Agenda Exterior: Turquía y la UE
“Turquía está probando dónde están los límites de la UE. Así, muchas de las decisiones que Turquía ha tomado en los últimos años y de la narrativa que emplea la sitúan en línea de colisión con la Unión. Esta tiene que decidir si quiere afrontar la posibilidad de tener a Turquía como rival. Y si la respuesta es negativa hay que hacer llegar el mensaje a Ankara de que a ellos les conviene aún menos. Solo desde el convencimiento de que a ambas partes les interesa que a la otra las cosas le vayan razonablemente bien, se conseguirá recrear un mínimo de confianza. Y hay bases para hacerlo: la gran interdependencia económica y de seguridad, y también unos lazos humanos muy densos. Ambas partes deben hablar claro, pero hacerlo sobre la base de evidencias, reconociendo que los sentimientos son importantes, pero sin dejarse arrastrar por ellos. Y hacerlo con discreción. Sin entrar aquí en los deberes que tiene que hacer Turquía, que son muchos, en la UE hay que esforzarse en entender las causas de la desconfianza turca, bien extendida más allá de su presidente y del partido gobernante. Hay que evitar la tentación de usar Turquía como herramienta en política doméstica. Y, sobre todo, la Unión tiene que aparecer como un actor fuerte y firme y por eso es importante rechazar una relación estrictamente transaccional y lanzar amenazas salvo que se esté en disposición de cumplirlas. De hacerlo, se proyectaría una imagen de debilidad que en nada ayudará a salir de este callejón sin salida” Eduard Soler, investigador sénior de CIDOB.