Alpha Condé
Presidente de la República (2010-2021)
El presidente elegido en Guinea en noviembre de 2010 es un histórico dirigente opositor, jefe del Reagrupamiento del Pueblo Guineano (RPG, socialdemócrata), bregado en la lucha democrática contra las dictaduras de los dos primeros gobernantes del país, Ahmed Sékou Touré y Lansana Conté, lo que le costó el exilio y la cárcel. Tras el golpe militar de 2008, Alpha Condé rompió con el caótico y represivo régimen del capitán Moussa Dadis Camara y luego colaboró con el nuevo hombre fuerte, el general Sékouba Konaté, para llevar a buen puerto las consideradas primeras elecciones libres en la historia del país. Sin embargo, su victoria electoral en la segunda ronda electoral ha sido impugnada por el ex primer ministro Alpha Yaya Diallo, quien le aventajó con creces en la primera vuelta celebrada en junio. El veterano político afronta la ardua empresa de asentar una democracia verificable y llevar las prácticas del buen gobierno a esta nación de África occidental, oprimida desde su independencia por el autoritarismo, la corrupción, el subdesarrollo, la explotación ineficiente de sus ricos recursos mineros y, últimamente, las tensiones interétnicas.
(Nota de actualización: esta biografía fue publicada el 12/12/2010. Alpha Condé inauguró su primer mandato de cinco años como presidente de la República de Guinea el 21/12/2010. Reelegido para un segundo quinquenio el 11/10/2015 entre un cúmulo de irregularidades, el 22/3/2020 Condé, ignorando el boicot de la oposición, sacó adelante en referéndum una reforma constitucional que ponía a cero su contador de mandatos y le habilitaba para aspirar a uno nuevo de seis años. Su segunda reelección, de nuevo frente a Alpha Yaya Diallo, el 18/10/2020 desató otra ola de protestas que fue sofocada con brutalidad. El 5/9/2021 Condé fue derrocado en un golpe de Estado militar liderado por el coronel Mamady Doumbouya, quien formó una junta denominada Comité Nacional de Reagrupamiento y Desarrollo, y que días después se autoproclamó presidente de la República de transición. Condé permaneció cautivo en el Palacio de Sékhoutouréya hasta el 29/11/2021, fecha en que los golpistas le pusieron en libertad y le autorizaron a salir del país para recibir tratamiento médico. Desde 2022 el ex presidente guineano está procesado en su país por corrupción y asesinato. Para más información, puede consultarse el documento «Protagonistas de los golpes de Estado en el África Occidental francófona (2020-2023)», actualizado hasta el 15/9/2023). |
1. Una vida dedicada a la lucha contra la dictadura en Guinea
2. Ganador de las elecciones presidenciales posteriores al golpe de Estado
1. Una vida dedicada a la lucha contra la dictadura en Guinea
Miembro de una familia acomodada de la etnia malinké en la Guinea bajo el dominio colonial francés, a la edad de 15 años marchó a París para cursar estudios secundarios y universitarios. En la Universidad de París I (Panteón-Sorbona) realizó la carrera de Derecho, se sacó un Diploma en Estudios Superiores (DES) y finalmente se doctoró en Derecho Público. Más tarde inició una prolongada trayectoria profesoral en la Facultad de Derecho y Ciencias Económicas, y en la Escuela Nacional Superior de Telecomunicaciones (ENST, hoy, Télécom ParisTech).
Condé desarrolló un intenso activismo social y político desde sus tiempos de estudiante de Derecho en la que dejó de ser metrópoli colonial en 1958, cuando el socialista Ahmed Sékou Touré rechazó incorporarse a la Comunidad Francesa ofrecida por de Gaulle y proclamó unilateralmente la independencia. Militante y dirigente de organizaciones como el Sindicato Nacional de Enseñanza Superior (SNESUP), la Asociación de Estudiantes Guineanos en Francia (AEGF) y la Federación de Estudiantes del África Negra en Francia (FEANF), el profesor se convirtió en un estridente detractor del régimen dictatorial de Sékou Touré, que en 1970 le impuso una condena a muerte en rebeldía.
Desde el exilio, Condé siguió militando en la oposición al Gobierno de Conakry, que fustigó en el libro-denuncia Guinée, Albanie d'Afrique ou néo-colonie américaine, de 1972, y contra el que fundó, junto con otros destacados intelectuales expatriados, el Movimiento Nacional Democrático (MND), fuerza que para sobrevivir en la feroz dictadura de partido único instaurada por Sékou Touré hubo de operar en la más estricta clandestinidad. El MND se convirtió en Unidad, Justicia y Patria (UJP), que a su vez dio lugar años más tarde al Reagrupamiento de los Patriotas Guineanos (RPG), de corte socialdemócrata.
Tras la muerte del tirano en 1984 y su sucesión por la junta del general Lansana Conté, Condé reeditó su lucha política, ahora contra el nuevo régimen militar, al que reclamó insistentemente la apertura democrática en los ensayos Quel avenir pour la Guinée, Propositions pour la Guinée, Pour que l’espoir ne meure, Où allons-nous, Trois ans après y Le poisson pourrit par la tête. Sus intentos de hacer llegar a sus paisanos los alegatos democráticos a través de una prensa no oficial fueron cortados de raíz por los militares.
En mayo de 1991 Condé respondió positivamente al llamamiento hecho por Conté a los opositores exiliados para que regresaran a Guinea y apoyaran el programa de transición constitucional democrática puesto en marcha por el Gobierno. Una vez en casa, sin embargo, se topó con la represión de sus seguidores y las trabas violentas impuestas a la implantación del RPG (denominado ahora Reagrupamiento del Pueblo Guineano). En junio fue aprehendido por la Policía para que declarara en relación con un alijo de material subversivo recientemente incautado, pero sus enfurecidos partidarios asaltaron la comisaría donde estaba detenido, posibilitando su huida. El prófugo tomó refugio en la Embajada de Senegal y durante unos meses estuvo exiliado en el país vecino.
El RPG fue finalmente legalizado en virtud de la ley de partidos de abril de 1992, que consagró el pluralismo político en Guinea, y su líder retornó a Conakry dos meses después, dispuesto a participar en unas elecciones presidenciales, primeras de candidatura múltiple en la historia nacional, que quedaron pospuestas hasta el 19 de diciembre de 1993. Al contrario que otras formaciones opositoras, agrupadas en la coalición Cambio Democrático, el RPG no propugnó el boicot pese al clima de violencia y las dudas sobre la credibilidad que merecían las garantías oficialistas de limpieza electoral.
Adjudicatario del 19,5% de los votos, Condé fue batido por el titular aspirante a la reelección, declarado vencedor con el 51,7% de los votos tras anular el Tribunal Supremo los resultados en unas prefecturas de la región oriental de Kankan, donde el primero tenía su vivero electoral malinké: allí, la candidatura de Condé había obtenido un respaldo aplastante. Los aspirantes derrotados acusaron de fraude al Gobierno, pero Conté ignoró las denuncias y en enero de 1994 fue investido como presidente civil con un mandato constitucional de cinco años. Los 19 escaños concedidos al RPG –frente a los 71 del partido de Conté, el de la Unidad y el Progreso (PUP)- en las legislativas del 11 de junio de 1995 a la nueva Asamblea Nacional de 114 miembros tampoco satisficieron a Condé, que canalizó sus denuncias en el seno de la Coordinadora de la Oposición Democrática (Codem).
Las siguientes elecciones presidenciales, el 14 de diciembre de 1998, se desarrollaron como un calco de las de 1993. Precedidas y sucedidas por múltiples actos de intimidación a la prensa, de agresiones arbitrarias a miembros de la oposición y de opacidad informativa por parte del Gobierno, las mismas fueron ganadas, según los datos oficiales, por el jefe del Estado con el 56,1% de los votos, haciendo de nuevo poner el grito en el cielo a Condé y al otro dirigente principal de la oposición, Mamadou Boye Ba, de la Unión para la Nueva República (UNR). Tercero esta vez con el 16,6% de los sufragios, el cabeza del RPG pagó sus recriminaciones con la detención por las fuerzas de seguridad el 16 de diciembre, mientras intentaba cruzar la frontera de Côte d’Ivoire. Por lo demás, las contestadas votaciones de 1998 volvieron a reflejar la alineación del voto según criterios étnicos, ya que los susus (el 20% de la población) se movilizaron por Conté, los malinkés (el 30%) por Condé y los peuhls (el 40%) por Boye Ba.
Conté, acosado por la enfermedad y cada vez más propenso a la arbitrariedad y el autoritarismo, decidió dar un escarmiento ejemplar a su adversario más intransigente. El 11 de septiembre de 2000, tras pasarse 16 meses encarcelado sin juicio pese a gozar del fuero de diputado de la Asamblea y tras negarse a colaborar con sus acusadores en los cinco meses que duró el accidentado proceso, Condé fue sentenciado por un tribunal especial a la pena de cinco años de prisión como culpable de los cargos de conspirar contra la seguridad nacional, traficar ilegalmente con divisas extranjeras y reclutar mercenarios extranjeros, todo ello con el supuesto objetivo de liquidar físicamente al jefe del Estado y derrocar el régimen del PUP.
El Gobierno francés y la Unión Europea, principales proveedores de la cooperación al desarrollo a la empobrecida Guinea, transmitieron su malestar y Estados Unidos, del que dependía la financiación del FMI y el Banco Mundial, se unió a las presiones a Conté. Como resultado, el 18 de mayo de 2001, el líder opositor pudo acogerse a un perdón del mandatario, aunque condicionado: a cambio de su libertad, debía abstenerse de realizar actividades políticas o hacer declaraciones contrarias al Gobierno.
Una vez excarcelado, Condé no tardó en retomar el tono desafiante, violando las condiciones del indulto presidencial. Fue una decisión calculada, aunque no exenta de riesgos, animada por la suposición de que Conté, al estar en el punto de mira de los donantes de fondos, no se atrevería a represaliarle de nuevo. Por de pronto, reasumió su escaño parlamentario. A continuación, intentó frenar, aunque sin éxito, el proyecto de reforma constitucional para establecer la reelección presidencial indefinida y estirar los mandatos hasta los siete años, siendo uno de los promotores del Movimiento contra el Referéndum -celebrado en noviembre de 2001 y ganado por el Gobierno- y por una Alternativa Democrática (MORAD).
En junio de 2002 boicoteó las elecciones legislativas y por último, en diciembre de 2003, hizo lo mismo con las presidenciales, poniendo en bandeja la reelección de Conté hasta 2011 con casi el 100% de los votos. Esta última decisión la tomó de acuerdo con los socios del MORAD, ahora agrupados como Frente Republicano por la Alternancia Democrática (FRAD). Tras las presidenciales de 2003, vistas como una mascarada por la oposición en bloque y consideradas espurias también por la Unión Europea, que se negó a monitorizarlas, Condé emprendió un segundo período de exilio en Francia.
El 3 de julio de 2005 Condé hizo un regreso triunfal a Conakry, en un momento de tensa incertidumbre en Guinea por el empeoramiento de las dolencias físicas del presidente -que no tenía señalado ningún posible sucesor más allá de lo que dictaba el mecanismo constitucional-, el creciente malestar social a causa del encarecimiento de los productos de primera necesidad, el marasmo económico generalizado y los rumores de deslealtad de sectores descontentos del Ejército y que, al parecer, simpatizaban con la oposición.
En sus primeras alocuciones tras volver a casa, el político no se anduvo por las ramas: la situación del país era "deplorable", la "miseria" se extendía a ojos vista y urgía movilizarse para forzar un "cambio político inmediato". La postura inequívoca de Condé estimuló la actitud contestataria no tanto de los partidos opositores, cuya beligerancia era más bien escasa, como de los sindicatos, los estudiantes y los grupos no gubernamentales, que en mayo y junio de 2006 y de nuevo en enero y febrero de de 2007 protagonizaron unas fuertes algaradas con visos de insurrección civil y que fueron brutalmente reprimidas por los uniformados al servicio del presidente, aunque este accedió a realizar una serie de concesiones apaciguadoras.
En mayo de 2008 Condé censuró la destitución del primer ministro Lansana Kouyaté y se negó a discutir con su sucesor, Ahmed Tidiane Souaré, la entrada del RPG en un ejecutivo de unidad. Según el opositor, Guinea no tendría la oportunidad de experimentar un cambio positivo en tanto Conté siguiera en el poder, al margen de quién fuera el primer ministro o de quiénes se sentaran en el Gobierno, luego la participación del RPG en el mismo carecía de sentido.
2. Ganador de las elecciones presidenciales posteriores al golpe de Estado
Conté, materializando el desenlace esperado desde hacía años, falleció el 22 de diciembre de 2008. Al día siguiente, con absoluta facilidad, se hizo con el poder una junta militar denominada Consejo Nacional para la Democracia y el Desarrollo (CNDD), cuyas primeras disposiciones fueron suspender la Constitución, disolver todas las instituciones republicanas y prohibir la actividad de los partidos.
Condé y otros dirigentes opositores que ya habían advertido, con un tono de cierto anhelo, de la inminencia de una irrupción golpista de los militares a menos que el funesto curso nacional se enmendara, aceptaron colaborar de buena gana con el nuevo hombre fuerte del país, el capitán Moussa Dadis Camara, presidente del CNDD y autoproclamado también presidente de la República, quien prometió la celebración de elecciones genuinamente democráticas en el plazo de dos años y la entrega del poder al ganador civil de las mismas.
También, dieron la bienvenida al anuncio por Camara de sacar a la luz y castigar todos los actos de corrupción a gran escala cometidos bajo el régimen de Conté y de renegociar los contratos de explotación minera con las compañías extranjeras. El 27 de diciembre Condé acudió a la "reunión informal" convocada por el capitán golpista en el campo militar Alpha Yaya Diallo para explicar a los representantes políticos y sociales su calendario de transición política y su programa de reforma interna. A la salida del encuentro, el líder del RPG se mostró satisfecho y calificó a los miembros del CNDD de "patriotas".
Sin embargo, en muy poco tiempo, Condé, y con él buena parte de la sociedad civil guineana que había acogido con alivio, si no con contento, el golpe de Estado, quedó decepcionado por la errática férula de Camara, un oficial de comportamiento impredecible y con un estilo de mando agresivo, de claras tendencias dictatoriales. En escasos meses, el capitán-presidente lanzó una campaña sensacionalista de persecución de los desmanes corruptos y criminales del clan de Conté –así, se supo que el difunto autócrata y sus colaboradores habían convertido Guinea en un verdadero narcoestado-, empezó a pelearse con sus compañeros de la junta y arrojó dudas sobre las prometidas elecciones presidenciales, cuya fecha adelantó a enero de 2010, al sugerir que él mismo podría presentarse a las mismas. Condé pasó a criticar a Camara, reclamándole que mantuviera su palabra de ser sólo un gobernante interino.
La salvaje matanza, el 28 de septiembre de 2009, por los soldados de 157 manifestantes del frente político y social Fuerzas Vivas de Guinea, que protestaban en Conakry contra la posible candidatura presidencial de Camara, agotó la tolerancia de Condé con la junta y el Gobierno técnico de transición por ella nombrado. Voceando la viva indignación que se apoderó de toda la población guineana por el baño de sangre, el opositor exigió la formación de otro gobierno para organizar las elecciones y afirmó que las protestas ciudadanas continuarían hasta conseguir librar al país del "régimen criminal" de Camara y sus conmilitones.
A principios de diciembre de 2009, el sombrío panorama guineano tomó un inesperado vericueto al resultar herido Camara en un misterioso intento de magnicidio perpetrado por soldados renegados bajo su mando, debiendo ser evacuado de urgencia a un hospital de Marruecos (del que sería transferido, una vez recuperado, a Burkina Faso, donde aceptó quedarse), y asumir la Presidencia interina en funciones el número tres del régimen militar, el general Sékouba Konaté, vicepresidente segundo del CNDD y ministro de Defensa (puenteando al número dos y ministro de Seguridad, el general Mamadouba Toto Camara), quien se apresuró a confirmar la voluntad de los uniformados de devolver el poder a autoridades civiles democráticamente elegidas en el plazo de medio año.
Condé acogió con satisfacción el cambio de guardia en el CNDD y a continuación tomó parte en las conversaciones junta-oposición que preludiaron el acuerdo firmado en Ouagadougou el 15 de enero de 2010 por Camara, Konaté y el presidente de Burkina Faso, Blaise Compaoré, mediador en la crisis guineana, para la constitución de un nuevo Gobierno transitorio de unidad nacional aceptado por las Fuerzas Vivas y en sustitución del desacreditado Gabinete de Kabiné Komara. El puesto de primer ministro recayó en Jean-Marie Doré, colega de la oposición y líder de la Unión para el Progreso de Guinea (UPG), quien había sido golpeado por los soldados en la represión indiscriminada de septiembre como uno de los cabecillas de las Fuerzas Vivas.
La cuenta atrás para las trascendentales elecciones presidenciales del 27 de junio de 2010 se puso en marcha y en febrero Condé hizo oficial su postulación. Días antes de los comicios, la editorial parisina Jean Picollec sacó a la venta una autobriografía-manifiesto del candidato, Un Africain engagé, en la cual Condé reiteraba su compromiso con los valores de la democracia y la justicia social, y predicaba para Guinea una ruptura total con las malas prácticas del antiguo régimen así como la satisfacción urgente por los poderes públicos de las necesidades básicas en alimentación, salud, educación y vivienda de una mayoría de población sin recursos y abandonada a su suerte.
El 27 de junio el aspirante del RPG, con un inesperadamente pobre 18,2% de los votos, fue ampliamente superado por Cellou Dalein Diallo, candidato de la Unión de Fuerzas Democráticas de Guinea (UFDG) y primer ministro en 2004-2006, quien recibió el 43,7%. La publicación de los resultados finales, con certificado de la Corte Suprema, se demoró hasta el 20 de julio a causa de unas impugnaciones presentadas por los dos candidatos. Condé aseguró entonces que la Comisión Electoral Nacional Independiente (CENI) le había hurtado, anulándolos arbitrariamente, 600.000 votos, aunque al obtener el paso a la segunda vuelta, en origen fijada para el 18 de julio pero ahora retrasada al 1 de agosto, prefirió no poner en cuestión la legitimidad del proceso, dejando que el Gobierno investigara su denuncia del polémico escrutinio de la CENI. Paradójicamente, Diallo se quejó de lo mismo, de ser víctima de un fraude que en su caso le habría impedido proclamarse presidente en la primera vuelta.
22 pretendientes del cargo quedaron eliminados, entre ellos otros tres primeros ministros con Conté, Sidya Touré, por la Unión de Fuerzas Republicanas (UFR), Lansana Kouyaté, por el Partido de la Esperanza por el Desarrollo Nacional (PEDN), y François Lonseny Fall, por el Frente Unido para la Democracia y el Cambio (FUDEC); el primero manifestó su apoyo a Diallo y los otros dos se decantaron por Condé.
Problemas técnicos y de seguridad aducidos por el Gobierno acarrearon la postergación sucesiva de la segunda vuelta al 19 de septiembre, el 10 de octubre, el 24 de octubre y finalmente al 7 de noviembre. Entre medio, se produjo la muerte por causas naturales del presidente de la CENI, Ben Sékou Sylla, escasos días después de ser condenado a un año de prisión como culpable de invalidar en la primera vuelta miles de papeletas favorables a Condé. Lo cierto era que la tensión iba en aumento: Diallo acusó al primer ministro Doré de parcialidad a favor de su adversario del RPG, y partidarios de uno y otro candidatos llegaron a las manos en distintos puntos del país. Los observadores llamaron la atención sobre la inquietante polarización del voto étnico, con los malinkés arropando a Condé y los peuhls o fulas, que pese a ser el grupo más nutrido nunca habían tenido a uno de los suyos en la Presidencia, cerrando filas con Diallo. Y un detalle que no debía ser pasado por alto: en la junta militar predominaban los malinkés, lo que daba pie a las acusaciones de favoritismo encubierto.
El 5 de noviembre, dos días antes de la cita con las urnas, Condé y Diallo emitieron un comunicado conjunto en el que apelaban a sus seguidores a la calma, lamentaban las víctimas ocasionadas por los recientes enfrentamientos partidistas de sesgo étnico y subrayaban su compromiso con la celebración de unas votaciones en paz. La jornada electoral se desarrolló, en efecto, de manera pacífica, pero la tensión resurgió con fuerza tan pronto como la CENI comenzó a facilitar resultados parciales a cuentagotas, los cuales pusieron en cabeza a Condé.
El 15 de noviembre la CENI, con todas las papeletas escrutadas, anunció la victoria del veterano líder opositor con el 52,5% de los votos. Condé valoró los resultados como un "momento histórico" y el inicio de una "nueva era" en Guinea, y se dirigió a su contrincante derrotado con palabras conciliadoras, pero Diallo se apresuró a denunciar fraude. Los seguidores de la UFDG, peuhls, provocaron recios disturbios y las violencias se cobraron siete muertos. El 18, el general Konaté declaró el estado de emergencia para mantener el orden hasta la ratificación del resultado electoral por la Corte Suprema, sin la cual Condé no podía jurar el cargo y arrancar su mandato de cinco años, tal como establecía la Constitución promulgada por los militares en mayo anterior.
Condé fue inaugurado en la Presidencia el 21 de diciembre, en una ceremonia en Conakry a la que asistieron varios dirigentes africanos. La transferencia de poderes fue precedida por la entrega por Konaté del mando del Ejército. El general, que estrenaba el cargo de comandante de la Fuerza de Reserva de la Unión Africana, se despidió instando a los uniformados a atenerse a su condición apolítica y a acatar fielmente como su superior constitucional al nuevo presidente civil. El 24 de diciembre Condé nombró primer ministro al economista independiente y ex ministro de Comercio Mohamed Said Fofana. El nuevo Gobierno quedó constituido tres días después.
(Cobertura informativa hasta 12/12/2010)