Ali Bongo Ondimba
Presidente de la República (2009-2023)
Nota de actualización: esta biografía fue publicada el 16/11/2009. Ali Bongo Ondimba, presidente de Gabón desde 2009, fue reelegido para un segundo mandato de siete años en las votaciones del 27/8/2016; las autoridades le adjudicaron un 49,8% de los sufragios frente al 48,2% de su principal competidor de la oposición, Jean Ping de la UFC. Estas elecciones, celebradas en un clima de violencia e intimidación, concitaron denuncias de fraude, malas calificaciones internacionales y una fuerte protesta social que dejó al menos 5 muertos.
El 7/1/2019 el Gobierno sofocó un intento de golpe militar. Bongo, tras superar una secuencia de percances de salud y obtener una enmienda constitucional a su medida, volvió a presentarse para obtener un tercer mandato, de cinco años esta vez, en las elecciones del 26/8/2023. Su nueva victoria con el 64.2% de los votos fue denunciada como fraudulenta por el candidato opositor Albert Ondo Ossa, de Alternancia 2023.
El 30/8, minutos después de anunciarse los resultados oficiales, Bongo fue derrocado en un golpe de Estado militar encabezado por el general Brice Clotaire Oligui Nguema. Los golpistas anunciaron la anulación de las elecciones, la disolución de las instituciones republicanas y la formación de una junta denominada Comité para la Transición y la Restauración de las Instituciones (CTRI) y encabezada por Oligui Nguema, quien el 4/9 se hizo proclamar presidente de la República de transición. Dos días después, Bongo vio levantado su arresto domiciliario y recobró la liberad de movimientos. El 7/3/2024 fue destituido como presidente del Partido Democrático Gabonés (PDG) y el 19/9 siguiente anunció su retirada de la vida política.
Siguiendo los pasos de Congo-Kinshasa y Togo, Gabón se sumó en octubre de 2009 al fenómeno de las repúblicas hereditarias o dinastías republicanas con la instalación en la Presidencia de Ali Bongo Ondimba, vencedor impugnado en las elecciones pluralistas de agosto e hijo del poco antes fallecido Omar Bongo Ondimba, quien durante más de cuatro décadas rigiera dictatorialmente el Estado africano occidental.
Investido de un mandato de siete años y continuador de una tradición política conservadora y estrechamente francófila, Bongo, hasta ahora ministro de Defensa, toma las riendas de un país exportador de petróleo sumido en la corrupción y la pobreza. Males generalizados que el nuevo dirigente ha prometido combatir pese a que su familia ha sido la principal instigadora y responsable de los mismos desde el lejano 1967.
El mayor de los hijos varones de Omar Bongo Ondimba, presidente de Gabón desde 1967 hasta su muerte en 2009, vino al mundo a principios de 1959 en la vecina Brazzaville, en el Congo Francés, con el nombre de pila de Alain-Bernard. El padre, portando su nombre francófono de nacimiento, Albert-Bernard —que seguiría usando otros 14 años—, se ganaba la vida como soldado del Ejército galo destinado en acuartelamientos del África Ecuatorial Francesa. La madre, Marie Joséphine Kama, era una paisana gabonesa y miembro también de la tribu bantú bateké.
Dotada de un talento innato para el canto, Kama concibió a su hijo a la tempranísima edad de 15 años y fuera del matrimonio, ya que la pareja se casó ocho meses después del alumbramiento de su primer retoño, al que iba a seguir una chica, Albertine Amissa. Alain-Bernard tenía una hermanastra tres años mayor, Pascaline Mferri, que era el fruto de una relación anterior de Bongo con una mujer llamada Louise Mouyabi Moukala.
En 1960, antes de cumplir los dos años, el niño fue llevado por sus padres a Gabón, donde Bongo, justo después de acceder el país a la independencia, emprendió una vertiginosa carrera administrativa y política que de inmediato le colocó bajo el patrocinio del presidente de la República, Léon M'ba, y que en pocos años le conduciría hasta la jefatura del joven Estado. Bongo se convirtió sucesivamente en director del Gabinete, encargado de la Defensa, ministro de Información, vicepresidente del Gobierno, vicepresidente de la República y finalmente, tras la muerte de M'ba en noviembre de 1967, y con sólo 31 años, en presidente de la República.
El adiestramiento político de un vástago presidencial
Mientras su padre cimentaba su régimen autocrático con los instrumentos del partido único (el Democrático Gabonés, PDG), la reelección ritual en las urnas cada seis años, la represión o soborno de la débil oposición doméstica, las relaciones privilegiadas y lucrativas con Francia, y un modelo económico bastante pragmático que daba facilidades a las inversiones foráneas y diversificaba las relaciones comerciales con la mirada puesta en la riqueza petrolera que atesoraba país, el joven Alain-Bernard recibió la educación escolar en Francia, la primaria en una escuela protestante de la región montañosa de Cévennes y la secundaria en el colegio y liceo católico Notre-Dame de Sainte-Croix, en la periferia de París.
En 1977, por la época en que inició estudios de Derecho en la Universidad de la Sorbona, el vástago del presidente gabonés, con el nombre artístico de Alain Bongo, plasmó su entusiasmo por las músicas soul y funk grabando un disco titulado A Brand New Man, trabajo que fue producido por el mánager de la estrella del género James Brown. La experiencia comercial no se repitió, pero Bongo júnior mantuvo intacta su pasión por la composición e interpretación musical, vocal o instrumental, actividades que su madre, cantante vocacional, no hizo sino estimular.
En 1981, una vez terminada su formación jurídica (según algunos medios, obtuvo un diplôme de docteur en Derecho, aunque su página personal en Internet, curiosamente, no menciona esta titulación), el veinteañero regresó a Gabón y se dio de alta en el PDG, militancia que le convirtió en una persona pública. En marzo de 1983, con ocasión del III Congreso Extraordinario del PDG, fue elegido miembro del Comité Central y en 1984 tomó asiento en el Buró Político en calidad de representante personal de su padre, que además de la República presidía el partido.
En septiembre de 1986 el III Congreso Ordinario oficializó esta pertenencia al supremo órgano de la formación que detentaba el monopolio político en el país africano. Dicho sea de paso, aquel año, los padres de Bongo se divorciaron. Joséphine Kama, tras haber sido una influyente primera dama, se embarcó en una exitosa carrera musical con el nombre artístico de Patience Dabany, que paseó entre Gabón y Estados Unidos.
En 1987 Bongo confirió a su hijo el rol de alto representante personal, nombramiento que prefiguró una mayor asunción de responsabilidades en la política del Estado. Siguiendo el ejemplo de su progenitor, que en 1973 se había convertido al Islam y había adoptado el nombre de Omar, Bongo júnior renunció a la fe cristiana y pasó a llamarse Ali Ben; en 2003 Omar iba a tomar Ondimba como segundo apellido y sus hijos pasarían a apellidarse automáticamente Bongo Ondimba.
En 1989, recién estrenada la treintena y en una promoción que acentuó la imagen de nepotismo del régimen, Ali Ben Bongo fue introducido en el Gabinete que encabezaba el primer ministro Léon Mébiame Mba como titular de Asuntos Exteriores, Cooperación y Francofonía; tomaba el relevo a un primo carnal, Martin Bongo, quien venía dirigiendo el Ministerio desde 1976.
Ali Bongo vio confirmado su ministerio en mayo de 1990, cuando el independiente Casimir Oyé-Mba fue nombrado por el presidente primer ministro de un Gobierno aperturista con la misión de organizar unas elecciones legislativas de listas múltiples y elaborar un anteproyecto constitucional, dentro de la transición democrática inaugurada por Omar Bongo de común acuerdo con París, el gran protector, proveedor y cliente de Libreville.
En esos momentos, a Ali se le ubicaba en el ala reformista del PDG, aunque las divergencias políticas en el seno del partido que dejó de ser único para aspirar a ser hegemónico siempre quedaban diluidas tras la férula incontestable del presidente, quien se las arregló para perpetuarse en el poder tras la fachada de una democracia meramente formal, en la que las elecciones se amañaban sin rebozo y las voces disidentes, más que con acciones de fuerza, se silenciaban con prebendas y dinero.
En este sentido, el nuevo marco electoral y multipartidista no alteró un ápice la naturaleza eminentemente endogámica y corrupta del régimen —por otro lado, uno de los más estables del continente—, donde Bongo sénior, su clan de familiares y allegados, y sus lugartenientes del partido y el Gobierno manejaban la renta petrolera y las generosas dádivas del Gobierno francés con patrimonialista prodigalidad. Esos mismos recursos, concentrados abusivamente en la élite dirigente, no terminaban de impulsar el desarrollo humano de un país donde la pobreza y el desempleo seguían campando a sus anchas. El disfrute por el hijo del presidente de los privilegios suntuarios estaba fuera de toda duda, pero su participación en la expansión de este entramado de enriquecimiento reservado a unos pocos no parecía muy relevante.
El ministro de Exteriores ganó su primer mandato representativo, por la provincia de Haut-Ogooué, el terruño y bastión regional de la familia, en las elecciones de septiembre y octubre de 1990 a la Asamblea Nacional, primeras pluralistas desde 1967, que otorgaron al PDG una corta mayoría absoluta. Poco después, en marzo de 1991, entró en vigor la nueva Constitución. Uno de sus artículos establecía que los ministros del Gobierno no podían tener menos de 35 años; esto afectaba a Bongo, que en junio hubo de marcharse del Gabinete. Entonces, el presidente entregó la cartera diplomática a su primogénita, Pascaline.
Hasta el final de los años noventa, desde su escaño parlamentario, Ali Bongo permaneció en un discreto segundo plano, situación que chocó con la vivida en la década precedente, cuando su acusada juventud no había sido óbice para realizar unos ascensos que parecían prenunciar una condición de heredero político. Ahora, era su hermanastra la que atraía todas las miradas. En febrero de 1992, el hijo del presidente cautivó brevemente la atención de los gaboneses como el organizador, gracias a sus contactos en el mundo de la música, de una tumultuosa gira promocional por tierras africanas del cantante estadounidense Michael Jackson, para el que hizo de cicerone.
Mientras su carrera política permanecía estancada, la vida sentimental de Bongo experimentó importantes novedades. En 1994 el diputado se casó con la ciudadana estadounidense Inge Collins, una afroamericana y musulmana a la que había conocido en Los Ángeles en la década anterior. El matrimonio no funcionó y los cónyuges terminaron divorciándose, aunque ella, hasta el día de hoy, ha insistido en que sólo hubo separación y no nulidad, por lo que sigue considerándose la señora de Bongo. Años después, el político contrajo segundas nupcias con la empresaria Sylvia Ajma Valentin, francesa de nacimiento aunque nacionalizada gabonesa, que le dio tres hijos, Malika, Noureddin y Jalil; la pareja iba a adoptar otro niño, Bilal, en 2002.
Para entonces, su padre ya llevaba doce años disfrutando de su segundo matrimonio también, el contraído con Edith Lucie Sassou Nguesso, quien era hija de Denis Sassou Nguesso, el presidente del vecino Congo-Brazzaville. Edith Bongo concibió con su esposo dos hijos, que se encontraron con un hermanastro que les sacaba más de 30 años. En 1993 la familia se vistió de luto por la muerte de Albertine Amissa, la hermana menor de Ali, a la temprana edad de 29 años.
Reelegido en su escaño en los comicios del 15 y el 29 de diciembre de 1996, Bongo estuvo de vuelta en el Gobierno como ministro de Defensa Nacional el 25 de enero de 1999. La asunción se produjo días después de inaugurar su padre su sexto y, según aseguró entonces, último mandato presidencial, de acuerdo con los resultados de las elecciones celebradas en diciembre anterior, que estuvieron rodeadas de las ya tradicionales denuncias de fraude por parte de los candidatos derrotados de la oposición.
Confiando a su hijo tan importante cartera en el Gabinete que pasó a encabezar un hombre de su camarilla, Jean-François Ntoutoume-Emane, Bongo daba a entender que tenía en mente algún tipo de escenario sucesorio y que no iba a permitir que nada ni nadie pusiera en peligro el guión establecido. Si Ali parecía encontrarse en una inmejorable posición para aspirar a los más altos honores, Pascaline, ahora directora del Gabinete Presidencial, no le iría a la zaga.
Encargado de impartir instrucciones a uno de los Ejércitos más obedientes al poder civil en esta parte del mundo, a Bongo hijo le quedó tiempo de sobra para consolidar su posición política de cara al futuro, aunque sus ambiciones no eran expresas y el régimen del que era miembro hacía gala de una gran reserva en torno a la cuestión sucesoria.
Bongo padre, convertido en el dictador más duradero de África, nunca se había pronunciado sobre ese tema. Pero éste adquirió un relieve especial a raíz de la reforma constitucional de julio de 2003, que suprimió la limitación de los mandatos presidenciales a dos (el pacto constitucional de 1990 había puesto el contador electoral de Bongo a cero, de manera que el presidente pudo presentarse a la reelección en 1993 y 1998) y facultó a Bongo para optar a la reelección las veces que quisiera, convirtiéndose de hecho en un presidente vitalicio.
Impermeable a los vaivenes de la producción petrolera, las dificultades financieras, las protestas de la oposición y las primeras críticas abiertas de los países occidentales al despilfarro y la corrupción de su régimen, el 27 de noviembre de 2005 Bongo conquistó un mandato adicional de siete años con un aplastante 79,2% de los votos. Acto seguido, el presidente negó que existiera un "delfín" y agregó que en 2012, "si Dios me sigue dando fuerzas", él sería candidato de nuevo.
Desde 1999, la trayectoria política del hijo, apodado Baby Zeus desde la infancia, fue ganando relieve. Reelegido en su escaño en las legislativas del 9 y el 23 de diciembre de 2001, en el VIII Congreso Ordinario del PDG, celebrado los días 19 y 20 de julio de 2003, fue elevado a una de las vicepresidencias del partido. Durante las presidenciales de 2005 realizó labores de coordinador en la campaña de su padre y el 21 de enero de 2006 reforzó su posición gubernamental adquiriendo el rango de ministro de Estado para la Defensa. Tras los comicios del 17 de diciembre de 2006 inició otra legislatura en representación de Haut-Ogooué y en el IX Congreso Ordinario del PDG, del 19 al 21 de septiembre de 2008, fue reelegido vicepresidente.
Una sucesión electoral contestada
En 2009, una embarazosa investigación de la justicia gala, que admitió a trámite la querella interpuesta por unas ONG que venían denunciando la comisión por el mandamás gabonés y sus asociados de delitos económico a gran escala, preludió el ocaso vital de Bongo, considerado uno de los gobernantes más cresos del planeta. El cáncer intestinal que padecía y que hasta ahora se había mantenido en secreto le obligó a traspasar sus funciones presidenciales al vicepresidente Divungi Di Ndinge el 6 de mayo. Hospitalizado de urgencia en una clínica de Barcelona, quien por entonces era ya el presidente de república más veterano del mundo falleció en la ciudad española el 8 de junio a los 73 años de edad.
Desde el primer momento, Ali Bongo, ensombreciendo a su hermana Pascaline, pareció llevar la pauta de la transición política abierta por el deceso del padre, imponiéndose sobre el escenario de inestabilidad o de forcejeos internos con el que algunos observadores estaban especulando. El mismo día 8, ya de noche, el ministro de Defensa se dirigió a sus compatriotas por la televisión para hacer un "llamamiento a la calma, a la serenidad de los corazones y al recogimiento, a fin de preservar la unidad y la paz tan queridas por nuestro difunto padre, Omar Bongo Ondimba".
Las previsiones constitucionales se pusieron en marcha y el 9 de junio el Tribunal Constitucional declaró vacante la Presidencia de la República y dio luz verde a la asunción de la oficina con carácter interino por la titular del Senado, Rose Francine Rogombé, miembro del PDG. En la jornada siguiente, Rogombé prestó juramento del cargo con la misión de convocar en el plazo de 45 días unas elecciones presidenciales a las que por el momento no se sabía quién iba a presentarse en nombre del PDG. Lo cierto era que el vacío de poder, con Rogombé al frente del Ejecutivo y Bongo al frente del partido y el instituto armado, estaba provisionalmente subsanado. El nuevo orden de cosas se mantenía dentro de la ley.
El ministro llevó la batuta de los solemnes funerales de Estado, oficiados el 16 de junio en Libreville. Allí, ante la nutrida representación de autoridades francesas y africanas, Bongo pronunció el elogio fúnebre a la memoria de su padre con estas palabras: "Nosotros, tus hijos, tu familia, asumimos el solemne compromiso de mantener viva, con la ayuda de nuestros queridos ciudadanos, la sagrada llama de la armonía familiar, la concordia republicana y la unidad nacional".
Bongo fue uno de los diez miembros del PDG que presentó su aspiración a la candidatura del partido para las elecciones presidenciales, que finalmente iban a celebrarse el 30 de agosto. Aunque parecía improbable que el PDG no se decantara por su vicepresidente, los comentaristas llamaron la atención sobre el hecho de que Bongo, identificado con la cultura occidental en sus aspectos más lúdicos —su afición a la música moderna—, no era un personaje especialmente popular entre la vieja guardia y las bases tradicionales del partido, donde muchos le miraban con distancia e incomprensión. Pero existía la sensación de que la voluntad del presidente difunto, nunca comunicada, había sido que su hijo mayor le sucediera.
El 16 de julio, el vicesecretario general del partido, Angel Ondo, anunció que el Buró Político había elegido a Bongo "por consenso". Tres días después, la selección fue endosada a un Congreso extraordinario. Una vez proclamado por los congresistas, Bongo se declaró ante los presentes "consciente de las legítimas preocupaciones del pueblo", y se comprometió a "redistribuir los frutos del crecimiento económico", a "luchar contra todas las formas de corrupción y fraude", a "restaurar el orden en la conducción de los asuntos de la nación" y a "restaurar los valores de la unidad, el trabajo y la justicia". El secretario general, Faustin Boukoubi, describió al nominado como "el candidato más dinámico, el más proclive a los cambios útiles".
Entre los pretendientes desechados por la cúpula del PDG figuraban el primer ministro saliente, Jean Eyeghe Ndong, también vicepresidente del partido, el ex primer ministro Casimir Oyé-Mba y Daniel Ona Ondo, vicepresidente primero de la Asamblea Nacional. Ndong había dimitido el 15 de julio y con él, Bongo y los demás miembros del Gabinete. El 22 de julio, sin embargo, Bongo fue confirmado en el puesto por el primer ministro nombrado por Rogombé el día 17, Paul Biyoghé Mba.
Presionada por las furibundas protestas de los candidatos de la oposición, que exigían una igualdad de condiciones electorales como mínimo en las formas, la presidenta Rogombé requirió a Bongo que se desprendiera de sus funciones ministeriales cuando la campaña arrancase el 15 de agosto; llegado ese día, el ministro del Interior, Jean-François Ndongou, tomó a su cargo el Ministerio de Defensa con carácter interino.
Bongo desarrolló una campaña triunfalista, apoyado en la poderosa maquinaria electoral heredada del padre. Afable y relajado, encandiló a las huestes del PDG con sus habilidades para cantar, bailar y rapear sobre el escenario, rodeado de artistas jóvenes, temas de funk y hip-hop con sabor africano, puesta en escena que contradijo su fama de hombre taciturno y más bien tímido. Sus posibilidades en las urnas fueron mayores desde el momento en que la oposición, la vieja y la nueva, completamente atomizada, se mostró incapaz de presentar un candidato unitario.
La única iniciativa en esa dirección fue la definición de André Mba Obame, ministro del Interior hasta julio y que concurría como independiente, como el candidato de consenso de un colectivo político integrado por el dimitido primer ministro Ndong, el sacerdote católico Paul M’ba Abessole (candidato presidencial en 1993 y 1998, y líder del Reagrupamiento Nacional de Leñadores-Reagrupamiento por Gabón, RNB-RPG), Mehdi Teale, Claudine Ayo Assayi y Jean Ntoutoume Ngoua, todos los cuales renunciaron a sus propias postulaciones en favor del antiguo miembro del PDG.
Sin embargo, todavía así, Bongo se encontró con 17 contrincantes, los más destacados de los cuales eran, además de Obame, Pierre Mamboundou, de la Unión del Pueblo Gabonés (UPG) —y uno de los pocos candidatos que no tenía lazos con la familia Bongo—, Zacharie Myboto, de la Unión Gabonesa para la Democracia y el Desarrollo (UGDD), y el primer ministro de la transición, Oyé-Mba, quien se inscribió como independiente pero que se retiró de la contienda el mismo día de las elecciones.
La confusión postelectoral comenzó a las pocas horas de cerrarse las urnas, al cabo de una jornada que no registró incidentes reseñables y que fue alabada por el equipo electoral francés. El 31 de agosto, sin aportar ningún dato oficial que le avalara, Bongo se autoproclamó vencedor; al punto, Obame y Mamboundou reivindicaron la victoria para sí.
El 3 de septiembre, tras una tensa demora, la Comisión Electoral publicó los resultados del escrutinio: Bongo era el ganador con el 41,7% de los votos, seguido por Obame con el 25,9% y Mamboundou con el 25,2%. El presidente de la Comisión reconoció que el censo electoral estaba inflado y manifestó su preocupación porque Bongo fuera proclamado presidente sin disipar las dudas sobre su verdadera cuota de votos, lo que podría crear "un problema de legitimidad". La participación no llegó al 45%.
Nada más conocerse los resultados, partidarios de los candidatos derrotados salieron a protestar y a atacar, causando graves daños materiales, intereses franceses en Libreville y Port Gentil, la segunda ciudad del país. Mamboundou, que encabezó las algaradas en la capital y que resultó herido en una carga de la Policía antidisturbios, denunció las elecciones como una "farsa fraudulenta" y advirtió que los gaboneses no querían "una dinastía". "Cuarenta años de presidente Bongo son suficientes, el pueblo quiere un cambio", declaró. Obame, no menos airado, habló de "golpe de Estado electoral".
El 7 de septiembre, 15 de los 16 candidatos derrotados, en una declaración conjunta, reclamaron un nuevo conteo de los votos ante las evidencias de "serias manipulaciones" y de paso la creación de una comisión internacional que investigara la represión de los disturbios en Port Gentil, que según ellos había dejado una quincena de muertos, aunque las autoridades sólo reconocían tres víctimas.
Nueve candidatos presentaron sus quejas al Tribunal Constitucional, que el 12 de octubre confirmó la victoria de candidato oficialista. Cuatro días después, Bongo juraba como tercer presidente de la República Gabonesa en presencia de ocho jefes de Estado africanos y con la ausencia de la oposición.
En su discurso de investidura, Bongo reiteró sus promesa de luchar contra la corrupción, la pobreza y la inequidad en el reparto de la renta petrolera, y habló de "actuar con rapidez para restablecer la confianza y alentar el surgimiento de una nueva esperanza", lo que iba a exigir "reformas audaces y ambiciosas a fin de producir una verdadera revolución en las mentalidades". Asimismo, envió un mensaje de tranquilidad a los socios extranjeros de Gabón, pues todos los acuerdos de cooperación e inversión seguían adelante.
Sus primeras decisiones presidenciales fueron confirmar a Paul Biyoghé Mba al frente del Gabinete, remodelar el Gobierno con la incorporación de varios tecnócratas y la reducción del número de ministerios a sólo 30, y transferir a su hermanastra Pascaline del cargo de directora del Gabinete Presidencial al de alta representante personal del jefe del Estado.
(Cobertura informativa hasta 16/11/2009).
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