Goodluck Jonathan

La muerte en mayo de 2010 de Umaru Yar’Adua ha convertido en presidente titular de la República Federal de Nigeria al hasta ahora vicepresidente, Goodluck Jonathan, quien desde febrero ya venía ejerciendo las funciones de aquel, víctima de la enfermedad. Con una imagen bonancible y dialogante aunque algo desvaída, Jonathan es un cristiano sureño, antiguo gobernador de su estado natal, Bayelsa, y miembro de una de las etnias minoritarias del petrolero y conflictivo Delta del Níger. Está por ver si este perfil le ayudará a sacar adelante algunas de las grandes reformas que su predecesor se dejó en el tintero, como la reestructuración del caótico sector energético, y a consolidar una de las pocas y precarias realizaciones del anterior Gobierno, la reducción de la violencia miliciana en su región de origen. Por otro lado, el aparente deseo de Jonathan de ganar un mandato cuatrienal en las elecciones de 2011 podría enfrentarle con los dirigentes musulmanes del partido del oficialismo, el Democrático Popular (PDP).

(Nota de edición: esta biografía fue publicada el 25/5/2010. Goodluck Jonathan obtuvo la candidatura por su partido, el PDP, para optar a la reelección en las elecciones presidenciales del 28-29/3/2015. Sin embargo, el ganador de las mismas fue Muhammadu Buhari, del opositor APC; en consecuencia, Jonathan transfirió a Buhari la Presidencia de la República Federal de Nigeria el 29/5/2015).

1. Un político cristiano del Delta del Níger
2. Vicepresidente de la República y sucesor del fallecido Yar’Adua


1. Un político cristiano del Delta del Níger

Nativo de la región petrolera del Delta del río Níger, concretamente de un área del estado de Rivers hoy perteneciente al estado de Bayelsa, y miembro de una comunidad cristiana de la etnia ijaw, su familia se ganaba la vida construyendo canoas para los pescadores de la zona. Sus humildes orígenes no le impidieron adquirir una educación escolar de alta cualificación que discurrió en la Mater Dei High School de Imiringi y en el Departamento de Zoología de la Universidad de Port Harcourt, por la que se graduó en 1981 con el título de Bachelor of Science. Entre formación y formación, de 1975 a 1977, trabajó como agente de aduanas. Luego de licenciarse, prestó un año de servicio civil en el National Youth Service Corps, preceptivo para todos los graduados universitarios; en su caso, dio clases a niños en un colegio rural del estado de Osun.

En 1982 inició una carrera profesional en el sector público, desempeñándose sucesivamente como docente en la Comisión del Servicio Civil del estado de Rivers, inspector de Ciencias en el Ministerio de Educación y, desde noviembre de 1983, profesor de Biología en el Rivers State College of Education, en Port Harcourt. En marzo de 1993, durante la dictadura militar del general Ibrahim Babangida, fue reclutado por la recién creada Comisión para el Desarrollo de Áreas Productoras de Recursos Petroleros (OMPADEC) como director adjunto de Ecología en el Directorio de Protección Medioambiental y Control de Polución. En todo este tiempo, Jonathan enriqueció su expediente académico en la Universidad de Port Harcourt con el título de Master of Science en Hidrobiología y Biología Pesquera, en 1985, y el doctorado en Zoología, en 1995.

El interés de Jonathan por la acción política despertó a raíz de la muerte en ejercicio en junio de 1998 del enésimo autócrata militar, el general Sani Abacha, y su sustitución por otro capitoste castrense pero de mentalidad constitucionalista, Abdulsalam Abubakar, quien emprendió un programa de transición a la democracia civil. El biólogo probó fortuna en la política de Bayelsa, su estado natal, segregado de Rivers en 1996, y en las filas del People's Democratic Party (PDP), formación centrista surgida de la amalgama de diversas fuerzas democráticas que escogió a un antiguo presidente militar de la década de los setenta, Olusegun Obasanjo como su candidato presidencial.

El 9 de enero de 1999, anticipándose a las elecciones legislativas y presidenciales federales, tuvieron lugar los comicios para restablecer los gobiernos y asambleas de los 36 estados, y en Bayelsa Jonathan salió elegido vicegobernador en la fórmula encabezada por el jefe Diepreye Alamieyeseigha. El dúo tomó posesión de sus puestos en la capital estatal, Yenagoa, el 29 de mayo de 1999, el mismo día en que Obasanjo, ganador de las elecciones presidenciales del 27 de febrero, asumía la jefatura del Estado en Abuja.

El 16 de noviembre de 2005 Jonathan relevó en funciones a su superior, envuelto en un escándalo de corrupción y sometido a un proceso de impeachment por la Asamblea estatal, y el 9 de diciembre siguiente, al producirse la destitución y el arresto de Alamieyeseigha, se convirtió en el gobernador titular. Su propia carrera se vio amenazada en septiembre de 2006, cuando su esposa y madre de sus dos hijos, Patience, fue imputada en un caso de lavado de dinero por la Comisión de Delitos Económicos y Financieros (EFCC), en uno de los países más corruptos del mundo. Aunque fue acusada de intentar blanquear unos 13 millones de dólares procedentes de negocios ilícitos, Patience Faka Jonathan obtuvo la exoneración y no llegó a ser juzgada.

Tras este traspiés, la trayectoria política de Jonathan en Bayelsa rebotó al proscenio federal en diciembre de 2006 al ser escogido como compañero de fórmula por el candidato del PDP para las elecciones presidenciales del 21 de abril de 2007, Umaru Yar’Adua, gobernador de Katsina y obvio favorito del mandatario saliente, Obasanjo, a quien la Constitución prohibía optar a la segunda reelección.

La fórmula Yar’Adua-Jonathan, que proponía a un musulmán norteño para la Presidencia y a un cristiano sureño para la Vicepresidencia, fue vista como un guiño integrador a un electorado afectado por múltiples fracturas sectarias, en los ámbitos religioso, étnico y económico, politizadas en mayor o menor medida, que bajo la administración saliente habían degenerado en sucesivos estallidos de violencia entre comunidades a lo largo y ancho del país.

Si bien los peores episodios de violencia, con matanzas que fueron hinchando un balance de miles de muertos, enfrentaban a cristianos yorubas y musulmanes hausa-fulanis, particularmente en la ciudad de Jos y el estado central de Plateau, la verdadera situación de subversión permanente se instaló en la patria chica de Jonathan, la región del Delta, compartida por nueve estados: Bayelsa, Delta, Rivers, Abia, Akwa Ibom, Cross River, Edo, Imo y Ondo.

Comenzado a comienzos de la década de los noventa con la contestación cívica del Movimiento por la Supervivencia del Pueblo Ogoni (MOSOP) y agravado posteriormente por el desafío armado del Movimiento para la Emancipación del Delta del Níger (MEND, de base étnica ijaw), el conflicto regional tenía su origen en las denuncias por las comunidades locales contra el Gobierno federal y las compañías petroleras occidentales, fundamentalmente la Chevrom y la Shell, a los que acusaban de explotar la riqueza natural del subsuelo del Delta con actitud expoliadora, excluyendo a los paisanos de un justo reparto de los beneficios y causando graves daños a las propiedades tradicionales y al medio natural.

Aunque atesoraba las mayores reservas de petróleo y gas del continente y su riqueza energética aportaba tres cuartas partes de los ingresos comerciales del país, la desembocadura del Níger, ofreciendo una de las contradicciones socioeconómicas más escandalosas del planeta, era una región desesperadamente pobre y degradada, donde señoreaban el chabolismo, la ausencia de servicios básicos, la agricultura de subsistencia y los desastres ecológicos. Desde el retorno de Nigeria a la democracia, los sabotajes de oleoductos y los robos de crudo para su posterior venta en el mercado negro por militantes de comunidades aborígenes, destacando por su beligerancia las de la etnia ijaw, habían sido la tónica en el Delta.

Para empeorar las cosas, en el segundo mandato de Obasanjo habían empezado a actuar diversas milicias armadas de base tribal que igual cometían atentados contra instalaciones industriales y secuestraban a trabajadores del sector petroquímico como combatían entre sí y contra las fuerzas del orden público movilizadas para su represión. La más potente de estas bandas, el MEND, adquirió características de guerrilla. La producción petrolera se vio afectada por las constantes acciones violentas, sumando parones de actividad a los generados por las huelgas obreras. El Ejército mismo compartió una alta responsabilidad en la generación de este estado de anarquía al perpetrar operaciones de castigo, verdaderas incursiones de muerte y destrucción, contra poblaciones donde elementos locales habían dado muerte a miembros de la institución armada.

Durante la campaña electoral, Yar’Adua y Jonathan predicaron la armonía étnico-religiosa y prometieron darle una solución dialogada y pacífica al conflicto en el Delta, pero esto no le ahorró al segundo ponerse en el punto de mira de los subversivos de su terruño, que el 20 de abril, en la víspera de las elecciones, atacaron su cuartel de campaña en Bayelsa, en lo que para la Policía fue un intento de asesinato.

Celebradas las votaciones, Yar’Adua fue declarado el vencedor de las mismas pese a las furiosas denuncias de fraude lanzadas por la oposición —y en buena parte corroboradas por los observadores internacionales—, tal que el 29 de mayo de 1997 él y Jonathan prestaron juramento de sus altas magistraturas con un mandato de cuatro años. Entre una y otra fechas, el 16 de mayo, el vicepresidente electo volvió a zafarse de un intento de magnicidio: su casa en la población de Otu-Eke fue dinamitada por un comando de asaltantes llegados en lancha desde el río pero ignorantes de que el propietario se encontraba ausente. Sin embargo, dos policías que custodiaban la vivienda resultaron muertos en el atentado.


2. Vicepresidente de la República y sucesor del fallecido Yar’Adua

Como vicepresidente de la República, Jonathan fue un leal colaborador de Yar’Adua, un político sin carisma y de carácter retraído, pero respetado por su imagen honrada y apacible, que se declaraba comprometido con la resolución de los abundantes y graves problemas que lastraban el progreso del país más grande de África en población y el tercero (tras Sudáfrica y Egipto) en producción económica. Imitando a Yar’Adua, Jonathan publicó su patrimonio personal, que en su caso ascendía a los 8,5 millones de dólares. Fueron unos gestos simbólicos dentro de la campaña oficial de transparencia y lucha anticorrupción. Por otro lado, tras verse obligado a desconvocar una Cumbre del Delta del Níger por el boicot y los ataques contra instalaciones y personas del MEND, al que el Ejército intentó silenciar sin éxito, el Gobierno consiguió en octubre de 2009 que un colectivo mayoritario de cabecillas ijaws aceptara abandonar la lucha armada a cambio de una amnistía y un programa de reinserción civil.

Sin embargo, Yar’Adua era un hombre enfermo. Entre agosto y septiembre de 2008 Jonathan despachó de facto los negocios del Gobierno durante dos semanas, mientras el presidente se trataba una dolencia renal crónica en un hospital de Arabia Saudí. Transcurrido un año, el estado de salud de Yar’Adua experimentó otra recaída, tal que el 23 de noviembre de 2009 volvió a ingresar en el hospital de Jeddah, esta vez aquejado de una pericarditis. El jefe del Estado nigeriano inició en el país árabe una convalecencia que empezó prolongándose unas semanas pero que terminó durando meses.

La constatación de que la vacancia de hecho en la titularidad presidencial no tenía fecha de término movilizó a un amplio sector de la opinión pública, la sociedad civil y la clase política nigerianas, que reclamó en los medios de comunicación, en la calle y hasta en los tribunales de justicia la dimisión de Yar’Adua por motivos de salud y la asunción del mando por Jonathan. Comenzado 2010, el país parecía abocado a una crisis constitucional por la inacabable ausencia de Yar’Adua, quien el 12 de enero tuvo que dar señales de vida, dejándose entrevistar por teléfono por la BBC, para desmentir que estuviera en estado agónico e incluso que hubiera muerto, tal como reportó, en una información espuria, un medio estadounidense. El mandatario enfermo aseguró que estaba en constante contacto telefónico con su vicepresidente.

En el frente interior, saltaron, una vez, más las alarmas: a mediados de mes, los odios sectarios volvieron a desatarse en Jos y se cobraron cerca de tres centenares de vidas en unos enfrentamientos que implicaron principalmente a pastores hausa-fulanis musulmanes y agricultores yorubas cristianos; el día 30, para empeorar las cosas, el MEND dio por terminado el cese de las hostilidades y amenazó con "ataques generalizados" en el Delta en respuesta a la demora en el cumplimiento de sus promesas por el Gobierno.

El 13 de enero un alto tribunal federal, en respuesta a la demanda interpuesta por un abogado contra el Gobierno, dictaminó que Jonathan estaba facultado para desempeñar las funciones presidenciales mientras durase la ausencia de Yar’Adua, aunque no podría llamársele "presidente en funciones" a menos que hubiera una transferencia formal del poder autorizada por la Asamblea Nacional y previa comunicación manuscrita del titular del cargo. El 22 del mismo mes, el Tribunal Supremo concedió a los ministerios federales un plazo de dos semanas para resolver si el presidente era "incapaz de desempeñar las funciones de su puesto".

Tras la incertidumbre política se advertía un recio forcejeo entre mandamases del Gobierno, ex presidentes, cabezas de partido, gobernadores estatales y magnates industriales, la élite dirigente en suma, para imponer sus criterios y ganar posiciones de poder e influencia al socaire del mutis de Yar’Adua. Por lo que parecía, muchos prebostes de la capital federal y, sobre todo, de los estados musulmanes del norte, no veían con buenos ojos el salto del cristiano sureño Jonathan, un segundo al mando nada conspicuo al servicio de un presidente también apagado, a la jefatura del Estado. El malestar afloró en el PDP, que se atenía a la regla de la alternancia geográfica y religiosa de sus candidatos presidenciales cada ocho años. Una parte del partido opinaba que puesto que Yar’Adua, casi seguro, no iba a poder terminar su primer mandato y menos aún optar al segundo, su sustituto constitucional en ciernes, Jonathan, debía abstenerse de cualquier maniobra que arriscara la designación de un musulmán norteño como el candidato del oficialismo para las elecciones de 2011.

El 9 de febrero, por fin, las dos cámaras de la Asamblea invocaron la primera resolución judicial para autorizar en sendas mociones la asunción por Jonathan de los poderes presidenciales. Se aceptó para Jonathan la denominación constitucional de presidente en funciones sobre la base de la confirmación oral hecha por Yar’Adua el 12 de enero a la BBC en el sentido de que estaba recibiendo tratamiento médico y que mientras durase éste no podría desempeñar adecuadamente sus funciones.

La Asamblea entendió que la alocución telefónica equivalía a la certificación de la baja médica enviada personalmente por escrito a la Asamblea, tal como indicaba la Constitución. Algunos diputados de la oposición no aceptaron esta interpretación y arrojaron dudas sobre la constitucionalidad de la investidura de Jonathan. En su discurso de aceptación televisado, el vicepresidente declaró: "Soy plenamente consciente de las responsabilidades que han recaído en mí, y quiero asegurar a todos los nigerianos que esta es una confianza sagrada, la cual ejerceré con todas mis capacidades".

El 24 de febrero, por sorpresa, Yar’Adua aterrizó en Abuja tras 93 días de hospitalización, pero el mero detalle de que fuera recogido por una ambulancia y conducido a su residencia en un ambiente de máximo secretismo, sin testimonio gráfico y sin parte informativo, confirmó la suposición general de que el presidente estaba extremadamente grave y ya no podría volver a gobernar. La Asamblea advirtió que, a menos que recibiera una declaración firmada del convaleciente dando fe de su regreso al país y de su capacidad para desempeñar el cargo, las funciones presidenciales las seguiría ejerciendo Jonathan. Esa declaración nunca se transmitió. El silencio informativo sobre la condición de Yar’Adua impuesto por el Gobierno fue prácticamente total, salvo por el dato de que permanecía en cuidados intensivos.

El 10 de marzo, cientos de personas desfilaron pacíficamente por el corazón administrativo de Abuja exigiendo que el "presidente invisible" se dejara ver o que, si eso no fuera posible, otro asumiera el cargo. Siete días después, Jonathan, en un acto de autoridad justificado por la necesidad de inyectar "sangre nueva" para acelerar el desarrollo nacional, disolvió el Gabinete heredado de Yar’Adua y acometió una remodelación ministerial que fue aprobada por la Asamblea el último día del mes. El nuevo Gobierno quedó inaugurado el 6 de abril.

El 5 de mayo de 2010 las autoridades anunciaron el fallecimiento de Yar’Adua, a 58 años de edad, en la residencia presidencial de Aso Rock en Abuja. El Gobierno decretó siete días de duelo nacional y al día siguiente, 6 de mayo, Jonathan, conforme a la previsión constitucional, prestó juramento como presidente titular de la República para completar el mandato que vencía en mayo de 2011. Por la tarde, tuvieron lugar los funerales de Yar’Adua en Katsina. Aunque no asistió al entierro, Jonathan ensalzó a su predecesor con estas palabras: "Nigeria ha perdido a la joya de su corona, y hasta los cielos comparten duelo con nuestra nación esta noche. Como individuos y como nación, rezamos por la recuperación del presidente. Pero nos consuela saber que el Todopoderoso es el dador y el quitador de todas las vidas".

Quien portaba dos nombres propios de lo más auspiciosos, Goodluck, buena suerte en inglés, y Ebele, voluntad divina en la lengua ijaw (incluso el apellido, Jonathan, tenía resonancias positivas, pues este nombre judío se traduce del hebreo por El que Dios ha dado, o lo que es lo mismo, Don de Dios), estrenó sin embargo la titularidad presidencial con algunos nubarrones de inquietud.

Desde el partido, Jonathan recibió presiones para que nombrara sin demora un vicepresidente norteño, vicepresidente que debía ser el aspirante presidencial del oficialismo en 2011. Desde el Delta, el MEND le concedió un período de gracia para que satisficiera sus demandas básicas sobre el control del negocio petrolero e hiciera honor a las promesas de trabajo, educación e incentivos económicos para los combatientes desmovilizados, so pena de afrontar una ofensiva de sabotajes y atentados.

El 13 de mayo Jonathan nombró vicepresidente al gobernador de Kaduna, Namadi Sambo, un político del PDP poco conocido y que no figuraba en las quinielas de favoritos para el puesto. El presidente, sin embargo, no dijo una palabra sobre quién debía representar al PDP en las elecciones de 2011, alimentando la sospecha de que él mismo podría lanzar el envite, quebrando así una regla del partido que sin embargo no tenía fundamento legal. Sambo fue confirmado por la Asamblea el 18 de mayo; al mismo tiempo, dimitió en la presidencia orgánica del PDP —presionado por su proceso en ciernes acusado de malversar fondos públicos— Vincent Ogbulafor, señalado como uno de los dirigentes más hostiles a las atribuidas ambiciones electorales de Jonathan.

(Cobertura informativa hasta 25/5/2010)