Lenín Moreno Garcés

(Texto actualizado hasta 2017; véase nota de actualización hasta 2021)

El continuismo político matizado, con cambios posiblemente importantes en las formas, se instala en Ecuador el 24 de mayo de 2017 de la mano de Lenín Moreno, candidato victorioso de la Alianza PAIS, el partido izquierdista en el Gobierno, y sucesor en la Presidencia de la República de Rafael Correa, quien agota su segundo mandato cuatrienal no prorrogable en virtud de la Constitución de 2008.

El que fuera vicepresidente del país entre 2007 y 2013 al lado de Correa es un político con una trayectoria poco convencional. En origen un emprendedor y promotor turístico, Moreno se desplaza en una silla de ruedas desde 1998 a raíz de la lesión medular que le provocó el disparo de un atracador. Dando un ejemplo sobresaliente de superación personal, el parapléjico, de carácter risueño y optimista, decidió convertirse en motivador profesional, divulgando los beneficios de la risoterapia y la inteligencia emocional. Tras ser elegido en 2006 en la fórmula presidencial de la Alianza PAIS, adquirió notoriedad internacional como el principal impulsor de los programas sociosanitarios del Ejecutivo ecuatoriano, pioneros en la región, y los méritos realizados en este terreno le hicieron merecedor del puesto de Enviado Especial del Secretario General de la ONU sobre Discapacidad y Accesibilidad.

Como abanderado de la Alianza PAIS y el Frente UNIDOS, Moreno acudió a las elecciones generales del 19 de febrero de 2017 con un programa que presume de la "década ganada", recuerda las "doce revoluciones", sintetizadas como Revolución Ciudadana, en que su partido está embarcado y explica los pasos a seguir para alcanzar las metas del Buen Vivir, actualización con menos carga ideológica de la etiqueta correísta del Socialismo del Siglo XXI. Así, propugna reforzar los exitosos programas y misiones solidarios del Gobierno, erradicar la pobreza extrema y las desigualdades flagrantes y la violencia de género. Habla también de mantener la presión fiscal, de transformar, apostando por sectores punteros que atraigan inversiones y generen empleo tales como el turismo, la agroindustria y la biotecnología, una matriz productiva excesivamente dependiente del petróleo, y de practicarle una "cirugía mayor" a la corrupción, lacra que precisamente ha estado detrás de varios de los escándalos y polémicas de la presidencia saliente. Moreno trata de trasladar su optimismo inveterado a la superación de la mala coyuntura económica, pues Correa deja un país sumido en la recesión y con serios desequilibrios financieros.

El énfasis que Moreno pone en un Gobierno regido por "valores", dedicado "a todos los ecuatorianos" y movido por la "responsabilidad" entraña una defensa de los principios éticos, el diálogo y los cauces institucionales que, unida a su reconocida personalidad moderada y conciliadora, marca —o al menos así lo parece— el contrapunto perfecto al estilo impulsivo y temperamental de Correa, un estadista tan carismático como polarizador, pues su dinamismo ha estado sistemáticamente acompañado de expresiones de irascibilidad e intolerancia. Aunque su llegada a Carondelet se la debe a Correa, quien en todos estos años se ha deshecho en elogios hacia él, Moreno ya ha avisado que "las decisiones las tomará él" y que gobernara con "su estilo", el cual, según lo visto hasta ahora, es prácticamente la antítesis del de aquel. La asunción también, el primero de mayo, del mando orgánico de la Alianza PAIS refuerza la impresión de que Moreno será capaz de sustraerse a la poderosa personalidad de Correa. De hecho, el ahora ex presidente anunció que tras dejar el poder se iría a vivir con su esposa a Bélgica, mutis que tampoco parece favorecer una hipotética tutela política sobre su sucesor. Ahora bien, Moreno también ha dicho que no piensa derogar la controvertida Ley Orgánica de Comunicación, denunciada por doquier como una "ley mordaza" que atenta contra la libertad de prensa en Ecuador.

La tarea perentoria del nuevo presidente es rebajar la tensión política dejada por el balotaje del 2 de abril, cuyo ajustado resultado, la victoria del candidato oficialista por dos puntos, impugnó el aspirante derrotado de la oposición, el liberal conservador Guillermo Lasso . Por lo demás, el proyecto político iniciado en 2007 por Correa y prolongado ahora por Moreno, quien estrena las enmiendas constitucionales de 2015 facultativas de la reelección presidencial indefinida, acusa dos claras señales de desgaste: Moreno no ha podido igualar la proeza de su predecesor en 2009 y 2013, cuando Correa fue reelegido sin necesidad de la segunda vuelta, y su partido ha perdido 26 escaños en la Asamblea Nacional, donde sin embargo retiene la mayoría absoluta.


(Nota de actualización: esta biografía fue publicada el 24/5/2017. Tras tomar posesión de la Presidencia de la República del Ecuador, Lenín Moreno inició un distanciamiento de la persona, las políticas y las reformas de Rafael Correa, proceso que rápidamente culminó en una total ruptura entre ambos dirigentes. Ello produjo también la fractura de la Alianza PAIS, de la que se separó el sector mayoritario del correísmo; este acabó organizándose como el Movimiento Fuerza Compromiso Social, renombrado posteriormente Movimiento Revolución Ciudadana. Vía referéndum, el Gobierno revocó en 2018 la enmienda constitucional sobre las reelecciones populares indefinidas, con lo cual Moreno no fue candidato en las elecciones presidenciales del 7/2/2021, ganadas por el opositor Guillermo Lasso Mendoza. Tras traspasar la jefatura del Estado a Lasso el 24/5/2021, Moreno fue nombrado Comisionado del Secretario General de la OEA para Asuntos de Discapacidad).

1. Promotor del turismo en Ecuador y motivador profesional
2. Vicepresidente de la República con Rafael Correa y enviado especial de la ONU sobre discapacidad
3. Candidato presidencial de la Alianza PAIS y victoria sobre el opositor Guillermo Lasso

1. Promotor del turismo en Ecuador y motivador profesional

Lenín Voltaire Moreno procede de una familia de clase media formada por los señores Servio Tulio Moreno Aldaz y Lilian Dolores Garcés Martínez. El niño nació en 1953 en Nuevo Rocafuerte, remota aldea del cantón Aguarico de la provincia amazónica de Orellana, un lugar selvático y pobre enclavado en el lugar donde el río Napo toma contacto con la frontera peruana. Desde los tres años el pequeño Lenín, llamado en casa Voltaire, vivió y creció en Quito, nuevo destino profesional de su padre, un maestro de la enseñanza pública con ideas izquierdistas —bien patentes en el nombre doble, el uno el de un revolucionario marxista y el otro el de un filósofo y librepensador ilustrado, escogido para su hijo— que años después se metería en política, llegando a convertirse en congresista por Napo en las filas del partido roldosista Concentración de Fuerzas Populares (CFP) a mediados de la década de los noventa.

El muchacho, de carácter alegre y aficionado a los deportes, tomó clases de primaria en la Escuela Fiscal Eloy Alfaro y de secundaria en el Instituto Nacional Mejía, dos casas de estudios quiteñas de mucha solera, conocidas por su carácter laico y liberal. En 1971 concluyó el Bachillerato en el Colegio Municipal Sebastián de Benalcázar y a continuación emprendió estudios de Medicina en la Universidad Central del Ecuador (UCE). En el cuarto año de carrera el alumno decidió cambiarse a las aulas de Psicología, especialidad lectiva que también dejó interrumpida, ahora en favor de una titulación en Administración Pública. Tras este veletear académico Moreno consiguió licenciarse, y con excelentes calificaciones, en Administración Pública.

En vez de aspirar a una plaza de funcionario en la administración de la República, Moreno invirtió unos años a seguir los pasos de su padre como docente de escuela secundaria antes de instalarse como empresario privado dedicado a la gerencia comercial y la promoción de negocios turísticos, ramo productivo con un gran potencial en un país tan diverso como Ecuador, que ofrecía a los visitantes extranjeros hermosas playas en la costa, imponentes cumbres andinas y selvas de riquísima biodiversidad, además de las célebres islas Galápagos en el océano Pacífico y el patrimonio cultural ecuatoriano. Destacado en este gremio, identificado como un sector estratégico para el desarrollo nacional por el presidente Sixto Durán-Ballén, creador en 1992 del Ministerio de Información y Turismo, desde 1996 Moreno dirigió la Cámara de Turismo de Pichincha y la Federación Nacional de Cámaras Provinciales de Turismo del Ecuador (FENACAPTUR).

El 3 de enero de 1998, en la época de la presidencia interina de la República de Fabián Alarcón Rivera, Moreno ostentaba la dirección ejecutiva de la FENACAPTUR cuando un absurdo y cruel infortunio le cambió súbitamente la vida. Mientras paseaba por Quito, unos delincuentes callejeros intentaron atracarle a punta de pistola y en el curso del asalto uno de los atacantes le disparó a bocajarro por la espalda, dejándole gravemente herido. El impacto de la bala causó un daño irreversible en la médula espinal del empresario aficionado a la práctica deportiva y siempre dinámico. Como resultado de la lesión medular, el promotor turístico se quedó parapléjico, con pérdida de la movilidad de ambas piernas.

Postrado en la silla de ruedas a los 44 años, Moreno sobrellevó su penosa convalecencia con efectos de transformación personal: resuelto a "volver a vivir", se convirtió en motivador profesional y, a través de libros (una decena de títulos, entre los que se citan Teoría y práctica del humor, Ser feliz es fácil y divertido y Ríase, no sea enfermo) y conferencias, divulgó los beneficios terapéuticos del humor, la risa, la alegría, el amor, las actividades creativas y, en general, la máxima positividad en todos los aspectos de la vida. En el terreno institucional, entre 2001 y 2004, durante los Gobiernos de Gustavo Noboa Bejarano y Lucio Gutiérrez Borbúa, encabezó la Dirección Nacional de Discapacidades y además puso en marcha una fundación de investigación privada, Eventa, dedicada a promover su particular filosofía risueña en materia de inteligencia emocional y a realizar obras sociales. En suma, Moreno no solo se sobrepuso a su trauma físico, sino que lo concibió como un reto de superación individual para alcanzar metas más ambiciosas o elevadas en la vida, lucha en la que resultó fundamental el amor del núcleo familiar integrado por su esposa, Rocío González, y sus tres hijas, Irina, Cristina y Carina.


2. Vicepresidente de la República con Rafael Correa y enviado especial de la ONU sobre discapacidad

En agosto de 2006, mientras fungía de director académico de la Fundación Eventa, Moreno saltó al proscenio nacional al ser presentado desde el cantón Palestina de la provincia de Guayas como el candidato electoral a vicepresidente de la República en la fórmula encabezada por Rafael Correa Delgado, un economista de izquierda que, con su partido-movimiento Alianza Patria Altiva i Soberana (PAIS), proponía para Ecuador, al cabo de una década de extrema turbulencia política y social, un proceso constituyente de refundación del Estado guiado por las divisas de la Revolución Ciudadana y el Socialismo del Siglo XXI. Inspirado en parte por la revolución bolivariana de Hugo Chávez en Venezuela, Correa quería liquidar el "neoliberalismo caduco", arrinconar a los poderes fácticos y la "partidocracia" tradicionales, priorizar el gasto social para erradicar la pobreza y alcanzar la "soberanía" energética y financiera.

Por tanto, se trataba de pasar página al modelo vigente desde la restauración democrática de 1978, el cual había terminado convirtiéndose en una olla a presión donde bullían la corrupción, las esperanzas populares frustradas y el trasiego de mandatarios prematuramente consumidos. Correa estaba convencido de poder llegar al Palacio de Carondelet montado en una ola de entusiasmo popular nacida del hartazgo y Moreno, quien hasta entonces no había mostrado ningún interés en la política, accedió gustoso a contribuir a este programa de ruptura desde la Vicepresidencia de la República, aportando su experiencia en el bienestar emocional de las personas, meta que para él iba de la mano de la justicia social.

La boleta presidencial formada por Correa y Moreno triunfó espectacularmente en las elecciones a doble vuelta del 15 de octubre y el 26 de noviembre de 2006, y el 15 de enero de 2007 los mandatarios electos tomaron posesión del Ejecutivo ecuatoriano. La pareja volvió a presentarse en las nuevas elecciones del 26 de abril de 2009, convocadas tras aprobar el pueblo ecuatoriano en referéndum la Constitución correísta adoptada por la Asamblea Nacional Constituyente y luego entrada en vigor en octubre de 2008, y ganó otro mandato de cuatro años con el 52% de los votos, porcentaje que hizo innecesaria una segunda vuelta, algo que no había sucedido en las seis elecciones celebradas con anterioridad desde la restauración democrática de 1979.

Durante su sexenio largo como segunda persona del Ejecutivo del país andino, Moreno, al tiempo que Correa, hombre de carácter impetuoso y beligerante, desarrollaba sus tareas de gobierno con abundancia de polémicas nacionales e internacionales, se mantuvo volcado en la inclusión social y económica de las personas con discapacidad, así como en la ayuda dineraria o material a las familias, en particular las humildes y pobres, con situaciones de dependencia por problemas de salud o con miembros afectados por enfermedades raras y congénitas que requiriesen una atención especial. En septiembre de 2012 la Asamblea Nacional, donde la Alianza PAIS no disponía de mayoría absoluta, aprobó la Ley Orgánica de Discapacidades, una norma, pionera en la región, elaborada bajo la directa supervisión del vicepresidente de la República, quien era también el presidente del Consejo Nacional de Discapacidades.

Toda esta labor sociosanitaria de Moreno, canalizada en las misiones, programas y proyectos solidarios Manuela Espejo, Joaquín Gallegos Lara, Sonríe Ecuador, Circo Social, Ferias Lúdicas y Tamizaje Neonatal, mereció el reconocimiento de la comunidad internacional, que puso al vicepresidente ecuatoriano como ejemplo de implicación de las instituciones del Estado en la protección de ciudadanos con vulnerabilidades tradicionalmente poco o nada atendidas en países en desarrollo (e incluso en países plenamente desarrollados), y a otorgarle premios. Desde el exterior se aplaudían los impactos positivos de la misión solidaria Manuela Espejo y de la Ley Orgánica de Discapacidades, que entre otras medidas obligaba a las empresas a contratar discapacitados. También fue muy elogiado el pago por el Gobierno a partir de 2010 de un subsidio mensual de 240 dólares, el conocido como bono Joaquín Gallegos Lara, a las personas encargadas de cuidar a familiares con limitaciones severas, una ayuda pública similar a las partidas de la Ley de Dependencia introducida en España algunos años antes por el Gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero.

A la proyección internacional de Moreno contribuyó su activismo en diversas palestras multilaterales de América Latina. En particular, fue el impulsor de la I Cumbre de Vicepresidentes América sin Barreras por la Democracia y la Solidaridad, celebrada en Quito en diciembre de 2010, y tuvo un rol protagónico en la III Cumbre Social Andina, organizada por el Parlamento Andino en Bogotá en mayo de 2012.

El 26 de abril de 2012 la OEA escogió a Moreno para presidir, con un mandato de dos años, su Comité para la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra las Personas con Discapacidad (CEDDIS), órgano puesto en marcha tras la adopción en 1999 de la Convención Interamericana sobre la materia, mientras que diputados de su partido le propusieron para el Premio Nobel de la Paz. El secretario general de la ONU, Ban Ki Moon, en el curso de una visita al país para conocer las realizaciones sociosanitarias del Gobierno de Correa sobre el terreno, se mostró impresionado por la labor desarrollada por Moreno en su área de especialidad y tomó buena nota de las capacidades del vicepresidente ecuatoriano.

Moreno desempeñó las funciones de presidente de la República en el mes, delimitado por los días 15 de enero y 14 de febrero de 2013, en que Correa se apartó de las mismas para centrarse en la campaña electoral de su tercera postulación presidencial, segunda bajo la Constitución de 2008. Ya en marzo de 2011 Moreno anunció que no acompañaría a Correa en una nueva fórmula presidencial posibilitada por la Carta Magna. En noviembre de 2012, en presencia de un agradecido Correa, asistente como él a la II Convención Nacional de la Alianza PAIS en Quito y quien tuvo efusivas palabras de elogio para su "insustituible" colaborador, el estadista reiteró que este era su último mandato como vicepresidente y que en lo sucesivo iba a "servir a la Revolución Ciudadana desde otro bastión".

Tal como se esperaba, Correa volvió a imponerse a la primera en las elecciones presidenciales del 17 de febrero de 2013, con un porcentaje de votos, el 57,2%, que superaba los sacados en 2006 y 2009. En cuanto a los comicios a la Asamblea Nacional, la Alianza PAIS tuvo un rendimiento igualmente espectacular y se adueñó de una mayoría absoluta de 100 escaños sobre 137. Al transferir la Vicepresidencia al ingeniero guayaquileño y ex ministro Jorge Glas Espinel el 24 de mayo de 2013, Moreno quedó liberado de todo compromiso institucional con su país y retomó sus anteriores quehaceres privados. Al principio pareció que se dedicaría en exclusiva a las charlas motivacionales y a la dirección de su Fundación Eventa, pero el 19 de diciembre de 2013 saltó la noticia de su nombramiento por Ban Ki Moon como Enviado Especial del Secretario General de la ONU sobre Discapacidad y Accesibilidad, una oficina de nuevo cuño con despacho en Ginebra.

En los casi tres años que duró su misión en la ONU, renovada dos veces por Ban, el enviado especial ecuatoriano desplegó su dinamismo pedagógico habitual en pro de la aplicación y extensión de la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad y su Protocolo Facultativo, aprobados en 2006 y abiertos a la firma de los estados miembros de la ONU en 2007. Resultaron especialmente llamativos sus esfuerzos para que las instancias nacionales e internacionales encargadas de la protección civil y el socorro a las víctimas de desastres naturales como los terremotos tuvieran en cuenta las necesidades específicas de las personas afectadas por minusvalías.


3. Candidato presidencial de la Alianza PAIS y victoria sobre el opositor Guillermo Lasso

Disponer de un perfil internacional alto y gozar en casa de unos respeto y simpatías bastante extendidos por su proyección humanista y conciliadora aureolaron a Moreno como el posible candidato del oficialismo para las elecciones presidenciales de febrero de 2017, a las que Correa, en virtud de la Disposición Transitoria añadida a la Constitución en 2015, ya no podía presentarse de nuevo. La postulación de Moreno a Carondelet tomó cuerpo a lo largo de 2016 a pesar de las polémicas suscitadas por la revelación del cobro de unas remuneraciones del Gobierno mientras trabajaba para la ONU, ciertas dudas sobre la contabilidad de la Fundación Eventa y el cuestionamiento desde las filas opositoras de su misma idoneidad para la jefatura del Estado, a la luz de las limitaciones físicas que le imponía su paraplejia incurable. Hubo voces que llegaron a pedir un certificado médico sobre la condición de salud de Moreno y su aptitud para gobernar, lo cual fue descrito por Correa, tan propenso a la visceralidad en sus manifestaciones, como "el colmo de la miseria humana".

El 1 de octubre de 2016 la V Convención Nacional de la Alianza PAIS, celebrada en el estadio Gonzalo Pozo Ripalda de Quito, proclamó su binomio presidencial encabezado por Moreno, ya desprendido de su misión en la ONU (al producirse la baja del ecuatoriano, el puesto de Enviado Especial sobre Discapacidad y Accesibilidad quedó abolido) y a la sazón vicepresidente orgánico de la formación gobernante, y completada por el vicepresidente en ejercicio de la República, Glas.

La fórmula Moreno-Glas iba a representar en las elecciones de 2017 tanto a la Alianza PAIS, un partido nacionalista y de izquierdas que últimamente prefería hablar del Socialismo del Buen Vivir (o más exactamente, del Buen Vivir, sin aditamentos), y no tanto del Socialismo del Siglo XXI, como filosofía guía de la Revolución Ciudadana y su meta de "construir una sociedad incluyente, solidaria y equitativa", como al Frente UNIDOS, una amplia coalición progubernamental organizada en septiembre de 2014 y que además de los aliancistas incorporaba al Partido Socialista Ecuatoriano (PSE), el Partido Comunista del Ecuador (PCE), la Juventud Comunista del Ecuador (JCE) y el Movimiento Político Alfaro Vive ¡Carajo! (AVC), entre otros. El líder indiscutible del Frente era Correa y su secretario general Patricio Baquerizo, dirigente de AVC.

Si bien las encuestas le eran favorables, la aspiración presidencial de Lenín Moreno presentaba un punto débil que no residía en su persona, sino en el legado económico de Correa, con muchos números en rojo. Desde 2011, cuando el PIB avanzó un sobresaliente 7,9%, el crecimiento no había hecho más que achicarse en consonancia con la evolución declinante del precio del petróleo y en 2016, pese a la recuperación parcial de la cotización del crudo, Ecuador había sufrido una recesión cuyo alcance preciso, el -1,5%, no iba a conocerse hasta bien entrado 2017. Esta pésima coyuntura el Gobierno la vinculaba fundamentalmente al ruinoso terremoto del 16 de abril en las provincia de Manabí y Esmeraldas, con su triste balance de 670 fallecidos y desaparecidos, 6.270 heridos, cerca de 30.000 personas cobijadas de emergencia, y destrucción de multitud de viviendas y servicios básicos. Correa en persona cuantificó de manera provisional las pérdidas económicas y materiales ocasionadas por el seísmo en unos 3.000 millones de dólares, cantidad equivalente al 3% del PIB.

Ahora, al comenzar 2017, el presupuesto del Estado y la cuenta corriente se presentaban deficitarios, y la deuda pública total se había disparado hasta casi el 39% del PIB, lo que en octubre de 2016 había obligado al Ejecutivo a tirar de inventiva técnica para no violar el techo constitucional de deuda del 40%; así, en adelante, ese cálculo anual solo consideraría la deuda consolidada, es decir, la de los bonos soberanos emitidos sin fecha de vencimiento, que representaba el 27%. La merma de ingresos y los ajustes fiscales amenazaban con estropear los importantes progresos hechos por el Gobierno de Correa, internacionalmente reconocidos, en la reducción de la pobreza, el aumento de la renta nacional por habitante y el desarrollo humano, precisamente las áreas donde Moreno había construido su capital político.

El programa que Moreno y la Alianza PAIS presentaban a los electores se sustentaba en el pronóstico optimista del Gobierno, el cual situaba la recuperación económica ya en 2017, escenario que sin embargo no veían nada claro diversos organismos y observadores internacionales, los cuales consideraban altamente probable otro año de contracción. Configurado más como un manifiesto redundante de principios y metas generalistas que como un plan de acción concreto, el documento hablaba de la "década ganada" por Ecuador e insistía en las "12 revoluciones" a las que el movimiento estaba consagrado. El Plan de Gobierno para el período 2017-2021 hablaba de "tres principios" rectores de la acción presidencial de Moreno, quien gobernaría "con valores" ("practicaremos una cirugía mayor a la corrupción", proclamaba este apartado), "para todos" los ecuatorianos y "con responsabilidad. El contenido programático aparecía delimitado por "cinco ejes" de actuación, a saber: Un país que te cuida; Un país para las nuevas generaciones; Un país que te inspira; Un país que te impulsa; y Un país grato.

Dichos ejes del candidato abarcaban entre otros los siguientes temas: el compromiso de profundizar y extender las misiones de providencia social, empezando por la emblemática Manuela Espejo, a relanzar como Misión Manuela Espejo II, y a las que se sumarían otras nuevas como la Misión Ternura, enfocada en la atención médica especializada de los bebés de familias pobres para impedir los casos de desnutrición y reducir el riesgo de mortalidad materno-infantil; la subida de las asignaciones del Bono de Desarrollo Humano, que pasaría de los 50 dólares mensuales hasta un máximo de 150 dólares en determinados casos, y del bono de pensiones para los mayores de 65 años en el marco del programa Mis Mejores Años, de los 50 a los 100 dólares; la perseverancia en la tarea de acabar con la pobreza extrema; la continuidad también del desarrollo de modernas infraestructuras de transportes y comunicaciones; la promoción de la educación universitaria; y la entrega de vivienda social gratuita a ciudadanos sin recursos como parte del plan Toda una Vida. Moreno consideraba "irresponsable" cualquier promesa por parte de sus contrincantes electorales de "bajar o eliminar impuestos" y una "locura" plantearse siquiera la desdolarización de la economía.

En el marco de la necesaria "transformación de la matriz productiva" del país, tan dependiente del petróleo, Moreno proponía al sector privado y los sindicatos suscribir un Pacto Nacional por el Empleo, la Inversión Productiva, la Innovación y la Inclusión que contaría con una robusta financiación estatal. En la misma línea, el ex vicepresidente se fijaba las metas de convertir a Ecuador en un destino turístico de primer orden y de incrementar las partidas exportadoras de bienes agroindustriales y biotecnológicos. Mediante el ya vigente Programa Empleo Joven el abanderado de la Alianza PAIS calculaba poder crear 200.000 empleos para jóvenes. Ellos formaban parte de los colectivos de atención prioritaria, junto con los pequeños y medianos emprendedores, los campesinos, los emigrantes, las personas con discapacidad y las mujeres expuestas a la violencia de género, lacra esta última que era menester "erradicar".

El 19 de febrero de 2017 Moreno, el candidato de la eterna sonrisa montado en la silla de ruedas, se enfrentó en las urnas a siete contrincantes de distintas tendencias. De ellos, los más destacados eran cuatro, en particular el primero, quien daba por hecho su paso a la segunda vuelta y confiaba en ganar al final si el poder no urdía ningún fraude en su contra: el empresario y banquero de centro-derecha liberal Guillermo Lasso Mendoza, cabeza del Movimiento Creando Oportunidades (CREO) y de la coalición Alianza por el Cambio, quien ya contendiera sin éxito contra Correa en 2013; la también liberal, pero exponente de un conservadurismo de corte más tradicional, Cynthia Viteri Jiménez, del Partido Social Cristiano (PSC); Paco Moncayo Gallegos, el antiguo general del Ejército devenido alcalde metropolitano de Quito, en representación de la Izquierda Democrática (ID) y el Acuerdo Nacional por el Cambio; y Abdalá Bucaram Pulley, por el partido populista Fuerza Ecuador (Fuerza EC) e hijo del ex presidente (1996-1997) Abdalá Bucaram Ortiz.

Una vez cerradas las urnas e iniciado el conteo de las papeletas la noche del 19 de febrero, el retraso en la publicación de los resultados oficiales por el Consejo Nacional Electoral (CNE), que adujo "inconsistencias" e "irregularidades" en las actas llegadas al organismo, generó incertidumbre general y levantó sospechas de una posible manipulación del proceso en las filas opositoras. Los sucesivos avances del escrutinio fueron confirmando la primera posición de Moreno y la segunda de Lasso, el cual aseguró que la situación le "olía mal". El 22 de febrero el presidente Correa, quien había anunciado su marcha del país para dedicarse a la docencia universitaria en Bélgica, el país natal de su esposa Anne Malherbe Gosseline y donde se había formado en su juventud, vino a asumir el escenario de una segunda vuelta electoral con el aviso de que si al final la Presidencia se la llevaba Lasso, el rostro de "una nueva derecha, cavernaria, totalmente entregada al Norte”, él "probablemente tendría que regresar" a Ecuador para colocarse otra vez en la primera línea de la política y defender "lo logrado" por la Revolución Ciudadana.

Tuvieron que pasar tres días para que el CNE confirmara que Moreno no había podido igualar el registro de Correa en sus reelecciones de 2009 y 2013, es decir, no había superado el 50% de los votos ni tampoco el 40% junto con una ventaja de al menos 10 puntos sobre su perseguidor más adelantado. Habría, por tanto, balotaje. Los resultados fueron el 39,4% de los sufragios para el aliancista y el 28,1% para Lasso. En la estacada quedaron Viteri (16,3%), Moncayo (6,7%), Bucaram (4,8%) y los otros tres contendientes. Días después, la dirigente socialcristiana y el líder de ID anunciaron públicamente su apoyo al potentado guayaquileño, quien vio así potenciadas sus posibilidades.

Vino a continuación una segunda campaña electoral de un mes largo de duración en la que Moreno, el izquierdista, y Lasso, el liberal, se intercambiaron abundantes pullas y denuestos con regusto a juego sucio. La segunda vuelta del 2 de abril transcurrió con normalidad y en la mañana de la jornada siguiente el postulante del Gobierno, sobre la base de un 97% escrutado por el CNE, salió a proclamarse ganador frente a Lasso con una ventaja de algo más de dos puntos porcentuales. Moreno, con pose de celebración en compañía de un contentísimo Correa, se dirigió a los ecuatorianos como su presidente electo con estas palabras: "Con el corazón en la mano, agradezco a todos los que en paz y armonía fueron a votar. Seré el presidente de todos y ustedes me van a ayudar". El candidato de CREO, esgrimiendo unos sondeos a pie de urna que nada tenían que ver con los porcentajes publicados por el CNE, refutó su condición de perdedor, denunció el "manoseo" de hasta 800.000 votos y exigió al CNE un recuento manual de todas las papeletas.

El 4 de abril el CNE, con el 99,65% escrutado y en medio de las protestas callejeras desatadas por los partidarios de la Alianza por el Cambio, proclamó a Moreno presidente electo de la República avalado por el 51,16% de los votos, frente al 48,84% cosechado por su adversario. La diferencia entre ambos había sido solo de 228.629 papeletas. Lasso se apresuró a anunciar un pedido de impugnación de 1.795 actas electorales, representativas de casi 600.000 votos, y otro de auditoría del sistema informático del CNE por la constatación de un fallo de su web que se había prolongado durante 18 minutos. Sin embargo, los equipos de observación de la OEA y la UNASUR dieron por válidos los resultados publicados por el CNE. En la cuenta atrás para su asunción presidencial, que si no había alteraciones del calendario a causa de la trifulca poselectoral sería el 24 de mayo, Moreno indicó que Lasso estaba "ejerciendo un derecho al pataleo", reiteró su promesa de buscar la unidad de los ecuatorianos y subrayó su independencia de Correa empleando esta frase: "Las decisiones en el próximo Gobierno las voy a tomar yo, y voy a aplicar mi estilo".

Este comentario vino a reforzar la impresión de un presidente aliancista sin duda comprometido con la obra de la Administración Correa pero no meramente correísta, más porque seguía a ciertas tomas de postura críticas voceadas en los últimos meses y con las que el candidato del Gobierno había dejado claro su malestar por las revelaciones comprometedoras del escándalo de corrupción y sobornos pagados por la empresa Odebrecht a funcionarios del oficialismo, y cuestionado la calidad educativa de las denominadas Escuelas del Milenio, obligando a Correa a salir en defensa de estos centros.

El 12 de abril Lasso materializó ante el CNE su impugnación de los resultados electorales, ya conocidos con el 100% escrutado y que básicamente confirmaban las cifras facilitadas el 4 de abril; los resultados supuestamente definitivos eran el 51,15% para Moreno y el 48,85% para Lasso. El ex presidente del Banco Guayaquil repetía que él era el verdadero ganador y que Moreno, de tomar la banda presidencial en mayo, se convertiría en un mandatario "ilegítimo". Los recuentos de actas solicitados por la Alianza por el Cambio pero también por la Alianza PAIS, que afectaban al 11,2% de los votos, 1.275.450 papeletas en términos absolutos, fueron efectuado por el CNE el 19 de abril y el organismo, tras medio día de revisión, comunicó un mínimo reajuste de los porcentajes adjudicados a los dos candidatos: Moreno se quedaba con el 51,16% y Lasso con el 48,84%. El 16 de mayo el CNE entregó a Moreno, elegido por aclamación 15 días atrás presidente nacional de la Alianza PAIS por la Convención Nacional del movimiento reunida en Portoviejo, y a Glas las credenciales que les facultaban para posesionarse respectivamente como presidente y vicepresidente de la República el 24 de mayo.

Además de un elenco de condecoraciones nacionales e institucionales recibidas en Ecuador y otros países de América y Europa, Lenín Moreno ha sido reconocido con titulaciones académicas honoríficas por la Universidad de las Américas, la Universidad Técnica del Norte del Ecuador, la Universidad San Martín de Colombia y la ESADE Business School de España.

(Cobertura informativa hasta 24/5/2017)