Andris Berzins (n. 1951)

Estudió en la escuela secundaria Ogre Seco y luego en la Facultad de Historia y Filosofía de la Universidad Estatal de Letonia, en Riga, hasta su licenciatura en 1975. En los siete años siguientes ejerció de profesor y de administrativo en diversas escuelas de la entonces República Socialista Soviética Letona. En 1982 entró en el Comité Estatal de Educación Profesional y Técnica como inspector del área de formación de personal, y en 1986 pasó al Comité Estatal de Trabajo y Asuntos Sociales. En 1990, el año de la proclamación unilateral de la separación de la URSS, se integró en el ejecutivo nacionalista de Ivars Godmanis, respaldado por el Frente Popular Letón, como subdirector del Departamento de Bienestar Social del Ministerio de Economía.

En aquel entonces, Berzins militaba en el Camino Letón (LC), la formación de centroderecha y liberal, moderadamente nacionalista, que lideraba el que fuera último presidente del Soviet Supremo (luego Consejo Supremo) de la República, Anatolijs Gorbunovs, jefe del Estado letón hasta 1993. LC estuvo al frente o participó en todos los gobiernos de coalición posteriores a la independencia -efectiva el 6 de septiembre de 1991-, y Berzins estuvo presente en ellos durante siete años. Todavía con Godmanis de primer ministro, ejerció de viceministro de Bienestar Social y director del Departamento del Trabajo entre 1992 y julio de 1993; con Valdis Birkavs (LC) sirvió como ministro de Trabajo de julio de 1993 a septiembre de 1994; con Maris Gailis (LC) fue de nuevo responsable de la cartera de Bienestar Social y adjunto al primer ministro hasta diciembre de 1995; y, por segunda vez, se encargó del Ministerio de Trabajo, en funciones, como ministro de Estado en el gabinete encabezado por el independiente Andris Skele a partir de la última fecha citada.

En las elecciones municipales del 25 de marzo de 1997 Berzins salió elegido alcalde de Riga, mandato incompatible con el ejercicio de funciones en el Gobierno nacional pero no con la dirección del Consejo Portuario Letón. Erigido en uno de los políticos más populares de Letonia, dado que las encuestas de valoración de líderes le ponían sólo por detrás de la presidenta de la República, Vaira Vike-Freiberga, el 16 de abril de 2000 su partido, presidido por Andrejs Pantelejevs, le nominó su candidato a formar gobierno tras la caída, cuatro días atrás, del tercer ejecutivo de Andris Skele.

El 25 de abril Berzins fue nombrado primer ministro por Vike-Freiberga y el 5 de mayo, un día después del décimo aniversario de la declaración de independencia de la URSS, el Saeima o Parlamento aprobó su gobierno de coalición constituido con los tres partidos del gabinete saliente, a saber, el LC, el Partido Popular (TP) de Skele y la también centroderechista Unión por la Patria y la Libertad (TB/LNNK) de Maris Grinblats, más el centrista Nuevo Partido (JP) de Raimonds Pauls. Acto seguido, Berzins y sus ministros tomaron posesión de sus oficinas. El equipo de Berzins, con mayoría de políticos conservadores y reformistas cercanos al mundo de los negocios, gozaba de una mayoría de 69 escaños sobre los 100 que componen el Saeima, donde sólo quedaban otros dos partidos con representación, los izquierdistas Partido de la Concordia Popular (TSP) de Janis Jurkans y Alianza Socialdemócrata Letona (LSDA) de Juris Bojars.

Como principal tarea de su Gobierno, que hacía el décimo desde 1990, Berzins se planteó la conducción exitosa de las negociaciones, iniciadas en Bruselas el 15 de febrero anterior, para el ingreso de Letonia en la Unión Europea (UE). Ello pasaba por el acometimiento de la profesionalización de la administración y la función pública, la culminación de la reforma de la justicia, más avances en las privatizaciones empresariales y la mercantilización de la propiedad de la tierra, así como inversiones modernizadoras en los capítulos energético y medioambiental, con el objeto de preparar las estructuras letonas para el mercado altamente competitivo de la UE y adaptarlas al acervo comunitario en cuanto a legislación y normativas.

En añadidura, la UE pedía a Riga más rigor frente a las diversas formas de corrupción y criminalidad, amén de un énfasis en la disciplina presupuestaria y fiscal, no obstante -o precisamente por ello- haber alcanzado la economía letona una notable estabilidad en el último trienio. Ya en el terreno puramente político, la organización europea demandaba actuaciones definitivas para la naturalización cultural y la integración social de la importante minoría rusohablante (el 30% de la población, que en su inmensa mayoría es, a la vez, rusa étnica).

En este sentido, el informe estratégico sobre la ampliación difundido por la Comisión Europea en noviembre de 2000 situó a Letonia en un tercer grupo de países de Europa Central y Oriental, luego de estonios, húngaros y polacos por un lado, y de checos y eslovenos por el otro, en función del grado de preparación para entrar en la UE en 2004. Un año después, la Comisión resaltaba los progresos hechos por Letonia en la mayoría de los capítulos y subrayaba la necesidad de incrementar la lucha contra la corrupción, el fraude y los tráficos de drogas y personas, y de establecer más controles alimentarios y veterinarios.

Motivo de satisfacción añadido para el Gobierno de Berzins fueron los datos macroeconómicos de 2001: la economía, gracias al relanzamiento de las inversiones y las exportaciones a la UE, creció el 7,6%, la inflación se situó en el 2,5%, el déficit público registró el 1,8% del PIB y la deuda pública se redujo al 15% del PIB; las tres últimas variables cumplían, holgadamente, los criterios del Tratado de Maastricht para acceder a la Unión Económica y Monetaria de la UE. Ahora bien, este comportamiento positivo no eclipsó, empero, la preocupante evolución de varios indicadores socioeconómicos, con una población envejecida, bajísimos índices de natalidad, paro elevado -por encima del 13%- y extensión de la pobreza, en un país donde los gobiernos han tendido a minimizar el gasto social en aras de la liberalización y el ajuste.

En los meses previos a las elecciones generales del 5 de octubre de 2002 se fueron achicando las expectativas de voto de los partidos del Gobierno y muy especialmente las del LC. Berzins, presidente de la formación en sustitución de Pantelejevs desde noviembre de 2000, recibió el año electoral dos respaldos sucesivos de sus conmilitones: en el XII Congreso, celebrado a finales de enero, fue reelegido en la presidencia casi por unanimidad, y en el XIII Congreso, el 1 de junio, fue nominado cabeza de lista y candidato a repetir la jefatura de Gobierno.

Con todo, el primer ministro vio diluirse su popularidad, prenunciando un escenario en el que nuevos actores políticos iban a desplazar a las fuerzas y dirigentes hasta ahora dominantes. Cumpliendo los pronósticos, en los comicios irrumpió con fuerza el partido de centroderecha liberal Nueva Era (JL) recientemente fundado por el ex presidente del Banco Central de Letonia, Einars Repse, quien el 7 de noviembre relevó a Berzins en la jefatura del Gobierno al frente de un gabinete cuatripartito. El LC fue barrido del Saeima: con el 4,9% de los votos, sufrió una caída de 13,2 puntos con respecto a las elecciones del 3 de octubre de 1998 y se quedó a una décima del listón porcentual requerido para obtener representación.

(Cobertura informativa hasta 31/12/2001)