Abdelkader Bensalah

El 3 de abril de 2019 el titular de la Cámara alta del Parlamento argelino, Abdelkader Bensalah, sustituyó en funciones al presidente renunciante de la República, Abdelaziz Bouteflika, y seis días después tomó posesión del cargo con un mandato interino, hasta la celebración de votaciones presidenciales en 90 días. En la jornada posterior, el 10 de abril, el nuevo jefe del Estado convocó para el 4 de julio unas elecciones a las que él no se presentará y de las que por el momento se desconocen los candidatos, ni por parte de un oficialismo puesto en jaque por la presión sin precedentes de la calle, ni de los partidos de la oposición.

La "solución constitucional" para la crisis desatada en febrero en Argelia por el masivo repudio popular a la pretensión del octogenario, enfermo y virtualmente incapacitado Bouteflika de optar al quinto mandato presidencial no ha apaciguado a los ciudadanos, que insisten en el cambio de régimen y en la marcha de todos sus capitostes antes de la cita con las urnas. Bensalah, un lealista irrestricto de Bouteflika de 77 años y ex secretario general del Reagrupamiento Nacional Democrático (RND, la formación de centro liberal que junto con el histórico Frente de Liberación Nacional y el estamento militar conforma y sostiene el peculiar sistema de gobierno que, convulsiones y pendencias de clanes al margen, rige la nación magrebí desde la independencia en 1962), no elude el rechazo de la calle. Para los cientos de miles de personas que vienen protestando pacíficamente contra el autoritarismo y el inmovilismo, Bensalah no es más que un "producto del régimen" y parte de unas élites políticas esclerotizadas y desconectadas del sentir popular.

El discreto y tranquilo responsable legislativo era el 3 de abril una de las "cuatro B" del poder argelino puesto en la picota por los manifestantes, tratándose las restantes de: Noureddine Bedoui, el primer ministro que el 12 de marzo tomó el relevo al líder del RND, Ahmed Ouyahia, dimitido en la jornada anterior coincidiendo con el anuncio por Bouteflika de su renuncia a presentarse a la reelección y la postergación sine díe de las elecciones que tocaban el 18 de abril; Tayez Belaiz, el presidente del Consejo Constitucional y antes ministro del Interior, dimitido a su vez el 16 abril; y Mouad Bouchareb, el presidente de la Asamblea Popular Nacional y secretario general interino del FLN.

Todos, hombres fieles a Bouteflika, el único mandamás republicano que salió airoso de la Primavera Árabe de 2011 pero minado por la decrepitud desde el ictus que le mantuvo casi tres meses hospitalizado en Francia en 2013. El 2 de abril el mandatario capituló ante las presiones de mandos de su entorno y anticipó la dimisión que, tal como había anunciado en la víspera, iba a presentar antes de expirar su ejercicio quinquenal el 28 de abril. Y un cuarteto de nombres, por cierto, que tiene el precedente histórico de otro "4B", el protagonizado sucesivamente por los presidentes Ben Bella, Boumédiène, Bendjedid y Boudiaf en el traumático desarrollo de la etapa dictatorial del FLN entre 1962 y 1992.

En el momento de su designación presidencial por el Parlamento, Bensalah, quien cuenta con el aval del verdadero hombre fuerte del país, el general Ahmed Gaïd Salah, jefe del Estado Mayor del Ejército y viceministro de Defensa, alabó la "cohesión" y el "patriotismo" de los manifestantes y aseguró que su única ambición es "cumplir rigurosamente" con la misión que se le asigna para, dentro de la ley, "contribuir a la realización de las legítimas y escuchadas aspiraciones" populares de "renovación, cambio y reforma", alumbrando un "nuevo sistema político" cuyo primer acto será una elección presidencial "transparente y regular". Sin embargo, el sector de la sociedad civil que se niega a desmovilizarse y los partidos de la oposición exigen al presidente interino que se haga a un lado y desista de pilotar desde arriba una transición democrática genuina.


(Texto actualizado hasta abril 2019)

Natural de la wilaya de Tlemcen, cerca del límite con Marruecos, en 1958, con 18 años, se unió a la lucha del Ejército de Liberación Nacional (ALN), brazo armado del Frente de Liberación Nacional (FLN), y tras la independencia de Francia en 1962 consiguió una beca para estudiar Derecho en la Universidad de Damasco. A su regreso a Argelia se estableció como periodista y a partir de 1967 ejerció en el diario arabófono Ech Chaâb, medio vocero de las directrices del régimen dictatorial del FLN, primero en la redacción y posteriormente como director del mismo. Entre 1970 a 1974 estuvo al frente del Centro Argelino de Información y Cultura de Beirut, labor que compaginó con la de corresponsal de su periódico en Líbano.

En 1977 Bensalah dejó la profesión periodística y emprendió una carrera de servidor estatal en las filas del partido único. En febrero de aquel año fue elegido diputado del FLN por Tlemcen y hasta 1982 sirvió una legislatura completa en la Asamblea Popular Nacional. En 1989 el Gobierno del presidente Chadli Bendjedid le reclutó para el servicio diplomático confiándole de entrada un destino de alto nivel, el de embajador en Arabia Saudí y ante la Organización de la Conferencia Islámica (OIC). Bensalah representó a su país en Riad hasta 1993. Entonces, en Argelia regía el Alto Consejo de Estado, la junta cívico-militar que en enero de 1992 había derrocado al presidente Chadli y tomado al poder para impedir la llegada al Gobierno del Frente Islámico de Salvación (FIS, ganador por abrumadora mayoría de la primera vuelta de las elecciones legislativas multipartidistas de diciembre de 1991), y se recrudecía la guerra civil entre el Ejército y las potentes bandas armadas islamistas.

Instalado definitivamente en Argel, Bensalah pasó a trabajar para el Gobierno como director de Información y portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores. En mayo de 1994 fue nombrado presidente del Consejo Nacional de Transición (CNT), órgano sucesor del Consejo Consultivo Nacional y creado por la Conferencia del Consenso Nacional para hacer las funciones de un Parlamento hasta la conclusión del período transitorio en 1997, momento en que Argelia, en teoría, debía alcanzar la normalidad democrática.

Las elecciones a la Asamblea Popular Nacional tuvieron lugar el 5 de junio de 1997 y su ganador no fue la fuerza histórica de la revolución argelina, el FLN, presa de una grave crisis de liderazgo y credibilidad a raíz del golpe de Estado de 1992, sino un partido de nuevo cuño vagamente orientado al centro-derecha liberal y supuestamente autónomo de los caciques del viejo régimen y los militares, el Reagrupamiento Nacional Democrático (RND). Los promotores del RND eran el presidente salido de las elecciones de 1995, el general independiente Liamine Zéroual, y el diplomático Ahmed Ouyahia, primer ministro asimismo desde 1995. A este nuevo oficialismo diferenciado del FLN se adhirió Bensalah, elegido diputado por Orán y que el 14 de junio fue investido presidente de la primera Asamblea pluralista desde la independencia nacional hacía 35 años. Además, desde febrero de 1997 sirvió como el primer secretario general del RND, cometido que en abril de 1998 cedió a Tahar Benaibèche.

En los comicios del 30 de mayo de 2002, mediados por la llegada en 1999 a la Presidencia de la República del candidato del FLN, el ex ministro de Exteriores Abdelaziz Bouteflika, quien derrotó en las urnas a Ouyahia, y el final de la guerra civil con la rendición de los insurgentes vinculados al extinto FIS y la destrucción por el Ejército de los islamistas extremistas del GIA, el RND sufrió una abultada derrota a manos del FLN, cuyo secretario general, Ali Benflis, era el primer ministro desde 2000. El 10 de junio de 2002 Bensalah cedió la presidencia de la Asamblea a Karim Younès, del FLN y el 2 de julio siguiente prolongó su dirigencia legislativa como presidente del Consejo de la Nación, la Cámara alta del Parlamento, un hemiciclo de 144 miembros no elegidos por sufragio universal, sino indirectamente por las asambleas y ayuntamientos de las wilayas (dos tercios) y mediante nombramiento presidencial (el tercio restante).

El veterano responsable estatal fue reelegido en la presidencia del Consejo de la Nación en enero de 2007 y enero de 2013, dentro de un Parlamento que, no sin altibajos electorales, siguió dominado por el FLN. Desde 2003, Bensalah y Ouyahia pusieron el RND al servicio de los designios de Bouteflika, quien en 2004 ganó su primera reelección presidencial como candidato del partido, y batiendo precisamente al aspirante del FLN, Ali Benflis. De cara a la elección de abril de 2009, Bensalah y el RND cerraron filas tras la pretensión de Bouteflika de postularse al tercer mandato, lo que hizo necesario la remoción por el Parlamento, en noviembre de 2008, del límite de los dos períodos presidenciales que establecía la Constitución de 1996.

A raíz del accidente cerebrovascular sufrido en abril de 2013 por Bouteflika, que le mantuvo casi tres meses hospitalizado en París y luego sumido en una convalecencia devenida semiincapacidad permanente, Bensalah adquirió más protagonismo institucional. De acuerdo con la Constitución, el responsable parlamentario sustituyó a Bouteflika y asumió algunas de las funciones presidenciales de manera puntual, como en la recepción de dignatarios extranjeros y en viajes internacionales. Por otro lado, entre enero de 2013 y junio de 2015 Bensalah volvió a llevar la Secretaría General del RND en lugar de Ouyahia, nombrado primer ministro en cuarta ocasión en agosto de 2017.

A pesar de su marcado declive físico y su frágil salud, causa de una profunda incertidumbre nacional, Bouteflika, con la capacidad para hablar muy mermada y dependiente ya de la silla de ruedas, volvió a presentarse en las elecciones presidenciales de abril de 2014, gozando de nuevo del valimiento del RND y el FLN. Entonces, el septuagenario dirigente ganó su cuarto mandato de cinco años con el 81% de los votos, en un proceso electoral que fue boicoteado por los principales partidos de la oposición

(Cobertura informativa hasta 1/1/2018)