Gordana Siljanovska-Davkova

Con 71 años y al segundo intento en su carrera política, la jurista jubilada Gordana Siljanovska-Davkova, candidata del partido conservador nacionalista VMRO-DPMNE, se impuso en las dos vueltas de la elección presidencial de 2024 sobre el titular aspirante a la reelección, el socialdemócrata Stevo Pendarovski, quien le ganara la partida en la edición de 2019. El 24 de abril Siljanovska, quien promete no escatimar esfuerzos para "feminizar" y a la vez "europeizar" el país, se adelantó con el 41,2% de los votos a sus seis contrincantes y en el balotaje del 8 de mayo batió a Pendarovski con el 69%, abultado porcentaje solo superado en estas lides por el padre de la independencia nacional, Kiro Gligorov, en 1994. 

La segunda vuelta presidencial coincidió con las elecciones legislativas, que dieron la victoria, rayana en la mayoría absoluta, a la coalición Tu Macedonia, mandada por el VMRO-DPMNE. Su líder, Hristijan Mickoski, se dispone a ser investido primer ministro en sucesión de Talat Xhaferi, del partido albanomacedonio DUI/BDI. Desde el 28 de enero Xhaferi viene encabezando un Gobierno provisional de gran coalición, meramente como antesala de los comicios tal como establece con la ley.

Al igual que la SDSM, su archirrival del centro-izquierda que tiene como jefe al ex primer ministro (2022-2024) Dimitar Kovacevski, el VMRO-DPMNE presenta una orientación inequívocamente euro-atlántica (Macedonia del Norte ingresó en la OTAN en 2020 y desde 2022 está negociando su adhesión a la UE, proceso muy arduo que apenas avanza) y condena sin paliativos la agresión rusa a Ucrania. Pero en su caso se aferra a un nacionalismo de regusto identitario que recalca el elemento etno-lingüístico eslavomacedonio, mayoritario en el conjunto de la población, y es nostálgico del viejo irredentismo panmacedonio en esta parte de los Balcanes.

De la narrativa tradicional del VMRO-DPMNE no se excluye la veterana Siljanovska, quien en su toma de posesión el 12 de mayo como la primera mujer presidenta de la República ha provocado un incidente diplomático con Grecia al referirse a su país como Macedonia y no como Macedonia del Norte, la denominación constitucional e internacionalmente reconocida a raíz del Acuerdo suscrito entre Skopje y Atenas en 2018 para zanjar un histórico contencioso bilateral y desbloquear la candidatura macedonia al ingreso en la UE. "Macedonia de nuevo orgullosa" ha sido de hecho su lema, con cierto eco trumpista, de campaña, en la que ya avisó que como presidenta nunca usaría la coletilla del Norte.

Las tensiones con la vecindad las avivó Siljanovska antes de su inauguración también por lo que respecta a Bulgaria, otro socio de la UE que impuso el veto (en su caso levantado en 2022 tras 17 años de candidatura) al arranque de las negociaciones de adhesión de Macedonia del Norte y que hoy sigue planteando obstáculos. Así, la presidenta electa reclamó la revisión del Tratado de Amistad búlgaro-macedonio de 2017, alegando que no está teniendo una aplicación recíproca al otro lado de la frontera, y rechazó la posibilidad de que la Constitución reconozca la existencia de una minoría étnica búlgara en el país. Esta última reforma constitucional es demandada por las autoridades de Sofía y Bruselas, y los gobiernos de la SDSM ya intentaron llevarla a cabo, pero la insuficiente mayoría parlamentaria la dejó paralizada.

Todos estos pronunciamientos no hacen sino reproducir las consignas nacionalistas del VMRO-DPMNE, en trance de volver a pilotar el Gobierno después de siete años. "Seré la presidenta de la izquierda y de la derecha, de todos los ciudadanos, no discriminaré por motivos de etnia, religión, género o cualquier otro motivo", manifestó en la ceremonia de jura Siljanovska, que mencionó el refuerzo del Estado de Derecho, la integración en la UE y la ampliación de los derechos de las mujeres como los pilares de su ejercicio de cinco años.

(Texto actualizado hasta 14 mayo 2024)


Licenciada en Derecho por la Universidad Santos Cirilo y Metodio de Skopje y doctora por la Universidad de Ljubljana, Siljanovska-Davkova se dedicó a la docencia durante muchos años en su antigua facultad de la capital macedonia, donde enseñó sistemas políticos y derechos constitucional y comunitario. En 2004 alcanzó la plaza de catedrática. En los primeros años noventa, cuando el delicado pero finalmente pacífico proceso de separación de una Yugoslavia moribunda y consecución de la independencia nacional (reconocida por la ONU en 1993), la jurista formó parte de la Comisión Constitucional de la Sobranie o Asamblea. Entre 1992 y 1994 participó como ministra sin cartera y sin adscripción partidaria en el primer Gabinete liderado por Branko Crvenkovski, de la Unión Social Demócrata de Macedonia (SDSM).

En los años siguientes compaginó las clases universitarias y los servicios profesionales para las Naciones Unidas y la Comisión de Venecia, órgano consultivo del Consejo de Europa, perfilándose como una de las mayores expertas de su país en cuestiones de derecho constitucional, autogobiernos locales e instituciones democráticas. En 2019 Siljanovska accedió a ser por primera vez la candidata presidencial de la Organización Revolucionaria Interna de Macedonia-Partido Democrático para la Unidad Nacional Macedonia (VMRO-DPMNE), fuerza mayoritaria de centro-derecha que había conducido el Gobierno en el período 1998-2002, con Ljubco Georgievski de primer ministro, y de nuevo en 2006-2007 con Nikola Gruevski y Emil Dimitriev.

En estos momentos, el VMRO-DPMNE, liderado por Hristijan Mickoski, planteaba una rocosa oposición al Gobierno de coalición de la SDSM dirigido por Zoran Zaev. El segundo presidente de la República, Boris Trajkovski, trágicamente fallecido en un accidente aéreo en 2004, había sido miembro del VMRO-DPMNE, mientras que el cuarto titular del cargo ahora saliente, Gjorge Ivanov, aunque no militante, sí traía un historial de afinidad al partido y sus políticas.

Siljanovska concibió su duelo electoral con el postulante del oficialismo socialdemócrata, Stevo Pendarovski, abogado y politólogo con otro eminente currículum académico, en clave de refutación nacionalista de las consecuencias del Acuerdo de Prespa, suscrito el 17 de junio de 2018 por el primer ministro Zaev y su homólogo heleno, Alexis Tsipras.

En virtud de este acuerdo, Macedonia y Grecia cerraron su acerba disputa sobre el nombre oficial del primer país, que para Atenas no podía ser Macedonia sin más por lo que pudiera entrañar de reclamación cultural y territorial de la Macedonia histórica, identificada con la figura de Alejandro Magno —que Skopje también reivindicaba— y considerada parte exclusiva del legado de Grecia. En Prespa, Zaev aceptó la denominación estatal de República de Macedonia del Norte (Republika Severna Makedonija) y Tsipras, a cambio, accedió a levantar el veto por Grecia a los ingresos del país vecino en la OTAN y la UE. Skopje vio asimismo normalizada su membresía en la ONU, desde el Acuerdo Interino de 1995 sujeta a la denominación provisional de Antigua República Yugoslava de Macedonia (FYROM, por su sigla en inglés).

El Acuerdo de Prespa fue denunciado como una claudicación ultrajante e incluso "genocida" por el VMRO-DPMNE y Mickoski, que intentaron boicotearlo por todos los medios con la ayuda del presidente Ivanov. Sin embargo, el documento pudo ser ratificado por la Sobranie, donde la SDSM y sus aliados disponían de mayoría. También salió adelante, en medio de una tremenda bronca política, la reforma constitucional que el cambio de nombre del Estado requería. Entre medio, el 30 de septiembre, tuvo lugar un referéndum no vinculante en el que el 94,2% de los pocos electores que acudieron a votar, solo el 36,7% del censo, aprobó las mudanzas legales. Al haber superado la abstención el 50%, el referéndum fue declarado inválido.

Ahora, en la campaña para las presidenciales de 2019, Siljanovska, esgrimió la promesa, tachada de populista y demagógica por Pendarovski, de convocar un nuevo referéndum para restablecer el nombre de República de Macedonia si ella llegaba a la Presidencia. La postulante opositora aseguraba no estar en contra del Acuerdo de Prespa en sí mismo, si bien advertía en el documento ciertas "soluciones inconstitucionales" que era necesario retocar. Esta postura de Siljanovska vino a sumarse a las críticas vertidas contra el Tratado de Amistad, Buena Vecindad y Cooperación suscrito con Bulgaria en 2017 y la eventual extensión de la ley nacional sobre el uso del idioma albanés.

La contienda democrática transcurrió muy igualada y la primera vuelta del 21 de abril situó a Pendarovski en cabeza por la mínima con el 44,7% de los votos, sacándole a Siljanovska una ventaja de 0,6% puntos, en términos absolutos poco más de 4.000 papeletas. En la segunda vuelta del 5 de mayo el socialdemócrata venció definitivamente con el 53,6%. Al parecer, el voto de la minoría albanomacedonia, ido en la primera vuelta al tercer candidato en liza, Blerim Reka, un independiente de esa comunidad que reunió el 11% de apoyos, inclinó la balanza en favor de Pendarovski y resultó determinante para la derrota de Siljanovska.

Tras esta experiencia, Siljanovska permaneció activa en política y en las elecciones legislativas del 15 de julio de 2020 se hizo con el escaño de diputada, formalmente independiente aunque inscrita en el grupo parlamentario del VMRO-DPMNE. Los comicios, perjudiciales para los dos partidos predominantes al perder entre los dos una quincena de escaños, no desalojaron del poder a la SDSM, que volvió a formar Gobierno y nuevamente con Zaev de primer ministro, luego del paréntesis de ocho meses que había supuesto el Gabinete de gran coalición de Oliver Spasovskinúmero dos entonces de los socialdemócratas.

(Cobertura informativa hasta 14/5/2024).

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