Dick Schoof

Las elecciones generales del 22 de noviembre de 2023 en los Países Bajos dieron la victoria con mayoría relativa al Partido por la Libertad (PVV), pero su líder, Geert Wilders, no pudo ser primer ministro porque sus potenciales socios conservadores, entre otras condiciones, le exigieron renunciar al puesto para gobernar en coalición con la formación de extrema derecha, hasta ahora en la oposición. Como alternativa, tras medio año de discusiones y desacuerdos, se pactó el nombramiento de Dick Schoof, un veterano alto funcionario del Estado, responsable de los servicios de seguridad e inteligencia, y políticamente independiente. Esta poco conocida personalidad se convirtió el 2 de julio de 2024 en el primer jefe de Gobierno sin filiación partidaria en la historia de los Países Bajos. 

Su Gabinete mayoritario, que es también el situado más a la derecha desde el final de la Segunda Guerra Mundial, integra al PVV, a los democristianos del Nuevo Contrato Social (NSC), a los conservadores agrarios del Movimiento Campesino-Ciudadano (BBB) y al Partido Popular por la Libertad y la Democracia (VVD), la formación liberal conservadora del primer ministro saliente Mark Rutte, quien abandona la política neerlandesa tras 14 años en la cima para asumir la Secretaría General de la OTAN. Cosa chocante, ninguno de los cuatro cabezas de facción forma parte del Ejecutivo, si bien permanecen en el Parlamento; inversamente, ninguno de los ministros es diputado.

Wilders se asegura una influencia preponderante al disponer el PVV del mayor número de puestos y entre ellos la cartera de Asilo y Migración, creada ad hoc, desde la que los ultraderechistas se disponen a adoptar unas políticas más severas, inclusive las expulsiones forzosas de solicitantes denegados o de foráneos sin permiso válido de residencia y el fin de la reagrupación familiar de los refugiados, que las que dividieron y llevaron a la caída a la anterior coalición de centro-derecha mandada por el VVD. Está inédita formula de compromiso, que viene a integrar en un mismo proyecto la plataforma nacional-populista de Wilders —si bien limada de sus aristas más radicales, esgrimidas en anteriores elecciones— y la tecnocracia pragmática y apolítica de Schoof, presenta aspectos de experimento. Schoof es un hombre del área policial y tiene amplia experiencia en la gestión de la inmigración, donde su enfoque es restrictivo. Dicho sea de paso, hasta 2021 fue miembro inactivo del Partido Laborista (PvdA), que junto con la Izquierda Verde quedó segundo en las elecciones y ahora promete una oposición contundente. 

El acuerdo de Gobierno, además de poner en marcha "la política de asilo más restrictiva de la historia", del estilo de la aplicada en Dinamarca y a ser posible con una cláusula excluyente de la política común de la UE en la materia, y un paquete de medidas para frenar la inmigración en las fronteras, contempla sendas reducciones de los gastos social (afectando en particular al seguro de desempleo y al copago sanitario) y administrativo, medidas de ahorro que persiguen liquidar el déficit residual (del 0,3% del PIB en 2023) y seguir bajando la deuda pública (el 46,5% del PIB el año pasado). Liberal ortodoxo en el terreno fiscal, el Gabinete Schoof apuesta por un bajada de los impuestos, como el de la renta y los de los hidrocarburos, para estimular la economía, no por las inyecciones de gasto. 

Aquí, la coyuntura es una de las más flojas de la UE, al haber encadenado el país cuatro trimestres consecutivos de crecimiento interanual negativo desde la primavera de 2023. Con todo, la creación de empleo aguanta y el paro, del 3,6%, permanece en el tramo bajo de los 27. Otro capítulo importante es la intensificación de la lucha policial contra los delitos comunes y la violencia de las mafias del crimen organizado, fenómenos cuyo auge alarmante se produjo en los años en que Schoof dirigió los órganos de seguridad. En política energética, se traza el plan de construir cuatro nuevas centrales nucleares para mejorar la autogeneración eléctrica nacional, en paralelo a la extensión de las energías renovables. 

En política exterior, la coalición presenta a los Países Bajos como un "socio constructivo" de la UE aunque "muy crítico" con su futura ampliación, anuncia un recorte también de la ayuda oficial al desarrollo y sopesa trasladar la Embajada de Tel Aviv a Jerusalén, gesto que reafirmaría "el derecho a la existencia y a la seguridad" de Israel en su guerra contra la Hamás palestina. Asimismo, las nuevas autoridades neerlandesas se comprometen a seguir apoyando a Ucrania "política, militar, financiera y moralmente contra la agresión rusa", y confirman la próxima entrega de cazas estadounidenses F-16 a Kyiv. De manera genérica, Schoof proclama que su mayor prioridad es que el país brinde "seguridad socioeconómica a todos", y añade: "Soy el primer ministro. Estoy sin partido. No me veo doblegándome ante el señor Wilders (…) Mis planes para los Países Bajos son los acordados por los líderes de la coalición".

(Texto actualizado hasta 11 julio 2024)


Directivo civil de la seguridad del Estado

De 67 años, maratoniano, divorciado y con dos hijas adoptadas en China, Dick Schoof presenta un currículum estrictamente funcionarial. Aunque estudió planificación urbana en la Universidad Radboud de Nimega, donde acabó la carrera en 1982, su primera etapa profesional transcurrió como asesor de políticas educativas en la Asociación de Municipios Neerlandeses (VNG). En 1988 entró en la plantilla del Ministerio de Educación, Cultura y Ciencia, y en 1996 fue transferido al Ministerio de Justicia en calidad de secretario general adjunto de este departamento del Gobierno, entonces regido por una coalición entre el Partido Laborista (PvdA), el Partido Popular por la Libertad y la Democracia (VVD) y los también liberales de D66. Schoof estaba afiliado al PvdA, cuyo líder era el primer ministro Wim Kok, si bien no desempeñaba cargos internos ni desarrollaba actividades militantes.

A finales de 1999, durante el segundo Gobierno Kok, Schoof recibió el nombramiento de director del Servicio de Inmigración y Naturalización (IND). Su labor en este organismo estuvo mediatizada por las numerosas demandas de asilo de personas procedentes de Kosovo, al cabo de la guerra de independencia de 1998-1999 contra Serbia. Así, fue el encargado de la implementación técnica de la nueva Ley de Extranjería que simplificaba el procedimiento de asilo y a la vez lo endurecía, con lo que los solicitantes no admitidos afrontaban su deportación.

En 2003, mandando en el Gobierno los democristianos del partido CDA de Jan Peter Balkenende, Schoof cesó en el IND para ser el director general de Orden Público y Seguridad del Ministerio del Interior y Relaciones del Reino. En los siete años siguientes, el funcionario estuvo dedicado a la compleja reestructuración de los diversos cuerpos y fuerzas policiales de los Países Bajos, con vistas a su reunificación en una única organización, el Korps Nationale Politie (KNP), que sería inaugurado el 1 de enero de 2013. Dos años antes, en diciembre de 2010, Schoof pasó a dirigir el predecesor del KNP, el Korps landelijke politiediensten (KLPD), y se convirtió en uno de los arquitectos del nuevo superministerio de Seguridad y Justicia. Este fue uno de los cambios tempranos adoptados por el primer Gobierno del liberal Mark Rutte, de coalición minoritaria entre el VVD y el CDA, y hasta 2012 sostenido en el Parlamento por el Partido por la Libertad (PVV), la formación de extrema derecha de Geert Wilders.

En marzo de 2013 Schoof estrenó el puesto de Coordinador Nacional de Contraterrorismo y Seguridad (NCTV), agencia de nuevo cuño, sucesora de la Coordinación Nacional Contra el Terrorismo. A su frente, Schoof coordinó la respuesta del Estado al incidente del derribo en julio de 2014 del vuelo 17 de Malaysia Airlines sobre Ucrania; el desastre costó la vida a los 298 ocupantes del avión, 193 de ellos ciudadanos neerlandeses, y fue atribuido a un misil tierra-aire disparado por fuerzas separatistas prorrusas en el curso de los combates en la región de Donetsk. Los siguientes cargos del alto funcionario estatal fueron la Dirección del Servicio General de Inteligencia y Seguridad (AIVD), en noviembre de 2018, y la Secretaría General del Ministerio de Justicia y Seguridad, en marzo de 2020. 

Solución de recambio del discutido Wilders

La Secretaría General de Justicia y Seguridad era una oficina no política supeditada a la autoridad del titular del Ministerio, a la sazón Ferd Grapperhaus (CDA) en el tercer Gabinete Rutte y Dilan Yesilgöz (VVD) en el cuarto Gabinete del líder liberal, formado en enero de 2022. Este último Gobierno se rompió el 8 de julio de 2023 por un desacuerdo insoluble en un terreno que entraba en el campo de atribuciones de Schoof: la política sobre inmigración y asilo. Así, Rutte optó por dimitir al negarse dos de los socios de su coalición cuatripartita, la Unión Cristiana (CU) y los Demócratas 66, a suscribir el plan de la ministra Yesilgöz para endurecer las condiciones de la reunificación familiar de los refugiados de guerra que vivían en los Países Bajos, en concreto el punto de un tope de 200 familiares reagrupados al mes en todo el país; el cuarto socio de la coalición, el CDA, sí apoyaba la agenda restrictiva de Rutte y Yesilgöz.

En estas circunstancias, se recurrió a la convocatoria de elecciones anticipadas, como cuando la crisis que provocó la caída del tercer Gobierno Rutte en 2021 relacionada también con la atención del Estado a los inmigrantes. Rutte continuó como primer ministro en funciones, si bien en agosto transfirió el liderazgo del VVD a Yesilgöz. Para sorpresa general, el vencedor de las elecciones del 22 de noviembre de 2023 fue el PVV de Wilders, que se desquitó con creces por las expectativas decepcionadas en los comicios de 2017 y por los peores resultados obtenidos en la edición de 2021, cuando descendió de la segunda a la tercera posición. Por primera vez, los ultraderechistas alcanzaron la condición de primer partido del país con el 23,5% de los votos y 37 diputados en la Tweede Kamer o Cámara baja de los Staten-Generaal o Parlamento. Segunda fue, con 25 escaños, la coalición del PvdA — del que Schoof había dejado de ser miembro en 2021— y la Izquierda Verde (GroenLinks), y tercero el VVD, castigado con un retroceso de 10 escaños, hasta los 24.

El triunfo de la agrupación opositora era notable, pero como siempre en los Países Bajos, no dejaba de ser una mayoría simple, alejada de la mayoría absoluta de 76 escaños, y la aritmética que contaba era la de las posibles alianzas. Desde 1945, todos los gabinetes neerlandeses habían presentado alguna fórmula cromática de coalición. Eufórico, Wilders reclamó su derecho a encabezar el próximo Gobierno con la mirada puesta en el VVD de Yesilgöz, que, a diferencia del CDA, los D66 y la CU (y por supuesto el PvdA y los GL), ya no le tendía un cordón sanitario por sus posiciones de extrema derecha y su historial de pronunciamientos radicales, en particular la retórica antimusulmana que durante mucho tiempo Wilders tanto prodigó, con las consiguientes denuncias y juicios en su contra.

Aunque las dudas y recelos con el PVV subsistían, los liberales conservadores hasta ahora en el poder ya llevaban años propiciando un endurecimiento de las políticas migratorias, justamente con la participación de Dick Schoof en la parte técnica. El deslizamiento del VVD hacia la derecha en este ámbito coincidió con la moderación del discurso de Wilders, quien en su propio cálculo electoralista dejó de reclamar medidas tan explosivas, tachadas de demagógicas, islamófobas e inconstitucionales por sus adversarios, como la prohibición del Corán en los Países Bajos y el cierre de las mezquitas que oficiaban en el país. En el tintero se había quedado también la propuesta euroescéptica radical de abandonar la Unión Europea, el hipotético Nexit, que fuera una de las consignas estrella de la campaña electoral de 2017.

De todas maneras, un bipartito PVV-VVD era insuficiente y para alcanzar la mayoría parlamentaria se requería la adición como mínimo de un tercer socio. Este podía tratarse del Nuevo Contrato Social (NSC) de Pieter Omtzigt, recentísimo partido de ideario democristiano que había sido la sensación electoral al debutar en la Tweede Kamer con una veintena de escaños. Si el PVV había surgido en su momento como una escisión ultraderechista del VVD, el NSC acababa de emanar del viejo CDA, antaño fuerza mayoritaria y ahora solo residual.

Con prontitud, Wilders sufrió el chasco de la negativa del VVD a aceptarle como primer ministro si era que el PVV deseaba contar con ellos para el próximo Gobierno. Más escépticos, el NSC y otro partido emergente, los conservadores populistas agrarios del Movimiento Campesino-Ciudadano (BBB) de Caroline van der Plas, no cerraban la puerta a entrar en el Ejecutivo del PVV, pero a condición también de la autoexclusión de Wilders y de que su partido se comprometiera a no formular ninguna política o discurso que fuera en contra del Estado de derecho o conculcara la Constitución. La suma de PVV, VVD, NSC y BBB daría una confortable mayoría de 88 escaños.

Las discusiones fueron arduas, experimentaron reveses y se prolongaron durante más de medio año, tiempo en el cual intervinieron las figuras designadas, a propuesta de Wilders, de dos exploradores (Gom Van Strien, senador del PVV, y Ronald Plasterk, ex ministro del PvdA), cuatro informadores (el propio Plasterk, el presidente del Consejo Económico y Social Kim Putters, el político confesional calvinista Elbert Dijkgraaf y el funcionario del CDA Richard van Zwol) y un formador (van Zwol). 

Wilders hubo de desdecirse expresamente de sus anteriores tesis de proscribir el Corán y las mezquitas en los Países Bajos, y en marzo de 2024, confrontado a la inflexibilidad de sus interlocutores, se resignó a dejar de reclamar el puesto de primer ministro. Además, vio sucesivamente desechadas sus propuestas de conferir el cargo a Ronald Plasterk (quien fue vetado por el líder del NSC, Pieter Omtzigt), al también laborista Kim Putters y a Marnix van Rij, ex secretario de Estado del CDA (ambos declinaron la invitación).

Últimamente, en mayo de 2024, surgió el nombre del discreto Schoof, quien dos meses atrás había alcanzado la edad para jubilarse pero que había recibido una dispensa del Estado para seguir en la Secretaría General de Justicia y Seguridad por tres años más. A Wilders no le paso desapercibida una entrevista periodística al funcionario publicada tras las elecciones generales y en la que Schoof tuvo palabras sutilmente positivas para su partido. El 16 de mayo el PVV, el VVD, el NSC y el BBB presentaron su acuerdo de coalición, y 12 días después propusieron conjuntamente para primer ministro a Schoof, quien cesó en el acto como secretario general del Ministerio de Justicia y Seguridad.

El 2 de julio, al cumplirse 223 días desde las elecciones (la formación del Gobierno Rutte IV había requerido 300 días entre 2021 y 2022), Schoof prestó juramento ante el rey Guillermo Alejandro. A Schoof le flaqueaban cuatro viceprimeros ministros, uno por cada uno de los partidos integrantes y numerados en orden de peso parlamentario: primera, por el PVV, Fleur Agema, la mano derecha de Wilders y responsable además de la cartera de Salud, Bienestar y Deportes; segunda, por el VVD, Sophie Hermans, asimismo ministra de Política Climática y Crecimiento Verde; tercero, por el NSC, Eddy van Hijum, también ministro de Asuntos Sociales y Empleo; y cuarta, por el BBB, Mona Keijzer, además ministra de Vivienda y Planificación Espacial. 

Si Wilders se había quedado fuera, lo mismo les sucedía por solidaridad a los jefes del VVD, el NSC, y el BBB, respectivamente Yesilgöz (ministra saliente de Justicia y Seguridad), Omtzigt y van der Plas. Otra característica inusual del Gabinete Schoof era que ninguno de sus miembros era diputado: algunos porque, aun con la etiqueta partidaria, presentaban un perfil eminentemente técnico alejado de la política, y otros, los más, porque renunciaron a sus actas en la Tweede Kamer justo antes de tomar posesión de sus cargos en el Ejecutivo. Se trataba, en suma, de un Gobierno extraparlamentario, de acuerdo con la jerga política local.

El PVV disponía de la mayor cuota gubernamental con cinco ministerios, entre ellos el de Economía (para Dirk Beljaarts) y el nuevo de Asilo y Migración (para Marjolein Faber), y cuatro de las 13 secretarías de Estado. El VVD recibió cuatro carteras, entre ellas Finanzas (Eelco Heinen), Defensa (Ruben Brekelmans) y Justicia y Seguridad (David van Weel), el NSC otras cuatro, incluida las de Exteriores (Caspar Veldkamp) e Interior (Judith Uitermark), y el BBB dos ministerios.

 (Cobertura informativa hasta 11/7/2024).

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