Ilir Meta

El 24 de julio de 2017 Ilir Meta, con 48 años, se convirtió en presidente de la República de Albania, coronando así una apretada carrera política en virtud de la cual, pese a su edad, ya lo ha sido prácticamente todo en las instituciones: diputado desde 1992, tres veces viceprimer ministro, otras tantas ministro de Exteriores y de Economía, primer ministro (1999-2002) y últimamente, desde 2013, presidente de la misma Asamblea que en abril anterior le eligió para la jefatura del Estado, una oficina en esencia protocolaria. Antiguo dirigente del Partido Socialista (PSS), en 2004 se separó del mismo para fundar su propia agrupación de centro-izquierda, el Movimiento Socialista por la Integración (LSI), vehículo de una ambición política que desde las elecciones de 2005 le permitió hacer de bisagra en el polarizado, y casi siempre turbulento, sistema parlamentario de tipo bipartidista, coaligándose primero con el conservador Partido Democrático (PDS) y más tarde, en la siguiente legislatura, con el PSS.

A lo largo de su trayectoria, Meta se ha distinguido como un laborioso promotor de la adhesión de la pequeña Albania, en el furgón de cola del desarrollo europeo, a la UE, que hasta 2014 no aceptó la candidatura de Tirana, la cual aún tiene mucho terreno que desbrozar (las negociaciones formales todavía no han comenzado) antes de ver materializarse el ingreso, hoy por hoy sin un horizonte claro. En la biografía del personaje no faltan los capítulos turbios, como el escándalo de corrupción y abuso de poder en que se vio envuelto en 2011, motivo de su dimisión como viceprimer ministro, y la acusación en 2015, formulada por otro enemigo personal, de urdir un magnicidio. La justicia investigó ambas denuncias y Meta quedó exonerado por falta de pruebas.

En su discurso inaugural, Meta ha prometido un mandato comprometido con las prácticas del consenso y el diálogo en política, la vigencia estricta del Estado de derecho y las reformas estructurales, en especial las que competen a la justicia. Un breviario de intenciones bastante necesario por cuanto la corrupción y el crimen organizado siguen campando a sus anchas y él personalmente, en estos momentos, no está bien encarado ni con el PDS en la oposición, que boicoteó su elección parlamentaria, y el PSS en el poder, luego de que el primer ministro desde 2013, Edi Rama, ganara con mayoría absoluta los comicios de junio y ya no necesitase al LSI, ido a la oposición, para gobernar, si bien Meta ha tomado posesión de la Presidencia mientras los ministros de su partido siguen en sus puestos. Dato añadido, en la jefatura del LSI a Meta le ha sucedido su propia esposa, Monika Kryemadhi.


(Nota de edición: esta versión de la biografía fue publicada originalmente el 23/8/2017. El mandato de Ilir Meta concluyó el 24/7/2022 con la transferencia del puesto de presidente de la República a Bajram Begaj).

1. Dirigente y primer ministro del socialismo albanés
2. Abandono del PSS, creación del LSI y socio gubernamental de Sali Berisha y Edi Rama
3. Elección por la Asamblea como presidente de la República

1. Dirigente y primer ministro del socialismo albanés

Perteneciente a una familia musulmana adherida a la tradición Bektashí, cofradía de derviches sufíes o tariqa originaria de Turquía pero con sede en Tirana, se graduó en Economía Política por la Universidad de la capital del país en 1992, el año del arranque de la Albania democrática tras casi medio siglo de régimen comunista y punto de partida también de la carrera del político, tan densa como precoz. El 22 de marzo, dos días antes de cumplir los 23, el universitario ganó el escaño de diputado de la Asamblea o Kuvendi en las listas del Partido Socialista de Albania (PSS), la formación surgida de la mudanza doctrinal del anterior Partido del Trabajo Albanés (PPS, soporte del dictador estalinista Enver Hoxha y de su sucesor, Ramiz Alia) y cuyo artífice era Fatos Nano, efímero primer ministro en 1991. Sin embargo, el ganador de los comicios fue el conservador Partido Democrático de Albania (PDS) de Sali Berisha, quien subió a la Presidencia de la República.

Tras las elecciones de mayo de 1996 Meta siguió como diputado de la oposición. Al estrenar su segunda legislatura, asumió la vicepresidencia de la Comisión Parlamentaria de Política Exterior, área de la que ya venía encargándose en la Secretaría del PSS. En las elecciones anticipadas de junio y julio de 1997, epílogo democrático de los violentos motines populares de principios de año y la subsiguiente caída del Gobierno Berisha, al tiempo que los socialistas se apuntaban una rotunda victoria, Meta obtuvo su segunda reelección en la Asamblea. Entonces, Nano no le reclamó para formar parte de su Gabinete, pero el debut gubernamental del todavía veinteañero no iba a demorarse mucho más.

En marzo de 1998 Meta fue nombrado secretario de Estado de Integración Europea adjunto al ministro de Asuntos Exteriores, Paskal Milo. Posteriormente, en septiembre de 1998, Nano presentó la dimisión a causa de una serie de conflictos y su sucesor como primer ministro, Pandeli Majko, el secretario general del PSS y político también de acusada juventud, alineó el 2 de octubre un Gabinete de coalición donde Meta ostentaba las condiciones de viceprimer ministro y ministro de Coordinación.

Casi exactamente un año después, el 10 de octubre de 1999, Majko perdió frente a Nano la elección interna para la presidencia del PSS y arrojó la toalla como jefe del Ejecutivo. Entonces, Nano, consciente de que no contaba con muchas simpatías internacionales por su estilo marrullero de hacer política y su áspera pendencia personal con el líder de la oposición, Berisha, decidió delegar la tarea de formar el próximo Gobierno a Meta, quien, al igual que Majko, tan próximo a él, encarnaba la nueva generación de políticos comprometidos con las reformas y la inserción de la empobrecida y convulsa nación balcánica en las organizaciones euro-atlánticas. La UE acogió con satisfacción la fórmula sucesoria escogida por los socialistas albaneses, que descartaron la otra alternativa barajada, la de Mekbule Cecosi.

El 29 de octubre Meta, con 30 años, prestó juramento como primer ministro de un Gobierno de amplia coalición, donde el PSS se repartía los ministerios con el Partido Social Demócrata (PSDS), el Partido de la Alianza Democrática (PADS), el de la Unión por los Derechos Humanos (PBDN) y el Agrario (PAS). El nuevo jefe del Gobierno se comprometió a proseguir con las políticas reformistas, proeuropeas, de persecución del crimen organizado y la corrupción, y de moderación con respecto al vecino territorio, jurisdiccionalmente serbio aunque ya controlado por los independentistas albaneses, de Kosovo, reciente escenario de una guerra y cuya ocupación por las tropas de pacificación de la OTAN hacía de Albania el centro de operaciones logísticas de la retaguardia de la denominada Fuerza para Kosovo (KFOR).

Hasta las elecciones legislativas de 2001, el Gobierno Meta se distinguió por sus esfuerzos para implementar reformas modernizadoras de la función pública y el servicio civil, y para extender y afianzar las relaciones amistosas con los países de la zona, en los planos bilateral y multilateral. En febrero de 2000 el dirigente participó en Bucarest en la III Cumbre de jefes de Estado y de Gobierno del Proceso de Cooperación de Europa del Sudeste (PCES), donde firmó con sus colegas de Rumanía, Bulgaria, Macedonia, Grecia y Turquía una Carta de Buena Vecindad, Estabilidad, Seguridad y Cooperación. Otro paso clave en aquella dirección fue el anuncio en enero de 2001 por los gobiernos de Tirana y Belgrado de la normalización de las relaciones diplomáticas entre la República de Albania y la República Federal de Yugoslavia, tras años de crudas acusaciones mutuas y tensiones prebélicas a causa de la crisis de Kosovo.

La agenda exterior, así como varios capítulos presupuestarios domésticos, de la Albania en estos años estaban dominados por los proyectos de cooperación y desarrollo adoptados en el marco del Pacto de Estabilidad para la Europa del Sudeste (PEES, más conocido como Pacto de Estabilidad de los Balcanes), suscrito en julio de 1999 y que contaba con una generosa dotación financiera de la UE. La voluntad política de ambas partes permitió que se hicieran algunos avances en el arduo proceso de aproximación de Albania a la UE con vistas a una futura adhesión como miembro pleno, meta que, teniendo presente el bajísimo punto de partida del país aspirante en todos los terrenos, se antojaba muy lejana, cuando no incierta. En junio de 2000 el Consejo Europeo aprobó que Albania y los demás países de los Balcanes Occidentales acogidos al llamado Proceso de Estabilización y Asociación (PEA) recibieran la consideración de "candidatos potenciales" al ingreso. Al cabo de un año, en junio de 2001, la Comisión Europea recomendó el inició de negociaciones para la firma de un Acuerdo de Estabilización y Asociación (AEA) entre la UE y Albania.

En las elecciones a la Asamblea del 24 de junio y los días 8, 22 y 29 de julio de 2001 el PSS conservó una mayoría absoluta de 73 escaños con el 42% de los votos. El 12 de septiembre Meta presentó su segundo Gobierno de coalición pentapartito, al que incorporó a su amigo Majko como ministro de Defensa. Pero las pertinaces disputas cainitas de los socialistas atizadas por su presidente, Nano, dedicado a achacar al Gobierno de su propio partido un reguero de incompetencias, corruptelas y "métodos fascistas", provocaron la renuncia el 29 de enero de 2002 de Meta, quien daba portazo al Ejecutivo quejándose de la avalancha de "ataques e insultos" y la "agresión sin precedentes" sufrida por su Gabinete.

Las imputaciones de Nano a Meta les parecieron injustificadas e irresponsables a los partidarios, domésticos y foráneos, de un joven primer ministro que había intentado encauzar la maltrecha Albania por la senda de la recuperación económica, la estabilidad política y el diálogo interpartidista. En opinión de los medios regionales, la razón última de la retirada por Nano de su apoyo a Meta fue la negativa del segundo a respaldar la candidatura del primero a la Presidencia de la República en reemplazo de Rexhep Meidani, cuyo mandato quinquenal expiraba en julio. Claro que Meta no se quedaba atrás en sus invectivas, llegando a tachar a Nano y a su círculo de fieles socialistas de "puñado de estalinistas y mafiosos".

El presidente Meidani tramitó la dimisión de Meta, al que, inesperadamente, por cuanto esta elección del Comité Ejecutivo del PSS suponía un desaire frontal a Nano, tomó el relevo Majko el 22 de febrero. Meses después, Nano retomó con brío la iniciativa política y reunió los apoyos internos suficientes para descabalgar a Majko y volver a sentarse él al frente del Gobierno. A últimos de julio de 2002 el jefe socialista recibió de la Asamblea el visto bueno para su Gabinete, que, como gesto de magnanimidad y en aras de la reconciliación, mantuvo a Majko en calidad de ministro de Defensa y trajo de vuelta a Meta como viceprimer ministro y ministro de Asuntos Exteriores. De Meta se esperaba que diera ímpetu a las inminentes negociaciones con la UE sobre el AEA, cuya firma iba a demorarse hasta 2006.


2. Abandono del PSS, creación del LSI y socio gubernamental de Sali Berisha y Edi Rama

El nuevo modus vivendi aparentemente alcanzado entre Meta y Nano resultó ser un espejismo. Descrito en aquel momento como un choque irreconciliable entre dos estilos antitéticos de entender la política y de gobernar, los desencuentros de los dos hombres fuertes del Ejecutivo volvieron a trascender al público. El 18 de julio de 2003, sin llegar a cumplir el año como responsable de la diplomacia albanesa y a rebufo de la enésima trifulca personal, Meta le presentó a Nano la carta de dimisión. Esta vez, Meta estaba resuelto a romper con su partido de siempre y encabezar su propio proyecto político.

El 6 de septiembre de 2004 el ex ministro presentó en Tirana el Movimiento Socialista por la Integración (LSI), un partido de corte socialdemócrata moderado, fervientemente europeísta, proatlantista y orientado al centro-izquierda. En marzo de 2005 el LSI se dotó de una dirección orgánica presidida por el líder fundador, al que secundó un grupo de escindidos del PSS. Entre ellos estaba la esposa de Meta desde 1998 y madre de una progenie común de tres hijos, Monika Kryemadhi, una bioquímica de formación que había construido su propia carrera política; así, en 2001 Kryemadhi había sido elegida por primera vez diputada de la Asamblea, donde actualmente servía junto con su esposo, y además era concejala en el Ayuntamiento de Tirana. Pandeli Majko, en cambio, siguió fiel al PSS y al Gobierno Nano.

El debut electoral del LSI, en las legislativas de julio de 2005, resultó bastante decepcionante. La nueva agrupación quedó en quinto lugar con el 8,4% de los votos y cinco escaños, uno de los cuales correspondió a Meta, que inauguró por tanto su quinto mandato legislativo. Por lo demás, estas votaciones mandaron al PSS a la oposición y trajeron de regreso al Gobierno al veterano Berisha y sus demócratas. En esta etapa de escaso lustre político en casa, Meta siguió vinculado a las altas instancias europeas como miembro de la Comisión Internacional sobre los Balcanes, órgano presidido por el ex primer ministro italiano Giuliano Amato y dedicado a elaborar recomendaciones a la UE en materia de integración de los países balcánicos occidentales.

En los siguientes comicios, celebrados el 28 de junio de 2009, los movimientistas, satelizados por un ramillete de micropartidos afines, tuvieron un rendimiento más flojo aún y descendieron al 5% de los votos y cuatro diputados. Sin embargo, Meta aceptó entrar en conversaciones con el PDS de Berisha, que había ganado escaños pero sin alcanzar la mayoría absoluta y al que pisaba los talones el PSS que ahora lideraba Edi Rama, con vistas a un Gobierno de coalición. De esta manera, el LSI se hizo con el apetecible rol de bisagra de una democracia parlamentaria caracterizada por la polarización, demasiadas veces acompañada de retórica virulenta.

Las conversaciones entre el PDS y el LSI, a las que se sumó el más pequeño Partido Republicano (PRS), desembocaron en la formación del segundo Gobierno Berisha el 17 de septiembre de 2009. En el Gabinete tripartito el LSI estaba representado por Meta como, de nuevo, viceprimer ministro y ministro de Exteriores, y sus colaboradores Dritan Prifti como ministro de Economía y Petrit Vasili al frente de la Sanidad. En la remodelación ministerial del 17 de septiembre de 2010 Meta, sin dejar de ser viceprimer ministro, cedió la cartera de Exteriores a uno de sus conmilitones, Edmond Haxhinasto, y se hizo cargo del departamento que venía encabezando Prifti, Economía, Comercio y Energía.

Mientras Rama y los socialistas, prolongando los malos hábitos de la política nacional, practicaban una oposición bronca a golpe de manifestaciones callejeras y boicots parlamentarios, Meta y Berisha intentaron convencer a Bruselas de que Albania estaba esforzándose a fondo para asimilar los estándares europeos y era merecedora del estatus de país candidato a la adhesión, el cual había sido solicitado formalmente en abril anterior, justo después de entrar en vigor el AEA inicializado en 2006. Las argumentaciones de los dirigentes de Tirana no impresionaron a sus colegas europeos, que dejaron el proceso de preadhesión a medio gas, aunque en noviembre de 2010 el Consejo de la UE aprobó conceder un régimen de exención de visados para los ciudadanos albaneses que desearan viajar a países del Área de Schengen. La corrupción, omnipresente, seguía siendo un serio obstáculo para la postulación europea de Albania.

Hasta la fecha, Meta había gozado de una reputación esencialmente positiva; su proyección internacional era la de un político honesto y un gestor responsable. Pero esta imagen se enturbió gravemente en el arranque de 2011 de resultas de una descomunal pelotera con Dritan Prifti, el oficial del LSI al que Meta había sustituido como ministro de Economía. Protagonizando un culebrón digno de los episodios más barriobajeros de la política nacional y con todo el aspecto de tratarse de un ajuste de cuentas, Prifti divulgó por una televisión local un video, fechado en marzo de 2010, donde podía verse a Meta entrar en su despacho de ministro de Economía y ordenarle que cancelara una contrata privada de la petrolera estatal Albpetrol, diera la adjudicación a una licitadora rival y favoreciera también los intereses de otra compañía interesada en una concesión hidroeléctrica.

Según Prifti, Meta había estado presionándole al más puro estilo "mafioso" y ahora, gracias a este video grabado en su despacho, todo el mundo podía percatarse de los "métodos" que gastaba el viceprimer ministro, el cual, en realidad, era "la persona más corrupta en suelo albanés". "Ha estado robando, acusando, amenazando y engañando durante 12 años", añadió Prifti en su furiosa catilinaria contra Meta. El señalado puso el grito en el cielo, acusando a su vez a Prifti de "fabricar" el video en contubernio con los socialistas, imputación que Berisha hizo suya, y poniéndole de "monstruo".

El 11 de enero Meta renunció a su inmunidad parlamentaria y se puso a disposición de la fiscalía, que había abierto una investigación de los hechos, y dos días después, alegando la necesidad que tenía de defenderse adecuadamente de lo que Prifti le acusaba, renunció a todos sus puestos en el Gobierno. Esto no significaba, empero, el final del pacto LSI-PDS, que se mantuvo intacto: el titular de Exteriores, Haxhinasto, tomó la posición de viceprimer ministro y Nasip Naço asumió la cartera de Economía. Entre tanto, el PSS de Rama amagaba con desencadenar una violenta revuelta popular contra Berisha. Meta quedó enredado en una peripecia judicial, hasta que el 16 de enero de 2012 el Tribunal Supremo de Albania resolvió absolverle de los cargos de prevaricación y abuso de poder por falta de pruebas.

El 3 de abril de 2013, faltando poco más de dos meses para las elecciones parlamentarias, Meta volvió a sobresaltar la política nacional al retirar a su partido del Gobierno Berisha. La maniobra del jefe del LSI, tildada de traicionera y oportunista por un enfurecido PDS, venía dictada por el preacuerdo de colaboración, adoptado dos días atrás en Shkoder, con su anterior partido, el PSS, al que sonreían los sondeos. Ahora, Meta y Rama, pasando página a años de desavenencias, estaban listos para acudir juntos a los comicios con un programa común de reformas proeuropeas. La legislación nacional al acervo de la UE, la adopción de medidas tajantes contra la plaga de la corrupción y la celebración de unas elecciones intachables en su organización, su desarrollo y su epílogo eran las condiciones impuestas por Bruselas para aceptar a trámite la candidatura de Albania a la adhesión. 400 observadores de la OSCE iban a someter a las votaciones a un riguroso examen.

El pacto entre el PSS y el LSI se sustanció en la Alianza por una Albania Europea (ASE), que atrajo a la friolera de 37 formaciones de la oposición, desde la extrema izquierda hasta la extrema derecha. El PDS, por su parte, articuló la Alianza por el Empleo, la Prosperidad y la Integración (APMI), formada por 25 partidos de centro y derecha.

El 23 de junio de 2013 los pronósticos se hicieron realidad y la ASE cantó victoria con una robusta mayoría de 83 escaños, de los que 65 correspondían al PSS y 16 al LSI, cuya cuota de votos se duplicó con creces, saltando al 10,5% de los sufragios. El 31 de julio Rama anunció la composición de su Gabinete de coalición con el LSI. Meta prefirió la presidencia la Asamblea en lugar de un puesto en el Ejecutivo, donde colocó a cinco lugartenientes: Klajda Gjosha en Integración Europea, Nasip Naço en Justicia, Lefter Koka en Medio Ambiente, Edmond Haxhinasto en Transportes e Infraestructura y Edmond Panariti en Agricultura, Desarrollo Rural y Gestión de Aguas. El 10 de septiembre Meta, con 91 votos a favor y 45 en contra, fue investido por los diputados presidente de la Asamblea, donde su esposa Monika volvía a ser diputada; Meta sustituía a la demócrata Jozefina Topalli. Cinco días después, el Gobierno Rama echó a andar.


3. Elección por la Asamblea como presidente de la República

En marzo de 2015, al año de aceptar la UE la candidatura albanesa a la adhesión, Meta se vio envuelto en otra polémica explosiva, y esta vez de lo más truculenta: el cabeza del Legislativo fue acusado por un diputado del PSS, Tom Doshi, de, nada menos, haber contratado a un sicario para asesinarle a él y a otro legislador, Mhill Fufi, este miembro del PDS; según Doshi, el precio por su cabeza era de 600.000 euros y del supuesto complot criminal estaban al tanto el primer ministro y el ministro de Defensa, Saimir Tahiri. Rama expulsó del grupo parlamentario socialista a Doshi, que ilustró su gravísima acusación mediante una filmación privada en la que el diputado era informado de todo por el mismísimo ejecutor pretendidamente pagado por Meta, un empresario llamado Durim Bani. Meta terció para llamar a Doshi mentiroso y calumniador, y revelar que Doshi había hablado con él y le había confesado que el verdadero urdidor del plan contra su vida era un hermano de Sali Berisha.

Toda la historia sonaba demasiado rocambolesca incluso para los estándares albaneses, pero la fiscalía tomó cartas en el asunto e hizo arrestar a Bani cuando este se disponía a huir a Montenegro, a la vez que instaba a Doshi a facilitar toda la información de que dispusiera. Lo cierto era que en febrero anterior Bani había escapado ileso a un atentado con bomba. La imputación de Doshi a Meta no tardó en diluirse, pero el líder del PDS desde septiembre de 2013, Lulzim Basha, no desaprovechó la ocasión para arengar a sus huestes y exigir la renuncia del presidente de la Asamblea y de paso la del primer ministro.

El Gobierno de coalición PSS-LSI no se resintió por este episodio y Meta vio asegurada su continuidad como presidente de la Asamblea. En la primavera de 2017, las invencibles turbulencias de la política nacional se aparejaron de manera tal que Meta, quien a sus 48 años ofrecía uno de los currículums institucionales más ricos de Europa en un político de su generación, fue catapultado al último alto puesto que le quedaba para coronar su historial de mandatos republicanos, la Presidencia de la República, una oficina esencialmente representativa y ceremonial; el período del titular en ejercicio, Bujar Nishani, elegido por la Asamblea en 2012 con el aval del PDS, expiraba el 24 de julio de 2017.

El Parlamento albanés inició las sesiones de votación el 19 de abril sin la presentación de ningún candidato al cargo: el PDS de Basha había dejado clara su decisión de boicotear el proceso, mientras que el oficialismo no destapó ningún postulante con la aparente intención de poder persuadir a los demócratas para que levantaran su boicot a fin de no ensombrecer la legitimidad de la elección del nuevo jefe del Estado. En estas circunstancias, la primera votación fue declarada desierta y lo mismo sucedió en las sesiones segunda y tercera, celebradas el 20 y el 27 de abril. De acuerdo con la Constitución, los diputados disponían de tres intentos para investir a un presidente con una mayoría de tres quintos y de dos más sobre la base de un mayoría rebajada a la mitad más uno de los votos. Si aun así ningún candidato conseguía ser elegido, la Asamblea tendría que ser disuelta y renovada en las urnas en el plazo de 60 días. En cualquier caso, a cabo de dos meses iba a haber elecciones parlamentarias, pues en junio terminaba la actual legislatura.

Tras el tercer fiasco consecutivo del 27 de abril, Rama y Meta activaron un plan acordado de antemano: Meta fue presentado como el candidato del Gobierno. En la jornada siguiente, 28 de abril, el hasta ahora jefe legislativo fue proclamado presidente de la República, el séptimo desde la restauración democrática de 1991-1992, con una mayoría de 87 votos.

Antes de la toma de posesión, prevista para el 24 de julio, Meta se desprendió de la dirección orgánica del LSI, que pasó primero, el 30 de abril, a Petrit Vasili, desde el mes de enero ministro de Justicia, y al poco, el 29 de junio, a Monika Kryemadhi, es decir, la propia esposa del presidente electo. La promoción de Kryemadhi aconteció cuatro días después de las elecciones parlamentarias, que depararon al LSI una de cal y otra de arena: si por una parte el partido de Meta volvió a crecer y afianzó su tercera posición con el 14,3% de los votos y 19 escaños, por otro lado el PSS, sin necesidad de apoyarse en otras formaciones (la ASE de 2013 no había sido renovada), capturó por sí solo una mayoría absoluta de 74 diputados, así que Rama ya no iba a requerir socios de coalición.

Por cierto que a lo largo de la campaña de las legislativas, la más serena de las vividas en el último cuarto de siglo, se hizo notar el tono mesurado de Rama y Basha, que en vez de zaherirse mutuamente prefirieron meterse con Meta. Desde mayo anterior, operaba un raro pacto de gobernabilidad entre el PSS y el PDS, por el que Rama aceptaba nombrar siete ministros técnicos, entre ellos los responsables de Interior y Finanzas, así como el viceprimer ministro, a propuesta de Basha. El acuerdo había conseguido disipar el casi permanente clima de manifestaciones antigubernamentales y creado una atmósfera preelectoral positiva, tal como exhortaba la UE. Esta vez, correspondió a los mandos del LSI y a Meta mismo el protagonismo a la hora de lanzar denuestos a los adversarios políticos; con tono muy agresivo, los movimientistas achacaron a los socialistas una campaña de intimidación contra sus militantes.

El 24 de julio de 2017 Meta prestó juramento como presidente de la República. En su discurso inaugural ante el pleno de la Asamblea, el estadista no se apartó de la retórica institucional y prometió promover "el espíritu del consenso, el diálogo, la cooperación y la inclusión", así como apoyar la adopción de reformas conducentes a un sistema legal "justo y transparente", que era lo que requería la lucha contra la corrupción el crimen organizado. "La constitucionalidad, la imparcialidad política y el respeto del Estado de derecho serán las referencias principales de mis decisiones y actos presidenciales", añadió.

(Cobertura informativa hasta 1/8/2017)