Dritan Abazovic

El viceprimer ministro de Montenegro, Dritan Abazovic, saltó a la jefatura del Gobierno del país balcánico en abril de 2022 merced a una moción de censura que supuso la caída del primer ministro salido de las elecciones de 2020, Zdravko Krivokapic. Abazovic, líder del partido eco-socio-liberal Acción de Reforma Unida (URA) y con un perfil académico, ha subido al vértice del poder apoyado en una nueva coalición multipartita que presenta una orientación más progresista y más nítidamente proeuropea que la anterior, y cuya mayoría parlamentaria es fiada, en una polémica maniobra que contraría anteriores posturas personales, al apoyo del partido del presidente de la República, Milo Djukanovic, hasta ahora en la oposición.

La recomposición del Ejecutivo montenegrino se mide también en claves de alejamiento adicional de Serbia, vecino con el que hasta 2006 funcionó un único Estado compartido, y de énfasis en la condena a la invasión rusa de Ucrania. Montenegro entró en la OTAN en 2017 y desde 2012 está negociando su adhesión a la UE, arduo proceso que Abazovic, paladín de las reformas internas (la más urgente, la judicial, pero también tocan la electoral, la administrativa, la educativa o la de los servicios de seguridad) y de la lucha contra la corrupción y el crimen organizado, desea acelerar, a rebufo de las recientes solicitudes de adhesión de Ucrania, Moldova y Georgia. El nuevo primer ministro prevé celebrar elecciones anticipadas en 2023, pero antes quiere "desbloquear" las instituciones y hacerlas "operativas", como corresponde a un "Estado de derecho". Punto a tener en cuenta, el grupo de Abazovic, con cuatro diputados, es tan solo el sexto de la Asamblea.


(Nota de actualización: esta biografía fue publicada el 4/5/2022. El Gobierno de Dritan Abazovic perdió una moción de censura parlamentaria el 20/8/2022, tras lo cual permaneció en funciones. Los desacuerdos institucionales sobre la formación de un Gabinete alternativo derivaron en la celebración de elecciones legislativas anticipadas el 11/6/2023. El cabeza de la lista más votada, Milojko Spajic, articuló un Gobierno de coalicion que no incluyó al partido de Abazovic y que tomó posesión el 31/10/2023).

Brillante y ambicioso, Dritan Abazovic rompe moldes en la élite política montenegrina no por su perfil ideológico, el liberalismo europeísta y proatlantista, compartido por otros dirigentes de distintos partidos, ni por sus 36 años de edad, pues Montenegro ya ha conocido otros primeros ministros treintañeros, pero sí por su identidad étnico-religiosa: él es miembro de la minoría albanesa, que constituye menos del 5% de la población (algo más de 30.000 ciudadanos), así como musulmán, fe profesada por el 19% de los habitantes de un país mayoritariamente cristiano ortodoxo.

En la última década del siglo XX Abazovic vivió como niño la secuencia de conflictos y guerras que acompañó la desintegración violenta de la antigua Yugoslavia. En 2004, cuando el hombre fuerte de Montenegro, Milo Djukanovic, por entonces primer ministro, aceleraba su programa independentista de la Unión estatal con Serbia con el doble objetivo de meter al país soberano en la OTAN y en la UE, Abazovic se matriculó en la Facultad de Ciencias Políticas de la Universidad de Sarajevo. Estudiante aventajado y laureado, se sacó la licenciatura en solo dos años y siete meses, cuando la carrera era de cuatro años, y en 2008 terminó un posgrado de maestría en Relaciones Internacionales en la Universidad de Montenegro. Posteriormente, en 2019, la Universidad de Sarajevo iba a conferirle el título de doctor en Teoría Política.

Como politólogo en formación, el futuro primer ministro pasó por las aulas lectivas, los equipos de investigación y las salas de seminarios de varias universidades de Europa y de Estados Unidos, donde se hizo notar por su capacitación académica y unas dotes de liderazgo que no tardaría en desplegar en las palestras políticas. En 2010 publicó el libro Cosmopolitan Culture and Global Justice, basado en su tesis de maestría en la Facultad de Ciencias Políticas de Podgorica y con el que explicaba su visión del pensamiento político cosmopolita y los aspectos éticos de la globalización. Aquel mismo año empezó a dar clases de Sociología de la Cultura, Comunicación e Historia de la Religión en una escuela secundaria de su población natal, Ulcinj, solicitado destino turístico de la costa del Adriático asomado a la frontera con Albania, y de paso inició tareas directivas en una televisión local y prestó servicios a las ONG Mogul, New Horizons y Alpha Center, dedicadas al activismo en los campos de los derechos humanos y la vocación euro-atlántica.

Sin embargo, fue la política representativa el terreno profesional en el que Abazovic mejor proyectó su precocidad. En mayo de 2012, con 26 años, el politólogo estuvo entre los líderes fundadores de Montenegro Positivo (PCG), partido de corte social liberal que eligió como su presidente al biólogo y conservacionista Darko Pajovic. Meses después, Abazovic, Pajovic y otros cinco candidatos de la flamante formación ganaron el escaño de diputado en la Skupstina o Asamblea. El PCG debutó con un meritorio 8,4% de los votos en los comicios de octubre de 2012, que como todos los celebrados desde 1998 fueron ganados por la coalición Montenegro Europeo (ECG) y el Partido Democrático de los Socialistas de Montenegro (DPS) del incombustible Djukanovic, el cual se aprestó a tomar personalmente las riendas del Gobierno por cuarta vez.


FORMACIÓN DE LA URA Y DIRIGENTE DE LA COALICIÓN ANTI-DPSLa tendencia del jefe de filas del PCG, Pajovic, a debilitar la línea de oposición al régimen del DPS provocó el disgusto de Abazovic, que en 2014, junto con sus compañeros de bancada Mladen Bojanic y Milos Konatar, optó por abandonar el partido y permanecer en la Skupstina como diputado independiente.

En marzo de 2015 Abazovic y Konatar se unieron a Zarko Rakcevic, antiguo viceprimer ministro y dirigente del Partido Social Demócrata de Montenegro (SDP), para lanzar Acción de Reforma Unida (URA), movimiento cívico con vocación de partido político que adoptó como credenciales un liberalismo progresista de tipo ecosocial y el europeísmo ferviente. En aquellos momentos, Montenegro, con el impulso denodado de Djukanovic, un gobernante que pregonaba su entusiasmo con la próxima inserción del país en las estructuras euro-atlánticas y bien conectado con los líderes occidentales pero que concitaba furiosas críticas domésticas por su concepto acaparador del poder —de hecho, difícilmente compatible con los estándares democráticos de la UE—y toda la urdimbre de turbiedades y corruptelas que rodeaba a su partido, ya iba por su cuarto año de prolijas negociaciones de adhesión en Bruselas y veía abiertas de par en par las puertas de la OTAN, que se disponía a admitirlo en su seno.

Con Rakcevic de presidente y Abazovic de vicepresidente, la URA se aproximó al Partido Popular Socialista (SNP) de Srdan Milic, anterior adalid izquierdista del unionismo serbo-montenegrino (y surgido en 1998 de la ruptura del viejo DPS cuando este quedó bajo el control del nacionalista Djukanovic) pero que ahora hacía gala de ideas moderadas proeuropeas, y el Demos de Miodrag Lekic, grupúsculo liberal conservador, para acudir juntos a las elecciones de octubre de 2016.

La llamada Coalición Clave (Kljuc) de la URA, el SNP y Demos tuvo un flojo desempeño electoral al sumar sus miembros algo más del 11% de los votos y nueve escaños, que era exactamente el mismo nivel alcanzado por los populares socialistas en solitario cuatro años atrás. Abazovic fue reelegido diputado. Al constituirse el nuevo Parlamento, la URA y el SNP decidieron constituir grupos separados, dando por disuelta su alianza. En cuanto al oficialista DPS, conquistó su enésima victoria, como la vez anterior por mayoría simple, y pudo seguir gobernando con el respaldo de varios partidos pequeños. Djukanovic, que preparaba su regreso a la Presidencia de la República sin desprenderse del control absoluto de su partido, cedió la jefatura del Gobierno de coalición a uno de sus hombres de confianza, Dusko Markovic

Su pulcra oratoria parlamentaria, su estilo dinámico y sus aceradas críticas a Djukanovic y el DPS, puestos por él de organización delictiva y de régimen mafioso, le reportaron notoriedad nacional a Abazovic, que desplazó al más discreto Zarko Rakcevic como presidente de la URA en abril de 2017. Fue al poco de añadir el politólogo su firma a la Declaración sobre el Idioma Común, una iniciativa de ONG e intelectuales serbios, montenegrinos, croatas y bosníacos en pro de la relación cordial entre comunidades sin soflamas nacionalistas o chovinismo étnico.

La oposición montenegrina, abigarrada y fragmentada, procedió a reestructurarse con la expectativa de poder batir finalmente al DPS en las elecciones legislativas del verano de 2020. Abazovic y su grupo descartaron forjar la clásica coalición con fuerzas afines y a cambio presentaron, el 13 de julio, la plataforma cívica Negro sobre Blanco (CnB), que atrajo a una serie de personalidades independientes y al minúsculo partido liberal proeuropeo Civis. La CnB obtuvo además el patrocinio del Partido Verde Europeo, del que la URA se convirtió en miembro.

Abazovic dotó a su plataforma electoral de un manifiesto potencialmente atractivo para los sectores jóvenes, bien instruidos y profesionales de la sociedad montenegrina. Mensajes dirigidos a quienes aspiraban a elevar o modernizar los estándares políticos y económicos de la pequeña república de los Balcanes Occidentales, sin desviar la mirada de la UE y sus exigentes requisitos de reforma y adaptación. Así, la CnB, con su líder de elocuente divulgador, hablaba de construir un verdadero Estado de derecho, de luchar en serio contra la corrupción, de erradicar las tramas criminales que involucraban a políticos, empresarios y delincuentes organizados, de acometer reformas estructurales a múltiples niveles y de poner los cimientos de un desarrollo económico y social sostenible, respetuoso con el medio ambiente y comprometido con la transición climática. Ahora bien, la CnB de Abazovic tenía que competir con otros dos bloques del campo opositor, muñidos asimismo para la circunstancia.

El más potente de ellos era Por el Futuro de Montenegro (ZBNG), encabezado por el Frente Democrático (DF, a su vez una coalición de partidos), representante, aunque no exclusivamente, de las sensibilidades proserbias, muy importantes aún en Montenegro pese a la política nacionalista del DPS, y de tendencia ideológica mayormente conservadora amén de matizadamente euroescéptica salvo en el caso del SNP de Vladimir Jokovic, uno de sus integrantes. El otro grupo opositor rival era La Paz es Nuestra Nación (MNN), alianza algo más cercana a la CnB al estar orientada al centro europeísta e incidir en el combate anticorrupción. El cabeza de lista del ZBNG era el ingeniero independiente Zdravko Krivokapic, serbio étnico y rostro del capítulo seglar de la Iglesia Ortodoxa Serbia de Montenegro, metida en una encarnizada pugna con el Gobierno del DPS a causa de una polémica ley que facultaba al Estado para nacionalizar centros de culto y propiedades del clero. En cuanto al cabeza del MNN, se trataba de Aleksa Becic, jefe del partido Montenegro Democrático (DCG).

De los tres bloques opositores, el comandado por Abazovic fue el que menos tirón tuvo en las elecciones del 30 de agosto de 2020. Así, la CnB hubo de conformarse con la cuarta posición con el 5,5% de los votos y cuatro escaños, uno de ellos para su líder, reelegido por segunda vez. El MNN sacó una decena de diputados y el ZBNG 27, solo tres menos que el erosionado DPS del presidente Djukanovic, el cual, a pesar de preservar la primacía numérica, ya no estaba en condiciones de formar gobierno. Por primera vez en 22 años, Montenegro se asomó a la alternancia política en el poder.

Tras conocer los resultados electorales, un alborozado Abazovic se apresuró a anunciar el final del dominio del DPS y la llegada de la "libertad" a Montenegro. El ZBNG, el MNN y la CnB entraron en negociaciones y el 8 de octubre de 2020 un resignado Djukanovic nombró primer ministro a Krivokapic. El nuevo oficialismo se sustentaban en una mínima mayoría absoluta de 41 diputados.

En su programa de Gobierno, firmado el 9 de septiembre, Abazovic, Krivokapic y Becic pactaron mantener al país bien encarrilado en su apuesta europea y la cooperación con los aliados de la OTAN, garantizar las libertades constitucionales y el Estado de derecho, ganar la batalla a la corrupción y el crimen organizado, y retirar la controvertida ley religiosa. Los tres dirigentes convinieron también en, a fin de acabar con la polarización ideológica de la vida pública y "despolitizar" las instituciones, se nombrara un Gabinete de expertos, tecnócratas independientes concentrados en la gestión eficaz. Los partidos propusieron a sus ministros en función de su peso parlamentario y Krivokapic vetó la colocación de militantes o personas allegadas. La excepción fue, precisamente, Abazovic, nombrado viceprimer ministro al cargo de la Seguridad Nacional. De los 14 miembros del Gabinete, la CnB propuso cuatro, siendo los otros tres ministros de peso, los de Asuntos Exteriores (Dorde Radulovic), Defensa (Olivera Injac) e Interior (Sergej Sekulovic).


VICEPRIMER MINISTRO VOLCADO EN EL IMPERIO DE LA LEY Una serie de contratiempos de última hora, entre ellos el positivo de COVID-19 dado por Abazovic, que hubo de guardar aislamiento y cuarentena, demoró la asunción del Gobierno Krivokapic hasta el 4 de diciembre de 2020. Además de viceprimer ministro para la Seguridad Nacional, Abazovic, que abandonó el Parlamento, tomó los puestos de presidente del Consejo Nacional de Alto Nivel contra la Corrupción, jefe de la Oficina de Coordinación Operativa, presidente de la Comisión de Sistema Político, Política Interior y Política Exterior, y vicepresidente del Consejo de la OTAN. Con esta plétora de cometidos en las esferas doméstica e internacional, el líder de la URA pasaba a ser una especie de director estratégico del Ejecutivo, convirtiéndose casi en un co-primer ministro de facto.

El Gobierno Krivokapic, verdadera bocanada de aire fresco en la política montenegrina, arrancó sin embargo con suspicacias entre sus socios. El foco del malestar estaba en los partidos del DF, disgustados porque Krivokapic y Abazovic les impusieran la fórmula del equipo de expertos y recelosos también porque el contrato de la coalición a tres bandas vetara expresamente cualquier iniciativa para alterar los símbolos (bandera, escudo, himno) de la soberanía nacional, la independencia y la estatalidad de Montenegro. Todo ello les hacía sentirse marginados a Andrija Mandic, Milan Knezevic, Nebojsa Medojevic y otros cabezas de facción de la DF que compartían las tesis del unionismo serbo-montenegrino y mantenían unas excelentes relaciones con la fuerza gobernante en el país vecino, el Partido Progresista Serbio (SNS) del presidente Aleksandar Vucic. Krivokapic y Abazovic prometían normalizar las relaciones con Serbia, muy deterioradas en la era del DPS, pero negaban categóricamente la posibilidad de un viraje exterior proserbio (o prorruso).

Por del momento, Abazovic se concentró en su programa reformista, que requería "desmantelar" el aparato construido por el DPS y del que aparentemente no era ajeno el florecimiento de las bandas puramente delictivas. En los primeros meses de 2021, la Policía, siguiendo instrucciones del viceprimer ministro y del ministro del Interior, dio fuertes golpes al clan de Kavac, considerado la mayor organización criminal del país y uno de los grandes actores de las tramas del narcotráfico en el sur de Europa. En abril, los agentes capturaron en Kotor a Slobodan Kascelan, presunto capo máximo del clan y acusado por la fiscalía de una lista de delitos por los que podría enfrentar penas de 40 años de prisión. Las fuerzas de seguridad la emprendieron también contra la mafia del contrabando de tabaco, otro negocio ilícito altamente lucrativo y que causaba considerables pérdidas fiscales al Estado. Estas actuaciones no tardaron en concitar amenazas de muerte contra el viceprimer ministro, quien solía expresar su alegría por los sucesivos éxitos policiales.

Llegado el verano de 2021, el conflicto político-religioso en torno a la Iglesia Ortodoxa Serbia de Montenegro volvió a señorear la actualidad nacional. El 5 de septiembre se produjeron graves incidentes cuando cientos de fieles ortodoxos, azuzados por el presidente Djukanovic, intentaron sabotear con mucha agresividad, levantando barricadas con neumáticos incendiados y blandiendo armas, la investidura del arzobispo Joanikije II como nuevo primado metropolitano para suceder al arzobispo Amfilohije, fallecido en octubre del año anterior a causa del coronavirus. Los disturbios y el aparatoso cordón policial empañaron una ceremonia en el Monasterio de Cetinje a la que asistió el patriarca Porfirije de la Iglesia Ortodoxa Serbia.

La implicación descarada de Djukanovic en esta disputa clerical obedecía a la determinación del jefe del Estado, cuyas mínimas atribuciones constitucionales eran las propias de una república parlamentaria, de actuar contra una institución espiritual que desde los sectores nacionalistas era vista como un poderoso símbolo de la influencia serbia sobre Montenegro. Aunque también resultaba obvio que Djukanovic se valía de este conflicto para minar la confianza popular en el Gobierno de sus adversarios de casa.

Krivokapic denunció la movilización contra Joanikije II como un "acto terrorista", pero desde su propio campo, la ONG socio-religiosa No Cederemos Montenegro (NDCG) se le exigió las destituciones del ministro del Interior designado por la URA, Sergej Sekulovic, y del jefe de la Policía por no haber impedido las violencias. Entonces, Abazovic, si bien había reclamado posponer la inauguración del nuevo metropolitano ortodoxo simplemente para evitar contagios del coronavirus, amenazó con derribar él mismo el Gobierno si el primer ministro sucumbía a las presiones de los proserbios.


MOTÍN PARLAMENTARIO CONTRA KRIVOKAPIC Y ASCENSO A JEFE DE GOBIERNO CON NUEVOS SOCIOSLa crisis de Cetinje abrió grietas irreparables en el frente gubernamental, un conglomerado de fuerzas dispares a las que solo el común repudio al DPS había reunido. El 15 de diciembre Abazovic, frustrado por el curso de los acontecimientos, dio el paso de suscribir un "memorando de cooperación" entre la CnB/URA, el SNP, el Partido Bosníaco (BS), la Coalición Albanesa (KSh) y la Lista Albanesa (LSh).

Transcurrido un mes, el 17 de enero de 2022, el viceprimer ministro dio un segundo y más sonado aldabonazo al reclamar la constitución de un nuevo Gobierno con representantes de todos los partidos parlamentarios salvo el DF y el DPS, y de ser necesario de minoría, como la única manera de mantener el curso de las reformas proeuropeas en Montenegro. Había una lista de tareas urgentes, a la cabeza de las cuales estaba la elección de las nuevas magistraturas de jueces y fiscales. También había que suscribir algún tipo de acuerdo fundamental con la Iglesia Ortodoxa Serbia para un modus vivendi. Al instante, desde el DF, partidario de elecciones anticipadas, se acusó a Abazovic de "traicionar" los resultados electorales de 2020. Krivokapic, enfadado también, acusó a su viceprimer ministro díscolo de allanar el camino para el retorno del DPS al poder.

Abazovic forzó la mudanza política por él prescrita recurriendo a una vía heterodoxa pero perfectamente constitucional, no insólita entre las democracias europeas: el derribo mediante una moción de censura parlamentaria del Gobierno del que era miembro. Como ni el DF ni el MNN estaban con él, Abazovic necesitaba la colaboración del DPS de Djukanovic, algo que para los damnificados por la operación era un tremendo escándalo. El voto de censura iniciado por la CnB/URA para dar carpetazo al Gabinete Krivokapic tuvo lugar el 4 de febrero de 2022, coincidiendo con el auto del Tribunal Constitucional que desestimaba la propuesta (aprobada por la Asamblea el 19 de noviembre) de someter a juicio político a Djukanovic por su papel en los disturbios de Cetinje. 43 diputados votaron a favor y 11 en contra. Varios diputados, fundamentalmente del DF, boicotearon la sesión.

El 3 de marzo el presidente Djukanovic encomendó a Abazovic la formación del nuevo Gobierno. Las discusiones con los partidos interesados en participar se prolongaron durante varias semanas, tiempo en el cual Montenegro experimentó las salpicaduras de la invasión rusa de Ucrania, iniciada el 24 de febrero. El Gobierno en funciones de Krivokapic, y en esto Abazovic remaba en la misma dirección, se sumó a la postura de condena enérgica de la UE y las potencias occidentales, y adoptó, no sin las resistencias de los ministros designados por los partidos proserbios, su propio paquete de sanciones nacionales a Rusia. El posicionamiento inequívoco quedó subrayado el 7 de abril con la orden de expulsión contra cuatro diplomáticos rusos acreditados en Podgorica por "violaciones de las normas diplomáticas". Ya el 4 de marzo Montenegro había aparecido en la lista de 48 "países hostiles", entre ellos los 27 de la UE, publicada por el Ministerio de Exteriores ruso.

A diferencia del Gabinete Krivokapic, el Gobierno entrante iba a ser político en el sentido convencional, con presencia de partidos, y de paso minoritario. Abazovic reiteró las prioridades reformistas del país e indicó que su mandato sería de un año, pues en 2023 Montenegro iría a elecciones legislativas anticipadas. Los comicios no podían ser ahora, tal como le exigían el DF y el MNN, porque antes había que hacer "operativas" las instituciones republicanas. "La idea es desbloquear Montenegro y elegir unas instituciones funcionales en lugar del caos", aseveraba el próximo primer ministro, en cuya web personal figuraba el siguiente mensaje: "Cualquiera que obstruya la liberación por Montenegro del crimen y la corrupción tendrá que rendir cuentas. Montenegro ya no estará gobernado por la mafia. Los que están en las sombras ya no van a mandar".

El 27 de abril Abazovic presentó a la Asamblea la lista de su Gobierno. En la nueva coalición, orientada al centro-izquierda, se sentaban ocho formaciones: la URA, el SNP, el SDP, la liberal Civis, los bosníacos del BS, los albaneses de la KSh y la LSh, y la Iniciativa Cívica Croata (HGI). La fórmula sumaba tan solo 16 escaños, de los que cinco los ponía el SNP y cuatro el binomio URA-Civis (es decir, la CnB), pero el soporte parlamentario prestado por el DPS (29 diputados) y el Partido Liberal de Montenegro (LP, con un representante) proporcionaba una mayoría absoluta de 46 escaños. No quedó nada claro hasta qué punto los diputados del DPS se alinearían con el oficialismo en las votaciones parlamentarias clave. No existía ningún compromiso formal de ese apoyo para lo que quedaba de legislatura —al menos no se hizo público—, y el hecho era que Djukanovic, trascendiendo sus meras atribuciones constitucionales, pasaba a ser el árbitro de la política nacional.

Abazovic arregló una composición de 18 ministros con cartera, dos ministros sin cartera y cuatro viceprimeros ministros. Estos últimos eran: Jovana Marovic, de la URA, también ministra de Asuntos Europeos; Vladimir Jokovic, el líder del SNP, ministro de Agricultura; Rasko Konjevic, el líder del SDP, ministro de Defensa; y Ervin Ibrahimovic, el líder del BS, ministro de Inversiones de Capital. De las demás carteras de peso, la URA tomó la de Interior (para Filip Adzic), el SNP las de Finanzas y Justicia, y el SDP la de Exteriores. Los partidos principales, el SNP y la URA, se quedaron en total con seis y cinco puestos, respectivamente. El SNP obtuvo también, para Danijela Durovic, la presidencia de la Asamblea, de la que fue descabalgado el líder del MNN y el DCG ahora en la oposición, Aleksa Becic.

Al día siguiente, 28 de abril, la Asamblea aprobó el Gabinete Abazovic por 45 votos contra tres.

(Cobertura informativa hasta 4/5/2022)