Stephen Harper
Primer ministro (2006-2015)
Canadá tiene desde el 6 de febrero de 2006 un nuevo primer ministro como resultado de las elecciones parlamentarias celebradas el 23 de enero, primeras en trece años no ganadas por el Partido Liberal. Stephen Harper encabeza desde 2004 el Partido Conservador de Canadá, de cuyo nacimiento fue artífice a finales de 2003 mediante la fusión de la Alianza Canadiense, de la que era líder, y el Partido Conservador Progresista. Ha relevado al liberal Paul Martin al frente de un gobierno de minoría y con un programa orientado al centro donde coexisten puntos propios de la derecha federalista y propuestas de corte social
(Texto actualizado hasta abril 2006)
1. Un ontariano hecho a la cultura política conservadora del occidente canadiense
2. Líder consecutivo de la Alianza y del nuevo Partido Conservador
3. Victoria electoral en 2006 y salto al Gobierno federal
1. Un ontariano hecho a la cultura política conservadora del occidente canadiense
El mayor de los tres hijos de un contable de la compañía petrolera Imperial Oil, en 1978 se graduó en el Richview Collegiate Institute de Etobicoke, población del área metropolitana de su Toronto natal, y a continuación emprendió estudios en la Universidad de la capital provincial de Ontario, pero al poco los abandonó para trabajar como programador informático en la industria de los hidrocarburos de Edmonton, en la provincia occidental de Alberta. De vuelta a la universidad, esta vez en la de Calgary, cursó y terminó la licenciatura en Derecho. Su interés por la política se remonta a sus años de estudiante en Etobicoke, cuando era miembro del Club de Jóvenes Liberales del Richview Institute. Discurría la década de los setenta y el Gobierno federal estaba en manos del Partido Liberal (LP) de Pierre Elliott Trudeau, quien aplicaba políticas orientadas a la izquierda. La filiación liberal de Harper tocó a su fin cuando las autoridades de Ottawa lanzaron un programa energético que en su opinión resulta lesivo para la industria petrolera de Alberta. Identificado con las especificidades y problemáticas de su terruño adoptivo, a comienzos de la década de los ochenta activó la militancia en el Partido Conservador Progresista (PC), formación que componía con el LP el sistema de bipartidismo imperfecto entonces imperante y que en las elecciones de 1984, de la mano de Brian Mulroney, ganó un turno de Gobierno.
El joven se abrió hueco en la política profesional en 1985, mientras cursaba la carrera de Derecho en la Universidad de Calgary, como asistente del diputado tory Jim Hawkes, pero no tardó en desilusionarse con el Gobierno de Mulroney por su renuencia a revertir la política energética de los liberales y por su política fiscal, a la que juzgaba insuficientemente conservadora. En 1986 Harper abandonó el PC y, con la recomendación de un profesor de la universidad, el economista Robert Mansell, se dio a conocer a Preston Manning, miembro renombrado de la Asociación Evangélica de Canadá y dirigente del Partido de Crédito Social (SC). Esta era una añeja formación de ámbito federal que había tenido su baluarte en Alberta, cuyo Gobierno había dirigido entre 1935 y 1971 –Ernest Manning, padre de Preston, fue el premier provincial durante un cuarto de siglo-, pero que ahora estaba en franco declive. En el vínculo que se estableció entre Harper y el 17 años mayor Manning jugaron a favor las convicciones religiosas. Aunque crecido en ambiente familiar presbiteriano, el Harper adulto pertenecía a la Alianza Cristiana y Misionera, un movimiento protestante de corte evangélico. Con todo, Harper era, y lo sigue siendo hasta el día de hoy, un creyente que mantenía los asuntos espirituales en la esfera privada y que no era partidario de mezclar política y religión.
Convertido en el protegido de Manning, Harper le secundó con entusiasmo en su proyecto de poner en marcha un nuevo partido federal que vigorizara la doctrina social conservadora del SC y levantara la bandera del rechazo de las provincias occidentales de Canadá, ampliamente anglófonas, a la presión fiscal ejercida por el Gobierno de Ottawa. El joven tuvo protagonismo en la convención fundacional del Partido Reformista (RP), el 31 de octubre de 1987 en Winnipeg, Manitoba, tras lo cual Manning, elegido líder de la formación, le colocó a su diestra como lugarteniente y asesor. El RP se ganó a pulso una fama de partido populista, nacionalista y de derechas a fuerza de exigir drásticos recortes del impuesto sobre la renta y del gasto público, de criticar los privilegios ofrecidos a Quebec en el ordenamiento jurídico e institucional de la federación en relación con los demás entes que la componían, y de lanzar airadas diatribas contra el programa secesionista del Partido Quebequés (PQ), la fuerza francófona dominante en la provincia. En tanto que responsable de elaborar las políticas del partido, Harper fue identificado como uno de los halcones del RP orillados más a la derecha.
El primer envite de los reformistas en unos comicios federales, los del 21 de noviembre de 1988, fue también el debut en las lides electorales de Harper, que se presentó candidato al escaño de Calgary West. Además, Manning le confió la estrategia de la campaña. Se decidió presentar candidatos sólo en Columbia Británica, Alberta y Manitoba. Él fue contundentemente batido en su circunscripción por su contrincante del PC, quien no era otro que Jim Hawkes, su antiguo jefe, mientras que el partido, con un testimonial 2,1% de los votos, no obtuvo representación en la Cámara de los Comunes del Parlamento de Ottawa, si bien en Alberta cosechó el 15,4%. Meses después, en marzo de 1989, la dirigente reformista Deborah Grey, en adelante vicelíder del partido, ganó el escaño por la circunscripción de Beaver River, Edmonton, en una elección parcial y Harper se puso a su servicio como consejero y encargado de escribirle los discursos.
A lo largo de la legislatura, el tándem formado por Grey, la diputada, y Harper, el ideólogo, intentó hacerse oír en los Comunes, pero más que nada la prédica del RP halló eco fuera del Parlamento federal. El discurso casi monotemático de la bajada de los impuestos y los recortes del welfare state canadiense, complementado con la demanda de frenos adicionales a la inmigración y el rechazo frontal a los planes de Mulroney de introducir reformas constitucionales para que Quebec se sometiera al Acta Constitucional de 1982 sobre las bases de un "estatus especial" para la provincia -gobernada entonces por el federalista Partido Liberal de Quebec (PLQ)- y el reconocimiento de su "sociedad distinta", empezó a ganar adeptos en el occidente canadiense.
Tras hacer campaña por el no en el referéndum federal del 26 de octubre de 1992, cuyo resultado negativo sepultó la reforma constitucional contenida en el llamado Acuerdo de Charlottetown –sucesor del también fracasado Acuerdo de Lago Meech, de similar naturaleza, y que, entre otras prerrogativas asimétricas, concedía a Quebec una sobrerrepresentación en la Cámara de los Comunes- e hirió de muerte al Gobierno de Mulroney, Harper y su partido encararon con grandes expectativas las legislativas de 1993. Antes de disputarlas, Harper renunció al puesto de jefe de políticas del partido a raíz de una serie de discrepancias con Manning, por cuestiones de funcionamiento interno y de estrategia política; así, antes del referéndum, Manning, para irritación de su subalterno, se había mostrado abierto a un compromiso con los grandes partidos sobre el Acuerdo de Charlottetown.
En las elecciones del 25 de octubre de 1993, ganadas por el LP de Jean Chrétien por mayoría absoluta, los reformistas se nutrieron del hundimiento catastrófico del PC, a cuyo frente el dimitido Mulroney había sido sucedido por Kim Campbell, que pagó por su doble fracaso en el referéndum constitucional y en la gestión de la economía. Con el 18,7% de los sufragios, el RP se alzó como la segunda lista más votada, por delante del PC, el izquierdista Nuevo Partido Democrático (NDP) y el Bloque Quebequés (BQ, instrumento de los soberanistas francófonos para sentarse en el Parlamento de Ottawa), y capturó 52 escaños, entre ellos, ahora sí, el de Harper, por Calgary West, donde batió a su adversaria liberal, Karen Gainer, y machacó al veterano Hawkes con el 52,2% de los votos. La concentración exclusiva de su voto en Quebec permitió al BQ, con tres puntos porcentuales menos, sacar dos escaños más que el RP y por tanto convertir a su líder, Lucien Bouchard, en el jefe de la loyal opposition en vez de Manning. De la desbandada del voto del PC se beneficiaron el LP en la populosa Ontario y en las demás regiones atlánticas, el BQ en Quebec y el RP en las provincias occidentales de Columbia Británica, Alberta -donde cosechó el 52.3%- y, en menor medida, Saskatchewan y Manitoba. 1993 fue también el año en que Harper contrajo matrimonio con Laureen Teskey, una artista gráfica con la que fundó hogar en Calgary y tuvo dos hijos, un chico y una chica.
Siendo legislador del partido que había sucedido al PC como la primera fuerza conservadora de Canadá, aunque por el momento con una implantación provincial muy desequilibrada –sólo tenía un escaño en Ontario, pese a haber obtenido allí el 20,1% de los votos, y ninguno en Quebec, donde ni siquiera presentó candidaturas-, Harper se distinguió como un federalista especialmente hostil a la fórmula asociativa ideada por el PQ, gobernante de nuevo desde septiembre de 1994, la cual fue derrotada por escaso margen en el referéndum provincial de octubre de 1995. Pero, al mismo tiempo, reclamaba vigilancia contra los intentos "centralizadores" del Gobierno central. Su derechismo ideológico admitía múltiples matices, asomando una independencia de criterio que causó nuevos desencuentros con Manning y otros líderes del partido. Así, si por un lado guardó las distancias del controvertido, y lesivo en términos electorales, apoyo al RP del Frente de la Herencia (HF) y la Alianza por la Preservación del Inglés en Canadá (APEC), dos grupos de presión paladines del chovinismo anglófono y xenófobos –sobre todo el primero, animado por supremacistas blancos y catalogado como neonazi-, por otra parte rechazó los planes del Ministerio de Justicia de conceder beneficios sociales a las parejas homosexuales de hecho.
La paulatina adopción de un perfil próximo al del tory tradicional, es decir, liberal en las cuestiones económicas, conservador en las sociales y refractario a los excesos radicales y el populismo de derechas, convirtió a Harper ya en 1995 en un potencial reemplazo de Manning, al que parecían faltarle ideas y garra, y, más aún, a los ojos de un grupo de militantes de ambos partidos, en la persona que podría pilotar una fusión del RP y el PC. Las tensiones internas culminaron en 1996, cuando Harper anunció que no le interesaba candidatear en las próximas elecciones federales. El 14 de enero de 1997 renunció a su escaño en Ottawa y el mismo día fue nombrado vicepresidente de la Coalición Nacional de Ciudadanos (NCC), un lobby conservador elitista, muy reservado, casi hermético, pero influyente, que abogaba por los recortes de los impuestos y el gasto público, y por el achicamiento del Estado en la economía. Ese año, en un discurso sobre la identidad canadiense pronunciado en un acto del think tank estadounidense Consejo para la Política Nacional, afirmó que Canadá era "un Estado del bienestar de Europa del norte en el peor sentido de la expresión".
En 1998 Harper se convirtió en presidente de la NCC, pero antes fue testigo del estancamiento electoral de su partido, que en las legislativas anticipadas del 2 de junio de 1997, con cuatro puntos menos de participación, perdió algo menos de 50.000 votos con respecto a 1993 y se quedó en el 19,3%, lo que traducido a escaños supuso una ganancia de ocho, hasta los 60 diputados. Por si había alguna duda, quedó confirmado que el RP era básicamente un partido tributario del voto de protesta de las provincias occidentales, y que al este de Manitoba hallaba grandes dificultades para avanzar. En Ontario, incluso, experimentó un ligero retroceso y se quedó sin el único diputado que tenía en el Canadá atlántico. Sin embargo, puesto que se superó en escaños al BQ, Manning sucedió a Gilles Duceppe como jefe de la oposición en los Comunes.
2. Líder consecutivo de la Alianza y del nuevo Partido Conservador
La incapacidad para consolidarse como una fuerza de dimensión nacional abrió un profundo debate en el RP sobre la oportunidad de, bien hacer una refundación dando más relieve a las propuestas "pancanadienses", bien converger con el PC para formar un gran partido conservador capaz de seducir a los canadienses ontarianos y atlánticos con una oferta de gobierno alternativa a la del primer ministro Chrétien y los liberales. Prevaleció la primera tendencia, con el resultado de que el 25 de marzo de 2000 el RP fue declarado disuelto y su lugar pasó a ocuparlo la Alianza Reformista Conservadora Canadiense, más conocida como simplemente la Alianza Canadiense (CA).
Harper, después de ser tentado por políticos del PC para que rompiera amarras con el RP y pugnara por hacerse con el liderazgo tory luego de la dimisión de Jean Charest, se mostró desdeñoso con la mudanza de los reformistas, que tendió a ser vista como un mero cambio de nombre y de sigla, junto con la asunción de algunos postulados de los conservadores progresistas. Manning, que ambicionaba convertirse en el gran líder del centro-derecha canadiense a costa del PC, cuyo espacio electoral y sus cuadros tendrían que ser absorbidos en la práctica, alimentó el escepticismo de Harper al presentarse a la elección interna del jefe de la CA. Sin embargo, el 8 de julio de 2000 Manning fue derrotado por Stockwell Day, ex ministro del Gobierno de Alberta y pentecostal ferviente (había sido pastor de este movimiento protestante), el cual tampoco gozaba de las simpatías de Harper por su adscripción a la derecha religiosa. En antiguo diputado expresó su apoyo por el tercero en discordia, Tom Long, que fue apeado de la liza en la primera votación del 24 de junio.
Los resultados de las elecciones legislativas del 27 de noviembre de 2000 fueron reveladores del impacto que la transformación del RP en la CA había tenido en el electorado. La subida en votos, hasta el 25,5%, y en escaños, hasta los 66, fue considerada una progresión mezquina, y la decepción fue completa por la renovada mayoría absoluta del LP, a la sazón reforzada desde los 155 hasta los 172 diputados. El tendón de Aquiles estuvo, de nuevo, en Ontario, provincia clave que aportaba un tercio de los escaños de los Comunes. Aquí, los liberales alarmaron a los votantes con sus advertencias de que los aliancistas, si llegaban al poder, alienarían el sistema de sanidad pública, Medicare, con la promoción de los seguros médicos privados, y recortarían los derechos de los homosexuales y las mujeres abortistas. La denuncia de la supuesta "agenda oculta" de Day, unida a su aceptación de la teoría creacionista y ciertos comentarios considerados homófobos, hicieron daño a los aliancistas en las provincias del este. El partido de Chrétien volvió a arrasar en su gran bastión, más que duplicando el voto de la formación de Day. La CA, penalizada por el sistema electoral mayoritario, sólo ganó dos de los 103 de Ontario con el 23,6% de los sufragios.
Tras la frustrante edición electoral de 2000, Harper retomó el discurso político provincial con la petición de más competencias propias para Alberta, sobre todo en el campo de la financiación de las pensiones, y con expresiones veladas de apoyo al ministro principal Ralph Klein, líder de la Asociación Conservadora Progresista de Alberta, un partido de centroderecha independiente que sólo concurría en la provincia y que compartía electorado con el PC y la CA, los cuales tampoco se presentaban a las elecciones a la Asamblea Legislativa de Edmonton.
En 2001, las críticas a Day dentro de la CA animaron a Harper a tomar pasos que implícitamente le señalaron como un aspirante al liderazgo aliancista. En agosto de ese año abandonó la presidencia de la NCC y el 3 de diciembre anunció oficialmente su candidatura para la elección interna que iba a celebrarse el año siguiente. Day, confrontado con un verdadero motín en el grupo parlamentario, dimitió como líder aliancista diez días más tarde, pero sólo para luchar por la reelección. John Reynolds asumió el puesto con carácter interino. El 20 de marzo de 2002, tras una áspera campaña en la que Harper puso en solfa el integrismo religioso de Day y este le imputó un elitismo intolerante con las minorías, el jurista se proclamó líder del partido con el 55% de los votos efectuados por los afiliados. Day recibió el 37,5% y los restantes votos se los repartieron los diputados Grant Hill y Diane Ablonczy.
Una vez hecho con las riendas del partido, el siguiente paso de Harper fue volver a la Cámara de los Comunes para poder fungir de líder de la oposición al Gobierno de Chrétien. La oportunidad se planteó al punto cuando Manning dejó vacante el escaño por la circunscripción albertiana de Calgary Southwest. El 13 de mayo, después de renunciar el sustituto inicialmente designado por el aliancismo, de retirarse el candidato del PC y de no presentar uno suyo el LP, Harper ganó con toda comodidad el escaño a su único adversario, el miembro del NDP Bill Phipps.
Ahora que la CA tenía un líder, a diferencia de Manning y Day, capaz de tender puentes al conservadurismo no reformista, la perspectiva de la unión de todo el centroderecha federal tras la sigla de un nuevo partido tory ganó posibilidades. La sustitución de Joe Clark, quien fuera primer ministro entre 1979 y 1980 y que ya liderara el partido desde 1976 a 1983, por Peter MacKay en la jefatura del PC despejó el principal obstáculo para la fusión de ambas formaciones. En octubre de 2003, las negociaciones entre Harper y MacKay terminaron en un acuerdo que el 5 de diciembre fue refrendado por las bases aliancistas con un 95,9% de votos afirmativos; al día siguiente, los delegados del PC emitieron un respaldo igualmente masivo. Como resultado, el 8 de diciembre era registrado el Partido Conservador de Canadá (CPC), y la CA y el PC dejaban de existir. Hasta la elección democrática del líder del CPC, John Lynch-Staunton, senador elegido en la lista del PC, fungió de jefe interino.
Harper era el obvio favorito para hacerse con el liderazgo conservador en la primera convención del partido, a celebrar en Toronto el 19 y el 20 de marzo de 2004. Para disputar la elección interna, el 8 de enero se desprendió de la función de jefe de la oposición al Gobierno liberal que desde el 12 de diciembre presidía el anterior ministro de Finanzas, Paul Martin, el cual había sucedido a un Chrétien cansado y desgastado tras una década larga al frente del Ejecutivo y el LP, y más concretamente a raíz de los escándalos de corrupción que habían provocado la caída de tres ministros en 2002. El 20 de marzo tuvo lugar la votación del líder del CPC y Harper, sin sorpresas, se impuso con el 56,2% de los votos a sus dos contrincantes, la empresaria Belinda Stronach –quien en mayo de 2005 iba a desertar a las filas liberales y a convertirse en la ministra de Recursos Humanos del Gobierno de Martin- y el político ontariano Tony Clement. La primera decisión de Harper fue nombrar a MacKay vicelíder del partido.
Para coronar esta estela de triunfos, a Harper le faltaba ganar las elecciones federales y convertirse en primer ministro de Canadá. La primera oportunidad se planteó muy pronto, el 28 de junio de 2004, cita con las urnas anticipada por Martin con la idea de consolidarse en el poder y parar el profundo y prematuro desgaste que le estaba causando el llamado "escándalo de los patrocinios", o Sponsorgate. El escándalo había estallado en febrero, cuando la auditora general de Canadá descubrió que 100 de los 250 millones de dólares gastados por el Gobierno federal entre 1997 y 2001, siendo Martin ministro de Finanzas, en campañas promocionales de la unidad de Canadá correspondieron a pagos a empresas de relaciones públicas y de publicidad conectadas con el LP, las cuales luego habían ofrecido unos servicios bastante aparentes, o ninguno en absoluto. Las indagaciones sacaron en claro que las millonarias contratas y comisiones escondían una trama de enriquecimiento ilícito del LP.
El CPC inició la campaña con las encuestas a favor, pero la estrategia liberal, ya aplicada con éxito en ocasiones anteriores, de pintar a los conservadores como unos neoliberales ávidos de cercenar derechos y prestaciones sociales, revirtió aquella tendencia. Harper mismo fue prácticamente demonizado por Martin, quien le presentó como un radical de derechas comparable al ala más dura de los republicanos de George W. Bush en Estados Unidos, cuya invasión de Irak en 2003 Harper había apoyado, y falsamente reconvertido a la moderación del tory clásico. La verdad fue que algunos diputados y candidatos del CPC pusieron en bandeja aquellas imputaciones con comentarios muy poco amables con el bilingüismo oficial, el derecho al aborto y el proyecto de legalización de los matrimonios homosexuales. En contra de Harper, hombre de sonrisa tímida y siempre atildado, pudo jugar en contra también su estilo personal, considerado frío, mucho más intelectual que mitinero, de persona que no arrancaba simpatías populares con facilidad. Asimismo, Martin vendió los innegables éxitos de las administraciones liberales en la gestión económica, con buenos niveles de producción (2004 iba a terminar con una tasa de crecimiento del PIB del 2,8%), paro a la baja (el 7%) e inflación manejable (el 1,8%). Además, el dólar canadiense cotizaba al alza en relación con la divisa estadounidense, y el presupuesto federal era superavitario.
Así las cosas, el 28 de junio de 2004, el LP, por cuarta vez consecutiva desde 1993, volvió a ganar, pero ya sólo por mayoría simple, con el 36,7% de los votos y 135 escaños. Los resultados para el CPC fueron agridulces, y prevaleciendo el primer sabor. Su crecimiento se limitó al 29,6% de los votos, cuota que era 8,1 puntos inferior a la suma de los votos obtenidos en 2000 por la CA y el PC por separado, y los 99 escaños, 11 más que la adición gracias al fin de la dispersión del voto conservador en las circunscripciones uninominales, pero 21 menos de los esperados, ya que el CPC se había fijado la meta de los 120 diputados. El cómputo global, máxime si se tenía en cuenta que al comenzar la campaña el partido parecía en condiciones de ganar por mayoría simple, habría merecido la valoración de fracaso sin paliativos sin el análisis del desglose provincial, con esos 24 diputados ganados en Ontario, que permitían declarar el final de la hegemonía liberal en la provincia más poblada de Canadá. Claro que el esperanzador registro de Ontario quedó empañado por la sorprendente hemorragia de votos en las provincias extremo occidentales, en beneficio, paradójicamente, de los liberales, que mitigaron así su caída en el este, y los socialdemócratas del NDP, y por el decepcionante rendimiento en Quebec (el 8 % de los votos y ningún escaño), que continuó siendo un coto cerrado para el centroderecha federalista.
3. Victoria electoral en 2006 y salto al Gobierno federal
En la convención del CPC celebrada en Montreal del 17 al 19 de marzo de 2005, Harper vio confirmado su liderazgo casi por unanimidad y sacó adelante sus propuestas de moderar el discurso del partido, marginando, por ejemplo, los comentarios negativos sobre la libertad del aborto y el bilingüismo. Eso sí, la postura oficial contraria al matrimonio de las parejas del mismo sexo –la ley entró en vigor el 20 de julio tras ser aprobada por la Cámara de los Comunes y el Senado- no fue alterada, ya que constituía una de las señas de identidad del CPC.
Antes de terminar 2005 Harper precipitó el final de la legislatura al presentar una moción de censura contra un gobierno ya tambaleante tras quedar al descubierto las ramificaciones de la urdimbre de sobornos y malversación de fondos que implicaba a numerosos oficiales de los ejecutivos de Chrétien. El 28 de noviembre la moción fue ganada por su promotor con 171 votos a favor y 133 en contra gracias a que el NDP de Jack Layton dejó en la estacada a Martin por su negativa a aceptar la propuesta de los socialdemócratas de blindar el sistema público de salud contra una hipotética autorización de las modalidades de sanidad privada. En una convergencia táctica sin precedentes, el BQ de Gilles Duceppe, que tenía 53 diputados, se alineó con los conservadores. Al día siguiente, Martin solicitó a la gobernadora general, Michaëlle Jean, que tramitara la disolución del Parlamento y la convocatoria de nuevas elecciones, las terceras en algo más de un lustro.
Harper saludó la caída del Gobierno de Martin con estas palabras: "Éste no es sólo el final de un gobierno plagado de escándalos, cansado y sin rumbo. Es el comienzo de un nuevo y brillante futuro para este gran país". Con la confianza plena en que esta vez la bonanza económica –al finalizar 2005, el desempleo andaba en el 6,8% y la deuda pública había disminuido al 40% del PIB, siendo el crecimiento y la inflación para el conjunto del año del 2,9% y el 2,2%, respectivamente- y el manido espantajo de la "agenda oculta" de los conservadores no iban a salvar a los liberales del enfado del electorado por sus inagotables corruptelas, sus errores de comunicación y sus salidas altaneras, y en que un ciclo electoral tocaba a su fin, Harper presentó un programa electoral lleno de guiños centristas cuyo eje lo formaban cinco puntos clave. Éstos eran: el endurecimiento de la lucha contra la criminalidad común mediante una reforma de la justicia para condenar a penas de cinco a diez años de prisión a los culpables por delitos con armas de fuego y para suprimir la libertad condicional a los reos con dos tercios de la condena cumplida, salvo certificado de buen comportamiento o de rehabilitación; la "limpieza" del Gobierno y la Administración de comportamientos corruptos mediante una Ley de Rendición de Cuentas Federal (Federal Accountability Act), que, entre otros aspectos, prohibiría las donaciones secretas a los candidatos políticos; la reducción de las cargas fiscales a los trabajadores, partiendo de un recorte gradual del Impuesto sobre los Bienes y los Servicios (GST) del 7% al 5%; más gasto público en apoyo a la infancia con la concesión de ayudas económicas directas a los padres con niños en edad preescolar y la extensión de la red de guarderías; y, una mejora de la calidad del sistema Medicare basada en la reducción de los tiempos de espera para recibir tratamiento médico.
Además de estas Cinco Prioridades, Harper y su partido se comprometían a preservar el superávit presupuestario, a avanzar en la liquidación de la deuda pública, a no revisar las legislaciones sobre el aborto y el matrimonio homosexual, a trabajar por un mejor engarce de Quebec en el marco federal sobre la base de la concesión a la provincia de más autonomía, más financiación y más presencia internacional, a reforzar la capacidad nacional de defensa, a enviar más soldados a las misiones de paz en Afganistán y Haití, a explorar fórmulas de control de las emisiones industriales contaminantes más allá del mecanismo fijado por el Protocolo de Kyoto -del que Canadá es signatario- y, cambio fundamental de política exterior, a recobrar el buen tono en las relaciones con Estados Unidos.
El aspirante a primer ministro indicó que un gobierno suyo reconsideraría la decisión de Martin de excluir a Canadá del programa de escudo antimisiles puesto en marcha por la Administración Bush e intensificaría la cooperación bilateral en la lucha antiterrorista. Pero por otro lado dejó claro que la postura canadiense sobre que los espacios de mar que rodean las islas de los territorios del Noroeste y Nunavut (vasta zona que ahora mismo cobra un valor estratégico de primer orden al haberse comprobado que la reducción de las masas de hielo del Ártico, debido al calentamiento global, hace factible el uso para la navegación interoceánica del llamado Paso del Noroeste) no son aguas internacionales sino propias, seguiría intacta e incluso sería reforzada con el despliegue de un potente dispositivo militar de vigilancia naval y aérea.
Durante la campaña el CPC llegó a disfrutar de hasta quince puntos de ventaja en los sondeos, pero en la recta final perdió fuelle por un repunte de la desconfianza de muchos electores, especialmente de las provincias orientales, en la plataforma pretendidamente centrista de Harper, quien llegó a ilusionarse con la mayoría absoluta. El 23 de enero de 2006, la combinación de la persistencia de los temores al derechismo supuestamente emboscado del CPC y la convicción de que había llegado la hora de mandar al LP a la oposición dio como resultado la victoria del primer partido por una mayoría simple del 36,3% de los votos y 124 de los 308 escaños en juego.
A nivel provincial, las huestes de Harper protagonizaron tres registros descollantes: avasallaron en Alberta, donde se hicieron con la totalidad de los 28 escaños con el 65% de los votos (Harper revalidó el suyo por Calgary Southwest con el 72,4%); progresaron en Ontario, donde su cuota del 35,1% de los votos y los 40 diputados les colocó en un nivel de fuerza sólo ligeramente inferior al de los liberales; y dieron un salto espectacular Quebec, donde sacaron más votos (el 24,6%) aunque menos escaños (10) que los liberales, penalizados como el BQ, si bien éste en menor grado. Harper iba a formar gobierno, pero éste iba a ser el más minoritario desde la independencia nacional en 1867. Los liberales, con el 30,2% de los votos y 103 escaños, obtuvieron unos resultados dignos, teniendo presente su pésima situación de partida, lo que no disuadió a Martin de dimitir en el liderazgo del partido.
El 24 de enero, siguiendo con los formulismos del sistema parlamentario, Martin comunicó a la gobernadora general que renunciaba a formar gobierno; acto seguido, Michaëlle Jean encomendó la tarea a Harper, que aseguró estar listo para "trabajar con todos los partidos y todos los parlamentarios para construir consensos y llevar al país hacia delante". Aunque no precisó quiénes podrían prestarle apoyo preferente para sacar adelante sus proyectos legislativos, todas las miradas se centraron en el NDP, otro de los triunfadores de la jornada electoral al haber incrementado su representación de los 19 a los 29 diputados. El 6 de febrero juraron sus puestos Harper y los ministros ante la representante de la monarquía británica en su residencia oficial, el Rideau Hall de Ottawa.
Al margen de la política, los medios de comunicación han retratado al nuevo primer ministro de Canadá como un coleccionista de discos de los Beatles y del grupo de heavy metal AC/DC, pero sobre todo han destacado su condición de forofo del hockey sobre hielo, deporte que en su infancia y juventud no pudo practicar como quisiera debido a su asma crónica, y del que está considerado un experto, hasta el punto de que antes de llegar al Gobierno tenía entre manos la redacción de un libro de historia del mismo. En otro orden cosas, Stephen Harper es miembro honorífico de la Fundación Internacional Raoul Wallenberg y, desde el 4 de mayo de 2004, del Consejo Privado (Privy Council) de la reina de Inglaterra, quien es la jefa nominal del Estado canadiense.
(Cobertura informativa hasta 25/4/2006)