Bertie Ahern

Hijo de un militante del IRA que combatió en la guerra de independencia contra los británicos de 1919-1921 y luego en la guerra civil de 1922-1923, se educó en el St. Patrick's National School de Drumcondra, el St. Aidan's Christian Brothers School de Whitehall, el Rathmines College of Commerce y en el Universitary College de Dublín. Durante unos años trabajó como contable en el Hospital Mater antes de dedicarse en exclusiva a la política en las filas del Fianna Fáil (FF, Soldados del Destino en el idioma gaélico), partido fundado por Eamon de Valera en 1926 cuya reclamación de los seis condados del Norte para la República de Irlanda (Éire), que por el acuerdo de partición de 1921 habían quedado en el Reino Unido, le convertían en el abanderado del republicanismo más prístino dentro de una ideología difícil de definir con las etiquetas tradicionales, pudiéndose hablar de un centrismo moderado con acentos populistas. Precisamente, el joven Ahern se ubicaba en el ala intransigente del FF, estrechamente vinculada con el IRA norirlandés.

El 16 de junio de 1977 ganó el mandato de diputado del Dáil Éireann o cámara baja del Parlamento en las elecciones que ganó arrolladoramente el FF y que devolvieron el puesto de primer ministro o taoiseach (jefe, en gaélico) al líder del partido desde 1966, Jack Lynch. En 1979 se hizo con un puesto de concejal en el Consejo Municipal de Dublín, en 1981 fue nombrado portavoz para asuntos de la Juventud del FF y en marzo de 1982, contando con 30 años, el líder del partido y jefe del Ejecutivo desde diciembre de 1979, Charles Haughey, le incluyó en su segundo y efímero Gobierno como ministro de Defensa y ministro de Estado en el Departamento del Taoiseach.

Cuando en diciembre de 1982 el centroderechista Fine Gael (FG) de Garret FitzGerald regresó al poder, Ahern se convirtió en jefe del grupo parlamentario del FF, reafirmándose como uno de los más estrechos colaboradores de Haughey, a su vez exponente del republicanismo más radical. En 1983 ascendió al puesto de vicepresidente del FF y en 1986 ganó la alcaldía de Dublín, pero en marzo de 1987, luego de vencer el FF en las elecciones legislativas, fue llamado por Haughey para dirigir el Ministerio de Trabajo en su nuevo Gobierno. Simultáneamente, pasó a presidir el Comité de Organización del FF.

Haughey tuvo que renunciar el 11 de febrero de 1992 por un escándalo de escuchas telefónicas, pero Ahern siguió en el Ejecutivo como ministro de Finanzas bajo la dirección del nuevo primer ministro, Albert Reynolds. Desde este puesto, Ahern impulsó la disciplina presupuestaria, hizo hincapié en las políticas de competitividad y negoció un aumento de los fondos estructurales de la Comunidad Europea destinados a Irlanda, todo lo cual propició un envidiable crecimiento económico y situó al país en condiciones para entrar en la Unión Económica y Monetaria (UEM). En su época de ministro, Ahern participó en los consejos de administración del FMI, el Banco Mundial, el Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo (BERD) y el Banco Europeo de Inversiones (BEI), el cual presidió de 1991 a 1992. El 17 de noviembre de 1994 Reynolds dimitió al frente del Gobierno y del FF como consecuencia del abandono de la coalición por el Partido Laborista (LP) que entonces dirigía Dick Spring y dos días después Ahern le sustituyó en el último de los puestos.

En las elecciones al Dáil Éireann del 6 de junio de 1997, la alianza del FF y los Demócratas Progresistas (PD, surgidos en 1985 como una escisión modernizadora y liberal del FF, liderados desde 1993 por Mary Harney) superó por la mínima a la coalición encabezada por John Bruton y formada por el democristiano FG, el socialdemócrata LP y la Izquierda Democrática (DL), de manera que el 26 de junio Ahern formó con el PD un gobierno de coalición minoritario al sostenerse en 81 diputados, tres por debajo de la mayoría absoluta.

Al igual que sus inmediatos predecesores, Ahern se desenvolvió como un protagonista activo, más enérgico si cabe, del proceso de paz para Irlanda del Norte. Los republicanos norirlandeses recibieron con agrado su llegada al poder y, en efecto, de entrada Ahern se declaró dispuesto a abogar por el Sinn Féin (SF), brazo político del IRA, y por su líder, Gerry Adams, ante las perspectivas que se abrieron a raíz del anuncio el 19 de julio de 1997 por la organización terrorista de la restauración del alto el fuego de 1994. La aprobación por los irlandeses en referéndum el 22 de mayo de 1998, con el 94% de los votos, del Acuerdo de paz de Viernes Santo, suscrito el 10 de abril anterior y que para la República de Irlanda suponía, como una de las medidas de confianza pactadas, la modificación de los artículos 2 y 3 de la Carta Magna para eliminar la reclamación territorial de los seis condados del Norte, supuso un importante espaldarazo a Ahern, que defendía con vigor la creación de instituciones autónomas en la provincia conforme a los compromisos constitucionales multipartidistas.

Pero Ahern reaccionó con cólera a la masacre de Omagh del 15 de agosto de 1998, cuando una bomba colocada por el IRA Auténtico (RIRA, escisión contraria al proceso de paz) mató a 29 civiles en esta población norirlandesa. Al día siguiente se reunió urgentemente en Belfast con el primer ministro británico, Tony Blair, convocó en sesión de emergencia al Comité de Seguridad Nacional y prometió desmantelar la estructura organizativa de la citada organización terrorista y poner fin a la impunidad de las redes de suministro de armas que operaban desde territorio irlandés, al tiempo que lanzó durísimas acusaciones contra el denominado Comité para la Soberanía de los 32 Condados, organización política legal sospechosa de dar cobertura al RIRA.

En una nueva decisión que certificaba su oposición sin reservas a la violencia republicana, el 19 de agosto siguiente anunció medidas adicionales para reforzar la legislación antiterrorista, como la extensión del período máximo de detención de sospechosos de las 48 a las 72 horas, así como una mayor armonización con la legislación británica. De las excelentes relaciones entre Ahern y Blair dejaron testimonio sus encuentros en Cong el 26 de agosto de 1998, cuando anunciaron un "frente común" contra el terrorismo, y en Dublín el 26 de noviembre del mismo año, que revistió un carácter histórico al ser invitado Blair a hablar ante el Dáil, hecho sin precedentes desde la partición de la isla en 1921. Los vínculos de Ahern con el presidente estadounidense Bill Clinton fueron igualmente cordiales. Así, el mandatario americano visitó Dublín el 4 de septiembre de 1998 y el 17 de marzo de 1999 el taoiseach fue invitado, junto con el resto de líderes irlandeses del Norte y de Éire, a las celebraciones del día de San Patricio en Washington.

En febrero de 1999 Ahern causó sorpresa y consternación en las filas del SF al declarar que el IRA debía iniciar el desarme antes de que el partido de Adams pudiera formar parte del Gobierno autónomo del Ulster, alineándose así con su ministro principal, el unionista David Trimble, quien le expresó su agradecimiento en otro ejemplo de coincidencia de enfoques sin precedentes. En los meses siguientes, Ahern formó una piña con Blair en los esfuerzos para desatascar el proceso de paz ante la firme negativa de los unionistas a admitir al SF en el Gobierno autónomo por el motivo arriba citado. En tal sentido, pidió al republicanismo radical una declaración pública de su compromiso con el desarme, aparte del plan concertado con la Comisión Internacional, que apaciguase los recelos protestantes.

El 16 de noviembre de 1999 el comunicado de Adams en nombre del SF sobre el "total rechazo al uso de la violencia para la consecución de objetivos políticos" resultó suficiente a Trimble para compartir el poder, desde el 2 de diciembre, con el partido nacionalista. La última intervención de Ahern y Blair para rescatar al dificultoso proceso de paz norirlandés de un nuevo naufragio fue el 6 de mayo de 2000, cuando con su visto bueno a un plazo más holgado para el decomiso de los arsenales del IRA (hasta junio de 2001), permitieron el levantamiento de la suspensión de la autonomía y el retorno del SF al Gobierno de Trimble.

Aunque parcialmente eclipsada de puertas afuera por el escenario político norirlandés, la gestión económica del equipo de Ahern se ha evaluado como muy positiva a la luz del espectacular crecimiento del PIB, que no tiene parangón en Europa Occidental y que duplica con creces el promedio de la Unión Europea (UE). En 1998 la economía irlandesa creció el 9%, en 2000 el 10,7% y en 2001 todavía se registró un respetable 6,6%, la tasa más elevada, no ya de la UE, sino de todos los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).

Suelen aducirse como razones de este éxito las subvenciones comunitarias y una agresiva política de rebajas tributarias, que resulta atractiva para los inversores foráneos y que ha levantado no poca controversia por no coordinarse con las políticas fiscales de los demás socios de la UE. La expansión económica ha permitido que el PIB por habitante de Irlanda haya superado los 26.000 dólares, el doble que en 1992 y en la actualidad un valor sólo superado por Luxemburgo, Noruega y Suiza en el conjunto del continente. El país, llamado el tigre céltico por una analogía con el dinamismo económico de los tigres asiáticos, satisfizo sin apuros los criterios de convergencia financiera para acceder a la tercera etapa de la UEM y adoptar el euro como moneda común el 1 de enero de 1999. La creación de empleo también ha evoluciondo positivamente durante el mandato de Ahern; la tasa oficial de paro registrada en 2001, el 3,8%, figuró entre las más bajas de la UE. Lógicamente, sólo la inflación que genera toda economía acelerada no ha sido ejemplar: en 2000 la tasa promedio fue el 5,3%, la más alta de la UE aquel año, y en 2001 el 4,2%, la segunda luego de la holandesa.

Tal como prescribe la Constitución para estos casos, en el referéndum múltiple de mayo de 1998 los irlandeses aprobaron con el 62% de los votos el nuevo Tratado de la Unión Europea (TUE), el de Amsterdam, pero el 7 de junio de 2001 rechazaron con el 53,9% de los sufragios y una abstención del 65,2% el Tratado de Niza firmado por el Consejo de la UE en febrero anterior, que entre otros puntos establece las reformas de las instituciones de la UE para dar acomodo a nuevos estados miembros.

El inesperado no irlandés puso en entredicho todo el proceso de ratificación del Tratado, creándose una situación de bloqueo jurídico similar a la producida por el no danés de 1992 al TUE de Maastricht. Ahern declaró sentirse "profundamente decepcionado" por este resultado y asumió que el Gobierno tenía una responsabilidad por no haber sabido "persuadir a los electores en una decisión tan importante". Los analistas apuntaron como razones de este rechazo el miedo a un drástico recorte de los fondos estructurales, a todas luces inevitable en una UE ampliada a los países de Europa central y oriental, a caer bajo el diktat económico de las instituciones supranacionales como la Comisión y el Banco Central europeos, o a perder el estatus de nación neutral.

En efecto, el SF y Los Verdes plantearon una campaña adversa enfatizando la última eventualidad, con el argumento de que sería la consecuencia de las previsiones en el Tratado sobre la Política Europea de Seguridad y de Defensa (PESD), incluyendo una Fuerza Europea de Intervención a la que Ahern aceptó contribuir en su momento con un millar de hombres. La polémica sobre el particular estaba presente desde que el 1 de diciembre de 1999 Ahern decidiera meter a Irlanda en la Asociación para la Paz de la OTAN (era uno de los últimos países europeos en hacerlo), poniendo fin de hecho a 77 años de estricta neutralidad exterior, si bien entonces el mandatario descartó el ingreso de Irlanda como miembro pleno en la organización atlántica y certificó la opción de la defensa nacional independiente.

En las semanas posteriores, el Gobierno de Ahern llegó a un principio de acuerdo con los socios comunitarios para celebrar en 2002 un nuevo referéndum de ratificación sobre la base de una declaración política de los demás gobiernos o de una enmienda al protocolo del Tratado, en las que se recogerían las objeciones irlandesas a la PESD. Con el atolladero de Niza en fase de encauzamiento y la economía aún en un rumbo bonancible (aunque con síntomas de ralentización), Ahern, a diferencia del nuevo líder del FG, Michael Noonan, hábil para conectar con la gente común con un verbo franco y directo y con su aspecto de hombre sencillo que no le distinguiría del parroquiano habitual de un pub, acudió a las elecciones generales del 17 de mayo de 2002 con la sensación de que el electorado no iba a repetir la contestación expresada en el referéndum del año anterior ni tampoco a penalizarle por los últimos escándalos de corrupción en la clase política, donde sigue rigiendo un componente tradicional de clan.

Con el 41,5% de los votos y 80 escaños, el FF mejoró en 2,2 puntos y tres escaños sus resultados de 1997, con todo un resultado insuficiente como para gobernar en solitario. Ahora bien, puesto que los PD obtuvieron ocho escaños, la coalición saliente se aseguró la mayoría absoluta. Elemento destacado de los comicios fue también la subida de la sección local del SF, que colocó a cinco representantes en el Dáil (tenía uno) y se convirtió en el cuarto partido de la República de Irlanda. El 6 de junio el nuevo Dáil invistió por segunda vez a Ahern con 93 votos contra 68 como el primer taoiseach desde 1948 en completar sin novedad la legislatura de cinco años y también como el primero desde 1969 en dirigir un ejecutivo revalidado en las urnas.

(Nota de edición: esta biografía fue publicada originalmente en 6/2002. Bertie Ahern formó un tercer Gobierno el 14/6/2007 y, tras renunciar al cuarto mandato, entregó el puesto de primer ministro de Irlanda a su compañero del partido y nuevo líder del Fianna Fáil, Brian Cowen, el 7/5/2008).