Aziz Akhannouch

En Marruecos, tras una década de mayoría islamista, las elecciones generales del 8 de septiembre de 2021 fueron ganadas por el partido liberal-conservador Reagrupación Nacional de Independientes (RNI). Su presidente, Aziz Akhannouch, hasta ahora ministro de Agricultura y Pesca, considerado el empresario más rico de Marruecos y notable muy cercano al rey Mohammed VI, fue designado jefe de Gobierno por el monarca dos días después. Akhannouch tomó posesión al frente de un nuevo Gabinete de coalición el 7 de octubre, luego de romper Argelia (24 de agosto) las relaciones diplomáticas y en vísperas de una peligrosa escalada de tensiones entre estos dos estados vecinos del Magreb. La crisis, que tiene como telón de fondo el viejo conflicto del Sáhara Occidental, ha desembocado en el cierre (1 de noviembre) por el Gobierno argelino del gasoducto Magreb-Europa, del que Marruecos obtenía beneficios por derechos de tránsito.

Otro problema para Rabat es la reciente anulación (29 de septiembre) por el Tribunal General de la Unión Europea de los acuerdos agrícola y pesquero UE-Marruecos, justamente el área gestionada por Akhannouch durante 14 años, en respuesta a los recursos presentado por el Frente Polisario, que en noviembre de 2020 dio por roto el alto el fuego suscrito con Marruecos en 1991. A la vuelta al "estado de guerra" con la República Árabe Saharaui Democrática (RASD) le siguió en diciembre del año pasado un éxito diplomático de Rabat: el anuncio por Estados Unidos de que reconocía la marroquinidad del Sáhara a cambio del establecimiento por el Reino de relaciones diplomáticas con Israel. Por lo demás, en estos momentos colean las repercusiones negativas del grave incidente migratorio-fronterizo en las ciudades de Ceuta y Melilla, forzado con España en mayo de 2021 y que agudizó el deterioro de las relaciones bilaterales a raíz de la admisión en un hospital español del líder de la RASD, Brahim Ghali. Con Alemania, otro socio comercial e inversor de primer orden, Marruecos decidió poner los tratos en cuarentena, también por aspectos sobre su soberanía sobre el territorio en disputa.

Magnate de los negocios metido a tecnócrata del Estado y finalmente a líder de un partido de centro-derecha afín a Palacio, Akhannouch, quien tiene fama de ser muy susceptible a las críticas y que solo ahora accede a dejar la dirección de su holding multisectorial, ha conducido en estos años el Plan Marruecos Verde y el programa Generación Verde 2020-2030, unas estrategias para la modernización del agro marroquí que buscan hacer del sector un motor del desarrollo económico y social, en un país donde las situaciones de pobreza, los bajos salarios y la falta de oportunidades laborales siguen empujando a los jóvenes a emigrar a Europa o, de cuando en cuando, a realizar protestas. La economía marroquí se contrajo un 7,1% en el primer año de la pandemia, pero en el primer semestre de 2021 la recuperación fue muy vigorosa. El relanzamiento económico es paralelo a una briosa campaña de vacunación contra el SARS-CoV-2, con diferencia la más avanzada del continente africano.

El Gabinete Akhannouch, posiblemente el más homogéneo en casi un cuarto de siglo, descansa en una mayoría parlamentaria confortable de 270 representantes sobre 395: 102 del RNI, 87 del Partido de la Autenticidad y la Modernidad (PAM) y 81 del Partido de la Independencia (Istiqlal), justamente las tres formaciones más votadas en los pasados comicios y que comparten credenciales conservadoras. Fuera del Ejecutivo se sitúan el islamista Partido de la Justicia y el Desarrollo (PJD), que conquistó la jefatura del Gobierno en 2011 pero que ahora es una fuerza residual, los socialistas y dos partidos monarquistas conservadores en la línea del RNI, la Unión Constitucional (UC) y el Movimiento Popular (MP). Entre los nuevos ministros, destaca una mujer, Nadia Fettah Alaoui, del RNI, como responsable de Economía y Finanzas.

En virtud de la Constitución de 2011, Akhannouch, que desde el 24 de septiembre ostenta también la alcaldía de Agadir, es un primer ministro provisto de la legitimidad democrática derivada de la obligación para el monarca de nombrar jefe del Gobierno a la persona propuesta por el partido más votado en las elecciones legislativas. Ahora bien, Mohammed VI conserva muy amplios poderes ejecutivos y su supremacía política, además de su autoridad religiosa y su comandancia militar, es indiscutible. El rey, además de presidir el Consejo de Ministros, de poder cesar a sus miembros por propia iniciativa y de disolver el Parlamento también según su criterio vía decreto (dahir), marca las estrategias, toma las grandes decisiones y conduce todo lo relacionado con la política exterior, la seguridad y la defensa. Así, tanto el ministro de Asuntos Exteriores, Nasser Bourita, como el de Interior, Abdelouafi Laftit, dos independientes nombrados en 2017, continúan en sus puestos. Lo mismo que el ministro delegado de la Defensa, Abdellatif Loudiyi, en el cargo desde 2010, y el responsable de Asuntos Islámicos, Ahmed Toufiq, nombrado en 2002: todos ellos rinden cuentas directamente al trono. No obstante las mayorías parlamentarias cambiantes, los gobiernos marroquíes presentan siempre un fuerte elemento de continuidad.


(Texto actualizado hasta noviembre 2021)


El decimoséptimo primer ministro desde la proclamación del Reino de Marruecos en 1957 completó la educación secundaria en Casablanca y luego estudió administración de empresas en la canadiense Universidad de Sherbrooke. Desde mediados de la década de los noventa, Aziz Akhannouch se dedicó a engrandecer la próspera sociedad de inversiones creada por su padre Ahmed, el Grupo Akwa, siendo Akwa un acrónimo formado con los apellidos de las familias Akhannouch y Wakrim.

Partiendo de su potente posición en el sector energético-industrial marroquí, con líneas de negocio en los lubricantes, la distribución de combustibles y la producción de gas y oxígeno licuados, el holding, dirigido por Akhannouch y sus parientes, expandió sus intereses a las telecomunicaciones, la prensa escrita, la promoción inmobiliaria y el turismo, adquiriendo de paso una dimensión internacional. Akhannouch se casó con Salwa Idrissi, heredera multimillonaria al igual que él y fundadora del Grupo Aksal, líder nacional en la venta de artículos de lujo, los grandes almacenes y los centros comerciales. Retratada como una de las mujeres de negocios más influyentes de África, Idrissi es llamada a veces por medios locales la "reina de las franquicias" de las marcas de moda y cosméticos en Marruecos. Forbes ha publicado de ella tanto como de su esposo, poseedor según la revista de un capital estimado en 2.000 millones de dólares. Esta fortuna convertiría a Akhannouch en el segundo hombre más rico de Marruecos, por detrás del rey Mohammed VI, y el duodécimo de África.

ENTRE LOS NEGOCIOS PRIVADOS Y LA ALTA POLÍTICALa exitosa diversificación de Akwa, que en 1999 empezó a cotizar en bolsa a través de las firmas del grupo que más facturaban, Afriquia Gaz y Maghreb Oxygène, fue paralela a la introducción de su director ejecutivo en los ambientes políticos y palaciegos del Reino, ya frecuentados por su padre, Ahmed Ouldhadj Akhannouch. A finales de los años noventa el joven magnate empresarial formó parte del conocido como G14, un grupo de expertos y asesores económicos nombrado por el rey Hasan II. En 2003, reinando ya Mohammed VI y sin descargo de sus responsabilidades corporativas en el Grupo Akwa, Akhannouch fue nombrado presidente del Consejo Regional de Souss-Massa-Drâa, ente administrativo territorial en la parte central del país y con capital en Agadir, existente hasta la reorganización de las regiones en 2015.

Akhannouch era próximo al RNI, una agrupación pro libre mercado íntimamente vinculada al Makhzen, el entramado tradicional de cortesanos, terratenientes, jefes tribales, mandos militares y altos funcionarios que rodeaba al monarca y ejercía un poder considerable, si no determinante, al margen de las instituciones (Gobierno, Parlamento) constitucionalmente definidas. Partido de élites y de tecnócratas, y con el tiempo preocupado porque se le identificara con los cambios progresistas y las reformas democráticas, el RNI había sido fundado en 1978 por Ahmed Osman, primer ministro en aquella época, caracterizada por la fuerte represión de los movimientos opositores, y cuñado de Hasan II, a partir del nutrido grupo de diputados independientes elegidos en los comicios de 1977. El RNI había gozado del auspicio de Driss Basri, el poderoso y temido ministro del Interior, hasta que este fue destituido por Mohammed VI nada mas llegar al trono en 1999.

Integrante de la coalición oficialista Wifaq Watani (Entente Nacional) junto con otras dos formaciones del centro-derecha liberal afines a Palacio, la Unión Constitucional (UC) y el Movimiento Popular (MP), desde 1993 el RNI de Osman rivalizó por el primer puesto en la Cámara de Representantes con la Unión Socialista de Fuerzas Populares (USFP) y el nacionalista conservador Partido Istiqlal (PI), ambos del bloque opositor Koutla, en una competición a la que en 2002 se sumó el pujante Partido de la Justicia y el Desarrollo (PJD), de confesión islamista. A partir de 1998 el RNI participó con ministros en los gobiernos de coalición encabezados por el socialista Abderrahman El Youssoufi y luego, desde 2002, por el independiente Driss Jettou.

El salto de Akhannouch al Ejecutivo marroquí llegó tras las elecciones legislativas del 7 de septiembre de 2007, ganadas por el Istiqlal con una exigua mayoría simple y en las que el RNI quedó en una discreta cuarta posición, por detrás del PJD y el MP, con 39 diputados. Para entonces, el presidente del partido era Mustapha Mansouri, elegido por un congreso orgánico en mayo anterior de resultas de la defenestración del veterano Osman en una revuelta interna. El 19 de septiembre el rey nombró primer ministro al líder del Istiqlal, Abbas El Fassi, quien reclutó a Akhannouch para el Gabinete -de coalición con el RNI y el MP más los dos aliados en la Koutla, la USFP y el Partido del Progreso y el Socialismo (PPS)- dándole una cartera de calado, la de Agricultura y Pesca Marítima. Akhannouch sucedía en el Ministerio a Mohand Laenser, el secretario general del MP. En cuanto a Mansouri, hasta la fecha ministro de Empleo y Formación Profesional, fue investido presidente de la Cámara de Representantes.

El Gobierno El Fassi fue inaugurado el 15 de octubre y para Akhannouch, que solo ahora se hizo miembro formal del RNI, dio comienzo una dilatada etapa ministerial de 14 años en la que tuvo a su cargo los principales sectores productivos afectados por la liberalización comercial y el desarme arancelario establecidos con la UE en virtud del Acuerdo Euro-Mediterráneo de Asociación, firmado en 1996, vigente desde 2000 y ampliado en 2012. Más tarde, en 2013, comenzarían las negociaciones con Bruselas de cara a un Área de Libre Comercio Profunda y Completa (DCFTA). Los productos agropecuarios de Marruecos, gran exportador de cítricos, verduras y pescado procesado, estaban incluidos también en el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos (USMFTA), firmado en 2004 y en vigor desde 2006, a la sazón el primer instrumento bilateral de esta naturaleza entre la superpotencia americana y un país africano. Para un futuro quedaban otros tratados de libre comercio, tanto bilaterales (con Canadá) como multilaterales (con el MERCOSUR), amén del ambicioso proyecto del Área de Libre Comercio Continental Africana (AfCFTA), unido al interés de Marruecos en ingresar en la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (CEDEAO). Desde 2008 Akhannouch estuvo también concentrado en su ambicioso Plan Marruecos Verde (PMV), una estrategia nacional para hacer del sector agropecuario un motor del desarrollo económico y social.

Akhannouch continuó en el primer Gobierno formado en enero de 2012 por el islamista Abdelilah Benkiran como resultado de la victoria de su partido, el PJD, en las elecciones de noviembre de 2011. En aquellas votaciones, que debían poner broche a los cambios constitucionales impulsados por Palacio para calmar las demandas populares de reformas políticas y apertura democrática en el contexto de la Primavera Árabe, el RNI, desde enero de 2010 presidido por Salaheddine Mezouar, ministro de Economía y Finanzas, vio mejorada su posición con una ganancia de 13 escaños, hasta los 52. Toda vez que su partido quedó excluido de la coalición (PJD-PI-MP-PPS) forjada por Benkiran, Akhannouch figuraba en el Gabinete a título de independiente. Posteriormente, en octubre de 2013, el RNI retornó al Gobierno como sustituto del PI, retirado en julio. Entonces, Mezouar fue nombrado ministro de Asuntos Exteriores.

Las elecciones legislativas del 7 de octubre de 2016, nuevamente ganadas por el PJD y con una destacada subida de votos, fueron malas para el RNI, que perdió 15 escaños, cayendo otra vez a la cuarta posición en la Cámara. El RNI, al igual que la UC y el MP, perdió espacio ante el ascenso del Partido de la Autenticidad y la Modernidad (PAM) de Ilyas El Omari, una formación sin ideología clara y percibida básicamente como un instrumento de servicio por y para la monarquía. El liderazgo de Salaheddine Mezouar quedó irremisiblemente tocado y el 12 de octubre Akhannouch, remozando su imagen de tecnócrata centrado en la transformación estructural del agro marroquí, fue designado presidente del RNI por el Buró Político del partido. El nuevo liderazgo fue confirmado por el Congreso Extraordinario que el RNI celebró el 28 de octubre en Bouznika. Akhannouch se impuso con 1.707 votos, mientras que su único rival, Rachid Sassi, solo recibió 98.

A continuación, Akhannouch jugó un papel determinante en el fracaso de los esfuerzos de Benkiran por constituir el que iba a ser su tercer Gobierno, Así, el nuevo jefe del RNI condicionó su permanencia en el Ejecutivo a que se excluyera del mismo al Istiqlal de Nizar Baraka, tercera fuerza parlamentaria, y a que a cambio se incluyera a la UC de Mohammed Sajid y a la USFP de Driss Lachgar. En marzo de 2017, ante la situación de bloqueo, el rey Mohammed VI cesó a Benkiran y designó en su lugar al número dos del PJD, Saâdeddin El Othmani. Akhannouch vio confirmada su cartera en los Gabinetes primero (sexpartito, desde abril de 2017) y segundo (pentapartito, desde octubre de 2019) de El Othmani. Últimamente, su ministerio se denominó de Agricultura, Pesca Marítima, Desarrollo Rural, Agua y Bosques.

En la primavera de 2018 Akhannouch se vio arrastrado a la polémica por el boicot, alentado desde las redes sociales de Internet, contra la adquisición de tres productos básicos, leche de la marca Centrale Danone, aguas minerales Sidi Ali y combustibles de las gasolineras Afriquia, la joya de la corona del Grupo Akwa, cuyas acciones sufrieron pérdidas en la Bolsa de Casablanca. El boicot comercial, inserto en un movimiento difuso de protestas por la carestía de la vida, tuvo un seguimiento muy acusado en la calle, derivando la situación en un acalorado debate público sobre un posible móvil político, y no meramente social, de la campaña, para hundir la carrera del creso empresario en el Ejecutivo marroquí. La campaña anónima de boicot llamó de paso la atención sobre el conflicto de intereses en que incurría Akhannouch, pues el magnate, desde su ingreso en el Gobierno, seguía controlando directamente sus negocios corporativos generadores de grandes beneficios. Y más desde que el Gabinete Benkiran liberalizara los precios de los carburantes en enero de 2015, cuando culminó el desmantelamiento gradual de las subvenciones con cargo a la Caja de Compensación.

En agosto de 2018 el rey, haciendo uso de sus extensas prerrogativas, destituyó al ministro de Economía y Finanzas del RNI, Mohammed Boussaïd, en el cargo desde 2013. El despido fue visto por algunos como un indicio de la pérdida de apoyo del monarca a Akhannouch, de todos conocido como un amigo personal. Sin embargo, a Boussaïd le tomó el relevo otro miembro del RNI, Mohammed Benchaâboun. No solo eso: Akhannouch siguió llevando el Ministerio de Agricultura y en febrero de 2020 Mohammed VI le confió la ejecución de Generación Verde, la estrategia de desarrollo agrícola del Reino hasta 2030 y que era una continuación del PMV.

(Cobertura informativa hasta febrero 2020)