Göran Persson
Primer ministro (1996-2006)
Hijo de un obrero de la construcción y cuarto de cinco hermanos, cursó la enseñanza primaria en su Vingåker natal, un municipio al sudoeste de Estocolmo, y la secundaria en Katrineholm y Norrköping, hasta terminar el bachillerato en la rama técnica. En 1969 se matriculó en la Escuela Superior de la Universidad de Örebro para especializarse en Sociología y Ciencia Política. Activo en las juventudes socialistas desde los 16 años, en 1971 dejó las aulas sin llegar a titularse e ingresó en la sección del Partido Socialdemócrata de los Trabajadores (SAP) de la provincia de Södermanlands y en la Federación de Juventudes del partido (SSU) como secretario de organización.
Ese mismo año sirvió en el Comité de Bienestar Social de Vingåker y en 1972 entró en la Ejecutiva Nacional de Organizaciones Juveniles, donde permaneció hasta 1975. Tras prestar el servicio militar (1973-1974), se dedicó a labores formativas en su patria chica, asesorando a la Federación de Asociaciones de Educación de Adultos de Vingåker y dirigiendo programas de estudios en la Federación Obrera de Educación Popular de la provincia. En 1976 fue nombrado presidente de la Federación de Cooperativas de Consumidores de Södermanlands y vicepresidente de la Caja de Ahorros Oppunda Sparbank, y un año después reforzó sus actividades en el campo educativo de la vasta red sueca de organizaciones sociales como presidente del Consejo Escolar de Katrineholm.
En las elecciones generales del 15 de septiembre de 1979, que confirmaron al SAP como el primer partido del país pero no hasta el punto de superar en escaños a la coalición de partidos burgueses gobernante desde 1976, ganó el acta de diputado en el Riksdag o Parlamento. Fue reelegido en los comicios del 19 de septiembre de 1982, que devolvieron la mayoría absoluta y el Gobierno a los socialdemócratas con Olof Palme de nuevo, pero en 1984 dimitió de este mandato y retornó a la política local, que le producía más satisfacciones personales, así que en 1985 se convirtió en consejero municipal de Katrineholm. En los cuatro años siguientes Persson compaginó esta labor con sus funciones rectoras y auditoras en la Federación de Consumidores de Södermanlands, el Oppunda Sparbank, la Junta de Gobierno del Museo Nórdico, el Comité Preparatorio de Educación de la Federación de Consejos Municipales Suecos y la Sociedad Cooperativa de Konsum.
En 1989 el primer ministro Ingvar Carlsson, sucesor del asesinado Palme en 1986 al frente del Gobierno y el partido, le nombró ministro encargado de la Educación escolar y la Formación de adultos, pero tras la llegada de los conservadores al poder el 3 de octubre de 1991 retornó al Riksdag como diputado y como presidente, hasta 1992, de la Comisión parlamentaria de Agricultura. Aquel año pasó a la Comisión de Industria y Comercio y asumió la portavocía del SAP en esas materias. En 1993 se convirtió en vicepresidente de la Comisión de Finanzas y en portavoz de su partido sobre política económica. Durante este trienio en la oposición, fuera del hemiciclo Persson se desempeñó como presidente del consejo editorial del periódico Folket, de la empresa de colocación Samhall-Alea, y, desde 1992, de la organización del SAP en Södermanlands y de la Organización Nacional de Centros de Trabajo. En 1993 ingresó como miembro suplente en el Comité Ejecutivo Nacional del SAP y se distinguió en el círculo de confianza del jefe del partido.
A raíz de la victoria electoral del SAP el 18 de septiembre de 1994, Carlsson recuperó el Gobierno el 7 de octubre y Persson recibió el importante Ministerio de Finanzas con la misión de aplicar una urgente cura de austeridad en una etapa de convalecencia económica. El 15 de marzo de 1996, luego de anunciar Carlsson su intención de dejar sus funciones en el partido y el Gobierno, Persson fue elegido nuevo líder del SAP y el 21 del mismo mes sustituyó a Carlsson también en la jefatura del Gobierno, que siguió siendo monocolor y de minoría parlamentaria. En esta fulgurante promoción, Persson tuvo a su favor la renuncia, el 16 de noviembre de 1995 a causa de un escándalo, de la viceprimera ministra Mona Sahlin, entonces la favorita para asumir el liderazgo de los socialdemócratas.
Persson adoptó una política social-liberal consistente en la reducción de los tributos de los contribuyentes y el gasto público, tratando de no erosionar las prestaciones del Estado hasta el punto de soliviantar al electorado tradicional del partido, con los objetivos de eliminar el déficit presupuestario, liberar recursos para la creación de empleo (la tasa de paro se situaba entonces en el 10%) y garantizar la pervivencia del Estado del bienestar en Suecia, desde el 1 de enero de 1995 Estado miembro de la Unión Europea (UE). Para el principal partido de la oposición, el Moderado (derecha), no obstante, las cargas fiscales directas, entre las más gravosas del mundo, continuaban siendo un obstáculo para la asunción con garantías por Suecia de los nuevos retos de la economía globalizada.
Perteneciente al sector pragmático del SAP y por tanto procomunitario, el 3 de junio de 1997 Persson anunció no obstante que Suecia renunciaba de momento a participar en la tercera fase de la Unión Económica y Monetaria (UEM), considerando lo incierto del proceso global de convergencia y el débil apoyo de la opinión pública nacional al euro, si bien el país presentaba entonces unas condiciones excelentes para participar de la moneda común el 1 de enero de 1999. Por el contrario, no se encontraron pegas para la adhesión, el 19 de diciembre de 1996 junto con los otros cuatro estados escandinavos, al espacio de Schengen sobre la libre circulación de personas en el ámbito de la UE.
El primer ministro llegó a las elecciones legislativas del 20 de septiembre de 1998 rigiendo un cuadro económico moderadamente satisfactorio, con tasas de crecimiento trimestral de entre el 2% y el 3%, inflación prácticamente nula, balances ampliamente superavitarios en las transacciones comerciales y las transacciones de cuentas corrientes, un excedente presupuestario incipiente y una caída del desempleo, el cual afectaba ahora al 7,8% de la población activa, aunque la tasa seguía considerándose demasiado alta. El Gobierno tenía asimismo entre manos un plan para reducir los gastos de Defensa un 10% cada año hasta 2004 y destinar el dinero ahorrado a la Sanidad.
Con todo, el SAP obtuvo uno de los peores resultados de su historia con el 36,4% de los sufragios y 131 diputados, muy por debajo de la mayoría absoluta y suponiendo un retroceso de 8,8 puntos de voto y 30 escaños con respecto a la edición de 1994. El 6 de octubre Persson reeditó su ejecutivo con el SAP como único integrante y con el apoyo parlamentario del Partido de la Izquierda (Vp, ex comunista), liderado por Gudrun Schyman y gran triunfador de la jornada electoral con su 12% de voto y 43 escaños, y el Partido Medioambiental de los Verdes (MPG), titular de 16 parlamentarios. En la nueva legislatura, la cooperación del Vp y el MPG con Persson sólo afectó a algunas áreas, estando excluidas las de Política Exterior, Asuntos de la UE y Empleo. De hecho, estos dos partidos abogaban por, directamente, abandonar la organización europea. Esta circunstancia obligó a Persson a hacer un encaje de bolillos político para obtener apoyos puntuales de los partidos del centro-derecha alineados con las posturas procomunitarias.
Vicepresidente de la Internacional Socialista desde septiembre de 1996, Persson fue el artífice del Foro Internacional sobre el Holocausto que se celebró en Estocolmo del 26 al 28 de enero de 2000, coincidiendo con el 55º aniversario de la liberación del campo de exterminio nazi de Auschwitz. En este evento sin precedentes, al que asistieron estadistas y políticos de Europa, Israel y América, historiadores y supervivientes de los campos, se aceptó la propuesta del premio Nobel de la Paz Elie Wiesel de constituir un foro internacional permanente sobre el nazismo y la xenofobia, por cuya convocatoria Persson recibió numerosas felicitaciones.
De nuevo en esta línea, Persson rompió un tabú de la política nacional, y más concretamente de su partido, al criticar el papel de Suecia durante la Segunda Guerra Mundial, cuando a cambio de asegurar su neutralidad cooperó con el esfuerzo de guerra del III Reich alemán suministrándole el mineral de hierro que necesitaba y permitiendo el tránsito de ferrocarriles entre la Noruega ocupada y la Finlandia aliada al Eje. Estos posicionamientos del primer ministro se produjeron cuando la opinión pública nacional asistía preocupada al auge de los movimientos neonazis y supremacistas blancos en Suecia.
Suecia ostentó por primera vez la presidencia de turno de la Unión Europea el primer semestre de 2001 y Persson organizó el Consejo Europeo de Gotemburgo (15 y 16 de junio), que no resultó trascendente en comparación con las citas europeas inmediatamente anteriores y posteriores; como correspondía a una capital de la UE que contempla la construcción europea con criterios más bien económicos y utilitaristas, anteponiendo en todo momento los intereses nacionales, el Gobierno de Persson no formuló propuestas innovadoras de signo político a sus socios en Bruselas. Ahora bien, la constatación del éxito del euro, que se hizo moneda física de circulación para los doce países comunitarios adheridos a la UEM el 1 de enero de 2002, animó a Persson a relanzar el debate nacional sobre la conveniencia de entrar en la eurozona en fecha no lejana, previa consulta de la población. El referéndum se celebraría en 2003, y de resultar afirmativo, la incorporación al euro podría tener lugar en 2005.
Con pragmatismo, el primer ministro adujo el peligro que tenía la economía sueca de quedarse aislada indefinidamente y de perder competitividad con respecto al grupo de países de la UE con unos mayores grados de integración económica y homogeneidad de mercado. Los argumentos del líder socialdemócrata habían ganado peso entre sus colegas de partido en los últimos tiempos, tal que en un congreso extraordinario del SAP celebrado en marzo de 2001 el ala euroescéptica crítica con el euro fue derrotada por la línea oficial.
Los anticomunitarios, bien representados en la izquierda no socialdemócrata y en los partidos conservadores comprometidos con la defensa de los modelos tradicionales de vida de los suecos, replicaron que la corona estaba comportándose muy bien frente al euro y que la pérdida de soberanía en las políticas monetaria y financiera conllevaría el desmantelamiento del Estado del bienestar y el debilitamiento de la creación de empleo por el recorte de los impuestos y el endurecimiento de la austeridad en el gasto público; como sucede en la vecina Dinamarca, el rechazo de una parte de la sociedad sueca a los aspectos supranacionales más emblemáticos de la UE se nutre de un temor a la pérdida de calidad de vida, en un país que figura entre los más desarrollados del mundo.
El Gobierno Persson ha propiciado la revisión también de otro enfoque característico de la posición de Suecia en el mundo, cual es la política de estricta neutralidad frente a conflictos exteriores, celosamente aplicada durante casi dos siglos. El 13 de febrero de 2002 la ministra de Asuntos Exteriores Anna Lindh comunicó al Riksdag la nueva doctrina de seguridad por la que Suecia sigue comprometida con la no inclusión en alianzas militares, pero ya no renuncia a "actuar concertada y cooperativamente" con otros países para asegurar la paz y la seguridad, tanto en la región como en el conjunto del mundo.
La recalificación de la neutralidad como una opción flexible y no ya como un precepto ha sido considerada por algunos observadores como la antesala de la futura entrada de Suecia en la OTAN, de cuyo programa Asociación para la Paz, al igual que sus misiones de pacificación en Bosnia y Kosovo, el país escandinavo es partícipe, si bien Persson y sus ministros insisten en que dicha opción ni es necesaria ni es contemplada por el momento (sí urge a su adopción, por ejemplo, el Partido Moderado, paladín también de la inclusión en la UEM).
Por otro lado, Suecia está embarcada en la definición de la Política Europea de Seguridad y de Defensa (PESD) con los demás estados miembros de la UE -a excepción de Dinamarca- y ha asignado tropas a la Fuerza de Intervención Europea en gestación, conforme a lo decidido en los Consejos Europeos de Helsinki (diciembre de 1999) y Niza (diciembre de 2000). En todo caso, la liquidación del tabú de la neutralidad, ya iniciada por el gobierno conservador de Carl Bildt en 1992, se ha acelerado con Persson a raíz de los atentados del 11 de septiembre de 2001.
Todas estas polémicas flotaron sobre los comicios generales del 15 de septiembre de 2002, a los que Persson se presentó con los deberes económicos bien hechos -si bien el crecimiento del PIB, que fue del 3,6% en 2000, descendió a un inquietante 1,2% en 2001- y el éxito innegable de haber reducido el paro oficial al 3,8%. A su favor contaba también la falta de líderes sólidos en los partidos de la oposición. En su contra tenía la tendencia general al centro-derecha observado en todos los procesos electorales de Europa Occidental en los dos últimos años, señaladamente en las vecinas Dinamarca y Noruega. Además, la incertidumbre se adueñó de la campaña electoral por la irrupción de la discusión, a instancias del Partido Popular Liberal (FpL) de Lars Leijonborg, sobre la inseguridad ciudadana, la inmigración y los derechos y deberes de los extranjeros, quienes constituyen el 11% de la población de Suecia.
Por acuerdo tácito, el SAP y los Moderados de Bo Lundgren rehuyeron toda mención a la incorporación al euro y las relaciones con la OTAN, pero ahora Persson tuvo que lidiar con un tema de política interior incómodo y cuyo descuido, por ejemplo, había provocado la derrota de los socialistas franceses en las elecciones de junio anterior. Persson arriesgó sus posibilidades de encabezar el nuevo gobierno al descartar de antemano el nombramiento de ministros socialistas o ecologistas, pero salió airoso del envite frente al bloque de los cuatro partidos burgueses. El SAP se adjudicó la victoria con el 39,9% de los votos y 144 diputados, recuperación importante que no obstante le dejó a 31 escaños de la mayoría absoluta.
La victoria de Persson sonó más dulce porque ahondó la diferencia con los Moderados, hundidos a los 55 escaños, y se hizo a costa del Vp, que perdió 13 actas e iba a verse obligado a rebajar sus exigencias para seguir asistiendo al Gobierno en la política social, además de romper una tendencia electoral en el ámbito de la UE que había dejado al canciller alemán Gerhard Schröder como el único valedor de Estocolmo en las lides comunitarias con trasfondo ideológico (precisamente, la coalición de socialdemócratas y verdes en Berlín revalidó su mayoría electoral días después). Con todo, los grandes triunfadores de la jornada fueron los liberales del FpL, que cerca triplicaron su representación. Según la prensa local, el temor a las propuestas de los liberales de recortar las prestaciones sociales de los inmigrantes motivó un trasvase de votos del Vp y de los residentes foráneos a los socialdemócratas.
Tras conocer los resultados, un exultante Persson reiteró su determinación de continuar el camino hacia el euro con la celebración de un referéndum en 2003 y se dispuso a prolongar sin más formalismo la fórmula como hasta ahora, el ejecutivo monocolor de minoría respaldado por el Vp y el MPG, el cual mantuvo su representación en los 17 diputados. Pero éste último, requerido, por un sólo escaño, por el bloque gubernamental para alcanzar la mayoría absoluta, hizo de la obtención de ministros una condición, tal que ante la negativa de Persson aceptó la invitación del FpL de entrar en negociaciones con el Partido del Centro (C) de Maud Olofsson y los Cristiano Demócratas (KD) de Alf Robert Svensson para la formación de un gobierno de coalición cuatripartito.
Tras dos semanas de conversaciones a doble banda, la autoexclusión de los centristas mandó a pique el proyecto de Lars Leijonborg y el MPG se avino a cerrar un acuerdo de cooperación parlamentaria con el SAP. Así, el 2 de octubre el voto sumado de socialdemócratas, socialistas y ecologistas frustró la moción de censura lanzada por los Moderados en el Riksdag y dos días después los tres partidos publicaron las líneas de consenso que iban a guiar la política de Gobierno hasta 2006 en las áreas donde no había diferencias insalvables.
(Nota de edición: la versión de esta biografía fue publicada originalmente en 10/2002. El ejercicio de Göran Persson como primer ministro de Suecia concluyó el 6/10/2006. Su sucesor en la jefatura del Gobierno fue Fredrik Reinfeldt)