Álvaro Colom Caballeros
Presidente de la República (2008-2012)
Ha necesitado tres intentos, tras las derrotas de 1999 y 2003, para ganar unas elecciones presidenciales en Guatemala el líder del partido centroizquierdista Unidad Nacional de la Esperanza (UNE), Álvaro Colom, quien el 4 de noviembre de 2007 batió en la segunda vuelta a su rival derechista, el ex general Otto Pérez Molina. Empresario textil y antiguo funcionario del Estado implicado en la reconstrucción social de la posguerra civil, Colom iniciará en enero de 2008 su mandato cuatrienal como el primer presidente socialdemócrata desde 1954; sus objetivos son reducir la pobreza, extender los servicios sanitarios y obtener resultados en la lucha contra la violencia común que asola el país, para lo que ya ha ofrecido un Gobierno de unidad. Muy identificado con la cultura maya pese a no ser indígena, el nuevo mandatario ha enfrentado acusaciones de ambigüedad ideológica y apocamiento, y su carrera política se ha visto salpicada por imputaciones de financiación ilegal e infiltración del crimen organizado en su partido.
(Nota de edición: esta biografía fue publicada originalmente el 19/11/2017. El mandato de Álvaro Colom como presidente de la República de Guatemala transcurrió del 14/1/2008 al 14/1/2012; su sucesor en la jefatura del Estado fue Otto Pérez Molina. El ex presidente Colom falleció el 23/1/2023 a los 71 años de edad). |
1. Empresario textil y funcionario del Estado
2. Entrada en la política en asociación con los antiguos guerrilleros y al frente de su propio proyecto
3. Problemas con la justicia por la financiación del partido
4. Elección presidencial en 2007 en el tercer intento
1. Empresario textil y funcionario del Estado
El cuarto de los cincos hijos tenidos por los señores Antonio Colom Argueta y Yolanda Caballeros Ferraté, cursó los estudios primarios y el bachillerato en el Liceo Guatemala, un reputado centro católico privado regido por los Hermanos Maristas. Era un joven muy religioso, hasta el punto de que pensó seriamente en ingresar en el seminario, según ha revelado en una entrevista. En 1969 emprendió la carrera de Ingeniería Industrial en la pública Universidad de San Carlos (USAC), por la que se tituló en 1974, y entre 1975 y 1977 estuvo implicado en labores docentes en la Facultad de Ingeniería.
En 1977 Colom enviudó trágicamente de su primera esposa, Patricia Szarata, que se mató en un accidente de circulación, quedando bajo su entera responsabilidad el cuidado y la educación de sus hijos pequeños, Patricia y Antonio, quien de mayor iba a convertirse en bajista del grupo de rock guatemalteco Viento en Contra. Años después, el ingeniero volvió a casarse y tuvo a su tercer hijo, Diego, pero este matrimonio terminó en divorcio.
Semblanzas promocionales aseguran que el devastador terremoto sufrido por Guatemala en 1976, que causó 23.000 muertos y dañó o destruyó más de un millón de viviendas e infraestructuras de comunicaciones y servicios en todo el país, despertó en él una vocación por el servicio a la comunidad, que se manifestó en la puesta en marcha de pequeñas empresas generadoras de empleo en áreas rurales damnificadas por el seísmo.
Fue el comienzo de una próspera carrera en el sector privado que con el tiempo le convirtió en uno de los más importantes empresarios nacionales de la industria textil en la modalidad de maquiladora, o empresas de subcontratación dedicadas a tareas intensivas de montaje y producción, y orientadas a la exportación. El activismo político iba a aflorar más adelante, siguiendo un esquema de ideas progresistas que tenía referencias familiares; la más impactante, por dramática, la de su tío paterno Manuel Colom Argueta, un abogado que conoció el exilio y fungió de alcalde de Guatemala a principios de la década de los setenta antes de aspirar a la Presidencia de la República: fue asesinado por militares en marzo de 1979, recién conseguido el registro de su nuevo partido, el Frente Unido de la Revolución (FUR), durante el régimen de terror político que entonces encabezaba el general y presidente Fernando Romeo Lucas García.
Miembro desde 1977 de la Cámara de Industria de Guatemala (CIG), donde asumió la Dirección de la Comisión de Vestuario y Textil, y del Consejo Consultivo de la Asociación Gremial de Exportadores de Productos No Tradicionales (AGEXPRONT), en 1982 tomó asiento en la Junta Directiva de esta organización gremial y en 1984 fue presidente fundador de la Comisión Nacional de la Industria Maquiladora. En añadidura, en 1983 impartió clases de Administración de la Producción Industrial en la Universidad Rafael Landívar (URL). Tras la recuperación por el país en 1986 de una frágil democracia civil, Colom expandió sus negocios, lo que le reportó notoriedad y le acercó a los círculos políticos. Así, puso en marcha las maquiladoras Roprisma e Intraexsa, y el Grupo Mega, una firma de "consultoría para el desarrollo económico con responsabilidad social", según se indica en su hoja de vida. También, llevó la gerencia industrial de la empresa DINAH, S.A. En 1990 fue elegido vicepresidente de la AGEXPRONT y como tal se desempeñó de delegado patronal ante la Comisión Nacional de Administración de Cuotas Textiles y Prendas de Vestir.
Su primer puesto de responsabilidad política y de paso en la función gubernativa le vino de la mano de Jorge Serrano Elías, otro antiguo alumno del Liceo Guatemala e ingeniero egresado de la USAC, que al frente de su partido conservador Movimiento de Acción Solidaria (MAS) venció en las elecciones presidenciales de 1990. En enero de 1991, al tomar posesión de la primera magistratura y constituir su Gobierno, Serrano nombró a Colom viceministro de Economía; poco después, en junio, el mandatario le sacó del Gabinete para ponerle a dirigir un nuevo organismo directamente supeditado a la Presidencia, el Fondo Nacional para la Paz (FONAPAZ), cuya misión era contribuir al desarrollo integral de las comunidades rurales a través de la implementación de programas y proyectos de interés social, y dentro del marco de los Acuerdos de Paz que se estaban negociando con la coordinadora guerrillera de la Unión Revolucionaria Nacional Guatemalteca (URNG), luego de tres décadas de cruenta guerra interna y un balance espeluznante de 200.000 muertos y 45.000 desaparecidos.
Las dos mudanzas sucedidas en la Presidencia de la República, en junio de 1993, cuando el Procurador de los Derechos Humanos Ramiro de León Carpio fue investido por el Congreso tras el fallido autogolpe de Serrano, y en enero de 1996, con la toma de posesión del presidente electo Álvaro Arzú Yrigoyen, no alteraron la dirección por Colom del FONAPAZ. Durante seis años, el ingeniero condujo la construcción de viviendas y equipamientos cívicos y culturales, la distribución de ayuda alimentaria, y la repatriación desde México y el asentamiento de miles de refugiados.
Una labor que mereció el reconocimiento de sus destinatarios preferentes por ser las principales víctimas de la represión genocida de los poderes estatales, los indígenas, a tenor de su designación en 1996 por el Consejo Nacional de Ancianos Mayas como "hombre puente con el mundo occidental". Más aún, fue investido con los atributos de sacerdote maya (Ajkij), una dignidad muy raramente concedida a un ladino mestizo o blanco no indígena—, que presuponía un profundo conocimiento de la cultura y la espiritualidad mayas, y que él compatibilizó con su catolicismo. En esta etapa, además, Colom tomó parte en la creación del Fondo de Inversión Social de Guatemala (FIS) y del Fondo de Desarrollo Indígena Guatemalteco (FODIGUA).
En abril de 1997, cuatro meses después de firmar el Gobierno y la URNG los Acuerdos de Paz Firme y Duradera que pusieron punto y final al prolongado conflicto, Colom cesó como director ejecutivo del FONAPAZ, pero continuó ligado a los esfuerzos del Estado para el cumplimiento de los compromisos asumidos en los Acuerdos de Paz en calidad de asesor de la Secretaría de Paz (SEPAZ), creada en marzo de aquel año como una instancia gubernamental supeditada a la Presidencia de la República, y como director ejecutivo de la Dependencia Presidencial de Asistencia Legal y Resolución de Conflictos sobre la Tierra (CONTIERRA). Dos años más tarde entró en la Junta Directiva de la Fundación para el Análisis y el Desarrollo (FADES), y tuvo un reencuentro con las aulas desde el puesto de vicedecano de la Facultad de Ciencias Económicas de la URL, donde impartió las asignaturas de Administración de Producción, Mercados y Costos Industriales.
2. Entrada en la política en asociación con los antiguos guerrilleros y al frente de su propio proyecto
La relevancia nacional adquirida por Colom como director del FONAPAZ y su perfil de servidor público comprometido con el desarrollo social de las capas de la población castigadas en los años de la guerra y la represión atrajeron el interés de la Alianza Nueva Nación (ANN), coalición centroizquierdista forjada de cara a las elecciones generales de 1999 por la URNG —transformada en partido político en diciembre de 1998—, el partido Desarrollo Integral Auténtico (DIA) y la organización política no partidaria Unidad de la Izquierda Democrática (UNID).
Aunque tenía poco en común con los militantes de la URNG, y menos aún a los de la línea más izquierdista, como los procedentes del disuelto Ejército Guerrillero de los Pobres (EGP, que profesó la ideología marxista), Colom fue seleccionado el 22 de abril de 1999 por la ANN como su candidato presidencial precisamente por su moderación ideológica, parangonable al centro progresista, en un país donde el izquierdismo había sido perseguido y satanizado de tal manera que la gran mayoría de los guatemaltecos asociaba espontáneamente toda corriente que presentara matices socialistas o comunistas con la subversión, la violencia y la guerra. Con los traumas físicos y psicológicos del pasado conflicto plenamente vigentes, el panorama político aparecía dominado por los partidos de la derecha.
El 7 de noviembre de 1999 Colom concurrió con Vitalino Similox, un pastor evangélico del Presbiterio Kakchiquel de Chimaltenango, como compañero de fórmula y con el 12,3% de los votos quedó en tercer lugar tras Óscar Rafael Berger Perdomo, del gubernamental Partido de Avanzada Nacional (PAN), y el luego triunfador en la segunda vuelta, Alfonso Antonio Portillo Cabrera, del también derechista Frente Republicano Guatemalteco (FRG), el partido fundado y liderado por el ex dictador militar (1982-1983) Efraín Ríos Montt, al que la justicia impedía participar en los comicios por su pasado golpista. En las legislativas, la ANN fue también tercera con el 11,3% de los votos y 9 diputados.
Tras su primera experiencia electoral, Colom entró en controversia con los miembros de una coalición, la ANN, condenada a disgregarse por la fragilidad de su liderazgo y su heterogeneidad doctrinal. El 30 de octubre de 2000 Colom anunciaba su partida de la ANN y, secundado por algunos diputados del grupo, la puesta en marcha de un bloque propio que adoptó el nombre de Unidad Nacional de la Esperanza (UNE) y que en los meses siguientes fue aglutinando a personas de la trayectoria más variopinta, desde militantes desencantados de la URNG hasta antiguos miembros de las Fuerzas Armadas, pasando por ex funcionarios del Gobierno panista de Arzú y tránsfugas del FRG ahora en el poder.
La abundancia de personalidades y sectores conocidos por su afiliación socialdemócrata y de centroizquierda animaron a los observadores a situar a la UNE en ese lado del espectro político, y de hecho Colom reclamó para sí y para su partido tales señas de identidad. Sin embargo, la adhesión a la UNE de figuras controvertidas como Danilo Parrinello Blanco y Mario Mérida González, respectivamente ministro y viceministro de Gobernación durante la presidencia de de León Carpio, quienes en 1997 habían sido condenados a 30 años de prisión por su responsabilidad en el asesinato de un estudiante en 1994 antes de obtener la revocación de la sentencia por apelación, alentaba algunas dudas sobre los planteamientos de un partido que conjugaba en su manifiesto la supremacía de la legalidad constitucional y democrática, el respeto "irrestricto" a los Derechos Humanos, la equidad y justicia social, la salvaguardia de la libre empresa, el papel regulador del Estado de la economía, el ecologismo y una visión multicultural de la sociedad guatemalteca.
Por otro lado, algunos observadores críticos pusieron en tela de juicio las credenciales socialdemócratas de quien hacía negocio con la maquila, una industria manufacturera caracterizada por sus deplorables condiciones laborales y salariales. En este sentido, no había constancia de que las maquiladoras fundadas y regentadas por Colom destacaran sobre las demás a la hora de salvaguardar los derechos y garantías de los trabajadores con arreglo a los instrumentos internacionales de los que Guatemala era firmante.
En marzo y abril de 2002 Colom estuvo entre los conductores del llamado Movimiento Cívico por Guatemala, el cual lanzó una campaña popular de recogidas de firmas para obligar a Portillo y a su vicepresidente, Juan Francisco Reyes López, a renunciar a los cargos y a desprenderse de su inmunidad para que respondieran ante los tribunales por su supuesta implicación en el caso de corrupción de las cuentas bancarias panameñas que atesorarían fondos desviados del erario público. La UNE obtuvo su registro en el Tribunal Supremo Electoral (TSE) el 5 de septiembre de 2002, con Colom de secretario general y el médico traumatólogo Arturo Eduardo Meyer Maldonado de secretario general adjunto, siendo su peso parlamentario entonces de siete congresistas.
Fue también en 2002, en el mes de junio, cuando Colom contrajo terceras nupcias con una colega de la empresa del textil, en su caso propietaria de la maquila Tejidos Shebla, Sandra Torres Casanova, con la que mantenía relaciones desde la campaña electoral de 1999. Divorciada también (de Edgar Augusto De León Sotomayor, precisamente el líder del DIA) y madre de cuatro hijos, en lo sucesivo Torres fue retratada por los medios de comunicación nacionales como una mujer de fuerte personalidad que ejercía sobre su esposo un poderoso influjo, como asesora personal, responsable de la financiación de la UNE y directora de la Coordinadora Nacional de Mujeres del partido. Su rol público sólo en parte era dependiente del proyecto político que lideraba su marido, ya que realizaba un trabajo social bastante conspicuo en la Fundación de la Esperanza, por ella presidida.
El 1 de junio de 2003 la Asamblea Nacional de la UNE proclamó a su secretario general candidato del partido para las elecciones presidenciales que tocaban celebrar ese año. El escogido para acompañar a Colom en la postulación a la Vicepresidencia fue Fernando Andrade Díaz-Durán, antiguo ministro de Exteriores del último dictador militar, el general Óscar Humberto Mejía Víctores (1983-1986), y considerado uno de los ideólogos de la guerra contrainsurgente; político de perfil abiertamente conservador, Andrade había sido en 1995 el candidato presidencial de la coalición formada por la Democracia Cristiana Guatemalteca (DCG), la Unión del Centro Nacional (UCN) y el Partido Social Democrático (PSD), quedando tercero detrás del panista Arzú y el eferregista Portillo. La promoción de Andrade servía a un objetivo estratégico, ya que se trataba de una personalidad muy bien conectada con las altas esferas de la empresa y el capital privados, donde no faltaron los donantes dispuestos a financiar a una UNE que, con el ex canciller de segundón, les inspiraba confianza.
Las sondeos de preferencia de voto situaban a Colom en segundo lugar detrás del favorito, el derechista Óscar Berger, su rival por el paso a la segunda vuelta en 1999, que al igual que él con respecto a la ANN había roto con el PAN y articulado su propia coalición de fuerzas, la Gran Alianza Nacional (GANA), y por delante del recalcitrante Ríos Montt, quien ganó la batalla judicial de su postulación pero que no contaba para la victoria debido al vasto rechazo que concitaba fuera de sus incondicionales del FRG.
Colom y los suyos se emplearon a fondo para impedir que Ríos Montt candidateara a la Presidencia, entrando en una pendencia judicial que como se adelantó arriba se saldó a favor del ex dictador. La UNE intervino el 18 de julio reclamando el amparo de la CSJ en contra de una resolución de la Corte de Constitucionalidad que a su vez revocaba los fallos del TSE y la CSJ contrarios a las aspiraciones del jefe eferregista. El 20 de julio la CSJ accedió al amparo, lo que dejó en suspenso la candidatura de Ríos Montt. Entonces, éste azuzó a sus seguidores, que sembraron un caos de disturbios en la capital los días 24 y 25. El clima de miedo e intimidación supuso, primero, que la Corte de Constitucionalidad ordenara inapelablemente a la CSJ dejar sin efecto el amparo otorgado a la UNE y al TSE inscribir sin demora la candidatura de Ríos Montt, y, segundo, que Colom y otros dirigentes del recién creado Frente Cívico por la Democracia, donde llevaban la voz cantante la activista indígena y Premio Nobel de la Paz Rigoberta Menchú Tum y líderes patronales del Comité de Asociaciones Agrícolas, Comerciales, Industriales y Financieras (CACIF), recibieran amenazas de muerte en misivas anónimas.
Sin dejarse amilanar, Colom prometió que mandaría encarcelar a Ríos Montt de salir elegido presidente, y presentó un programa electoral socialmente orientado que otorgaba prioridad a la asistencia sanitaria a los grupos de población más vulnerables, como niños y ancianos, la escolarización de la infancia, la creación de empleo y la defensa de una "seguridad pública integral" en un país golpeado por la violencia delictiva, la corrupción y los desastres naturales; en concreto, ofertó la creación de 200.000 puestos de trabajo y resultados tangibles en la lucha contra la criminalidad común en los primeros ocho meses de gobierno. Asimismo, propuso suprimir el Impuesto sobre las Empresas Mercantiles y Agropecuarias (IEMA), que a su juicio era muy lesivo para la inversión privada y la competitividad, y compensar sus ingresos fiscales con una mejora en la recaudación del IVA.
El 9 de noviembre de 2003 Colom, con el 26,4% de los votos, quedó segundo tras Berger y pasó a disputar la segunda vuelta, pero el 28 de diciembre el candidato de la GANA rebasó en más de ocho puntos el 45,9% de apoyos sacado por el socialdemócrata, proclamándose presidente. En las legislativas, la UNE quedó en tercer lugar tras la GANA y el FRG al hacerse con el 18,4% de los votos y 32 de los 158 congresistas en juego.
3. Problemas con la justicia por la financiación del partido
Los meses siguientes fueron difíciles para Colom, que, luego de descalificar durante la campaña presidencial como una "campaña negra" informaciones periodísticas que le acusaban de estar siendo financiado por Francisco Alvarado McDonald, un amigo del presidente saliente Portillo, y funcionarios del Gobierno involucrados en actos de corrupción, vio abrírsele en su contra una investigación del Ministerio Público por su posible implicación en unos casos de presunta financiación ilegal del partido del que era secretario general.
El escándalo, que dañó la credibilidad de las proclamas anticorrupción de la formación opositora, estalló en febrero de 2004, al trascender que en octubre del año anterior la ONG Amigos en Acción había girado un cheque de 500.000 quetzales a la UNE —y otro al PAN por la misma cantidad—, luego de haber cobrado 3,6 millones de la Contraloría General de Cuentas de la Nación, dirigida entonces por Óscar Dubón Palma, por la elaboración de un supuesto estudio financiero. Al mismo tiempo, se conoció también que el ex superintendente de Administración Tributaria, Marco Tulio Abadío Molina, había depositado entre noviembre y diciembre de 2003 1,8 millón de quetzales en sendas cuentas a nombre de la UNE y de un club proselitista conocido como los Amigos de Colom. El problema de estas transferencias, la realizada en el esquema triangular y las donaciones directas de la SAT, en principio ajustadas a la ley de financiación de partidos, estribaba en que el origen de los dineros era ilegal, ya que Dubón y Abadío habían expoliado sus respectivas tesorerías para fines particulares.
El 2 de marzo de 2004 Colom fue formalmente acusado por la Fiscalía ad hoc de un delito de lavado de dinero u otros activos en relación con el caso del "saqueo" de la Contraloría General de Cuentas, y recibió un orden de arraigo. El 11 de marzo reconoció ante la Fiscalía contra el Lavado de Activos haber sido financiado con las cantidades identificadas por la ONG Amigos en Acción y de paso por la SAT, pero negó tener cualquier responsabilidad en la malversación de fondos públicos, ya que desconocía el origen ilícito de los dineros. El 9 de agosto de 2005 el Juzgado Décimo de Primera Instancia Penal le exoneró del cargo de lavado de dinero, pero le procesó por el de encubrimiento impropio y de paso le impuso una fianza de 50.000 quetzales para eludir la prisión preventiva.
A continuación, el dos veces candidato presidencial depositó en el juzgado la cantidad de 500.000 quetzales, como devolución del dinero recibido del contralor Dubón, y recurrió ante la Sala Primera de la Corte de Apelaciones del Ramo Penal, la cual falló a su favor 13 de septiembre con la revocación del auto de procesamiento por el delito de encubrimiento. El 17 de febrero de 2006 Colom solicitó al Juzgado Décimo de Primera Instancia Penal su sobreseimiento en el proceso por lavado de dinero, pero el 6 de marzo siguiente la magistrada al cargo decretó que no había lugar para desligar el nombre del dirigente político del sumario. Colom arremetió contra la "persecución política" de la que era objeto, y enmarcó sus cuitas judiciales en un intento de sus enemigos de frustrar su tercer intento de llegar a la Presidencia en las elecciones de 2007. En cuanto a Dubón y Abadío, recayó sobre ellos todo el peso de la justicia: el primero fue juzgado y condenado a 17 años de prisión por peculado y lavado de dinero en octubre de 2005, y el segundo recibió una sentencia de 30 años como culpable de los mismos delitos en abril de 2007.
Las turbadoras vicisitudes de Colom no terminaron ahí. En octubre de 2006, en el curso de un mitin en el municipio de Amatitlán, puso en conocimiento del público el desmantelamiento días atrás de un "plan de asesinato" dirigido contra él, su esposa "y muchos de la UNE". Sin dar más precisiones sobre la abortada conspiración, y relegando el tono suave y calmoso característico en él, Colom alzó su dedo acusador contra "los mismos cobardes que han creído que siempre van a gobernar y los que andan hablando de seguridad", lo que era una referencia implícita al oficialismo, que acudía a los comicios dividido entre la GANA —en la práctica, el Partido Solidaridad Nacional— de Berger y el Partido Patriota (PP) de Otto Pérez Molina, un general del Ejército retirado partidario de la implacabilidad en la lucha contra la criminalidad común. Y añadió: "Dios va a decidir cuándo me lleva, no un pendejo asesino corrupto".
4. Elección presidencial en 2007 en el tercer intento
El I Congreso Nacional de la UNE, celebrado del 14 al 16 de julio de 2006, elaboró el borrador del programa del partido para las elecciones generales del año siguiente, titulado Plan de la Esperanza. Muy voluminoso y extremadamente minucioso, el plan apostaba por "transformar" la sociedad guatemalteca con una visión de realizaciones que llegaba hasta el año 2032. Una madeja de "objetivos generales", "objetivos específicos", "estrategias" y "acciones" daba contenido a los cuatro "programas estratégicos" en que se basaba el plan, a saber: solidaridad, gobernabilidad, productividad y regionalidad, que conllevaban otras tantas "lealtades", humana, cívica, económica y vecinal, respectivamente. Además, la UNE volvía a reclamar como suyos los principios socialdemócratas de libertad, igualdad, justicia social y solidaridad.
Para Colom, el desarrollo "sostenido y sustentable", único camino correcto para realizar la "utopía" de construir un Estado "democrático, social e intercultural" de Derecho y "erradicar" la pobreza en Guatemala, no podía ser posible sin el pleno reconocimiento de la multiculturalidad nacional y en particular del componente indígena maya —el 41% de la población—, sin un Estado fuerte y descentralizado que hiciera cumplir el imperio de la ley y sin un Gobierno que ejecutara políticas activas de generación de empleo y reducción de los agudos déficits sociales, algunos de los cuales habían experimentado una ligera mejoría durante el cuatrienio de Berger. La UNE aplicaría una estrategia de seguridad nacional que igual protegería a los ciudadanos de la delincuencia común que los socorrería frente a las calamidades naturales, en este caso a través de una política de gestión de riesgos, prevención y atención a desastres. El partido opositor apoyaba la "economía social de mercado" ("mercado donde sea posible y Estado donde sea necesario") y "esperaba" que la empresa privada actuase "con ética y responsabilidad social".
Para la poco influyente izquierda guatemalteca, presente sobre todo entre los sindicatos y algunos grupos indígenas, el programa de la UNE no contenía una denuncia del modelo económico imperante, que era intensamente liberal. Observadores locales y foráneos, como en 2003, volvieron a dudar de la socialdemocracia que Colom decía profesar. A la inversa, el innegable tono progresista y social de las propuestas del ingeniero no dejó de causar inquietud en un empresariado tradicional, el de las poderosas familias acaparadoras de renta nacional, que veía a Colom dispuesto a plantar cara a sus privilegios en forma de exoneraciones fiscales, evasión tributaria consentida, recesión salarial, amplia flexibilidad laboral, mecanismos de salvamento financiero con dinero público y restricción de la actividad sindical.
En el terreno de lo concreto, Colom prometió crear 700.000 puestos de trabajo y 200.000 viviendas, elevar el crecimiento anual del PIB por encima del 6% frente al 5% actual, convocar un pacto social en materia fiscal, implementar un plan de choque sanitario, lanzar otro plan urgente de atención a la desnutrición infantil y activar la previsión de los Acuerdos de Paz que permitía al Gobierno comprar propiedades agrarias para distribuirlas entre el campesinado sin tierras. Los eslóganes promocionales rezaban "Colom: vida, desarrollo y paz", y "Tu esperanza es mi compromiso", mientras que su página web alardeaba de las "75 empresas establecidas por su iniciativa" y de los "75.000 empleos generados en proyectos de desarrollo textil".
El 6 de mayo de 2007 Colom fue proclamado candidato presidencial por la Asamblea Nacional de la UNE en un momento especialmente favorable en las encuestas, que encabezaba por delante del otro hombre fuerte de la carrera electoral, Pérez Molina. En éste su tercer envite fue secundado para vicepresidente por el cardiólogo José Rafael Espada. La campaña electoral que libró fue áspera y sombría. El pistolerismo político causó el asesinato de cerca de 50 candidatos a cargos de elección popular pertenecientes a diversos partidos, aunque Encuentro por Guatemala (EG), la formación que animaba Rigoberta Menchú, se llevó la peor parte. No se libró de la ola de violencia la UNE, que era, con sus 100.000 afiliados, el partido más voluminoso del país y que en los tres últimos años había sufrido el impune asesinato de una veintena de miembros, entre ellos los diputados Carlos Hipólito Miralda Roca y Mario Ronaldo Pivaral Montenegro, en ataques que Colom atribuyó a grupos del narcotráfico y el crimen organizado apoyados por oficiales retirados vinculados a la antigua Inteligencia Militar, oficina castrense a cuyo frente había estado en la década anterior Pérez Molina.
Sin llegar a involucrarle expresamente en las tramas criminales que parecían haber dibujado una diana en su partido, Colom acusó a su adversario derechista del PP de estimular la violencia con su discurso de "mano dura" contra la delincuencia. Precisamente, "la mano dura la hemos tenido durante más de 50 años, y es la que tiene a Guatemala sumida en la pobreza, la mala educación y la falta de medicamentos en los hospitales", replicó a quien consideraba un "representante del pasado funesto" del país. Colom reconoció que las mafias del crimen habían intentado infiltrarse en su partido, pero que éste lo había impedido. Así, en diciembre de 2005 la UNE expulsó de sus filas al diputado Manuel de Jesús Castillo Medrano después de que un periódico, citando investigaciones policiales, le situara al frente de una banda dedicada a traficar con drogas y robar vehículos.
En líneas generales, Colom resultaba atractivo por su pragmatismo, su estilo sosegado, su talante conciliador y su sensibilidad social. Era un candidato que transmitía tranquilidad y honestidad, aunque sobre esta última virtud pesaba negativamente el procesamiento pasajero por la financiación irregular del partido. Pero, por otro lado, se le achacaba falta de liderazgo para gobernar un país que necesitaba mucha firmeza y habilidad para ganarle la batalla a un crimen organizado dispuesto a gangrenar todos los ámbitos de la sociedad y el Estado. Su apariencia física —alto, delgado, gestualidad de tímido y con gafas— y su dicción —de tono bajo y con un problema fonético en la pronunciación de la letra erre que al parecer se debía a una fractura de paladar contraída en una caída cuando niño— daban munición a sus detractores, que le acusaban de dubitativo, de no tener carácter e incluso de ser un pelele de su impulsiva y enérgica esposa, Sandra Torres. En cuestiones morales, Colom se confesaba "chapado a la antigua", ya que desaprobaba el aborto, el matrimonio homosexual y el consumo de drogas.
Los últimos sondeos periodísticos antes de los comicios conferían a Colom la victoria provisional en la primera vuelta con entre el 31% y el 41% de los votos, y varios puntos de ventaja sobre Pérez Molina. El resultado de la votación del 9 de septiembre se ajustó a estas predicciones, aunque a la baja: el candidato de la UNE se puso en cabeza con el 28,2% de los sufragios, seguido por el postulante del PP con el 23,5%. Descalificados para la segunda vuelta, necesaria al no haber superado ningún candidato el listón del 50%, quedaron una docena de aspirantes, el más adelantado de los cuales fue, con el 17,2%, el oficialista Alejandro Giammattei Falla, por una GANA venida a menos luego de la defección del PP. En las elecciones al Congreso, la UNE fue la lista más votada con el 22% de los votos y 51 escaños, 19 más que en las votaciones de 2003. El PP, con 29 escaños, quedó en tercer lugar y no fue capaz de superar a la GANA. Saltaba a la vista que la formación de Pérez Molina basaba su pujanza en la succión del voto derechista del FRG y no a costa del partido de Berger y Giammattei. Fuera quien fuera el próximo presidente de Guatemala, tendría que trabajar con un Legislativo fraccionado. La participación fue del 60,5%.
Colom encaró la liza particular con Pérez Molina a remolque en unas encuestas que conferían la victoria al patriótico. Según todos los observadores, el socialdemócrata perdió fuelle, acomodado en su imagen blanda no exenta de ambigüedad, y tuvo grandes dificultades para contrarrestar el enérgico discurso anticriminalidad que esgrimía el general retirado. Además, encajó el sobresalto de la marcha del país de un antiguo estratega electoral de la UNE, José Carlos Marroquín, debido a unas amenazas de muerte que, según él, le estaban dirigiendo elementos mafiosos de dentro del partido que no le perdonaban su postura radicalmente hostil a la impunidad del crimen organizado.
En la recta final de la campaña, Colom fue capaz de recortar su diferencial con Pérez Molina con el anuncio de un plan para obtener "en los primeros 100 días" de gobierno resultados que devolverían "la confianza de los ciudadanos" en el Estado, con actuaciones rápidas y eficaces en los ámbitos de la sanidad, la educación y la seguridad. En particular, el Gobierno realizaría una ordenación estratégica de las fuerzas de seguridad y retomaría el control de las llamadas "zonas rojas" de la violencia, aquellos lugares donde el hampa campaba a sus anchas y el Estado virtualmente no hacía acto de presencia.
En la víspera de la segunda vuelta del 4 de noviembre Pérez Molina superaba en unos pocos puntos a su adversario en la intención de voto, pero se trataba de una horquilla lo suficientemente estrecha como para posibilitar la victoria de cualquiera de los dos. Además, se esperaba una alta abstención y la cifra de indecisos era también elevada. Las denuncias realizadas por Colom en las últimas horas respecto a supuestas irregularidades fueron interpretadas como vendas preventivas de la herida que le supondría perder, por tercera vez consecutiva, unas elecciones presidenciales.
El empate técnico se saldó a favor de Colom: el secretario general de la UNE fue proclamado presidente por el TSE con el 52,8% de los votos frente al 47,2% sacado por Pérez Molina; ganó en todos los departamentos del país salvo en el pequeño de Baja Verapaz y, sorprendentemente, el más poblado con diferencia, Guatemala, que concentra el 24% del padrón electoral, donde el patriótico le sacó 19 puntos porcentuales y 139.000 votos de ventaja. Era la primera vez en la historia electoral nacional que un vencedor presidencial en el conjunto del país perdía en la capital, y un análisis en caliente interpretaba que, al final, en el electorado había prevalecido no tanto la seducción por los méritos propios de Colom como el rechazo al "retorno de los militares" al poder, por más que Pérez Molina fuera un civil que ofrecía un proyecto legítimo y democrático. La participación en la segunda vuelta descendió al 48,3%.
Mientras Pérez Molina, en un gesto positivo para la democracia guatemalteca, hacía gala de buen perdedor anunciando una "oposición constructiva" para seguir adelante con "la guerra contra la corrupción, la violencia, la inseguridad, la impunidad y la pobreza", Colom anunciaba la convocatoria de negociaciones para que el gobierno que iba a tomar posesión el 14 de enero de 2008 fuera de "conciliación nacional", trascendiendo los intereses partidistas y asumiendo los de "todos los guatemaltecos". Sandra Torres de Colom, quien iba a tener a su cargo la Secretaría de Obras Sociales de la Esposa del Presidente (SOSEP), aseguró que en su labor daría prioridad a los más necesitados, continuando el trabajo social desempeñado hasta ahora al frente de la Fundación de la Esperanza.
(Cobertura informativa hasta 15/11/2007)