Albin Kurti

Las elecciones anticipadas de octubre de 2019 en Kosovo fueron ganadas por el partido Autodeterminación (Vetëvendosje), hasta ahora marginado y autoexcluido de los juegos de poder por cuestionar el orden establecido con una plataforma ultranacionalista, panalbanesa y de izquierda. Su líder, Albin Kurti, ha basado su creciente tirón electoral en una imagen de rebelde contrasistema que primero se opuso al dominio serbo-yugoslavo y luego a las fuerzas nacionalistas albanokosovares, tanto la moderada Liga Democrática de Kosovo (LDK) como los ex comandantes guerrilleros reciclados en estadistas, que se repartieron el control político del país tras la liberación nacional de 1999 y la declaración unilateral de independencia de 2008. A todas ellas, Kurti las acusó de plegarse a una tutela exterior lesiva para los intereses de la gente, de no combatir la corrupción y el crimen organizado, y de desidia a la hora de poner los cimientos de un desarrollo económico generador de empleo y con protección social, en el país más pobre y precario de Europa.

Radical, provocador y carismático, Kurti, autoproclamado resistente pacífico pero propenso a los incidentes violentos, intentó sabotear dentro y fuera de la Asamblea la normalización de relaciones con Serbia, se manifestó contra la misión de administración provisional de la ONU, la UNMIK, y ordenó a sus seguidores atacar a la misión EULEX de la UE, con el argumento de que todos esos procesos menoscababan la soberanía popular. Por ello, el joven que había pasado por las cárceles militares serbias por ser del ala política del UÇK luego conoció los calabozos policiales, el arresto domiciliario y los procesos penales en su propio país.

La histórica victoria electoral de Vetëvendosje por mayoría simple y la certeza de su llegada al Gobierno indujeron a Kurti a moderar su retórica con tanta rapidez como intensidad: ahora, matizó que no buscaba la anexión a Albania, que deseaba contribuir al "éxito de Kosovo como Estado", que aspiraba a la integración del país en la UE y que estaba abierto a un "diálogo sólido" con la minoría serbokosovar del distrito de Mitrovica, en aras de la "cohesión social", y con el Gobierno de Belgrado, basado en la "reciprocidad".

El 3 de febrero de 2020 Kurti fue investido por la Asamblea al frente de un Gabinete de coalición mayoritario con la LDK y respaldado por los 20 diputados de las minorías étnicas y nacionales, la mitad de los cuales correspondientes a los serbios, cuyo partido se sienta en el Gobierno. Días después, Kurti anunció el levantamiento parcial de los aranceles del 100% impuestos en 2018 por el anterior Gobierno de Ramush Haradinaj (dimitido en julio de 2019 tras ser citado como sospechoso por el Tribunal Penal Internacional de La Haya) a las mercancías de importación serbias como represalia por la campaña internacional conducida por Belgrado para conseguir que cierto número de países revoquen su reconocimiento de la República de Kosovo como Estado independiente. La medida, descrita por Kurti como un "gesto de buena voluntad", debería ayudar a desbloquear las conversaciones políticas con Belgrado bajo la mediación de la UE, si bien el mandatario reclama acciones recíprocas al país que sigue considerando a Kosovo provincia suya.


(Nota de edición: esta versión de la biografía fue publicada originalmente el 28/2/2020. El Gobierno de Albin Kurti sucumbió a una moción de censura parlamentaria el 25/3/2020 y el 22/6 siguiente la Asamblea invistió nuevo primer ministro a Avdullah Hoti, de la LDK. En las elecciones anticipadas del 14/2/2021 el partido de Kurti, Vetëvendosje, resultó vencedor por mayoría absoluta; como resultado, el 22/3 siguiente, Kurti regresó al puesto de primer ministro de Albania).

1. Adalid del nacionalismo albanokosovar radical
2. Victoria electoral de Vetëvendosje y elección como primer ministro


1. Adalid del nacionalismo albanokosovar radical

El cuarto primer ministro del Kosovo semiindependiente se crió en una familia albanesa de Pristina, en cuya Universidad emprendió la carrera de Ingeniería Electrónica en 1993. El joven se involucró en el activismo estudiantil nacionalista y en 1997 adquirió cierta prominencia local como uno de los cabecillas de las manifestaciones de protesta contra las autoridades estatales serbo-yugoslavas. Su vínculo en aquella época era con el Sindicato Independiente de Estudiantes de la Universidad de Pristina (UPSUP).

Dentro del movimiento de autodeterminación albanokosovar, Kurti asumió inicialmente un rol exclusivamente civil y propagandístico, como organizador de la Red para la Acción en Kosovo (KAN) y denunciante internacional de la represión que el Gobierno de Belgrado practicaba en los ambientes educativos y culturales de la entonces provincia autónoma. El territorio mantenía ese estatus constitucionalmente disminuido pese a la proclamación de la independencia en 1991 por la Liga Democrática de Kosovo (LDK), el partido, ampliamente mayoritario entre la población albanokosovar, que dirigía el líder pacifista Ibrahim Rugova, a su vez elegido, en otro movimiento unilateral sin consecuencias jurídicas, presidente de la República de Kosovo en 1992.

Sin embargo, Kurti no tardó en radicalizarse y en el verano de 1998 se unió al Ejército de Liberación de Kosovo (UÇK), la organización separatista clandestina decantada por la insurgencia abierta contra las fuerzas de seguridad serbias, vía de la lucha armada a la que se oponía la LDK. Kurti se puso al servicio del intelectual Adem Demaçi, responsable del ala política y representante internacional del UÇK, y eso le situó en el punto de mira de la Policía serbia, que ya le tenía fichado.

En abril de 1999, en plena ofensiva de bombardeos aéreos de la OTAN contra objetivos de la República Federal de Yugoslavia en Serbia y Kosovo, Kurti fue capturado en Pristina e internado en la prisión de Dubrava, cerca de Istok. Llegado junio, con la claudicación del Gobierno de Belgrado y la subsiguiente retirada del Ejército Federal Yugoslavo de Kosovo, el estudiante de ingeniería estuvo entre los miles de reclusos que fueron trasladados a presidios de Serbia. Encarcelado en Pozarevac, Kurti fue juzgado bajo la acusación de "amenazar la integridad territorial de Yugoslavia y conspirar para cometer una actividad enemiga vinculada al terrorismo", y condenado a una pena de 15 años de prisión. La sentencia la emitió en marzo de 2000 un tribunal de Nis cuya legitimidad no fue reconocida por el acusado, quien rehusó asimismo recibir defensa legal.

Kurti, considerado preso político por las instancias internacionales, no obtuvo la libertad hasta diciembre de 2001, cuando en Kosovo ya hacía año y medio que operaban las misiones de seguridad militar de la OTAN y de administración civil de la ONU, conformando una especie de protectorado internacional de facto, y Serbia se había zafado también del régimen autocrático de Slobodan Milosevic.

Con 26 años, Kurti reanudó las clases en la Universidad de Pristina y en abril de 2003 concluyó los estudios de licenciatura, recibiendo el título de ingeniero Informático y de Telecomunicaciones. Más importante, retomó las actividades en su ONG. Bajo su jefatura, la KAN adquirió un carácter militante de movimiento civil con discurso opositor y radicalmente crítico con todos los actores principales del proceso político kosovar posterior a la guerra de liberación nacional, ya se tratara del Gobierno autónomo, reconocido pero no soberano, del presidente Rugova y la coalición entre la LDK y el Partido Democrático de Kosovo (PDK) del ex dirigente del UÇK Hashim Thaçi, o de las mismas potencias internacionales que mantenían la tutela sobre el territorio.

Kurti estaba decidido a hacer oír sus tesis ultranacionalistas de que Kosovo debía obtener su independencia nacional de manera inmediata y completa, sin someterse al marco de negociaciones con Serbia sobre el estatus final del país, desasiéndose de la supervisión exterior y reservándose incluso el derecho a convocar un referéndum sobre una eventual unión con Albania, escenario este último que la comunidad internacional tenía taxativamente vetado.

El nacionalismo radical de Kurti presentaba una dimensión de izquierda antisistema, pues atacaba con virulencia el statu quo, más bien conservador y permeable a la corrupción, establecido por las principales fuerzas parlamentarias y protagonistas del incierto camino a la independencia nacional, a saber la LDK, el PDK y la Alianza por el Futuro de Kosovo (AAK) del antiguo comandante guerrillero Ramush Haradinaj. Kurti atizaba la desconfianza en los partidos predominantes, abogaba por fórmulas de democracia directa, defendía la igualdad meritocrática de oportunidades en la contratación de los funcionarios públicos y reclamaba la construcción de un Estado social de derecho en el maltrecho Kosovo, un país sin recursos propios, azotado por la pobreza, el desempleo, la economía sumergida y el crimen organizado, y menesteroso de las ayudas foráneas.

El 12 de junio de 2005 el ingeniero, en una puesta en escena ruidosa y casi subversiva, condujo a sus seguidores al cuartel general en Pristina de la Misión de Administración Provisional de las Naciones Unidas en Kosovo (UNMIK), tildada por ellos de "neocolonial". Al grito de "¡nada de negociaciones, autodeterminación!", los manifestantes realizaron pintadas en el edificio y sostuvieron duros forcejeos con los agentes del Servicio de Policía de Kosovo (ShPK) y los uniformados de la UNMIK. La algazara terminó con el arresto de numerosos opositores. El incidente marcó un salto cualitativo en la estrategia de la KAN, que se instaló en las tácticas de desobediencia civil y resistencia supuestamente no violenta. Kurti anunció entonces que su movimiento pasaba a llamarse Vetëvendosje (Autodeterminación), nombre muy evocador de las luchas soberanistas de la mayoría albanokosovar desde tiempos de la Yugoslavia socialista de Tito.

La siguiente arremetida importante de Kurti y Vetëvendosje contra la administración interina de la ONU y de paso contra el Gobierno del primer ministro Agim Çeku se produjo en febrero de 2007, al calor del repudio al plan de Martti Ahtisaari, el enviado especial de la ONU para orquestar las negociaciones, a la postre fallidas, entre Pristina y Belgrado sobre el estatus definitivo de Kosovo, cuestión cardinal que para Kurti únicamente un referéndum popular podría decidir. En el desarrollo de los disturbios en la capital los policías rumanos de la UNMIK dispararon mortalmente a dos manifestantes y Kurti fue detenido con los cargos de alteración grave del orden público y resistencia a la autoridad.

El opositor permaneció en prisión cinco meses y otros tantos bajo arresto domiciliario, pero no llegó a ser juzgado: su proceso quedó suspendido, según se dijo entonces, porque no pudo encontrarse ningún abogado que quisiera asumir su defensa, el 7 de febrero de 2008. La exoneración de hecho de Kurti se produjo 10 días antes de declarar la Asamblea (Kuvendi) de Kosovo la independencia de la República, en un acto unilateral que enfureció al Gobierno de Serbia y que fue pactado con Estados Unidos y la Unión Europea por el presidente sucesor del fallecido Rugova, Fatmir Sejdiu, y el primer ministro Hashim Thaçi.

Para Kurti, la nueva situación de cara al exterior, por la que Kosovo pasaba a ser un Estado con soberanía limitada y reconocimiento internacional parcial (los vetos de Rusia, aliada de Serbia, y de China impedían su membresía en la Asamblea General de la ONU), no cambiaba la cosas sobre el terreno. El pequeño y precario país balcánico iba a mantener la tónica de caciquismo político, corrupción y, sobre todo, crisis económica y social, a falta de unos motores del desarrollo. La prolongación de esta realidad negativa en los años siguientes no podía sino dar altavoz a la retórica contrasistema de Vetëvendosje, que hasta ahora no había pasado de ser un movimiento marginal.

Si había algo que sublevaba a Kurti era la continuidad de la supervisión internacional de Kosovo en las esferas de la seguridad militar, la administración civil y todo lo relacionado con la construcción de un Estado de derecho. Además, el Gobierno de Pristina estaba obligado a negociar con el de Belgrado la normalización de las relaciones bilaterales aun dejando claro este último que jamás reconocería la independencia de la, para él, Provincia Autónoma de Kosovo y Metohija. Ello incluía la remoción de los obstáculos al tráfico transfronterizo de viajeros y mercancías, así como la dotación de un marco autonómico a la soliviantada minoría serbokosovar del distrito de Mitrovica, cesión que Kurti consideraba intolerable porque para él suponía consagrar la división territorial del país sobre líneas étnicas.

Kurti dirigió su agresividad contra la nueva Misión de la Unión Europea para el Imperio de la Ley (EULEX Kosovo), colocada bajo la órbita de la UNMIK e integrada por personal de las áreas de interior, justicia y control de fronteras. En agosto de 2009 el opositor volvió a perturbar la paz al emprenderla los militantes de Vetëvendosje contra el parque de vehículos de EULEX en Pristina, 28 de los cuales fueron apedreados y volcados, quedando varios de ellos destrozados. La Policía kosovar practicó una veintena de detenciones y cuatro de sus agentes resultaron heridos. EULEX decidió entonces reabrir contra Kurti, cuya popularidad en el campo albanokosovar no hacía más que crecer, el proceso por los disturbios de 2007. Tampoco en esta ocasión se llegó a juicio.

En 2010 Kurti decidió que su partido estaba maduro para competir en las urnas y presentarse a las instituciones. En las elecciones legislativas del 12 de diciembre Vetëvendosje dio la campanada al sacar el 12,7% de los votos e irrumpir en la Kuvendi con 14 escaños, situándose en tercer lugar por detrás del PDK y la LDK.


2. Victoria electoral de Vetëvendosje y elección como primer ministro

En su debut como legislador, Kurti condujo una dura oposición al nuevo Gobierno Thaçi, de coalición minoritaria entre el PDK y la Alianza por un Nuevo Kosovo (AKR) de Behgjet Pacolli, y reiteró sus planteamientos panalbaneses. No renunció a las agitaciones callejeras, bien patentes en los bloqueos de carretera a la entrada de mercancías desde Serbia, y practicó el boicot activo, alterando gravemente el orden parlamentario dentro de la Kuvendi en varias ocasiones, al Acuerdo firmado en abril de 2013 en Bruselas por Thaçi y el primer ministro de Serbia, Ivica Dacic, que vino a normalizar las relaciones bilaterales e incluía el compromiso por Pristina de otorgar un cierto grado de autonomía a los serbokosovares de los municipios del norte. Esta campaña de oposición radical, más una serie de incidentes específicos que afectaron a su personal diplomático, hizo que Estados Unidos, el gran patrocinador de la independencia de Kosovo, viera a Vetëvendosje como una amenaza para la consolidación de la democracia en el país.

Sin embargo, su estrategia bronca le reportaba ganancias electorales a Kurti, visto por un número creciente de votantes como una especie de patriota incorruptible y sinceramente deseoso de arreglar los problemas cotidianos que afligían a la mayoría de la población. En las legislativas del 8 de junio de 2014 Vetëvendosje avanzó un punto porcentual y dos escaños. Meses después, Kurti sorprendió con el anuncio de que se apeaba de la presidencia del partido, para la que el 28 de febrero de 2015 resultó elegido el diputado Visar Ymeri.

En octubre de 2015 Kurti se atrevió a arrojar un bote de gas lacrimógeno en el pleno de la Kuvendi durante la sesión que debatía el acuerdo de demarcación fronteriza firmado con Montenegro. La humareda obligó a desalojar el hemiciclo y a la salida los antidisturbios aprehendieron a Kurti y le trasladaron a dependencias policiales para ser interrogado, pero el asedio de los furiosos militantes de Vetëvendosje, que lanzaron al cuartel todo tipo de objetos, obligó a los agentes a soltar al diputado. Semanas después, en noviembre, un aparatoso dispositivo policial asaltó por sorpresa la sede de Vetëvendosje en la capital y se llevó esposados a Kurti y otras 87 personas. Kurti permaneció detenido durante 30 días por orden judicial en un centro de alta seguridad antes de ser liberado con cargos.

En mayo de 2017 Kurti y sus diputados fueron instrumentales para la caída vía moción de censura del Gobierno de coalición, instalado en diciembre de 2014, del primer ministro Isa Mustafa, sucesor de Sejdiu al frente de la LDK, y el PDK. En las ulteriores elecciones anticipadas del 11 de junio, Vetëvendosje, nominalmente liderado por Ymeri, arrebató el segundo puesto a la LDK y sus aliados, agrupados como Coalición LAA, y, con el 27,5% de los votos y 32 escaños -el doble que en 2014-, se aproximó bastante a la Coalición PAN articulada por el PDK de Kadri Veseli (nuevo líder partidario en lugar de Thaçi, elegido presidente de la República en 2016), la AAK de Ramush Haradinaj y la Iniciativa por Kosovo (NISMA) de Fatmir Limaj. Puesto que se había presentado a los comicios formando una lista única, el partido de Kurti era ahora el mayor de Kosovo.

En su tercera legislatura, Vetëvendosje siguió liderando la oposición y empezó un acercamiento a la LDK, también interesada en socavar al Gobierno de coalición mandado por Haradinaj. En los primeros días de enero de 2018 Kurti recobró todo el protagonismo al forzar la renuncia de Ymeri a la presidencia orgánica del partido, que volvió a sus manos, e imponerle un tribunal de Pristina una sentencia condenatoria de 18 meses de prisión por el lanzamiento del bote de humo en la sesión parlamentaria de 2015. Sin embargo, Kurti eludió la condena porque el juez condicionó su cumplimiento: el reo solo entraría en prisión si cometía algún otro delito en el plazo de dos años. Ahora bien, la defenestración de Ymeri abrió una grave crisis en el partido, del que se marcharon el presidente dimitido y otros 11 diputados, los cuales optaron por unirse al Partido Socialdemócrata (PSD). La escisión, más la marcha de otro representante a la AAK, redujo el grupo parlamentario de Vetëvendosje a los 19 miembros.

El 22 de julio de 2019 el primer ministro Haradinaj presentó la dimisión tras ser citado como sospechoso por la Fiscalía del Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia. Se daba el hecho de que quien fuera comandante del UÇK ya había sido dos veces juzgado y absuelto por el Tribunal de La Haya, en 2008 y 2012, de sendos pliegos de cargos de crímenes de guerra y de lesa humanidad. Haradinaj continuó como primer ministro en funciones y Kosovo recibió la convocatoria de elecciones anticipadas para el 6 de octubre de 2019.

El resultado de los comicios, no inesperado, fue la victoria por mayoría simple del partido de Kurti, pero con unos resultados ligeramente peores que los de 2017, indicativos quizá de que la imagen de rebeldía contra lo establecido ya había agotado sus capacidades proselitistas. Con el 26,3% de los votos y 29 escaños, Vetëvendosje pasó a ser la primera fuerza de la Kuvendi únicamente gracias a que la LDK y el PDK, a diferencia de 2017, no habían formando listas conjuntas con otras formaciones; de hecho, los de Mustafa y Veseli, con 28 y 24 diputados, vieron mejorada su representación.

Convertirse en el primer ministro in péctore del país empujó a Kurti, hasta la víspera de las elecciones el gran tribuno del rechazo radical al establishment kosovar, a moderar su discurso con tanta rapidez como intensidad. De defender la incorporación política y territorial a Albania, cuya bandera nacional, el águila bicéfala negra sobre fondo rojo, solía enarbolar en expresión de desprecio a la enseña kosovar con los colores azul y oro, el diputado pasó a decir que los albanokosovares, en realidad, no querían una unificación a toda costa, sino una "integración con Albania y la UE, a través del éxito de Kosovo como Estado".

No menos llamativo fue su cambio de tono con respecto a Serbia. Ahora, él preconizaba un "sólido diálogo" basado en la "reciprocidad" y sujeto también a una interlocución previa con la minoría serbokosovar para hablar de "integración" y "cohesión social", "enfatizando lo que tenemos en común". Toda esta estrategia de diálogo y negociación con el campo serbio sería sin duda la "gran prioridad" de su próximo Gobierno. Kurti daba a entender que deseaba hallar un arreglo para el contencioso abierto en noviembre de 2018 con Belgrado a raíz de imponer el Gabinete Haradinaj un paquete de aranceles del 100% a las mercancías serbias como represalia por la campaña internacional de Serbia, conducida con cierto éxito, para que una serie de países pequeños de África, Asia y América revirtieran su anterior decisión de reconocer a Kosovo como Estado independiente, debilitando así las posibilidades del ingreso en la Asamblea Nacional de la ONU y otras palestras internacionales.

El 15 de noviembre Kurti, el mismo hombre que justo una década atrás mandaba a sus huestes atacar con barras y piedras a la misión EULEX por parecerle poco menos que una fuerza hostil de ocupación, fue recibido en Bruselas con maneras de estadista por el comisario de Política Europea de Vecindad y Negociaciones de Ampliación, Johannes Hahn, quien semanas después se desplazó a Pristina para intentar convencer al primer ministro Haradinaj de la necesidad de abolir las tarifas aduaneras a los productos de Serbia. Solventar este conflicto, indicaba la Comisión Europea, descongelaría el proceso de diálogo serbo-kosovar de normalización iniciado en 2011 y de paso facilitaría los planes de conceder a los ciudadanos kosovares el visado para viajar a la UE.

Kurti entabló conversaciones con la LDK con vistas a la formación de un Gobierno de coalición. Las discusiones amagaron con naufragar por desacuerdos sobre la candidatura conjunta de cara a la elección presidencial de 2021 y por el paso unilateral de Vetëvendosje de colocar como presidente de la Kuvendi a uno de los suyos, Glauk Konjufca; el líder liguista, Mustafa, exigía el puesto legislativo para su partido. El 20 de enero el presidente de la República, Thaçi, trasladó a Kurti el mandato de formar el nuevo Ejecutivo de coalición y el 3 de febrero este estuvo listo y recibió la aprobación de la Kuvendi con 66 votos favorables; 10 diputados se abstuvieron y 34 de la oposición (PDK, AAK, NISMA, AKR) boicotearon la sesión ausentándose de la misma.

El nuevo Gabinete Kurti, cuatripartito, se componía de 17 miembros además del primer ministro. Vetëvendosje poseía siete puestos, entre ellos uno de viceprimer ministro, para Haki Abazi, y los ministerios de Exteriores (para Glauk Konjufca, que dejó la presidencia de la Kuvendi a Vjosa Osmani, cabeza de lista electoral de la LDK), Integración Europea, Financias y Economía. La LDK ponía al primer viceprimer ministro, Avdullah Hoti, y recibía seis carteras, incluyendo las de Defensa e Interior. La Lista Serbia (SL), principal agrupación política de los serbokosovares y titular de la decena de escaños reservados a esta minoría nacional, estaba presente con dos ministros. Finalmente, el Nuevo Partido Democrático (NDS), de la minoría bosníaca, obtuvo un ministerio.

La coalición sumaba 68 de los 120 diputados de la Kuvendi, mayoría absoluta que se reforzaba con los nueve diputados de las otras siete microformaciones de las minorías nacionales y étnicas, que accedieron a prestar soporte legislativo. Estas eran el Partido Democrático Turco de Kosovo (KDTP), la Coalición Vakat (KV, bosníacos), el Partido Liberal Egipcio (PLE), el Partido Ashkali por la Integración (PAI), el Partido Democrático Ashkali de Kosovo (PDAK), el Partido Romaní Unido de Kosovo (PREBK) y el Partido Único Gorani (JGP).

Entre sus primeros anuncios, el nuevo primer ministro notificó la cancelación de la fuerte subida de los salarios de los miembros del Ejecutivo que Haradinaj había aprobado recientemente y su deseo de establecer un servicio militar obligatorio de tres meses. Pero la novedad más destacada fue la aceptación de una retirada "parcial" y "condicionada" de los aranceles a las importaciones de Serbia. Se trataba de un gesto de "buena voluntad" al que Belgrado debía dar una satisfacción "recíproca".

Albin Kurti está casado con Rita Augestad Knudsen, nacional de Noruega, y ha tenido con ella una hija.

(Cobertura informativa hasta 1/3/2020)