Mesut Yilmaz
Primer ministro (1991, 1996, 1997-1999)
Se formó en la Escuela Superior de Estambul y en las universidades de Ankara, en cuya Facultad de Ciencias Políticas obtuvo la licenciatura en Economía y Finanzas en 1971, Londres y Colonia, donde hasta 1974 realizó posgrados en Economía y Ciencias Sociales. Tras una experiencia de ocho años como directivo en varias empresas privadas de los ramos textil y químico, en 1983 hizo su incursión en la política profesional en las filas del nuevo Partido de la Madre Patria (ANAP) y coincidiendo con el anuncio por el presidente Kenan Evren, autor del golpe de Estado militar de septiembre de 1980, de elecciones legislativas pluralistas.
El ANAP fue fundado el 20 de mayo como una formación de centroderecha, laica y prooccidental al amparo del reciente levantamiento por el régimen militar de la prohibición sobre la actividad de los partidos políticos, pero con la condición de que sus líderes y siglas no fueran los vigentes en el período de democracia parlamentaria anterior al golpe de 1980. Yilmaz figuró entre los técnicos, ingenieros y economistas que secundaron en esta empresa política al ex viceprimer ministro Turgut Özal, quien asumió la dirección del partido.
En los comicios del 6 de noviembre de 1983 Yilmaz salió elegido diputado de la Gran Asamblea Nacional por la provincia de Rize, y puesto que el ANAP obtuvo la mayoría absoluta -212 escaños sobre 400-, el 13 de diciembre Özal pasó a presidir un Gobierno monocolor en el que Yilmaz debutó como ministro de Estado para Asuntos de Información y portavoz del gabinete. En los siete años siguientes Yilmaz permaneció en los gobiernos del ANAP, desde el 17 de octubre de 1986 como Cultura y Turismo y a partir del 21 de diciembre de 1987, al mes de ser reelegido diputado, en calidad de ministro de Asuntos Exteriores. El 21 de febrero de 1990 dimitió en este último cometido por diferencias con el primer ministro Yildirim Akbulut, que en noviembre anterior había sucedido a Özal al frente del Gobierno y el partido cuando éste se convirtió en presidente de la República.
El 15 de junio de 1991 Yilmaz sustituyó Akbulut en la jefatura del partido y nueve días después en la del Gobierno, pero en las elecciones del 20 de octubre de aquel año el rival del ANAP por su espacio ideológico, el Partido de la Recta Vía (DYP), se apuntó la mayoría relativa, tal que su líder, el veterano estadista Süleyman Demirel, formó el 20 de noviembre un gobierno de coalición con el Partido Populista Socialdemócrata (SHP). En estas elecciones el ANAP descendió al segundo puesto con 115 de los 450 escaños de que ahora constaba la Asamblea y el 24,1% de los votos.
Pese a que el DYP mantuvo punto por punto la línea absolutamente occidentalista y liberal en lo económico asentada por los gobiernos del ANAP, como líder de la oposición Yilmaz criticó con dureza las negociaciones con la Unión Europea (UE) para el establecimiento de una unión aduanera, por considerar que esta medida de integración comercial desviaba la aspiración principal de Turquía, transmitida oficialmente en abril de 1987, cual era el ingreso en la organización europea como Estado miembro con plenitud de derechos.
La victoria del islamista Partido del Bienestar (RP) de Necmettin Erbakan en los comicios del 24 de diciembre de 1995 conmocionó a la clase política y a las Fuerzas Armadas, garantes tradicionales del concepto de Estado laico establecido por el fundador de la República en 1923, Kemal Atatürk, las cuales presionaron a los dos partidos principales, el ANAP y el DYP, que prácticamente empataron en el 19% de los votos y que juntos sumaban 267 diputados, para que cerraran el paso a Erbakan. Tras colapsar las negociaciones con el RP sobre un gobierno de coalición y aparcar sus diferencias personales, el 3 de marzo de 1996 Yilmaz alcanzó con Tansu Çiller, líder del DYP y primera ministra saliente, un pacto por el que ambos se turnarían en la jefatura del Gobierno hasta la conclusión de la legislatura a finales de 2000. Se decidió que Yilmaz encabezara el primer turno de gobierno, el cual inició su andadura el 6 de marzo.
Sin embargo, en fecha tan temprana como el 6 de junio Yilmaz se vio obligado a dimitir ante la evidencia de la ruptura con el DYP, tras amenazar Çiller con no respaldarle en una moción de censura presentada por el RP, trance que Yilmaz prefirió evitarse. Según los observadores de las vicisitudes políticas turcas, con este desplante Çiller se tomó el desquite por la "deslealtad" exhibida por Yilmaz cuando éste rehusó defenderla de unas acusaciones parlamentarias de corrupción vertidas semanas atrás. El 28 de junio Erbakan formó un gobierno de coalición con el DYP, que a su vez no cumplió el año de vida por injerencias de las Fuerzas Armadas, que presionaron para la dimisión de Erbakan luego de que éste desarrollara una agenda internacional proárabe y proislámica.
Primero, Yilmaz ofreció a Çiller resucitar la fórmula bipartita de 1996, pero la ex primera ministra no quería saber nada de repetir la frustrante experiencia. Entonces, el líder del ANAP sopesó otros aliados y consiguió pactar un gobierno de coalición minoritario con el socialdemócrata Partido de la Izquierda Democrática (DSP) del curtido político Bülent Ecevit y el derechista Partido de la Turquía Democrática (DTP) de Hüsamettin Cindoruk, de suerte que el 30 de junio de 1997 Yilmaz tomó posesión de su tercer mandato en seis años al frente del Ejecutivo. Político con reputación de honesto y de desenvolverse muy bien en los cenáculos diplomáticos, Yilmaz se proyectó como un ferviente partidario de evitar que Turquía se quedara descolgada de los escenarios de integración europeos occidentales. Este anhelo sufrió, no obstante, un severo varapalo en el Consejo Europeo de Luxemburgo, el 12 y 13 de diciembre de 1997.
A Yilmaz, reunido con las autoridades comunitarias en la víspera, los Quince le exigieron realizaciones de calado para ajustarse a los estándares europeos en la protección de los Derechos Humanos y los derechos de las minorías étnicas (sobre todo en los terrenos educativo e informativo), lo que estaba directamente ligado a la resolución del conflicto armado con los kurdos, amén del establecimiento de relaciones de buena vecindad con Chipre y Grecia, y para esto último se consideraba insoslayable que Ankara y Atenas sometieran la disputa territorial de las islas del Egeo al Tribunal Internacional de Justicia de La Haya. Todo ello, como precondición para concretar una fecha para el inicio de las negociaciones de adhesión, cosa que sí se hizo en Luxemburgo con cinco países de Europa central y oriental, llegados a la cola de los aspirantes mucho después que Turquía, y con el mismo Chipre, no obstante seguir la isla dividida en dos desde la invasión turca de 1974. El veto de Grecia a Turquía, por lo tanto, volvió a imponerse.
El primer ministro, irritado, calificó a la UE de "club de cristianos", amenazó con anexionar la autoproclamada República Turca de Chipre del Norte (sólo reconocida por Ankara) si comenzaban las negociaciones de adhesión con el Gobierno de Nicosia y dio por roto el diálogo político con Bruselas. La no asistencia de Yilmaz en marzo de 1998 a la primera Conferencia Europea, que reunió en Londres a los jefes de Estado y de Gobierno de los estados miembros de la UE y de los otros once estados incluidos en la estrategia de preadhesión, fue una manifestación elocuente del enfado de Ankara, pero esta voluntaria marginación de un evento de tales características sólo sirvió para dificultar aún más el tortuoso camino del ingreso de Turquía en la UE, si no hizo desandar trecho.
Con las relaciones europeas en la picota y las del mundo árabe resentidas de la cooperación turco-israelí en materia de defensa, la ilegalización del RP por el Tribunal Constitucional el 16 de enero de 1998 no ayudó a enderezar las relaciones de Turquía con sus vecinos a oriente y occidente. En añadidura, surgió una crisis con Siria -que aportó un nuevo grado de tensión a unas relaciones bilaterales tradicionalmente problemáticas, por controversias fronterizas y sobre el reparto de los recursos hídricos del Éufrates- a causa del cobijo dado a la guerrilla del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) y en particular a su líder, Abdullah Ocalan, buscado por terrorismo por la justicia turca.
El 28 de agosto de 1998 Yilmaz rechazó el alto el fuego unilateral anunciado por la organización y se reafirmó en la doctrina del Gobierno turno de no negociar, bajo ningún concepto, con el separatismo kurdo, que en su manifestación armada desde 1984 había dado lugar a una guerra no declarada en Anatolia Oriental y Anatolia del Sudeste con un balance de 30.000 muertos.
El 20 de octubre, después de varios días de maniobras militares turcas en la frontera con carácter admonitorio, el Gobierno de Damasco accedió a la exigencia de Yilmaz y expulsó a Ocalan del país. Cuando al cabo de unas semanas éste fue detenido en Italia, el mandatario turco lanzó un proyecto de ley para abolir la pena de muerte (a pesar de su tipificación legal, ninguna sentencia se había ejecutado desde 1984) con el objeto de remover la razón por la que Roma se negaba a extraditar a Ocalan. Por otra parte, Turquía no suscribió el Tratado constitutivo de la Corte Penal Internacional, avalado en Roma por 120 países en el mes de julio a instancias de la ONU, por considerar que su jurisdicción extraterritorial para juzgar a presuntos responsables de genocidio o de crímenes de guerra suponía una injerencia en los asuntos internos del Estado.
En el terreno económico, el equipo de Yilmaz se afanó en la aplicación de una política de austeridad que tuvo la virtud de rebajar el índice de inflación del 101% que se alcanzó en diciembre de 1997 al 66% doce meses después. Pero las privatizaciones se desarrollaron con lentitud por la persistencia de obstáculos legales que desanimaban al capital extranjero, y la producción, que creció el 7,6% en 1997, se contrajo en cinco puntos en 1998 por culpa de las crisis financieras en Asia y Rusia, que ocasionaron un brusco descenso de las exportaciones turcas a estos mercados. Aunque durante todo el año Yilmaz se había asegurado la gobernabilidad con el apoyo parlamentario del socialdemócrata Partido Republicano del Pueblo (CHP, centroizquierda) de Deniz Baykal, que aportaba una cincuentena de escaños, el 25 de noviembre de 1998 prosperó en la Asamblea una moción de censura de la oposición, a la que se sumó el DSP no obstante formar parte de la coalición gobernante, que derribó al primer ministro con 314 votos a favor y 214 en contra.
El DYP y el Partido de la Virtud (FP, islamista, sucesor del prohibido RP) de Recai Kutan, justificaron su iniciativa contra Yilmaz por las graves sospechas de corrupción que se cernían sobre algunos ministros del ANAP. El propio Yilmaz fue acusado de tolerar vínculos de su partido con el crimen organizado y de utilizar la privatización de un banco público para financiar a un hombre de negocios cercano a un jefe mafioso. Yilmaz se mantuvo en funciones hasta el 11 de enero de 1999, fecha en que Ecevit constituyó gobierno en solitario.
La peripecia de Yilmaz y el ANAP se cobró su precio en las elecciones del 18 de abril de 1999, cuando descendió al 13,3% de los votos y los 86 escaños, quedando como la cuarta fuerza de la Asamblea. Apenas constituyó un consuelo que al DYP le fuera aún peor, con un punto porcentual y un escaño menos. En el nuevo gobierno que alineó el 28 de mayo, Ecevit recuperó al ANAP como socio, aunque secundario, pues el aliado principal era el Partido del Movimiento Nacionalista (MHP) de Devlet Bahçeli, la derecha pura y dura, ultranacionalista y euroescéptica, que había desplazado a los partidos conservadores moderados en las preferencias del electorado. Por esta vía, Yilmaz regresó al Ejecutivo en calidad de viceprimer ministro.
Los observadores señalaron la incongruencia de una rivalidad casi fratricida entre el ANAP y el DYP, dos partidos que compartían las visiones proeuropea y prooccidental de las relaciones exteriores, secular sobre el papel de la religión en la sociedad y el Estado (Yilmaz, en particular, representaba un laicismo muy estricto que no ocultó su complacencia cuando los militares obligaron a dimitir a Erbakan en 1997), y liberal en la economía. A esta notable pérdida de influencia política de dos formaciones hasta hacía muy poco mayoritarias se había llegado en buena parte debido a la mutua antipatía entre Yilmaz y Çiller.
Ante la conclusión del mandato presidencial de Demirel en mayo de 2000, Yilmaz expresó su intención de presentarse como candidato, pero fue disuadido por Ecevit en aras de la estabilidad del Ejecutivo, ya que el ex primer ministro, que no terminaba de enmendar el descrédito acumulado en los últimos tiempos, no reunía el perfil apolítico, sosegado y arbitral que la institución presidencial necesitaba en una etapa decisiva para la recomposición de las relaciones con la UE y con Grecia. El elegido fue el presidente del Tribunal Constitucional, Ahmet Necdet Sezer, quién ganó la investidura de la Asamblea en una tercera ronda de votos después de que el candidato alternativo del ANAP, Akbulut, se retirara en la segunda vuelta a petición de Yilmaz.
El mantenimiento de Yilmaz y su partido en un discreto segundo plano a lo largo de la presidencia de Ecevit, que desde 2000 encajó una sucesión de pésimas noticias económicas y, finalmente, se enfangó en las trifulcas internas del gabinete por las diferencias de criterio entre el primer ministro y destacados ministros de su propio partido, no les resguardó del castigo colectivo del electorado a los partidos de un gobierno desacreditado. Seguramente porque temía que era el que más tenía que perder, Yilmaz, a diferencia de Bahçeli, se abstuvo de instigar el colapso de la coalición y la convocatoria de elecciones anticipadas, mostrándose en este sentido más leal a Ecevit que los pesos pesados del DSP lanzados a la disidencia rupturista.
Los pronósticos más negros se confirmaron y en los comicios del 3 de noviembre de 2002 el ANAP se hundió al 5,1% de los votos, situándose como la séptima fuerza más votada (humillantemente, fue superada incluso por el prokurdo Partido Popular Democrático) y perdiendo, por ende, el derecho a representación parlamentaria que otorga rebasar la barrera del 10% de los sufragios. Yilmaz reaccionó inmediatamente a la debacle (que arrasó por igual a todos los partidos tradicionales, excepto el CHP) con el anuncio de su dimisión irrevocable al frente del ANAP y el final de su carrera en la política activa. También anunció una reunión inmediata de la cúpula del partido para convocar una convención extraordinaria que tendría como fines elegir al nuevo líder y establecer, también, un partido de nuevo cuño a partir del ANAP, seguramente con cambio de sigla y de estatutos, capaz de ocupar el nicho del centroderecha laico en la nueva era de la política turca alumbrada por las históricas elecciones del 3 de noviembre.
El caso es que desde el partido se presionó a Yilmaz para que traspasara la presidencia a otro dirigente y convocara la convención antes de los comicios, en la esperanza de que una mudanza de este calibre les rehabilitara en parte ante el electorado.La negativa de Yilmaz a ceder el mando provocó sonadas defecciones, como las su predecesor, Akbulut, que en febrero se pasó al grupo parlamentario del DYP, y el ex ministro de Turismo Erkan Mumcu, quien se unió al recién creado Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP) del ex alcalde islamista de Estambul Recep Tayyip Erdogan, a la sazón el gran triunfador en las elecciones de noviembre con su plataforma de regeneración económica y social, prosecución de los esfuerzos de adaptación a las normativas de la UE para obtener el ingreso, y dilución del discurso religioso haciendo hincapié en los principios del secularismo y la vocación occidental de Turquía.
La última manifestación de Yilmaz como viceprimer ministro saliente antes de la toma de posesión, el 18 de noviembre, del Gobierno monocolor encabezado por el vicepresidente del AKP, Abdullah Gül, fue para censurar las declaraciones del ex presidente de Francia y ahora presidente de la Convención sobre el Futuro de Europa, Valéry Giscard d'Estaing, absolutamente contrarias al ingreso algún día de Turquía en la UE, ya que, a su parecer, ello supondría "el fin" de la organización europea. Una opinión controvertida con la que Yilmaz, sin duda, se ha sentido vindicado de su famosa y destemplada acusación de que la UE cerraba las puertas a los países no cristianos.
(Cobertura informativa hasta 1/12/2002)