Miguel Díaz-Canel Bermúdez

El 19 de abril de 2018, con dos meses de retraso sobre el calendario original, Cuba vive un relevo institucional para la historia aunque de calado más bien simbólico, pues en la práctica no desencadenará un cambio de rumbo político: la retirada, a los 86 años, de Raul Castro como presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, y su reemplazo en ambas instancias por Miguel Díaz-Canel, un mando tres décadas más joven. Díaz-Canel ha sido elegido por la Asamblea Nacional del Poder Popular, el Parlamento de la República votado cada cinco años en elecciones directas de lista única y sometido a los designios de la cúpula del PCC, en la sesión constitutiva de su IX Legislatura, luego de los comicios del 11 de marzo. A falta únicamente de una confirmación oficial, el hasta ahora numero dos del Consejo era desde hacía tiempo el claro favorito para asumir las jefaturas del Estado y el Gobierno cubanos. Hasta el mismo día de su elección (en realidad, un voto ratificatorio por aclamación), el 18 de abril, la nominación del candidato no fue comunicada.

Ingeniero de formación, Díaz-Canel, pese al patrocinio de Raúl Castro, no constituye ningún ejemplo de delfín o favorito ascendido a la cima de manera fulgurante. Nació un año después de la Revolución de 1959 y por tanto se adiestró como cuadro profesional del Partido Comunista en las estructuras de un régimen ya sólidamente implantado. Su carrera, lenta y discreta pero segura, sin estridencias ni altibajos, es más bien la de un corredor de fondo disciplinado que no da pasos en falso, exhibe pureza ideológica y hace obedientemente lo que sus jefes esperan de él. Miembro del Buró Político del PCC desde 2003 y uno de los cinco vicepresidentes del Consejo de Estado en 2012, Díaz-Canel fue ascendido a primer vicepresidente, en lugar del veterano José Ramón Machado Ventura, tras las elecciones de 2013; entonces, Raúl Castro, junto con el anuncio de que este iba a ser su último mandato estatal, elogió a su promovido ("no es un advenedizo ni un improvisado") y lo presentó como el principal rostro de las "nuevas generaciones", a las que entregar de manera "paulatina y ordenada" la "responsabilidad de continuar construyendo el socialismo". Luego, en 2016, en el VII Congreso del Partido, Díaz-Canel quedó definido como la tercera persona de la nomenclatura comunista por detrás de Castro y Machado Ventura.

El primer líder de Cuba ajeno al círculo de los históricos que libraron las luchas revolucionarias de hace más de medio siglo es descrito como un hombre inteligente, de mentalidad abierta en cuestiones culturales, y agradable y accesible en el trato personal, aunque sin empaque de estadista ni dotes oratorias. En sus últimas declaraciones, Díaz-Canel ha insistido en la "continuidad" en el poder, para el que no concibe "rupturas". Estas expresiones de ortodoxia no desalientan a quienes estiman que el nuevo presidente, en un futuro, podría conducir una transición política de estilo gorbachoviano en la isla. De momento, y más porque el general Castro seguirá teniendo el poder real en tanto que primer secretario del PCC (hasta el VIII Congreso del Partido, previsto para 2021) y mandamás de facto de las Fuerzas Armadas y el aparato de seguridad, no hay el menor indicio de que Cuba vaya a dejar atrás el Estado socialista con "democracia popular" y evolucionar hacia una democracia pluripartidista liberal. La Cuba de 2018 se atiene al programa de reformas económicas a cuentagotas para estimular la producción y amortiguar en lo posible el hundimiento venezolano, y afronta con inquietud la contramarcha, decidida por Donald Trump, en el deshielo de las relaciones cubano-estadounidenses iniciado por la Administración Obama.


(Nota de actualización: esta biografía fue publicada el 13/3/2018. El 10/10/2019, en virtud de la nueva Constitución promulgada el 10/4/2019 y por elección de la IX ANPP, Miguel Díaz-Canel estrenó el cargo de presidente de la República, titularidad de la jefatura del Estado cubano que ya venía ejerciendo como presidente del Consejo de Estado. El 19/4/2021, en la clausura del VIII Congreso del PCC,  Díaz-Canel fue elegido primer secretario del PCC, relevando a Raúl Castro. El 19/4/2023 la X ANPP le reeligió en la Presidencia de la República para un nuevo período de cuatro años).

1. Primera trayectoria en el Partido y el Estado
2. El probable sucesor de Raúl Castro


1. Primera trayectoria en el Partido y el Estado

Miguel Mario Díaz-Canel Bermúdez nació en Placetas, municipio de la provincia central de Villa Clara, en abril de 1960, en el segundo año de la Revolución antibatistiana comandada por Fidel Castro. Sus padres eran Aída Bermúdez, educadora en una escuela de magisterio (normal), y Miguel Díaz-Canel, mecánico industrial y nieto de emigrados asturianos. Según algunas reseñas de prensa no oficiales, en su juventud llevó el pelo largo y no ocultaba su condición de fan de The Beatles, unos gustos estéticos bastante mal vistos y que podían acarrear problemas con las autoridades. Sin embargo, Díaz-Canel fue desde temprana edad un leal a la obra de Revolución y el Partido Comunista de Cuba (PCC), fundado cuando el tenía cinco años.

El muchacho recibió la educación secundaria en el Campo Primero de Mayo y la preuniversitaria en el Campo Jesús Menéndez, ambos en Santa Clara, la capital de Villa Clara. En 1982 concluyó sus estudios de Ingeniería Electrónica en la Universidad Central Marta Abreu de Las Villas (UCLV), sita también en Santa Clara. Una vez titulado, se incorporó como especialista en comunicaciones de radio a la Unidad Militar 3875, perteneciente a la Defensa Anti-Aérea y Fuerza Aérea Revolucionaria (DAAFAR). En 1985 recibió la licencia con grado de oficial y retornó a las aulas de la Facultad de Ingeniería Eléctrica de la UCLV, esta vez en calidad de profesor.

Fue en esta fase docente en su provincia natal cuando empezó a escribir el currículum político, cuyo primer capítulo transcurrió en las secciones local y provincial de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC). Entre 1987 y 1989, en la fase final del intervencionismo exterior de Cuba para asistir a regímenes comunistas y de izquierda de América y África, el futuro gobernante estuvo sirviendo en Nicaragua, al frente de una misión de apoyo al Gobierno sandinista, en guerra civil con la Contra. Asimismo, fue uno de los primeros egresados del Colegio de Defensa Nacional (CODEN), el centro formativo superior de los principales cuadros civiles y militares del PCC y las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), puesto en marcha en 1990.

Segundo secretario del Comité Provincial de la UJC de Villa Clara desde 1989 y primer secretario a partir de 1990, en 1993 Díaz-Canel ascendió a segundo secretario del Comité Nacional de la organización juvenil del Partido. En aquella época, el primer secretario de la UJC Nacional era Roberto Robaina, luego canciller de Cuba, antes de caer en desgracia en 1999. Paralelamente, Díaz-Canel progresó en los rangos partidarios.

A raíz del IV Congreso del PCC, celebrado en octubre de 1991, fue admitido en el Comité Central de 225 miembros, y entre 1993 y 1994 añadió las posiciones de miembro del Buró Ejecutivo y primer secretario del Comité Provincial del Partido en Villa Clara. Durante su mandato regional, Villa Clara, una de las provincias más turísticas de Cuba, se caracterizó por el impulso cultural y la tolerancia, impensable en otras partes de la isla incluida la capital, con determinadas expresiones lúdicas que para muchos miembros del PCC eran vergonzosas e indignas de la Revolución. Así, en Santa Clara pudieron celebrarse conciertos de música rock, festivales de tatuajes y espectáculos musicales de travestis. El célebre club El Mejunje, adyacente a la Catedral de Santa Clara de Asís, fue el símbolo de este insólito, y completamente inocuo, aperturismo puntual. De hecho, el primer secretario provincial, que por lo que se veía gozaba de una amplia autonomía, se ganó una reputación de protector de la comunidad LGBT, blanco de una marcada hostilidad, cuando no crudamente reprimida y silenciada, en el resto del país.

En 2003, con 43 años, a Díaz-Canel le llegó el salto al Buró Político del Comité Central, cuya composición se remontaba al V Congreso del PCC, en 1997. Su entrada en el órgano supremo del Partido, con una veintena de integrantes, fue a iniciativa de Raul Castro, hermano menor de Fidel y número dos del régimen. Se trataba de cubrir la baja dejada por Roberto Robaina, expulsado del Partido en 2002, tres años después de su cese como ministro de Relaciones Exteriores, bajo unas acusaciones inespecíficas de "deslealtad" y "deshonestidad". Entonces, Raúl Castro elogió a su promovido con estas palabras: "Posee un alto sentido del trabajo colectivo y de exigencia con los subordinados, predica con el ejemplo en el afán de superarse cotidianamente y ha mostrado una sólida firmeza ideológica". Simultáneamente, el más joven miembro del Buró Político dejó la Primera Secretaría Provincial de Villa Clara para hacerse cargo de la de Holguín.

Ejemplo de oficial disciplinado y ortodoxo modelado por el aparato castrista, Díaz-Canel, con discreción, sin estridencias de ningún tipo —es decir, en sintonía con las expectativas de sus celosos jefes, que no toleraban las salidas veleidosas del guión o las muestras de autonomía de sus subalternos—, fue subiendo en el escalafón de manera parsimoniosa pero segura, peldaño a peldaño, hasta llegar al vértice.

Su siguiente nombramiento se demoró hasta el 8 de mayo de 2009, casi 15 meses después de hacerse Raúl Castro con la titularidad del Consejo de Estado y el Consejo de Ministros en sustitución del convaleciente y ya octogenario Fidel, apartado de las funciones dirigentes en los órganos del Partido y el Estado desde el grave accidente de salud de julio de 2006. Castro confió a Díaz-Canel el Ministerio de Educación Superior, departamento del Gobierno en el que reemplazaba a Juan Vela Valdés, con la tarea de acometer reformas en el sistema universitario.

El VI Congreso del PCC, del 16 al 19 de abril de 2011, tuvo una significación histórica porque marcó la jubilación completa de Fidel Castro y el traspaso oficial a su hermano Raúl del puesto cimero de primer secretario. Para Díaz-Canel, el cónclave de La Habana supuso una importante progresión en la nomenclatura comunista.

Así, en la lista de miembros del nuevo Buró Político el ministro de Educación Superior apareció en octavo lugar, a la zaga de las siguientes personalidades: el general Raúl Castro, primer secretario del Partido y presidente de los Consejos de Estado y de Ministros; José Ramón Machado Ventura, segundo secretario del Partido y primer vicepresidente de los Consejos de Estado y de Ministros; el comandante Ramiro Valdés Menéndez, vicepresidente de los Consejos de Estado y de Ministros; el general Abelardo Colomé Ibarra, vicepresidente del Consejo de Estado y ministro del Interior; el general Julio Casas Regueiro, vicepresidente del Consejo de Estado y ministro de las FAR; Esteban Lazo Hernández, vicepresidente del Consejo de Estado; y Ricardo Alarcón de Quesada, presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular (ANPP), el Legislativo de la República.

Salvo el más joven Esteban Lazo, todos ellos eran históricos de la Revolución de 1959 y andaban en la séptima o la octava década de vida. Con 51 años recién cumplidos, Díaz-Canel, 14 años más joven que el afrocubano Lazo, podía inscribirse en una tercera generación de dirigentes. Poco después, en septiembre de 2011, Casas Regueiro falleció y al cabo de dos años, en julio de 2013, Alarcón iba a ser cesado. Tras el VI Congreso, se daba por hecho el paso de Díaz-Canel, considerado un protegido de Raúl Castro, a una posición más eminente en el Ejecutivo cubano. La promoción institucional tocó el 22 de marzo de 2012 con el nombramiento para uno de los puestos de vicepresidente del Consejo de Ministros. Se trataba de la oficina hasta ahora desempeñada por el veteranísimo (88 años) José Ramón Fernández Álvarez y que cubría las áreas de Educación, Ciencia, Tecnología, Cultura y Deportes.


2. El probable sucesor de Raúl Castro

En diciembre de 2012 Díaz-Canel, una figura prácticamente desconocida fuera de la isla, atrajo por primera vez los focos extranjeros al participar en Caracas en un encuentro especial de dignatarios de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA) con motivo del octavo aniversario del bloque, fundado por Venezuela y Cuba en 2004. En Caracas, el vicepresidente cubano representó a su país en sustitución de Raúl Castro. Luego, en enero de 2013, Díaz-Canel volvió a encabezar la delegación cubana que asistió en Venezuela al acto oficial alternativo a la quinta jura presidencial de Hugo Chávez, quien se encontraba precisamente en Cuba, tratando de recuperarse de su última cirugía contra el cáncer que padecía, y días después acompañó a Castro para tomar parte en Santiago de Chile en la I Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC).

Esta puesta de largo internacional precedió el más significativo ascenso en la carrera de Díaz-Canel dentro del régimen dictatorial de Cuba. En las votaciones (de lista única, el PCC) del 3 de febrero de 2013 a la ANPP, Díaz-Canel resultó elegido diputado por Santa Clara. El 24 de febrero, en la clausura de la sesión constitutiva de su VIII Legislatura, la Asamblea reeligió a Castro jefe del Estado y del Gobierno por otros cinco años, y eligió como nuevo primer vicepresidente de los Consejos de Estado y de Ministros a Díaz-Canel en lugar del 30 años más viejo Machado Ventura, quien sin embargo seguía en el Ejecutivo como vicepresidente, al igual que Ramiro Valdés, Salvador Valdés Mesa, Gladys Bejerano Portela y Lázara López Acea.

En su discurso de cierre en el Parlamento, Raúl Castro presentó al "compañero Díaz-Canel" trazando un resumen de su "trayectoria laboral de casi 30 años, comenzando en la base", y elogiándolo con estas palabras: "No es un advenedizo ni un improvisado". El dirigente supremo de Cuba fue explícito sobre que este iba a ser su "último mandato" y describió el proceso de cambios abierto en el liderazgo político en los siguientes términos: "Consideramos que en las circunstancias que vive el país y se ha visto obligado a desenvolverse durante más de medio siglo de Revolución, debe garantizarse en la cúspide del poder estatal y gubernamental la unidad ejecutiva frente a cualquier contingencia por la pérdida del máximo dirigente, de manera que se preserve, sin interrupciones de ningún tipo, la continuidad y estabilidad de la nación".

"Esta decisión reviste particular trascendencia histórica porque representa un paso definitorio en la configuración de la dirección futura del país, mediante la transferencia paulatina y ordenada a las nuevas generaciones de los principales cargos, proceso que debemos concretar en un quinquenio y actuar en lo adelante de manera intencionada y previsora, a fin de evitar que se nos repita la situación de no contar oportunamente con suficientes reservas de cuadros preparados para ocupar los puestos superiores del país y asegurar que el relevo de los dirigentes constituya un proceso natural y sistemático (...) La mayor satisfacción es la tranquilidad y serena confianza que sentimos al ir entregando a las nuevas generaciones la responsabilidad de continuar construyendo el socialismo, y con ello asegurar la independencia y la soberanía nacional", explicó el orador.

Cuba ya tenía identificada, coincidieron en señalar los comentaristas, a la persona que muy probablemente sucedería a Raúl Castro. Al menos, al frente de las oficinas del Estado y el Gobierno, y desde luego no antes de 2018. Incluso después de esa fecha, el general si conservaba la vida y la salud, seguiría siendo el primer secretario del PCC, cargo cumbre cuya titularidad no la decidía la ANPP, sino el Congreso del Partido. Después de 2018 Castro, además, en la práctica a buen seguro, seguiría al mando de todo el aparato militar y de seguridad. La Constitución cubana de 1976 establecía que el presidente del Consejo de Estado era también el comandante en jefe de las FAR, pero no resultaba creíble que la férula del raulismo, si seguía sujetando el Partido, se extinguiera en una institución castrense dominada por los viejos comandantes y combatientes de la Revolución. A su lado, Díaz-Canel era un imberbe sin historial de armas, aunque también un jefe del Estado al que los veteranos de uniforme tendrían que acatar y obedecer.

Es más, el mismo relevo institucional previsto para 2018 no estaba asegurado tampoco, pues hasta entonces Díaz-Canel (si bien esta eventualidad, a la luz de sus pulcros antecedentes, parecía harto improbable) podría hacer o decir algo que enfadase a los Castro y le costase, siguiendo los derroteros truncados de las también jóvenes promesas Carlos Aldana, Roberto Robaina, Carlos Lage y Felipe Pérez Roque antes que él, la pérdida súbita de la supuesta condición de delfín o la atribuida posición de heredero en ciernes y caer en el ostracismo. Además, algunos observadores pedían que no se perdiera la pista a una figura particularmente opaca del régimen, el coronel Alejandro Castro Espín, hijo de Raúl y descrito como un oficial con bastante poder, por el momento oculto en el aparato de defensa, seguridad y espionaje de Cuba.

A partir de su alto nombramiento institucional en febrero de 2013, Díaz-Canel multiplicó sus comparecencias públicas, asumiendo un rol de altavoz del régimen dentro y fuera de la isla, y proyectándose como la cara más visible de la renovación de cuadros dirigentes en que estaba embarcado el PCC. En casa, los cubanos pudieron verle con frecuencia conduciendo los más diversos actos oficiales, institucionales y sociales de masas. También, adquirió un trajín viajero de puertas afuera. Fue el primer vicepresidente quien, en nombre de La Habana, dio las condolencias al Gobierno venezolano por la muerte de Chávez en marzo de 2013. Ese mismo mes, viajó a Roma para la ceremonia de entronización del papa Francisco. A continuación, en junio, Díaz-Canel encabezó una gira con una agenda eminentemente económica por tres países comunistas de Asia, China, Vietnam y Laos.

El protagonismo del número dos del Gobierno cubano continuó en los años siguientes. Por ejemplo, en diciembre de 2014 representó a Cuba en la XXIV Cumbre Iberoamericana celebrada en Veracruz, México. En 2015 hizo lo propio cuando la II Cumbre Unión Europea-CELAC en junio en Bruselas, y además realizó una visita oficial a Corea del Norte, donde fue agasajado por el líder supremo Kim Jong Un, y no se perdió los actos desarrollados por el papa en su viaje pastoral a la isla en el mes de septiembre. En marzo de 2016 el primer vicepresidente ocupó un lugar relevante en la recepción del matrimonio Obama cuando la histórica visita del mandatario estadounidense, y en mayo siguiente se desplazó a Moscú para pasar revista con Vladímir Putin al excelente estado de las relaciones ruso-cubanas.

En el VII Congreso del PCC, entre el 16 y el 19 de abril de 2016, cita que se anticipó en siete meses al fallecimiento de Fidel Castro a los 90 años de edad, Díaz-Canel robusteció su perfil de hombre de la sucesión al ser reelegido miembro del Buró Político del Comité Central y figurar como el tercero de sus 17 miembros, solo por detrás del primer secretario, Raúl Castro, y el segundo secretario, José Ramón Machado.

El 26 de noviembre de 2017, tras depositar su voto en las elecciones a los delegados (concejales) de las 168 Asambleas Municipales del Poder Popular, previas a la definición de los candidatos para las elecciones de comienzos de 2018 a la IX ANPP, Parlamento que a su vez ratificaría la composición del nuevo Consejo de Estado, Díaz-Canel reafirmó sus convicciones socialistas y castristas, e indicó: "Yo no concibo las rupturas en nuestro país, creo que ante todo tiene que haber continuidad". Al cabo de un mes, el 21 de diciembre, la ANPP, en aceptación de la propuesta hecha por el Consejo de Estado ante la "situación excepcional" provocada por el paso del huracán Irma en septiembre anterior, aprobó extender hasta el 19 de abril de 2018 el actual período de la VIII Legislatura, que en principio debía concluir el 24 de febrero. Aquella sería, por tanto, la fecha de la sucesión de Castro en las presidencias del Consejo de Estado y de Ministros. El 6 de enero de 2018 se anunció que las elecciones a la ANPP serían el 11 de marzo.

Miguel Díaz-Canel tiene dos hijos fruto de un primer matrimonio. En la actualidad está casado con la profesora universitaria Lis Cuesta.

(Cobertura informativa hasta 6/1/2018)