Santiago Peña Palacios
Presidente de la República (2023-)
El Partido Colorado, la fuerza política gobernante en Paraguay desde 1947 salvo en el lustro 2008-2013, ha preservado la Presidencia de la República en las elecciones generales del 30 de abril de 2023. El octavo jefe de Estado de la formación derechista, oficialmente denominada Asociación Nacional Republicana (ANR), en 34 años de democracia paraguaya es Santiago Peña, anterior ministro de Hacienda con el ex presidente Horacio Cartes, a cuyo movimiento interno, el cartismo, está adherido. Las acusaciones de corrupción lanzadas por Estados Unidos contra Cartes, sancionado por el Departamento del Tesoro, no han hecho mella en las opciones de su apadrinado de cara a las urnas; al contrario, Peña ha capitalizado el profundo malestar ciudadano por las estrecheces económicas y varios aspectos de la gestión del presidente saliente, Mario Abdo, colega partidario cubierto de críticas y al que en 2017 ya disputara la nominación en la primaria colorada.
Con el 42,7% de los votos, Peña, proyectado como un joven tecnócrata de imagen amable alejado de las viejas batallas ideológicas y identificado con la "renovación" (lo que no fue óbice para realizar unos comentarios laudatorios, al punto matizados, de la dictadura de Alfredo Stroessner) sin renunciar al tradicionalismo conservador, no ha superado los registros electorales de Cartes en 2013 y de Abdo en 2018, aunque sí los de dos predecesores del coloradismo, Juan Carlos Wasmosy en 1993 y Nicanor Duarte en 2003. Pero le ha sacado 15 puntos a su principal adversario de la oposición, el veterano Efraín Alegre, del Partido Liberal Radical Auténtico (PRLA) y la coalición Concertación Nacional, al que algunas encuestas llegaron a ponerle en cabeza y por tanto de vencedor, aunque al final Alegre ha tenido un rendimiento más flojo que en sus dos tentativas anteriores. En Paraguay no existe la segunda vuelta.
El hecho, paradójico a primera vista, de que sea el candidato del oficialismo y no el líder de la oposición quien obtenga réditos electorales de las pésimas puntuaciones con que se despide el mandatario de turno pone de relieve la peculiar naturaleza del ANR-PC, una formación muy poderosa (tiene 2,6 millones de afiliados, es decir, el 54% del padrón electoral) pero en absoluto monolítica, con distintas facciones conservadoras y una tradición de crudas pendencias internas, algunas expresadas en el pasado con violencia y asesinatos. Hay otro aspecto, este puramente biográfico, que da realce al triunfo de Peña: hasta 2016 pertenecía precisamente al PLRA.
Ahora en 2023, Peña, el vigesimotercer presidente colorado desde 1886 y que hasta el 15 de agosto no tomará posesión del cargo, ha llegado al Palacio de López con un programa totalmente enfocado en las inversiones sociales y bajo el lema de Cambiemos Paraguay. Según él, el país dispone de un "enorme potencial", incluso un "problema de abundancia", pero para que se produzca el salto en el desarrollo nacional el Ejecutivo debe implementar políticas de modernización, inversiones y creación de empleo. Paraguay, número uno mundial en energías renovables, genera masivamente hidroelectricidad que en su mayor parte exporta, siendo en realidad la biomasa la principal fuente del consumo energético de sus 7,5 millones de habitantes. Sus detractores de la oposición presentan a Peña como un político de corta trayectoria enteramente moldeado por su mentor Cartes, a la sazón presidente del ANR-PC.
Por otro lado, la victoria de Peña interrumpe la secuencia sudamericana de elecciones ganadas por candidatos del centro-izquierda y la izquierda en Argentina (2019), Bolivia (2020), Perú (2021), Chile (2021), Colombia (2022) y Brasil (2022); Paraguay, Perú (que cambió de Gobierno por vía no electoral en 2022), Ecuador y Uruguay son actualmente los gobiernos de signo liberal-conservador en la región. La hegemonía colorada en las instituciones republicanas se extiende a las dos cámaras del Congreso —los de Peña han reconquistado la mayoría absoluta en el Senado, perdida en 2003, y robustecido la que ya tenían en la Cámara de Diputados— y a las gobernaciones departamentales.
(Texto actualizado hasta 3 mayo 2023)
El asunceno Santiago Peña Palacios, de madre nacida en argentina, marido de Leticia Ocampo y padre de dos hijos (al mayor, Gonzalo, hoy con 27 años, lo tuvo a la temprana edad de 17, antes de casarse con su novia Leticia), se formó como economista y administrador público en la Universidad Católica Nuestra Señora de la Asunción (UCA) y luego en la neoyorkina Universidad de Columbia, donde realizó el máster de posgrado. Durante un tiempo compaginó los estudios y la práctica del rugby, llegando a jugar en la selección nacional de este deporte.
Ya en el año 2000, mientras cursaba la carrera de Economía en la UCA, el joven debutó en la función pública como operario del Banco Central del Paraguay (BCP), en cuyos departamentos se familiarizó con las cuestiones financieras y monetarias. En 2009, durante la Administración presidencial del ex obispo izquierdista Fernando Lugo Méndez (histórico ganador de las elecciones del año anterior frente a la aspirante del oficialismo colorado, Blanca Ovelar), Peña fue contratado por el FMI para su equipo de analistas en las oficinas centrales en Washington, DC, y junto con su familia se trasladó a vivir allí. Este trabajo conllevó una serie de desplazamientos a países africanos en misión de asesoría sobre buenas prácticas macroeconómicas. Tres años después, regresó a Paraguay para ocupar una titularidad en el Directorio del BCP. A la vez, empezó a dar clases en la UCA, en las cátedras de Teoría Financiera y de Teoría Económica, en esta última en calidad de profesor titular.
HOMBRE DE CONFIANZA DE HORACIO CARTES La irrupción del anónimo economista en la escena política nacional llegó justo al iniciarse 2015 al reclutarle para el servicio de gobierno Horacio Cartes Jara, el presidente colorado desde agosto de 2013 y uno de los empresarios más ricos del país. El 2 de enero Cartes escogió a Peña para sustituir al dimitido Germán Rojas a la cabeza del Ministerio de Hacienda, nombramiento para un cargo de postín que llamó bastante la atención dada la baja edad del promocionado, 36 años, y también al no tratarse de un miembro del ANR-PC sino del centrista Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA), afiliación política heredada de familia, si bien Peña no era al parecer un militante activo del liberalismo. Esta credencial le resultaba indiferente a Cartes, elogioso del currículum y la experiencia profesional de su flamante ministro.
El PLRA, centenario y enconado adversario del coloradismo, viejo luchador por la democracia en Paraguay y en el momento del acceso de Peña al Gobierno relegado de nuevo a la oposición, fue el principal integrante de la Alianza Patriótica para el Cambio, la coalición que en 2008 llevó a Fernando Lugo al poder. Tras la polémica defenestración de Lugo —con la complicidad necesaria de los liberales— en 2012 por el Senado, el entonces líder del PLRA y vicepresidente de la República, Federico Franco Gómez, asumió la Presidencia por poco tiempo, tan solo en la cuenta atrás hasta las votaciones generales que restituyeron la hegemonía del ANR-PC. A la luz de las reseñas que la prensa paraguaya ha publicado sobre el presidente electo, no hay constancia de actividades proselitistas de Peña en favor del liberal Efraín Alegre Sasiain, su oponente una década después, cuando las elecciones de 2013, por no hablar de las votaciones de 2008 o las de 2003, estas perdidas por el liberal Julio César Franco Gómez, hermano de Federico, ante el colorado Nicanor Duarte Frutos.
El neófito en política emprendió en este terreno una carrera que progresó con rapidez, casi meteóricamente. En octubre de 2016 Peña, no sin controversia, se dio de alta en las filas del ANR-PC. Poco antes, Cartes había dicho que los ministros del Gabinete que no eran miembros de la agrupación oficialista sino del PLRA tenían que mudar las filiaciones: el que rehusara, perdería el ministerio. Los afectados eran Peña en Hacienda y Francisco de Vargas en Interior; el primero se sometió a la exigencia, si bien adujo que lo hacía por "convicciones", y el segundo no. El acto simbólico de ceñirle a Peña al cuello la pañoleta roja, la divisa del partido, fue efectuado no por el presidente orgánico de la formación, el diputado Pedro Alliana Rodríguez, personalidad del cartismo, sino por el propio Cartes.
Desde este momento, Peña fue el preclaro número dos de la corriente de Cartes, Honor Colorado, mayoritaria en el ANR-PC pero a la que le había salido la disidencia Colorado Añetete, una facción abanderada de la "renovación ética" y dirigida por Marito Abdo Benítez, senador identificado con la tradición strosnista (por el general Alfredo Stroessner, dictador omnímodo de Paraguay en el larguísimo período 1954-1989 y de cuyo antiguo secretario privado Mario Abdo era hijo).
El 6 de junio de 2017, luego de abandonar Cartes el plan, política y socialmente incendiario, de volver a postularse a la Presidencia en las elecciones de 2018 (lo que habría requerido la enmienda de la Constitución), Peña se apeó del Gobierno para preparar su precandidatura presidencial por el oficialismo colorado. Su rival en la primaria del partido no era otro que Abdo, quien al atraerse el favor de los otros movimientos internos acrecentó fuerzas y consiguió doblegar al cartismo. Así, en la elección el 17 de diciembre de 2017 Peña, con el 43,3% de los votos, en términos absolutos 482.649 papeletas, resultó derrotado por Abdo. Luego, este extendió su éxito a la elección presidencial del 22 de abril de 2018, en la que batió a Alegre, postulante por la Gran Alianza Nacional Renovada (GANAR).
Tras esta intensa experiencia, Peña, sin ningún cargo o mandato institucional, redirigió su actividad profesional al sector privado. En concreto, fue contratado para su directorio por el Banco Basa, parte del Grupo Cartes y del que era vicepresidenta y máxima accionista Sarah Cartes, hermana del ex presidente. Este vínculo laboral vino a enfatizar la estrechísima relación, política, personal y ahora también comercial entre Cartes y el 22 años más joven Peña.
Durante el Gobierno de Abdo, el anterior ministro de Hacienda no dejó de sumar su voz crítica al coro de reproches que concitaba la gestión presidencial. En 2021 Abdo enfrentó una muy fuerte protesta política y social, con demandas de dimisión en las calles e intento de juicio y destitución por el PLRA en el Congreso, debido al manejo de la COVID-19, que puso en evidencia agudas carencias hospitalarias, y también ante el preocupante aumento de la deuda pública al socaire de la Ley de Emergencia Sanitaria, aprobada en 2020 para amortiguar el impacto fiscal del coronavirus en las arcas del Estado.
EL PROGRAMA DE PEÑA PARA "CAMBIAR" PARAGUAY En las primarias coloradas del 18 de diciembre de 2022 Santi Peña, nuevamente precandidato por Honor Colorado, y su compañero de fórmula, Pedro Alliana, se tomaron la revancha por la derrota de 2017. Con el 51,6% de los votos (618.651 en términos absolutos), la dupla del cartismo ganó sin dificultares a la formada por Arnoldo Wiens y Juan Manuel Brunetti, del movimiento abdista Fuerza Republicana. Simultáneamente, el ANR-PC renovó sus autoridades, la Junta de Gobierno y la Comisión Ejecutiva. En la liza por la presidencia de la Comisión, de la que Alliana se iba tras ocho años de ejercicio, Cartes batió contundentemente a Abdo.
El triunfo total del cartismo en el seno del coloradismo acontecía, paradójicamente, en circunstancias de oprobio internacional para su líder. Así, meses atrás, en julio, el Departamento de Estado de Estados Unidos había prohibido a Cartes, objeto también de una investigación penal en casa, la entrada al país norteamericano por haber participado antes, durante y después de ejercer la presidencia en una "corrupción significativa" (presuntamente, sobornos, lavado de activos, nexos con el narcotráfico y contrabando de cigarrillos) que socavaba las "instituciones democráticas" paraguayas, y también por tener vínculos con la organización radical libanesa Hezbollah, considerada terrorista por Washington. Idéntica sanción afectaba al vicepresidente de la República con Abdo, Hugo Velázquez Moreno, quien presentó la renuncia para acto seguido retractarse.
Luego, en enero de 2023, con las elecciones generales a la vuelta de la esquina, el Departamento del Tesoro redobló las sanciones contra Cartes, ya posesionado de la presidencia de su partido, y Velázquez bloqueándoles el acceso al sistema financiero estadounidense y prohibiéndoles hacer negocios con empresas del país.
A lo largo de la campaña electoral, Peña ha pasado de puntillas, o bien se ha pronunciado pero sin concretar demasiado, sobre problemas estructurales de calado como son la corrupción, la desigualdad, la pobreza y la alta vulnerabilidad de Paraguay, gran vendedor de soja, carne vacuna y hidroelectricidad, al cambio climático, patente en la sequía que golpea al campo y que ya está mermando las exportaciones agrícolas y energéticas.
Algo parecido cabe decir de problemas coyunturales como la inflación (el 6,4% interanual), el déficit fiscal (el 3% del PIB) y el endeudamiento público (el 37% del PIB), tres variables empeoradas, aunque no descontroladas y ahora mismo en fase de mejora, a lo largo de la Administración de Abdo. Todo, sobre un fondo de balance del crecimiento más bien mediocre: a la contracción del -0,4% registrada en 2019 le siguieron la recesión pandémica de 2020, un suave -0,8%, el rebote del 4,1% en 2022 y un anémico 0,1% en 2022. Para este 2023, el Banco Mundial prevé que la economía paraguaya crezca el 4,8%. De todas maneras, Peña tiene claro que en los últimos años el país sudamericano "ha consolidado un marco macroeconómico muy estable", mérito en el que reclama una participación personal desde sus estadías en el BCP y el Ministerio de Hacienda. El "gran desafío", arguye, es "acelerar un proceso de modernización del Estado paraguayo".
El mandatario colorado no ha presentado un plan de gobierno al uso, con una estructura de apartados y un desarrollo documental, y se ha limitado a desgranar una batería de promesas para el rápido consumo proselitista. Su manifiesto tiene un contenido eminentemente social.
Bajo el eslogan de Cambiemos Paraguay, el presidente electo ofrece los siguientes programas o iniciativas: Guarderías Gratuitas, para apoyar a las madres con niños que tienen necesidad de trabajar o estudiar; Chau Chespi, para eliminar los puntos de venta de drogas en los barrios, en paralelo a las labores de prevención, rehabilitación y reinserción de toxicómanos; Más Linces, menos motochorros, para ampliar los dispositivos del grupo de élite de la Policía Nacional; Tekoporã Mbarete (en guaraní, "salud fuerte"), de refuerzo de las ayudas a las familias en vulnerabilidad para subvenir necesidades alimenticias, escolares y sanitarias; y Che Róga Porã ("tu casa propia"), enfocado en la adquisición de viviendas en propiedad "a precios de alquiler y sin muchos requisitos", ofreciendo para ello vivienda de protección social y préstamos asequibles.
Constan también: Plata en tu bolsillo, consistente en medidas para bajar los precios de los combustibles, empezando por la mejora de la competitividad en el mercado energético, según él dañada por los subsidios que el Gobierno de Abdo ha dado a la empresa pública Petropar; Jóvenes que progresan, para respaldar desde el Estado el emprendimiento y la contratación de jóvenes en busca de su primer empleo; Salud sin Esperas, en pro de un "servicio de salud pública de calidad"; y Mi Escuela, Mi Orgullo, para "dar un salto de calidad educativo" dotando a las aulas de herramientas tecnológicas. Sin entrar en precisiones, Peña promete asimismo "500.000 empleos nuevos" en el sector privado de aquí a 2028.
En cuanto a la política exterior y las relaciones internacionales, afectadas negativamente por las imputaciones de Estados Unidos contra Cartes, Peña confirma la línea, característica del ANR-PC y no compartida por el PLRA, del reconocimiento diplomático de Taiwán (República de China) y no de la República Popular China, potencia que es la principal proveedora de bienes de Paraguay. Hay que recordar que Guatemala y Paraguay son los más importantes de entre los 13 estados soberanos, casi todos de América y Oceanía, que mantienen relaciones con Taipei. Por el contrario, Peña, en consonancia con la Administración Cartes y contrariamente al criterio de Abdo, volverá a reconocer a Jerusalén, y no a Tel Aviv, como la capital del Estado de Israel, lo que conllevará un nuevo traslado de la Embajada paraguaya. Para el nuevo presidente paraguayo, lo que toca es "promover la integración regional sin ideologizar las relaciones diplomáticas".
(Cobertura informativa hasta 3/5/2023)