Dominic Raab

En el Reino Unido, las contingencias políticas de la pandemia del COVID-19 han potenciado la figura del secretario de Exteriores Dominic Raab, quien ahora suple de hecho al primer ministro Boris Johnson, contagiado con el virus y temporalmente apartado de las tareas del Gobierno. Diputado interesado en la vertiente jurídica de los asuntos de justicia e interior, y defensor de un "justo equilibrio" entre los requerimientos de la seguridad antiterrorista y las libertades civiles, Raab es uno de los principales adalides del Brexit dentro del Partido Conservador y a lo largo de su carrera parlamentaria y gubernamental ha hecho gala de unas fuertes convicciones euroescépticas, amén de posiciones duras en materia de inmigración y una fe en la meritocracia individual como mecanismo de progreso social y económico.

Su dimisión como secretario de Estado para la Salida de la Unión Europea en noviembre de 2018, al cabo de solo cuatro meses de ejercicio y en repudio al Acuerdo de Retirada pactado con Bruselas por Theresa May, le situó definitivamente en el barco de los brexiters radicales del dividido campo tory, dispuestos incluso a una ruptura desordenada con la UE, sin acuerdo, y contribuyó a minar la posición de la atribulada primera ministra. May, luego de una extenuante sucesión de derrotas en Westminster y el golpe de gracia de las elecciones europeas, desastrosas para su partido, acabó por renunciar en mayo de 2019. En la subsiguiente competición interna, culminada el 23 de julio, Raab fue uno de los diez aspirantes a liderar el conservadurismo y por ende a heredar la jefatura del Gobierno, pero cayó eliminado en la segunda de las cinco votaciones del grupo parlamentario, tras lo cual dio su respaldo a Johnson. Una vez elegido nuevo líder del partido y convertido en primer ministro, Johnson premió a su partidario poniéndole al frente del Foreign Office, el departamento que él mismo había encabezado hasta el año anterior.

En los meses posteriores, extraordinariamente tumultuosos, Raab ayudó lealmente a Johnson, hostigado a su vez por la guerrilla parlamentaria de un grupo de rebeldes del partido, en la ardua tarea de renegociar con la UE un Acuerdo de Retirada supuestamente más favorable a las aspiraciones británicas de "soberanía" pero que finalmente no llegó a tiempo para proceder con el Brexit el 31 de octubre de 2019, la tercera fecha fijada tras incumplirse los anteriores plazos del 29 de marzo y el 22 de mayo. Tras las elecciones anticipadas de diciembre, que permitieron al Partido Conservador recobrar la mayoría absoluta —perdida en los comicios adelantados por May en 2017— y rematar, por fin, el Acuerdo revisado de Retirada, acompañado de una Declaración Política sobre el futuro de las relaciones Reino Unido-UE y de una tercera y última prórroga, Raab fue confirmado por Johnson en Exteriores.

El responsable de la diplomacia británica empezó 2020 ocupado en las implicaciones del Brexit, efectivo el 31 de enero pero incompleto aún por un tiempo, ya que hasta el 31 de diciembre rige un período de transición de once meses en el que Londres y Bruselas tendrán que decidir qué tipo de relaciones comerciales desean mantener en el futuro. Aunque ya no es Estado miembro, el Reino Unido sigue aplicando la legislación de la UE en la fase transitoria, período limitado que podrá ser extendido uno o dos años adicionales, siempre que las partes lo decidan antes del 1 de julio. El caso es que Johnson y Raab no ven con entusiasmo la preservación de algún tipo de mercado común o unión aduanera. De hecho, a finales de febrero el primer ministro amenazó con decantarse por un "no acuerdo" económico si la UE no reconoce la "libertad reguladora" del Reino Unido para establecer tratados comerciales bilaterales conforme a sus intereses. Otro de los contenciosos sobre la mesa de Raab es el del acuerdo nuclear de Irán, impugnado por Estados Unidos y de cuyo acatamiento por el régimen iraní Londres quiere asegurarse mediante la activación del mecanismo de resolución de disputas del Plan de Acción Integral Conjunto (JCPOA) de 2015.

Desde principios de marzo, el curso británico y la estrella política de Raab, un ministro de imagen amable, están dominados por la gran crisis nacional y mundial del coronavirus. El Gobierno Johnson ha enfrentado la pandemia con tardías medidas de contención (hasta el 16 de marzo, con cerca de 2.000 infectados y 60 fallecidos, el primer ministro no empezó a hablar de evitar las concentraciones masivas y de guardar distancias sociales para frenar la propagación) y, en las primeras semanas, con la polémica estrategia epidemiológica de la herd immunity, que desconfía de la efectividad sanitaria de las fórmulas drásticas de cierres, cuarentena y confinamiento domiciliario, empezadas a aplicar antes en la mayor parte de Europa, y prioriza la salvación de la economía. Al aluvión de críticas por los errores de gestión del Gobierno y su actitud condescendiente frente al virus, Johnson sumó su propia peripecia personal con el COVID-19: el 27 de marzo el primer ministro dio positivo, el 5 de abril ingresó en un hospital del NHS con fuertes síntomas y al día siguiente fue trasladado a la UCI ante el agravamiento de sus problemas respiratorios.

Entonces, Raab tomó las riendas del Ejecutivo británico en su condición de primer secretario de Estado, título de carácter honorífico y sin atribuciones precisas pero que a falta de un viceprimer ministro le convierte en la segunda persona de facto del Gabinete, encargado de sustituir al primer ministro en caso de incapacidad. Así, sin ser oficialmente un primer ministro en funciones, el responsable de Exteriores ocupó el lugar del convaleciente Johnson —quien el 9 de abril salió de los cuidados intensivos y el día 12 recibió el alta hospitalaria, para continuar su recuperación en casa— en las ruedas de prensa del 10 de Downing Street, justo cuando el país encajaba sus cifras más sombrías de nuevos contagios y fallecidos diarios.

Su primer anuncio de calado, el 16 de abril, con más de 100.000 infectados y 14.000 muertos en la nación insular, ha sido la extensión del cerrojazo nacional decretado el 23 de marzo en "al menos" tres semanas más, hasta el 7 de mayo, añadiendo la advertencia a la población de que relajar las restricciones demasiado pronto es un riesgo que puede "malbaratar todos los sacrificios y progresos realizados". A la vez, Raab ha elevado el tono de las críticas al Gobierno de China, del que Londres y otras capitales mundiales sospechan que ha ocultado datos claves y el verdadero alcance del COVID-19 cuando el brote se declaró en la ciudad de Wuhan en diciembre de 2019.

(Nota de edición: esta biografía fue publicada el 22/4/2020. El 15/9/2021 el primer ministro Boris Johnson sustituyó a Dominic Raab por Liz Truss en la Secretaría de Estado de Asuntos Exteriores y a cambio le nombró viceprimer ministro, Lord Canciller y secretario de Estado de Justicia. Raab se mantuvo en estos puestos hasta la constitución el 6/9/2022 del nuevo Gobierno encabezado por Truss, quien le apartó del Ejecutivo. Sin embargo, Raab volvió a ser nombrado viceprimer ministro, secretario de Justicia y Lord Canciller por Rishi Sunak el 25/10/2022. Raab dimitió en los tres puestos y abandonó el Gobierno el 21/4/2023).

El padre de Dominic Raab era un gerente de la sección de alimentos de la cadena de grandes almacenes Marks & Spencer que, siendo niño, emigró al Reino Unido desde su Checoslovaquia natal en 1938, de resultas de los Acuerdos de Munich que entregaron el país centroeuropeo al expansionismo de la Alemania nazi. Peter Raab era judío, si bien Dominic fue criado en la confesión cristiana anglicana de su madre inglesa. El joven cursó la educación secundaria en la Dr Challoner's Grammar School, una institución privada de mucha solera de Amersham, población de su condado natal, Buckinghamshire, al noroeste de Londres.

Decantado por la carrera de Derecho, Raab fue alumno del Lady Margaret Hall, uno de los colleges de la Universidad de Oxford, por el que se graduó como Bachelor of Arts in Jurisprudence, y el Jesus College de Cambridge, donde obtuvo el título superior de Master of Laws y de paso recibió el Clive Parry Prize for International Law. El verano de 1998 lo pasó en la Universidad de Birzeit, cerca de Ramallah, trabajando para la Autoridad Nacional Palestina como miembro de un equipo de evaluadores de proyectos de desarrollo de Cisjordania que contaban con financiación del Banco Mundial.

Una vez completada su formación en Cambridge, Raab marchó a Londres para iniciar la clásica carrera de abogado en la City. Desde el primer momento ejerció en la rama del derecho internacional y en el bufete de Linklaters, una firma especializada en litigios internacionales del ámbito mercantil. Paralelamente, laboró en comisión de servicios para la ONG humanitaria Liberty en Bruselas, como asesor sobre las normativas de la UE y la Organización Mundial del Comercio (OMC). Ya en 2000, con 26 años y una vez facultado como solicitor, Raab se vinculó al Foreign Office del Gobierno británico en calidad de asesor jurídico sobre un amplio abanico de temas, desde el contraterrorismo a la protección de las inversiones, pasando por los territorios británicos de ultramar, el derecho marítimo y el derecho internacional relativo al espacio exterior.

Entrada en la política de Westminster y miembro de los gobiernos conservadores
In 2003 el Foreign Office envió a Raab a La Haya con la misión de encabezar un equipo jurídico radicado en la Embajada británica en Holanda y adjunto al Tribunal Penal Internacional para la Ex Yugoslavia (TPIY), la corte especial con mandato de la ONU para la persecución y juicio de los acusados de crímenes de guerra en las contiendas balcánicas. A su regreso a Londres en 2006, el abogado retomó los servicios de asesoría privada en el campo del derecho internacional público y fue contratado por el Shadow Cabinet parlamentario del Partido Conservador, por entonces en la oposición a los gobiernos laboristas de Tony Blair y Gordon Brown. En los cuatro años siguientes, Raab se adiestró en la política de Westminster y fue jefe de personal de figuras de la bancada tory como David Davis y Dominic Grieve, los respectivos shadow secretaries del Interior y de Justicia.

La oportunidad de sentarse en su propio escaño de la Cámara de los Comunes le llegó a Raab en las elecciones generales de mayo de 2010, que devolvieron a los conservadores, formando coalición con los liberales demócratas, al 10 de Downing Street de la mano de su líder desde el año anterior, David Cameron. El diputado por Esher and Walton, una circunscripción de Surrey considerada plaza segura del conservadurismo, se acomodó en el back bench de su partido, posición de segundo plano que no le privó de obtener importantes cotas de notoriedad al calor de una serie de debates parlamentarios sobre temas polémicos como la seguridad ciudadana, la lucha policial contra el terrorismo y la criminalidad común, las libertades civiles y la regulación de la inmigración.

En particular, Raab fue uno de los principales arietes del nuevo oficialismo contra la Identity Cards Act, ley aprobada bajo el Gobierno Blair en 2006 que instituía en el Reino Unido un sistema nacional de documentos de identidad obligatorios y que en diciembre de 2010 acabó siendo derogada en favor de la Identity Documents Act. Más ecos tuvo su beligerante defensa en enero de 2014 de una enmienda al proyecto de Ley de Inmigración, ya de por sí rico en novedades endurecedoras, que permitiría al Ejecutivo deportar por la vía expeditiva, sin atender amparos judiciales, a convictos extranjeros con lazos familiares en el Reino Unido que hubieran recibido penas de prisión.

Este cambio de última hora no era admitido por la secretaria del Interior, Theresa May, que lo consideraba incompatible con la Convención Europea de Derechos Humanos, y tampoco por Cameron, pero el primer ministro se vio obligado a someterlo a votación en Westminster ante la presión de los diputados euroescépticos, varias decenas de los cuales, con Raab a la cabeza, desobedecieron las órdenes de abstención y votaron a favor a sabiendas de que no tenía posibilidades de prosperar: la enmienda, rechazada en bloque por los laboristas desde la oposición y por los liberaldemócratas desde el oficialismo, fue derrotada por 241 votos contra 97. Sus objeciones a las directivas de la UE en el espacio de libertad, seguridad y justicia perfilaron a Raab como un tory del ala radical y por otro lado se ganó también una reputación de antifeminista.

Ministro disidente del Brexit con May y secretario de Exteriores con Johnson
Al presentar Cameron su nuevo Gabinete monocolor como resultado de la victoria de los conservadores por mayoría absoluta en las elecciones generales del 7 de mayo de 2015, Raab debutó en el Ejecutivo con el cargo, adjunto al Ministerio de Justicia, de subsecretario parlamentario de Estado para las Libertades Civiles, siendo su superior directo el secretario de Estado Michael Gove. Aunque esta no era la denominación oficial del puesto, a Raab se le llamaba habitualmente ministro de Derechos Humanos.

Como Gove, Boris Johnson, Andrea Leadsom y otras figuras del dividido Partido Conservador, Raab fue uno de los miembros del oficialismo que hicieron campaña en favor del Brexit cuando el referéndum nacional sobre la permanencia del Reino Unido en la UE, celebrado el 23 de junio de 2016. La victoria de la opción del Leave sepultó el liderazgo de Cameron, defensor del Remain sobre la base de un nuevo marco de relaciones con Bruselas, y catapultó en su lugar a Theresa May, quien prometió abrir con la UE las negociaciones del proceso de salida en acatamiento de la voluntad expresada por los electores. En julio siguiente May formó su Gabinete con presencia reforzada de los partidarios del Brexit, pero Raab se quedó descolgado del nuevo equipo.

La ausencia del Ejecutivo no le duró mucho al diputado euroescéptico, que el 12 de junio de 2017 fue nombrado por May ministro de Estado para los Tribunales, otro departamento del Ministerio de Justicia, cuyo titular era ahora David Lidington. May alineó su segundo Gabinete de resultas de los comicios del 8 de junio, adelantados, en un pésimo error de cálculo, por la primera ministra con la esperanza de robustecer su situación parlamentaria y reforzar así su posición de cara a las negociaciones con el Grupo de Trabajo designado por la Comisión Europea, que arrancaban el 19 de junio en Bruselas. Sin embargo, las elecciones se saldaron con la pérdida de la mayoría absoluta por el Partido Conservador, que ahora precisaba del apoyo de los unionistas del Ulster para sacar adelante sus proyectos legislativos.

En octubre de 2017 Raab fue una de las personalidades de Westminster que se vieron envueltas en el escándalo político en torno a los presuntos comportamientos censurables de índole sexual por parte de varios miembros varones del Parlamento. La polvareda se desató cuando la prensa accedió al contenido de un dossier interno donde aparecían los nombres de docenas de comunes, entre ellos el de Raab, sobre los que pesaban requerimientos por "conducta inapropiada con una mujer". El ministro negó tajantemente haber recibido ningún requerimiento judicial por un asunto de esa naturaleza y tachó de "falsas y maliciosas" las insinuaciones de su participación "en algo que se asemeje a acoso sexual, comportamiento sexualmente abusivo o comentarios lascivos".

En la remodelación ministerial acometida por May en enero de 2018 Raab fue transferido a la posición de ministro de Estado para la Vivienda y la Planificación, supeditándose esta vez al secretario de Estado Robert Jenrick, al frente del Ministerio de Vivienda, Comunidades y Gobiernos Locales. La conversión del abogado en miembro pleno del Gabinete británico se produjo transcurrido medio año, el 9 de julio de 2018, cuando May, en una selección inesperada, se decantó por él para sustituir a David Davis, su anterior jefe en Westminster, en el importante cometido de secretario de Estado para la Salida de la Unión Europea.

Davis había dimitido en la víspera de manera intempestiva en un contexto de fuertes desavenencias en el seno del Gobierno por el contenido de los preacuerdos discutidos por May y la Comisión Europea para avanzar en el Brexit y perfilar el período de transición comprendido entre el abandono oficial de la UE, que según el calendario barajado sería el 29 de marzo de 2019, y la compleción del proceso de salida al cabo de unos meses, fase en la que tendrían que rematarse una serie de cuestiones técnicas. El sonoro portazo de Davis, secundado al día siguiente por el secretario de Estado de Exteriores, Boris Johnson, rebelado a su vez contra la perspectiva de un "semi-Brexit", tuvo como desencadenante inmediato el llamado Plan de Chequers, un libro blanco del Gobierno que apostaba por un divorcio suave y una futura relación "pragmática" con Bruselas, en la que el Reino Unido seguiría formando parte de un área de libre comercio de bienes agrícolas e industriales ajustada a la normativa de la UE.

La labor de Raab como secretario de Estado del Brexit fue tan breve como parca en términos de frutos de cosecha personal, ya que el contenido político de las negociaciones lo manejaba directamente la primera ministra, cada vez más contestada desde su propio partido. Se suponía que Raab sintonizaba con la estrategia posibilista de May mejor de lo que lo había hecho Davis, pero esta impresión inicial se vino abajo con rapidez.

El 13 de noviembre de 2018 Londres y Bruselas anunciaron un acuerdo "a nivel técnico" sobre los términos de un Brexit efectivo el 29 de marzo de 2019 y que incluía un compromiso para el problema más espinoso del diálogo, el futuro estatus de la frontera entre Irlanda del Norte y la República de Irlanda, la cual, supuestamente, todo el mundo deseaba mantener abierta. Ahora bien, los brexiters radicales del Partido Conservador no estaban dispuestos a que la salvaguardia legal para evitar una frontera física entre las dos Irlandas, inevitable de entrada al abandonar el Reino Unido el Mercado Interior Único e imponerse un control aduanero estricto, pudiera quedar ligada por tiempo indefinido a una suerte de unión aduanera panirlandesa bajo las reglas de la UE, lo que impediría al Reino Unido establecer por su cuenta acuerdos de libre comercio con otras naciones; según aquellos, el conocido como backstop irlandés entrañaba una grave merma de soberanía nacional precisamente cuando el Reino Unido se disponía a recobrar su "independencia" del bloque europeo.

El 14 de noviembre el Gabinete dio su aprobación al borrador del Acuerdo de Retirada y May habló de "respaldo colectivo" al extenso documento de 580 páginas, pero en la jornada siguiente a la primera ministra le cayó un formidable jarro de agua fría con las renuncias en cascada de Raab, de su número dos, la subsecretaria parlamentaria Suella Braverman, del secretario de Estado para Irlanda del Norte, Shailesh Vara, y de la secretaria de Trabajo y Pensiones, Esther McVey.

En su caso, Raab citó como motivo de dimisión la convicción de que los términos del Acuerdo de Retirada pactado por May dibujaban un "régimen regulador" para Irlanda del Norte que suponía "una amenaza muy seria para la integridad" del Reino Unido. Visto globalmente, el Acuerdo dejaba al país "encerrado en un régimen sin voz sobre las reglas que se aplican, sin mecanismo de salida", lo cual podría ser "dañino para la economía y devastador para la confianza del público en la democracia", señalaba el ministro en su carta de renuncia a su superiora. El polémico backstop era repudiable por tratarse de un "híbrido entre el mercado único y la unión aduanera", así que en "buena conciencia" él no podía suscribir el Acuerdo, remataba el dimisionario. Para suplir a Raab en la Secretaría de Estado para el Brexit, May nombró a Stephen Barclay.

Desde este momento, Raab, regresado a la condición de simple backbencher en los Comunes, quedó en el punto de mira general como un hipotético retador de May si los euroescépticos y el ala dura del conservadurismo conseguían obligar a la atribulada primera ministra a someter su liderazgo a la votación del grupo parlamentario. Por el momento, el ex ministro no movió ficha, aunque sí dejó patente su repudio al estilo y la estrategia de May. En unas duras declaraciones para The Sunday Times, publicadas el 18 de noviembre, Raab arremetió sin contemplaciones contra May por permitir que Gran Bretaña fuera "chantajeada e intimidada" y por someterse al comportamiento "depredador" de las "fuerzas oscuras" de Bruselas. May no mostraba la "voluntad política" que la empresa requería, pero si él, Raab, hubiese llevado las riendas de las negociaciones con la UE, entonces el Reino Unido no habría dado la impresión de "estar asustado hasta de su sombra".

Durante meses, Raab expresó su hostilidad a May en las turbulentas sesiones del Parlamento y llegó a abrazar la causa del "no acuerdo", lo que implicaría un Brexit duro y la ruptura total con Bruselas. No obstante, en la votación del 29 de marzo de 2019 se alineó con Johnson y el también destacado brexiter Jacob Rees-Mogg y aprobó el Acuerdo de Retirada tras la inclusión en el mismo de los enésimos retoques; se trató de la tercera votación del documento para intentar realizar el Brexit en una fecha retrasada, el 12 de abril en el mejor de los casos o si no el 22 de mayo. Con todo, la votación, como las dos previas, fracasó. Ante el pertinaz bloqueo parlamentario, Londres se resignó a solicitar a la UE una nueva prórroga para proceder con el Brexit, esta vez hasta el 31 de octubre.

La resistencia agónica de May a la humillante sucesión de derrotas infligidas por sus propios compañeros tories fue finalmente quebrada por el catastrófico resultado de las elecciones europeas del 23 de mayo de 2019, que hundieron al Partido Conservador hasta una insólita quinta posición, por detrás del Brexit Party de Nigel Farage, los liberaldemócratas de Vince Cable, los laboristas de Jeremy Corbyn y los verdes. En la jornada siguiente, May, entre lágrimas, anunció su dimisión a las puertas del 10 de Downing Street, abriendo la competición interna por su sucesión.

A las pocas horas, el 25 de mayo, Raab confirmó que era aspirante a liderar el Partido Conservador y por ende a dirigir el Gobierno. Su predecesor en la Secretaría de Estado para el Brexit, David Davis, salió a respaldarle. Otros nueve parlamentarios y miembros del Ejecutivo dieron el paso adelante también y se sometieron a la serie de votaciones del partido parlamentario; estos eran Boris Johnson, Michael Gove, Jeremy Hunt, Andrea Leadsom, Esther McVey, Matt Hancock, Mark Harper, Sajiv Javid y Rory Stewart. Raab cayó en la fase inicial del proceso de criba, en la segunda votación, el 18 de junio, cuando solo recibió 30 votos y no superó el listón para pasar a la tercera ronda, de las cinco previstas. Una vez eliminado, Raab comunicó su apoyo a Johnson, quien el 23 de julio fue proclamado vencedor de la competición postrera en un duelo personal con Hunt, su sucesor en el Foreign Office; el antiguo alcalde de Londres se impuso con facilidad al actual secretario de Exteriores en la votación abierta a los afiliados del partido, quienes efectuaron su voto por correo.

El nuevo líder conservador, exultante, prometía hacer realidad el Brexit en la nueva fecha del 31 de octubre de 2019, sin más retrasos, y aseguraba que prefería una retirada ordenada a través de una renegociación con Bruselas, pues el acuerdo pactado por May era papel mojado. Aunque aseguraba no desear ese escenario, Johnson no excluía la posibilidad de un Brexit duro, sin acuerdo de por medio. El 24 de mayo May presentó la dimisión a la reina y Johnson franqueó la puerta de su nueva residencia en Downing Street. Tal como se esperaba, Raab fue reincorporado al Gabinete como sustituto de Hunt en la Secretaria de Estado para Asuntos Exteriores y de la Commonwealth.

En su retorno al Foreign Office como jefe del departamento de Gobierno del que hasta 2006 fuera un simple empleado judicial, Raab, con 45 años, asumió asimismo la condición de primer secretario de Estado, un título honorífico, sin competencias o poderes específicos, pero que implicaba un mayor rango que las otras secretarías ministeriales del Gabinete: tradicionalmente y de facto, cuando no existía el cargo de viceprimer ministro —cual era la circunstancia—, el primer secretario de Estado fungía como la segunda persona del Gobierno, asignada para asumir las funciones del primer ministro si este se encontraba incapacitado o dimitía.

Dominic Raab, un practicante avanzado de karate —es cinturón negro y tercer dan—, está casado con Erika Rey, una ejecutiva de ventas de nacionalidad brasileña. La pareja ha tenido dos hijos. El político ha publicado el libro The Assault on Liberty: What Went Wrong with Rights (2009) y es uno de los cinco autores, todos diputados del Partido Conservador, de los ensayos colectivos After the Coalition: A Conservative Agenda for Britain (2011) y  Britannia Unchained: Global Lessons for Growth and Prosperity (2012).

(Cobertura informativa hasta 1/8/2019)