Beatriz de los Países Bajos
Reina (1980-2013)
El 30 de abril de 2013, tal como había anunciado el 28 de enero anterior, Beatriz de Orange-Nassau puso término a 33 años exactos de reinado en los Países Bajos con la firma del instrumento de abdicación, siguiendo así los pasos dados por su abuela Guillermina en 1948 y su madre Juliana en 1980. Su sucesor es el primogénito y hasta ahora príncipe heredero, Guillermo Alejandro, primer monarca varón en 123 años. En el momento de abdicar, Beatriz, de 75 años, era el undécimo jefe de Estado más veterano del mundo y el quinto monarca europeo que más tiempo llevaba en el trono. Respetada y popular, afable, discreta y acomodada en una postura de equilibrio entre la apertura a la gente y el copete palaciego, la soberana holandesa se caracterizó por sus esfuerzos para preservar a la familia real y a la institución monárquica de las polémicas y escándalos que las zarandearon en los años de reinado de su madre. En la memoria colectiva está su controvertido matrimonio en 1966 con el alemán Claus van Amsberg, luego querido príncipe consorte de los Países Bajos, del que enviudó en 2002.
En 2001, sobreponiéndose a los recelos de parte de la opinión pública, Beatriz anunció el compromiso de su hijo mayor con la argentina Máxima Zorreguieta, en 2004 fallecieron sus dos ancianos padres, la ex reina Juliana y el príncipe Bernardo, en 2009 salió ilesa de un intento de agresión física y en 2012 encajó con entereza el desdichado accidente en la nieve del mediano de sus tres hijos, Friso, quien quedó con daños cerebrales graves y sumido en el coma. Hasta 2012 la reina, no obstante carecer de poder político, mantuvo un papel no meramente simbólico en el funcionamiento de la democracia parlamentaria, pues, además de ratificar con su firma las leyes aprobadas por el Parlamento y los nombramientos y ceses de los miembros del Gabinete, y de reunirse semanalmente con el primer ministro, se involucraba en las discusiones para formar el Gobierno con el nombramiento de la persona encargada de liderar las negociaciones de los partidos. Ahora, Beatriz vuelve a ser lo que ya fue hasta 1980: princesa de los Países Bajos, princesa de Orange-Nassau y princesa de Lippe-Biesterfeld, con tratamiento de Alteza Real.
(Texto actualizado hasta abril 2013)
1. Princesa de los Países Bajos y el polémico matrimonio Claus van Amsberg
2. Tres décadas de sereno reinado
3. Abdicación en 2013 en favor de su hijo Guillermo Alejandro
1. Princesa de los Países Bajos y el polémico matrimonio Claus van Amsberg
Beatriz Guillermina Armgard, desde 2013 nuevamente princesa de los Países Bajos tras 33 años de reinado a los que ha puesto fin su voluntaria abdicación, es la mayor de las cuatro hijas tenidas por Juliana de Orange-Nassau, reina de los Países Bajos entre 1948 y 1980, y su esposo el príncipe consorte Bernardo de Lippe-Biesterfeld. Nacida el 31 de enero 1938 en el Palacio de Soestdijk en Baarn, al norte de Utrecht, y bautizada el 12 de mayo en La Haya, durante la ocupación alemana de Holanda, entre 1940 y 1945, residió con su familia en el Reino Unido y Canadá, país este último donde comenzó la educación elemental.
En estos sombríos años de la guerra, la abuela de la niña, la reina Guillermina, desde Londres, tomó el mando del Gobierno en el exilio y alentó al movimiento de resistencia holandés. Su yerno, el príncipe Bernardo, que poseía el rango militar de general, participó activamente en la guerra como comandante en jefe de las fuerzas holandesas que combatían en los ejércitos aliados y como comandante de ala en escuadrones de cazas y bombarderos de la RAF británica. La princesa Juliana quedó al cargo de sus hijos, además de Beatriz, las princesas Irene, nacida en 1939, y Margarita, nacida en 1943. Posteriormente, en 1947, Beatriz iba a tener una tercera hermana, la princesa Cristina. Una vez concluida la contienda, Beatriz terminó la instrucción primaria en Bilthoven y realizó la secundaria en Baarn. En 1956 emprendió estudios universitarios de corte multidisciplinar en Leiden, donde obtuvo la licenciatura en Derecho en 1961. Para ampliar sus conocimientos de política internacional, la joven realizó cursos específicos y visitó diversas organizaciones europeas e internacionales en Ginebra, Estrasburgo, París y Bruselas.
Desde el 4 de septiembre de 1948, fecha de la abdicación de su abuela (fallecida en 1962) y de la entronización de su madre, Beatriz, a los 10 años, pasó a ocupar la primera posición en la línea sucesoria con los títulos que ya poseía desde el nacimiento, que eran los de princesa de los Países Bajos, princesa de Orange-Nassau y princesa de Lippe-Biesterfeld, con tratamiento de alteza real. El 31 de enero de 1956, al alcanzar la mayoría de edad, fue nombrada miembro del Consejo de Estado y aceptó la presidencia del patronazgo de la Fundación Nacional para la Lucha contra la Poliomelitis, posteriormente denominada Fundación Princesa Beatriz. También trabajó a favor del Fondo Nacional para la Juventud y de la UNICEF.
El 10 de marzo de 1966 la heredera al trono, conocida como la "princesa de la sonrisa", contrajo matrimonio en Ámsterdam con el aristócrata y diplomático alemán Claus (de nombre completo Claus George Willem Otto Frederik Geert) van Amsberg, cuyo nombre de pila, previo a su neerlandización, era Klaus-Georg Wilhelm Otto Friedrich Gerd von Amsberg. El nuevo príncipe de los Países Bajos, nacido en 1926, había pertenecido a las Juventudes Hitlerianas y al final de la Segunda Guerra Mundial había estado movilizado como soldado en el Ejército alemán. No llegó a combatir y poco antes de la capitulación del III Reich en 1945 fue hecho prisionero por los aliados en el frente italiano. Tras la guerra, Claus se había labrado una profesión de diplomático en el Ministerio de Exteriores de la República Federal de Alemania.
El 10 de diciembre de 1965 Claus adoptó la nacionalidad de su prometida, lo que conllevó la adopción de la forma holandesa de su nombre. El matrimonio de la futura reina, aunque autorizado por el Parlamento, fue acogido con opiniones profundamente divergentes en la sociedad holandesa. Los sectores de la población que tenían muy vivo el recuerdo de la ocupación nazi de 1940-1945 y los padecimientos de la guerra expresaron su rechazo a los esponsales con manifestaciones donde se coreaba la consigna ¡Claus raus! (¡Fuera Claus!). El padre de la prometida, el príncipe consorte Bernardo, también era un noble oriundo de Alemania, pero sus méritos de guerra en la lucha contra los nazis hacían inimaginable cualquier suspicacia por sus orígenes germanos. El día de la boda de Beatriz y Claus, grupos radicales arrojaron un bote de humo y pusieron obstáculos al paso del carruaje de los príncipes y su cortejo. Los disturbios deslucieron el magno evento y obligaron a intervenir a la Policía, que practicó detenciones.
Los por el momento príncipes de los Países Bajos tuvieron tres hijos varones. El 27 de abril de 1967 Beatriz alumbró a Guillermo Alejandro (Willem-Alexander Claus George Ferdinand), quien era el primer varón nacido en la línea dinástica de la casa de Orange-Nassau desde 1851. Aquel fue el año de nacimiento del príncipe Alejandro, cuya muerte prematura en 1884, antes que su padre, el rey Guillermo III, había obligado a reformar la legislación sobre la heredad de la Corona, de tipo semi-sálica, para conceder plenos derechos sucesorios al único vástago que le quedaba al monarca, la princesa Guillermina. En 1890 murió el rey Guillermo y su hija Guillermina –hasta 1898 bajo la regencia de su madre, la reina Emma- inició un período monárquico de 123 años de duración en el que las testas coronadas, tres, iban a ser femeninas.
El 25 de septiembre de 1968 vino al mundo Friso (Johan Friso Bernhard Christiaan David) y el 11 de octubre de 1969 le siguió Constantino (Constantijn Christof Frederik Aschwin). Desde el momento del nacimiento, los tres hermanos gozaban de la condición de príncipes de los Países Bajos, príncipes de Orange-Nassau y jonkheer van Amsberg, si bien Guillermo, como primogénito, era el segundo en la línea de sucesión al trono; cuando su madre fuera proclamada reina, él se convertiría en príncipe heredero con el título de príncipe de Orange.
2. Tres décadas de sereno reinado
El 30 de abril de 1980 Juliana abdicó tras 32 años de reinado (la ya ex soberana retomó la condición principesca) y Beatriz fue proclamada reina el mismo día. La sucesión real, cuyos fastos salieron bastante caros al erario público, acontecía en un momento de grave crisis económica y durante la investidura grupos de manifestantes izquierdistas y demandantes de vivienda digna sostuvieron graves enfrentamientos con las fuerzas del orden. En 1981 la reina, el príncipe consorte y sus tres hijos se mudaron del Castillo Drakesteijn, cerca de Baarn, y establecieron su nuevo hogar en el Palacio Huis ten Bosch, un edificio mucho más grande emplazado en una vasta extensión boscosa en las afueras de La Haya.
Con el paso de los años, Beatriz supo convertir su matrimonio con Claus, un príncipe consorte que acabó siendo aceptado y querido por los holandeses por su carácter bondadoso, su trato modesto, su rechazo a las rigideces del protocolo y su implicación en causas sociales, en un factor de reconciliación entre dos pueblos, el holandés y el alemán, que eran vecinos, aliados en la OTAN y socios en la Unión Europea. El príncipe Claus, que arrastraba un largo historial de problemas de salud y trastornos depresivos, falleció en un hospital de Ámsterdam a los 76 años el 6 de octubre de 2002, meses después de ser por primera vez abuelo y de contemplar la boda de su hijo el príncipe heredero, víctima de una neumonía y de la enfermedad de Parkinson.
La ex reina Juliana murió a su vez el 20 de marzo de 2004 a la venerable edad de 94 años en el Palacio real de Soestdijk debido a una infección pulmonar. El príncipe Bernardo falleció al poco de enviudar, el 1 de diciembre del mismo año, con 93 y en un hospital de Utrecht, a consecuencia de un cáncer de pulmón, poniendo término a un intenso recorrido vital donde se daban de la mano los méritos de guerra, las aventuras extraconyugales (tuvo dos hijos varones fuera de su matrimonio con Juliana) y el escándalo de 1976 por su lucrativa mediación en los turbios negocios de la compañía aeronáutica Lockheed.
El 2 de febrero de 2002, tras tres años de noviazgo y al año del anuncio del compromiso oficial, Beatriz asistió gozosa al matrimonio de su hijo mayor con la plebeya Máxima Zorreguieta Cerruti, una ejecutiva bancaria argentina y bautizada en la fe católica que era hija de un ex ministro de la Junta Militar de Argentina, Jorge Zorreguieta. El trasfondo familiar de la próxima princesa de los Países Bajos y princesa de Orange-Nassau suscitó abundantes recelos en la opinión pública y la clase política holandesas, pero la suegra de la novia, con gestos inequívocos, dejo clara su aprobación del real enlace.
El carácter expansivo y jovial de Máxima, cuya naturalidad y simpatía desarmantes terminaron por conquistar a todo el mundo, fueron determinantes para la consolidación de Guillermo como un príncipe heredero respetado y apreciado. El glamour y el calor de los futuros reyes de los Países Bajos confirieron también un lustre fresco a la Casa Real de Orange-Nassau, que con Beatriz a la cabeza, no obstante el enorme respeto de que gozaba la soberana por sus esfuerzos para transmitir una imagen de normalidad libre de polémicas, era percibida en ocasiones como una institución familiar propensa a la gravedad o la frialdad. A Guillermo se le adelantó en la finalización de la soltería y el estreno de la paternidad su hermano menor Constantino. Casado el 19 de mayo de 2001 con Laurentien Brinkhorst, el benjamín de los príncipes de los Países Bajos y de Orange-Nassau dio a Beatriz su primer nieto, una chica, Eloísa (Eloise Beatrix Sophie Laurence) el 8 de junio de 2002. Luego, Constantino y Laurentien tuvieron a Nicolás Casimiro (Claus-Casimir Bernhard Marius) el 21 de marzo de 2004 y a Leonor (Leonore Marie Irene Enrica) el 3 de junio de 2006.
Guillermo y Máxima fueron padres por primera vez el 7 de diciembre de 2003 con el nacimiento de Catalina Amalia (Catharina-Amalia Beatrix Carmen Victoria), segunda en la línea de sucesión tras su padre. Más tarde Máxima dio a luz a Aleja (Alexia Juliana Marcela Laurentien), el 26 de junio de 2005, y a Ariadna (Ariane Wilhelmina Máxima Inés), el 10 de abril de 2007. El 24 de abril de 2004 Friso, trayendo a las mientes los casos de sus padres, de su hermano mayor y de su tía la princesa Irene (quien en 1964 había renunciado a sus derechos dinásticos para poder casarse con el noble español Carlos Hugo de Borbón-Parma, pretendiente carlista al trono de España, cuya fe católica había abrazado), protagonizó un nuevo matrimonio motivo de polémica o de reservas en el seño de los Orange-Nassau.
Su proyecto de nupcias con la activista pro Derechos Humanos Mabel Wisse Smit topó con la oposición del Gobierno y el Parlamento debido a que su pareja había omitido informar sobre su pasada relación –según ella, meramente contextual, sin vínculos íntimos- con el notorio narcotraficante nacional Klaas Bruinsma, asesinado en 1991 en un ajuste de cuentas entre bandas. El príncipe Friso optó por renunciar a sus derechos dinásticos, siendo como era el tercero en el orden sucesorio tras su hermano Guillermo y su recién nacida sobrina Catalina Amalia, para poder celebrar este matrimonio. Posteriormente, Friso y Mabel fueron padres de Luana (Emma Luana Ninette Sophie), el 26 de marzo de 2005, y de Zaria (Joanna Zaria Nicoline Milou), el 18 de junio de 2006. Las tres hijas de Guillermo y Máxima nacieron como princesas de los Países Bajos y princesas de Orange-Nassau, mientras que las cuatro hijas y el hijo de Friso y Constantino recibieron los tratamientos de condesas y conde de Orange Nassau, y jonkvrouwe y jonkheer van Amsberg.
En sus últimos años de reinado, Beatriz sufrió dos graves sobresaltos que la afectaron vivamente en lo personal. El 30 de abril de 2009 un hombre llamado Karst Tate, un agente de seguridad en paro que pasaba por apuros económicos, embistió con su coche contra la multitud que asistía al paso del autobús que llevaba a la reina y a otros miembros de la familia real en Apeldoorn. El atacante pretendía estrellar su vehículo contra el autobús real, pero lo que consiguió fue matarse él y llevarse por delante las vidas de otras ocho personas. Beatriz y sus acompañantes resultaron ilesos, aunque presenciaron el múltiple atropello desde las ventanillas del autobús. Horas después, la conmocionada monarca apareció por la televisión para expresar su desolación y transmitir sus condolencias por la trágica agresión, sin precedentes en 200 años de monarquía holandesa.
La fatalidad no le fue esquiva a la familia real el 17 de febrero de 2012. Aquel día, el príncipe Friso estaba esquiando fuera de pista en Lech, Austria, cuando fue sorprendido por una avalancha de nieve y quedó sepultado. Rescatado con vida, Friso recibió reanimación cardíaca antes de ser ingresado con pronóstico reservado en un hospital de Innsbruck. Días después, los médicos confirmaron que el paciente continuaba en condición estable aunque su estado era crítico, comatoso. La privación de oxígeno en los veinte minutos que el accidentado había permanecido enterrado bajo el alud había provocado tales daños cerebrales que no se sabía si Friso podría recuperar la consciencia algún día, y si lo hacía, en qué condiciones fisiológicas e intelectuales. El 1 de marzo Friso fue transferido a un hospital de Londres. En noviembre, el anuncio de que el hijo de la reina había empezado a mostrar "mínimos" signos de consciencia fue recibido como un rayo de esperanza por su afligida familia.
3. Abdicación en 2013 en favor de su hijo Guillermo Alejandro
El 28 de enero de 2013 Beatriz, materializando una especulación que estaba cobrando fuerza en los últimos tiempos y coincidiendo con el segundo centenario del establecimiento de la monarquía de la dinastía Orange-Nassau, anunció a la nación su decisión de abdicar en favor de su hijo mayor el próximo 30 de abril, fecha en que completaría 33 años de reinado. La veterana monarca, a punto de cumplir los 75 años, tiempo en el que había conocido cinco primeros ministros y 14 gobiernos, seguía así los pasos adoptados por su abuela Guillermina en 1948 y su madre Juliana en 1980. De las diez casas reinantes europeas, ella era el cuarto monarca que más tiempo llevaba en el trono, por detrás de Isabel II de Inglaterra (1952), Margarita II de Dinamarca (1972), Carlos XVI Gustavo de Suecia (1973) y Juan Carlos I de España.
En su escueta alocución televisada, la soberana agradeció a su pueblo “la confianza mostrada en mi labor durante los hermosos años pasados a vuestro servicio" y pidió que recibiera con los brazos abiertos a los futuros reyes, los príncipes Guillermo y Máxima. "La responsabilidad sobre nuestro país debe recaer en las manos de nuevas generaciones", añadió. El mismo día se informó que el sucesor tomaría el nombre regio de Guillermo Alejandro, su mismo nombre civil, en lugar del presumible Guillermo IV, que habría continuado el ordinal de su tatarabuelo. Con la tranquilidad de las sucesiones planificadas de antemano, comenzaron los preparativos de la abdicación-entronización, modalidad de relevo en la jefatura del Estado que estaba adquiriendo la categoría de tradición en Holanda.
La jornada de coronación del 30 de abril de 2013 discurrió conforme al guión establecido. Por la mañana, la reina firmó el instrumento de abdicación en la Cámara del Consejo del Palacio Real de Ámsterdam, con lo que volvió a ser lo que ya había sido hasta 1980: la princesa Beatriz de los Países Bajos, princesa de Orange-Nassau y princesa de Lippe-Biesterfeld, con tratamiento de Alteza Real. A continuación, madre, hijo, nuera y nietas se asomaron al balcón principal del Palacio para recibir las ovaciones de los 25.000 súbditos congregados en la Plaza Dam, tapizada de naranja, el color de la Casa de Orange-Nassau, y salpicada de banderas tricolores nacionales, de franjas roja, blanca y azul, así como de enseñas albicelestes argentinas.
Transcurrido el mediodía, tuvo lugar la ceremonia de investidura real de Guillermo Alejandro, con 46 años recién cumplidos y acompañado de su esposa Máxima, en adelante reina consorte de los Países Bajos, en la Nieuwe Kerk, el principal templo gótico de Ámsterdam, en presencia de más de 2.000 invitados ilustres, entre ellos una treintena de representantes de 19 casas reales, y simultáneamente a una sesión conjunta de las dos cámaras de los Estados Generales o Parlamento. La ex soberana estrenó residencia en un edificio de Utrecht, cerca del Palacio real de Soestdijk, que conocía muy bien al haber vivido en él entre 1963 y 1981: Drakesteijn, diminuto castillo con aspecto de palacete, de planta hexagonal y rodeado por un foso de agua circular salvado por dos puentes. La nuevamente princesa de los Países Bajos iba a disponer para su manutención de una renta anual de 466.000 euros.
Beatriz de los Países Bajos ha sido una asidua practicante de la vela, la hípica, el tenis y el esquí. Entre sus reconocimientos y distinciones merecen destacarse el Toisón de Oro, otorgado por el rey Juan Carlos I de España en 1985, la Orden de la Jarretera, concedida por la reina Isabel II de Inglaterra en 1989, y el prestigioso premio europeo Carlomagno, recogido en 1996 en la ciudad alemana de Aquisgrán por su "contribución a la superación de conflictos y el refuerzo de los lazos de unidad entre los pueblos de Europa". Además, en 2005 fue investida doctora honoris causa por su alma máter, la Universidad de Leiden. Por otro lado, Beatriz ha asistido a numerosas reuniones anuales, sin faltar a ninguna a partir de 2008, del polémico Club Bilderberg, de cuyo Comité Ejecutivo su padre, el príncipe Bernardo, fue presidente fundador entre 1954 y 1975.
(Cobertura informativa hasta 1/5/2013)