente dependiente del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, y dirigido por Alejandro Bramer Markovic. Su siguiente titularidad, otorgada en mayo de 1998 en clave de ascenso, fue la Subsecretaría de Políticas Sociales de la Secretaría de Desarrollo Social. Poco después asumió la dirección también del Fondo Nacional de Capital Social (FONCAP). La llegada a la Casa Rosada del radical y aliancista Fernando de la Rúa puso fin a dicho cometido gubernamental en diciembre de 1999, pero Larreta siguió vinculado al sector público como interventor del Instituto Nacional de Servicios Sociales para Jubilados y Pensionados o Programa de Atención Médica Integral (PAMI). Justo un año más tarde, en diciembre de 2000, Larreta cesó en el PAMI en el contexto del escándalo provocado por el suicidio en julio anterior del cardiocirujano René Favaloro, quien había reclamado al instituto del Estado el pago de las cuantiosas deudas contraídas con su Fundación médica, colocada a causa de ello en una situación financiera muy delicada.

A continuación, Larreta fue designado presidente del Instituto de Previsión Social (IPS) de Buenos Aires por el gobernador provincial, el peronista Carlos Ruckauf. En diciembre de 2001 el economista y administrador se convirtió en titular de la Dirección General Impositiva (DGI) de la Provincia de Buenos Aires, cargo que desempeñó hasta febrero de 2002.

Hombre de confianza de Mauricio Macri y elección al frente de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires
A partir de ese momento, Larreta abrió distancias del justicialismo y se unió al proyecto político de Mauricio Macri, conocido rico empresario del sector privado y presidente del club de fútbol Boca Juniors. No obstante sus importantes vínculos personales con el menemismo, Macri desveló su ambición de ser elegido jefe de Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA), plaza fuerte del radicalismo y del centro-izquierda no peronista/justicialista, con un vehículo autónomo propio de corte liberal conservador, poniendo para ello en marcha el partido Compromiso para el Cambio (CPC). El nuevo partido de Macri actuó como vertebrador de la más amplia Alianza Frente Compromiso para el Cambio, que atrajo a varios partidos pequeños con tendencias dispares, así como a los tradicionalistas del PJ.

De cara a las elecciones del 24 de agosto de 2003, Macri escogió al anterior gerente de la ANSeS como compañero de fórmula y candidato a vicejefe de Gobierno. La dupla Macri-Rodríguez Larreta dio la sorpresa y, con el 37,5% de los votos, se adelantó a la fórmula oficialista de Aníbal Ibarra (Frente Grande) y Jorge Telerman (PJ), que contaba con el apoyo del recién instalado presidente de la Nación, el peronista de centro-izquierda Néstor Kirchner. Se hizo necesaria una segunda vuelta, el 14 de septiembre, y en la misma Ibarra consiguió invertir las tornas, ganando la reelección con el 53,5% de los sufragios.

Tras este primer intento electoral con resultado de derrota más que honorable, Larreta asumió la vicepresidencia del CPC y siguió volcado en la consolidación de la alternativa política de centro-derecha que Macri significaba. Para la segunda tentativa en la CABA, las elecciones del 23 de octubre de 2005 a la Legislatura Porteña, el CPC sumó fuerzas con el partido liberal Recrear para el Crecimiento de Ricardo López Murphy y otras agrupaciones, dando lugar a la coalición Propuesta Republicana (PRO). Asimismo, presentó candidaturas a las dos cámaras del Congreso Nacional y a la Cámara de Diputados de la Provincia de Buenos Aires. Con Larreta de director de campaña, la PRO ganó el mayor número de escaños en la Legislatura Porteña, donde pasó a ejercer una oposición vigorosa al Gobierno del poco después enjuiciado y destituido Ibarra, pero en los comicios nacionales y provinciales los resultados fueron mucho más discretos, si bien Macri pudo ser elegido diputado de la Cámara del Congreso, un trampolín valioso para sus aspiraciones ejecutivas.

Ante las elecciones generales de Buenos Aires de 2007, Macri no volvió a recurrir a Larreta para la postulación a la Vicejefatura del Gobierno, ida a la legisladora Marta Gabriela Michetti, pero le reservó para un puesto no menos destacado del Ejecutivo porteño, la Jefatura de Gabinete de Ministros. Además, volvió a conducir la campaña electoral. En esta ocasión, Macri, enfrentado principalmente con el kirchnerista Daniel Filmus, se llevó la Jefatura del Gobierno con el 45,7% de los votos el 3 de junio y con el 60,9% en el balotaje del 24 de junio.

El 10 de diciembre de 2007 tuvo lugar el traspaso de poderes en el Gobierno de la CABA, al tiempo que la sucesión en la Casa Rosada de Néstor Kirchner por su esposa, Cristina Fernández, y Larreta debutó como jefe de Gabinete de Ministros porteño. Uno de los ejes del programa de la PRO —constituida como partido en lugar del CPC en 2008— era el fuerte aumento del gasto público en la dotación, expansión o rehabilitación de infraestructuras y espacios urbanos, y aquí el hombre de confianza de Macri adquirió relieve como coordinador de Obras Compromiso, plan por el que los vecindarios de Buenos Aires exponían al Gobierno sus necesidades concretas de equipamientos y servicios. Larreta fue ratificado en su puesto tras las elecciones de julio de 2011, que revalidaron la gobernación de Macri, esta vez con María Eugenia Vidal de vicejefa de Gobierno.

En el segundo ejercicio gubernamental del PRO en la capital de Argentina, Larreta quedó confirmado como el delfín en la CABA de Macri, quien redirigió sus ambiciones a la Presidencia de la Nación, en tanto que su otra estrecha colaboradora, María Eugenia Vidal, se preparó para una liza política aún más difícil, la gobernación provincial de Buenos Aires, controlada por el PJ desde 1987. El triple envite, sustentado en Cambiemos, nueva alianza que reunía a la coalición Unión PRO, la Unión Cívica Radical (UCR) y la Coalición Cívica ARI (CC ARI), salió triunfante en las elecciones generales de 2015.

En el caso de Larreta, primero hubo de disputar, el 26 de abril, las elecciones primarias, abiertas, simultáneas y obligatorias (PASO) del bloque oficialista. Con el 60% de los votos, se impuso a la otra precandidata a la Jefatura del Gobierno porteño, la senadora Gabriela Michetti, quien no obstante siguió adelante en el proceso electoral como candidata a vicepresidenta con Macri. Receptor de 529.452 votos, el entonces jefe de Gabinete fue el amplio ganador de las PASO porteñas, consideradas como una especie de ensayo de la elección general. A diferencia de las elecciones nacionales y provinciales, en la CABA, que estrenaba el sistema de la boleta única electrónica, no se articuló Cambiemos, así que Larreta tuvo que conformarse con recibir el soporte de un ramillete de partidos minoritarios.

El 5 de julio de 2015 el candidato del macrismo se apuntó la victoria provisional con el 45,5% de los votos y el 19 de julio doblegó, con bastantes más dificultades de las esperadas, a su principal adversario, Martín Lousteau de la coalición Energía Ciudadana Organizada (ECO, formada por la UCR, la CC ARI y el Partido Socialista), con el 51,6%. En las votaciones a la Legislatura Porteña, la Unión PRO capturó la mitad de los 30 escaños (sobre 60) sujetos a renovación. El 9 de diciembre de 2015 arrancó el primer mandato de Larreta como jefe de Gobierno de la Capital Federal, con Diego Santilli de vicejefe. En la jornada siguiente, Macri recibió la banda presidencial y Vidal se posesionó de la gobernación bonaerense.

En las elecciones parciales de mitad de la legislatura, el 22 de octubre de 2017, el PRO de Larreta mejoró sus resultados en virtud de la alianza suscrita con la CC ARI de Elisa Carrió. Surgió así Vamos Juntos, alternativa reducida a un Cambiemos porteño que finalmente no pudo establecerse por la negativa de la UCR.

Bibliografía
La esposa de Horacio Rodríguez Larreta, Bárbara Díez de Tejada Benítez, es una trabajadora autónoma en la organización de eventos sociales, así como sobrina de Alfonso Díez de Tejada y Arijón, XI Conde de Castillo de Tajo. El matrimonio, formado en 2000, ha tenido dos hijas, Paloma y Serena, quienes se llevan 14 años y a las que se suma la hija mayor de Bárbara, Manuela, fruto de un matrimonio anterior con Carlos Calderón.

El jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires es autor de una serie de ensayos de reflexión y trabajos de carácter más técnico sobre cuestiones de política, economía, gestión pública y municipalismo, publicados entre 1997 y 2006. La mayoría de estos textos son obras colectivas en las que Larreta comparte autoría con sus compañeros de la Fundación Grupo Sophia, think tank creado en 1993, dedicado a la investigación politológica y concebido también como un semillero de líderes. Colegas del futuro alcalde porteño en esta actividad académica, con un ojo puesto en las respectivas carreras profesionales en la política y la administración, fueron entre otros María Eugenia Vidal, Carolina Stanley, Esteban Bullrich, Angélica Ocampo, Fernando Straface, Mario Quintana, Gonzalo Robredo, Roxana Mazzola, Silvana Kostenbaum, Marcelo Pérez Alfaro, Florencia Bianco, Adrián Darmohraj y Pablo Bello.

Se citan los siguientes títulos: Hacia un nuevo sector público: experiencias exitosas de gestión en Argentina; Tecnología y competitividad en el Mercosur: reflexiones para desarrollar e implementar una agenda pendiente (obra en coautoría con Marcelino Paladino y Diego Ambasz); Domando al elefante blanco: pasos para construir un Estado que funcione; Buenas prácticas municipales; El desafío de la igualdad; Planificación estratégica municipal: modelos participativos de gestión; Recuperar el Estado: una condición necesaria para el desarrollo y la equidad en Argentina; ¿Qué hacer después del default social?; y El país que queremos: principios, estrategia y agenda para alcanzar una Argentina mejor (en coautoría con Sergio Berensztein y Federico Sturzenegger).

(Cobertura informativa hasta 27/7/2020. Para la elaboración de este documento se han consultado como fuentes el artículo "¿Puede la COVID-19 acelerar la unidad metropolitana del Gran Buenos Aires?", de Gabriel Lanfranchi para el CIDOB Report nº 5 (junio de 2020), la sección de información relativa a la COVID-19 en la Web institucional de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y la página especial de estadísticas del coronavirus que publica el sitio Worldometers.info, así como las informaciones diarias de La Nación, Clarín y otros medios periodísticos)