Mirek Topolánek

El líder del conservador Partido Cívico Democrático (ODS) desde 2002, cuando relevó en el puesto al actual presidente de la República, Václav Klaus, se convirtió en primer ministro de la República Checa el 4 de septiembre de 2006 tras un trimestre de bloqueo político como consecuencia de los ajustados resultados de las elecciones legislativas de junio, que produjeron un Parlamento dividido a partes iguales entre las derechas y las izquierdas. Jefe de un gobierno monocolor y minoritario, Mirek Topolánek no tiene asegurado el cumplimiento siquiera del mandato tácito que caduca en 2008, cuando deberían celebrarse elecciones anticipadas, por su incapacidad para pactar el respaldo del Partido Social Demócrata (CSSD), hasta ahora en el Gobierno, y cuyo voto negativo en la fallida moción de confianza parlamentaria del 3 de octubre precipitó la dimisión técnica del Gabinete.

(Texto actualizado hasta octubre 2002)

1. Profesional de la ingeniería y senador del ODS
2. De la sucesión de Václav Klaus a la jefatura del Gobierno


1. Profesional de la ingeniería y senador del ODS

En 1980, tras graduarse por la Facultad de Ingeniería Mecánica de la Universidad de Tecnología de Brno (VUT), empezó a trabajar de ingeniero proyectista en la Corporación Minera y del Carbón de Ostrava (OKD). Siete años después fue contratado por la compañía praguense Energoprojekt para su planta en Ostrava, donde continuó ejerciendo su especialidad de diseñador de procesos industriales hasta 1991. En todo este tiempo amplió su currículum académico con sendos cursillos de administración de empresas impartidos por el Instituto Mediterráneo de Administración (MIM), con sede en Chipre, y el Centro de Formacion en Gestión de Celákovice, en Bohemia Central.

Como otros muchos profesionales de su generación que luego alcanzaron puestos de relieve en los escalafones del Estado, Topolánek se involucró en la política al calor de la protesta popular contra la dictadura comunista sucedida a últimos de 1989, la célebre revolución de terciopelo. Fue militante del Foro Cívico (OF), la plataforma de grupos y movimientos de variada ideología que bajo el liderazgo del destacado dramaturgo y disidente Václav Havel forzó al Partido Comunista de Checoslovaquia, detentador hasta entonces del monopolio del poder, a gobernar en coalición hasta la celebración de elecciones democráticas a las instituciones del Estado federal y de las repúblicas Checa y Eslovaca. En 1990 Topolánek fue elegido concejal del distrito municipal de Poruba, en Ostrava, pero no por ello abandonó su profesión de ingeniero, que de hecho siguió prevaleciendo en su perfil. En 1991 montó su propia empresa en el sector privado, VAE, dedicada a contratar proyectos relacionados con la industria energética.

En 1994 Topolánek finalizó su labor en el ayuntamiento de Ostrava y se dio de alta en el Partido Cívico Democrático (ODS), fuerza derechista que desde meses antes de la disolución pactada de Checoslovaquia (1 de enero de 1993) venía encabezando el Gobierno de coalición de la República Checa. Su líder era el primer ministro Václav Klaus, un economista neoliberal de sólido bagaje intelectual que había conseguido arrastrar a su campo al grueso de los antiguos miembros del OF cuando esta amalgama política se desintegró en 1991, y que ahora mismo aplicaba una controvertida terapia de choque económica para implantar a toda prisa un sistema de libre mercado homologable a los estándares de Europa occidental.

En noviembre de 1996 el ingeniero ganó su primer mandato legislativo, el de senador, en las listas del ODS. Fue en unas elecciones a la Cámara alta que tuvieron lugar seis meses después de los comicios a la Cámara de Representantes del Parlamento, los cuales depararon al tripartito gobernante -el ODS, la Unión Cristiana y Democrática-Partido Popular Checoslovaco (KDU-CSL) y la Alianza Cívica Democrática (ODA)-, la pérdida de la mayoría absoluta, aunque Klaus no tuvo dificultades para renovar el Ejecutivo. Ese mismo año, Topolánek asumió en su compañía industrial el puesto cimero de presidente del Consejo de Dirección.

En la elección senatorial parcial de noviembre de 1998, con el ODS ya desalojado del Gobierno como resultado de las elecciones a la Cámara baja celebradas en junio, que supusieron el triunfo por mayoría simple del Partido Social Demócrata Checo (CSSD) y seguidamente la formación de un gobierno de minoría presidido por Milos Zeman -Klaus había sido descabalgado del puesto de primer ministro meses atrás, en noviembre de 1997, como resultado de la dimisión de los ministros democristianos y aliancistas, y en el contexto de una aguda recesión económica y los escándalos de corrupción-, Topolánek revalidó su escaño, tras lo cual fue designado presidente de la bancada de senadores del ODS.

Topolánek continuó siendo un político de segunda fila, escasamente conocido por el público, hasta 2002. Ese año, el 14 de junio y el 15 de junio, tuvieron lugar unas elecciones legislativas que el ODS fue, de nuevo, incapaz de ganar al CSSD, el cual continuó gobernando bajo la jefatura de Vladimír Spidla y en coalición con la KDU-CSL y la Unión de la Libertad-Unión Democrática (US-DEU), otra formación de centroderecha. El segundo batacazo consecutivo de su partido, que además perdió votos y escaños con respecto a las elecciones de 1998, así como la negativa de Spidla a renovar el pacto de gobernabilidad ODS-CSSD que con fluctuaciones e inversión de papeles había estado funcionando desde 1996, fueron dos fracasos personales que empujaron a Klaus a renunciar al liderazgo del ODS, aunque no de manera inmediata. La elección del nuevo presidente del partido fue trasladada al XIII Congreso, a celebrar en diciembre. Antes, en noviembre, tuvieron lugar elecciones senatoriales parciales y tras la constitución del nuevo hemiciclo Topolánek fue elegido vicepresidente de la Cámara.

Topolánek emergió entonces como uno de los aspirantes al puesto que liberaba un líder dominante, si no autoritario, con quien nunca había mantenido unas relaciones cordiales y del que menos aún había sido un protegido. De hecho, el senador, al que sus compañeros de partido consideraban un hombre jovial que tendía a ver las cosas en positivo, presentó una plataforma "por el cambio" que incidía en la superación del estilo personalista del liderazgo orgánico y en la necesidad de abrirse a la sociedad. Sin embargo, no asumió de manera explícita la necesidad, defendida por algunos sectores internos, de corregir la retórica antiizquierdista y el énfasis puesto en las bondades del libre mercado sin cortapisas ni compensaciones sociales, dos pautas características de Klaus que estaban teniendo una pésima acogida en las urnas. En otras palabras, Topolánek propugnaba un suave desplazamiento al centro político.


2. De la sucesión de Václav Klaus a la jefatura del Gobierno

Topolánek llegó a la cita partidaria del 13 de diciembre de 2002 en la localidad de Frantiskovy Lázne con desventaja frente a Petr Necas, vicepresidente del partido y el público favorito de Klaus. Antes de comenzar la votación, en una finta destinada a aunar apoyos, Topolánek aseguró a los 350 compromisarios que fuese quien fuese su nuevo presidente, el ODS no iba a variar sus postulados y que su ideología seguiría siendo el "klausismo". El 15 de diciembre tuvo lugar la primera ronda electoral con el resultado de que Necas aventajó a Topolánek en unos insuficientes siete votos. En la segunda ronda, sin embargo, el senador saltó de 109 a 179 votos y resultó vencedor sobre Necas, que recibió 168. Otros dos contendientes, Jan Zahradil y Miroslava Nemcová, fueron compensados con los puestos de vicepresidente primero y vicepresidenta del partido, respectivamente. Necas conservó su vicepresidencia y Klaus recibió el título de presidente honorífico de la formación.

Tras proclamarse presidente del ODS, Topolánek restó importancia a sus más y sus menos con Klaus, que achacó "a unas personalidades radicalmente diferentes y no a divergencias de opinión". El aludido, en cambio, acogió con desdén la promoción del ingeniero y pasó a concentrarse en su postulación electoral para suceder a Havel en la Presidencia de la República a principios de 2003. Antes de terminar 2002 Topolánek volvió a marcar las distancias con Klaus al recriminarle que hubiera perdido "la pegada" y que en los últimos años de su liderazgo hubiera sido incapaz de convertir al partido en una "alternativa clara y comprensible de centroderecha" a los socialdemócratas.

Tras asumir la jefatura del Estado, Klaus mantuvo con su antiguo subalterno partidista unas relaciones de mera cortesía institucional, no exentas de frialdad. Mientras que el presidente alardeaba de su actitud "eurorrealista", que él entendía como un apoyo crítico al ingreso en la UE, producido el 1 de mayo de 2004, por el rechazo que le suscitaba el elemento supranacional de la construcción europea, el líder de la oposición perfiló una postura más nítida a favor de la adhesión. Así se apreció en el referéndum nacional de junio de 2003, cuando el ODS, aunque sin mucha pasión –tan poca, de hecho, que el oficialismo le acusó de ser ambiguo en tan trascendental cuestión y de dar alas al euroescepticismo-, hizo campaña por el sí.

Topolánek, que en 2003 se desprendió de todos sus puestos ejecutivos en la empresa VAE, descartó cualquier colaboración parlamentaria con el CSSD y se planteó los objetivos de llegar a acuerdos con otros partidos del espectro centroderechista, inclusive los democristianos y unionistas, que estaban en el Gobierno, y de ganar las próximas citas electorales, las europeas y senatoriales de 2004. En efecto, ambas citas en las urnas sonrieron a los conservadores: en junio, el ODS se hizo con 9 de los 24 eurodiputados reservados a la República Checa con el 30% de los votos y humilló al CSSD, que no llegó al 9% de los votos y hubo de contentarse con dos mandatos; y en noviembre, el principal partido de la oposición obtuvo un éxito aún más rotundo al ganar 18 de los 27 escaños en juego. Por cierto que esta vez Topolánek decidió no presentarse candidato al Senado, así que interrumpió su trayectoria de legislador.

La punzante oposición de Topolánek a los gobiernos de mayoría socialdemócrata, centrada en la crítica a la "desastrosa" gestión de la economía –en especial, el crecimiento descontrolado del déficit público, que ponía muy cuesta arriba la meta de ingresar en la eurozona en 2009 o 2010-, encontró un valioso aliado en el propio CSSD, que ofreció a la opinión público un poco edificante espectáculo de luchas fratricidas y que socavó decisivamente sus posibilidades de seguir gobernando tras las elecciones generales de 2006.

Así, el líder opositor, fielmente escudado por tres dirigentes de talla como Necas, Nemcová y Vlastimil Tlustý –el jefe del grupo parlamentario-, pudo saborear la dimisión de Spidla, muy impugnado por sus correligionarios, en junio de 2004, a raíz del descalabro sufrido por el CSSD en las europeas y meses después de conseguir zafarse de una moción de censura iniciada por el ODS y respaldada por su antípoda ideológica, el Partido Comunista de Bohemia y Moravia (KSCM). El sucesor de Spidla, Stanislav Gross, ni siquiera llegó al final de la legislatura: en abril de 2005, tan sólo días después de sortear otra moción de censura del ODS, se vio obligado a dimitir al dar la KDU-CSL por rota la coalición en el contexto del escándalo suscitado por el lujoso apartamento que el primer ministro tenía en Praga y cuya compra no acertaba a explicar. Entre medio, en diciembre de 2004, Topolánek fue entusiásticamente reelegido por los suyos como presidente nacional del ODS.

Las credenciales ganadas por Topolánek de político pragmático, no doctrinario y con capacidad para el diálogo, así como procomunitario, se vieron parcialmente enturbiadas en 2005 por una serie de expresiones subidas de tono que pudieron ser el fruto de una confianza inmoderada en la victoria electoral en 2006. Así, en un encuentro con hombres de negocios, prometió desatar una "noche de cuchillos largos" en el sector público de la economía tras ocho años de gobiernos socialdemócratas que en su opinión no habían efectuado una verdadera reforma estructural para recortar drásticamente los gastos del Estado.

Y es que el ODS, entre otros cambios, propugnaba un tipo único del impuesto sobre la renta del 15% y reformas restrictivas en los sistemas de pensiones y de salud, mientras que el CSSD quería preservar los logros alcanzados en el estado del bienestar checo precisamente ahora que la economía crecía a un ritmo del 6% anual. En otra ocasión, Topolánek tachó de "porquería" el Tratado de la Constitución Europea, cuya ratificación vía referéndum era considerada por el nuevo primer ministro del CSSD, Jirí Paroubek, aunque el doble no expresado por los electores franceses y holandeses y el subsiguiente "período de reflexión" en el proceso de ratificación abierto por el Consejo Europeo dejaron aquel proyecto en el dique seco.

Lo que sucedió en las elecciones del 2 y el 3 de junio de 2006 fue que el ODS ganó, pero, como venía sucediendo desde 1992, sólo por mayoría simple. La considerable recuperación experimentada por el partido de Topolánek, ascendiendo en cuota de votos del 24,5% al 35,4% y en cuota de escaños de 58 a 81, quedó en parte malograda porque los socialdemócratas registraron una sorprendente alza y capturaron 74 escaños con el 32,3% de los sufragios. Paroubek se quejó amargamente de que si no hubieran sido sacudidos, dos semanas antes de las elecciones, por el escándalo de la investigación policial que le había implicado a él y a Gross en una escabrosa trama delictiva -extremo que ambos políticos negaron con vehemencia y que vincularon a un conspiración política para desacreditarles-, los socialdemócratas habrían ganado las elecciones. Topolánek, empero, lo tenía claro: "los socialistas han hecho de la corrupción la norma y han perfeccionado las conexiones de tipo mafioso entre el Gobierno, sus amigos y el crimen organizado", espetó.

La aritmética electoral, verdaderamente endiablada, generó lo más parecido a un bloqueo, ya que ninguna de las coaliciones consideradas plausibles alcanzaba el listón de los 101 escaños sobre los que hacer descansar un Gobierno de mayoría: un tripartito formado por el ODS, la KDU-CSL y el Partido Verde (SZ) sumaba 100 diputados; una alianza de izquierdas formada por el CSSD y el KSCM quedaba exactamente también a un escaño de la mayoría absoluta; y la tercera alternativa, un gobierno de socialdemócratas, democristianos y verdes, tendría que conformarse con 93 escaños. Topolánek, que ganó su primer mandato de diputado, por Praga, había contado con que el ODS no alcanzaría la mayoría absoluta por sí solo, pero se había ilusionado con un gobierno bipartito en compañía de los democristianos y con un holgado respaldo parlamentario.

Quedaba la fórmula, inédita desde la independencia, de una gran coalición entre el ODS y el CSSD, pero este escenario resultaba inverosímil después de retirarse de los respectivos liderazgos partidistas Klaus y Zeman, los artífices de la controvertida colaboración parlamentaria bicolor de años atrás, que entre 1998 y 2002 había permitido al actual presidente de la República ostentar la presidencia de la Cámara de representantes. En tanto que el cabeza de la lista más votada, Topolánek recibió el 5 de junio el mandato de Klaus de principiar los intentos de formar el nuevo Gobierno.

Soslayando el inconveniente de no tener garantizado el voto de confianza por el diputado que les faltaba, aunque con la esperanza de que este apoyo concreto pudiera provenir de la bancada del CSSD, Topolánek, el presidente de la KDU-CSL, Miroslav Kalousek, y el líder del SZ, Martin Bursík, emprendieron unas negociaciones formales que el 26 de junio produjeron un acuerdo sobre un programa común y el reparto de carteras. Sin embargo, el empate legislativo entre los bloques derechista e izquierdista bloqueó la elección del nuevo presidente de la Cámara de Representantes, y sin inauguración de la legislatura no podía haber mudanza gubernamental.

Con el fin de superar la parálisis institucional y evitar la convocatoria de nuevas elecciones, Topolánek ofreció a Paroubek el Gobierno de gran coalición de naturaleza cuatripartita, pero el líder socialdemócrata sólo se mostró dispuesto a sostener en el Parlamento un gobierno temporal del centroderecha, que durase hasta la celebración de nuevos comicios, o bien un gobierno monocolor del ODS. Los tres partidos centroderechistas, a su vez, se negaron a permitir la reelección del socialdemócrata Lubomír Zaorálek como presidente de la Cámara baja, que era lo que exigía Paroubek a cambio del imprescindible apoyo del CSSD para el voto de confianza al Ejecutivo tripartito, a menos que el primer ministro saliente consensuara con ellos las líneas maestras de los presupuestos generales de 2007, los cuales debían incidir en la reducción del déficit para no malograr la adopción del euro en 2010, previsión que de todas maneras se antojaba poco factible.

Visto el panorama, Topolánek renunció a formar el gobierno tripartito y se decantó por un ejecutivo sin socios y dependiente del apoyo parlamentario del CSSD, la KDU-CSL y el SZ. Tras frenéticas negociaciones de los cabezas de facción se llegó a un consenso básico sobre la elección del socialdemócrata Miloslav Vlcek como presidente de la Cámara de Representantes por tiempo limitado, y sobre la formación de un gobierno monocolor del ODS con la misión prioritaria de elaborar los presupuestos del año siguiente y con fecha de caducidad adelantada: en principio, duraría hasta 2008, cuando tendrían lugar elecciones anticipadas. Sin embargo, no todos los cabos quedaron atados. Paroubek advirtió que el ODS no debía esperar del CSSD un cheque en blanco parlamentario y Topolánek insistió en que le gustaría gobernar por lo menos hasta la presidencia checa del Consejo de la UE, en el primer semestre de 2009.

La elección de Vlcek por los diputados el 14 de agosto desatascó el proceso poselectoral. Dos días después, Paroubek enviaba la carta de dimisión a Klaus y éste a su vez nombraba primer ministro a Topolánek. El 4 de septiembre, por fin, tomó posesión el Gobierno encabezado por Topolánek, que según él se basaba en parte en el manifiesto programático adoptado en junio con los democristianos y los verdes, y en parte en lo hablado en las últimas semanas con los socialdemócratas, aunque todos estos grupos se guardaron de avalar esa declaración. De los 15 miembros del Gabinete, nueve pertenecían al ODS y seis eran independientes. El segundo de a bordo era Petr Necas, desde los puestos de viceprimer ministro y ministro de Trabajo y Asuntos Sociales. Los no adscritos Jirí Sedivý y Alexandr Vondra tomaron las carteras de Defensa y Asuntos Exteriores, respectivamente. Vlastimil Tlustý se hizo cargo de Finanzas e Ivan Langer, otro dirigente del ODS, de Interior.

Topolánek debía someterse ahora al preceptivo voto de confianza de la Cámara baja en el plazo máximo de un mes, sin el cual se vería obligado a poner su cargo a disposición de Klaus. Como precaviéndose de lo que pudiera suceder, el primer ministro adelantó la opinión de que estaba preparado para gobernar incluso si los diputados le negaban la confianza, ya que había que organizar las elecciones senatoriales en el otoño y sacar adelante los presupuestos generales de 2007. Recordó que la Constitución facultaba al presidente de la República para realizar otros dos nombramientos de primeros ministros y someterlos al Parlamento antes de verse obligado a clausurar la legislatura, que nada le impedía insistir en la primera elección y que en ese escenario no había plazos legales salvo en el punto de la confianza parlamentaria. A finales de septiembre, el ambiente de incertidumbre se caldeó al prosperar una moción parlamentaria no vinculante iniciada por el CSSD en la que se demandaba las renuncias de Topolánek, Necas y Langer por haber acusado al anterior Gobierno sin aportar evidencias de estar implicado en un escándalo de escuchas ilegales realizadas a los dirigentes del ODS.

El 3 de octubre sucedió lo que Topolánek había temido: su Gobierno fracasó en la obtención de la confianza parlamentaria con el resultado de 96 votos a favor y 99 en contra. Las culpas recayeron en el grupo parlamentario del CSSD, que no lanzó ningún cabo, y en tres diputados de la KDU-CSL, inclusive Kalousek, que se abstuvieron de votar. La decisión de Kalousek pareció obedecer a una pataleta por su reciente defenestración como presidente de los democristianos luego de airar a sus conmilitones con su respuesta positiva a una oferta de Paroubek de negociar la formación de un gobierno de coalición bipartito tolerado por el KSCM. En cuanto al voto negativo en bloque de los socialdemócratas, era la demostración palmaria de que las negociaciones de agosto no habían producido más que un paño caliente y que las relaciones entre el ODS y el CSSD seguían presididas por el resquemor y la desconfianza.

Topolánek fue rápido en anunciar su intención de seguir al frente del Gobierno hasta que Klaus hiciera la segunda designación de un primer ministro, y aún después, ya que creía que el presidente volvería a confiar en él, incluso sin alterar el programa político ni la composición del Gabinete, siempre, eso sí, que le garantizara la consecución de la mayoría requerida para que el fiasco del 3 de octubre no se repitiese. Por el momento, el 11 de octubre, conforme al reglamento constitucional, Topolánek presentó la renuncia de su Gobierno a Klaus, quien le pidió que continuara en funciones. Entonces se sugirió que Klaus no iba a hacer ningún movimiento hasta después del XVII Congreso del ODS, previsto para mediados de noviembre.

En las elecciones parciales al Senado celebradas el 20 y el 21 de octubre y con segundas vueltas los días 27 y 28, el ODS ganó 14 de los 27 escaños en disputa. La esposa del primer ministro desde hacía 27 años, Pavla Topolánkova, madre de sus dos hijas e hijo, fue uno de los candidatos que pugnaron sin éxito por el escaño senatorial, en su caso uno por la circunscripción de Ostrava. Curiosamente, Topolánkova no compitió en las listas del ODS, sino en las de Politika 21, un partido derechista de reciente aparición y muy interesando en robarle electorado a la primera formación del país.

Hasta hacía escasos meses, Topolánkova, una empresaria de éxito a la que la prensa local llamaba la Hillary Clinton checa, había acompañado a su marido en sus actos proselitistas, pero ahora desplegaba ambiciones políticas propias y con un tono extremadamente crítico con el ODS. El propio Topolánek, en agosto, salió a explicar que el inesperado movimiento de su esposa no era sino una "dulce venganza" contra él por su relación extramarital con la diputada del ODS Lucie Talmanová. El entonces primer ministro designado reconoció con toda naturalidad que mantenía un romance con su compañera de partido y que ya había pedido a sus abogados que iniciaran los trámites del divorcio.

(Cobertura informativa hasta 1/11/2006)