Wim Kok
Primer ministro (1994-2002)
Graduado en la Escuela Internacional de Negocios de Nijenrode (1958), desarrolló los primeros tramos de su carrera en el ámbito sindical, siendo sucesivamente asesor (1961-1967), secretario (1967-1969) y miembro del Comité Ejecutivo (1969-1973) del Sindicato de Trabajadores de la Construcción, así como presidente de la Confederación de Sindicatos Holandeses (1973-1985), función esta última que entre 1979 y 1982 simultaneó con la presidencia de la Confederación de Sindicatos Europeos. Políticamente se afilió al Partido Laborista (PvdA), formación mayoritaria nacida en 1946 de la convergencia de tres partidos progresistas de los cuales sólo uno, el Laborista Social Democrático (SDAP), enlazaba con la tradición obrerista.
Desde principios de los años ochenta Kok se desempeñó asimismo como vicepresidente del Consejo Económico y Social holandés, asesor del presidente de la Comisión Europea, a la sazón Jacques Delors, entre 1985 y 1986, y miembro del Consejo Asesor del Banco Central Holandés. En las elecciones generales del 21 de mayo de 1986, ganadas por la gobernante Llamada Demócrata Cristiana (CDA), Kok obtuvo el acta de diputado en el Tweede Kamer o Cámara baja del Parlamento, y el 21 de julio fue elegido líder del grupo parlamentario laborista y, por ende, líder político (esto es, verdadero cabeza del partido más allá del presidente, encargado de la gestión burocrática interna, según la división de funciones orgánicas característica del sistema de partidos holandeses) del PvdA en sustitución del ex primer ministro Joop den Uyl, quien había dimitido el día 15 anterior por razones de salud.
Desde noviembre de 1989 Kok sirvió como viceprimer ministro y ministro de Finanzas en el Gobierno de coalición presidido por el cristianodemócrata Ruud Lubbers. Como tal, dejó el puesto de líder político del partido a Thijs Wöltgens y perteneció a las juntas de gobernadores del Banco Mundial, el FMI, el Banco Europeo de Inversiones, el Banco Asiático de Desarrollo y el Banco de Desarrollo Interamericano.
En las elecciones parlamentarias del 3 de mayo de 1994 el PvdA, pese a perder posiciones con respecto a los comicios de septiembre de 1989, se convirtió en la principal fuerza política con 37 escaños sobre 150 (tenía 49) y el 24% de los votos. El 22 de agosto Kok, que desde la inauguración del Parlamento electo retomó interinamente el liderazgo político del partido antes de cederlo a Jacques Wallage por su permanencia en el Ejecutivo, formó un gobierno de coalición mayoritario con el Partido Popular por la Libertad y la Democracia (VVD, liberales conservadores) de Frits Bolkestein y los Demócratas 66 (D66, social liberales) de Hans van Mierlo. El gabinete era el primero presidido por un laborista desde 1977 así como el primero desde 1917 que no tenía ministros de la CDA o de los tres partidos burgueses de cuya fusión surgió esta formación conservadora en 1980.
Kok asumió buena parte de las pretensiones liberales de rigor en el gasto público, rebaja de los impuestos y, si bien más cautamente en este supuesto, un recorte del estado del bienestar, más cuando se acercaba el momento de ajustar las variables para cumplir los requisitos de convergencia a la Unión Económica y Monetaria (UEM) y no faltar a la histórica cita del 1 de enero de 1999. Bien apoyada en unas exportaciones tradicionalmente fuertes, la economía holandesa prosiguió la senda del crecimiento, que se situó en una media sensiblemente superior al 3% del PIB en todo el período del Gobierno de Kok.
El igualmente positivo comportamiento de la inflación, la colocación del déficit y la deuda públicos por debajo de los topes exigidos por la convergencia con bastantes menos apuros que la mayoría de los estados aspirantes al euro, y el fuerte descenso del desempleo, entre los más bajos de la Comunidad también, permitieron hablar de un "modelo holandés" cuyo aspecto más valorado era y es la capacidad de consenso entre los agentes sociales, posible por la convicción de que las diferencias partidistas no son insalvables y por la apuesta por soluciones evolutivas a medio o largo plazo. A diferencia de otros países del entorno, el estado del bienestar holandés no sufrió durante el Gobierno de Kok desmantelamientos regresivos y, antes bien, se actualizó conforme a los nuevos vientos del racionalismo financiero.
El electorado premió los buenos resultados económicos y sociales obtenidos por la coalición violeta, prematuramente condenada al fracaso cuatro años atrás, en las elecciones parlamentarias del 6 de mayo de 1998, en las que el PvdA aumentó en votos (el 29%) y escaños (45). El 3 de agosto Kok reeditó el gobierno mayoritario con sus dos socios liberales. Sin embargo, el 19 de mayo de 1999 sobrevino una crisis cuando D66, que había sido el único miembro del Gobierno en perder escaños, se retiró de la coalición en protesta por la derrota en el Senado de la votación de una enmienda constitucional que habría introducido la figura del referéndum corrector de las decisiones del Ejecutivo, debido al voto en contra de un senador de VVD, que frustró la requerida mayoría de dos tercios. Kok dimitió inmediatamente, pero el 8 de junio retiró su decisión tras conseguir reconducir la crisis y reintegrar a los social liberales en el gabinete.
Kok, que domina los idiomas inglés, francés y alemán, fue elegido uno de los vicepresidentes de la Internacional Socialista en septiembre de 1996. Posteriormente, el 28 de mayo de 1997, acogió en La Haya los actos conmemorativos del 50º aniversario del Plan Marshall, y el 16 y 17 de junio del mismo año presidió en Amsterdam el Consejo Europeo que cerró la presidencia holandesa de la Unión Europea y aprobó el nuevo Tratado de la Unión Europea, sustituto del de Maastricht, el cual se firmó en la misma capital el 2 de octubre.
La elección de un holandés, Wim Duisenberg, entonces al frente del Instituto Monetario Europeo, para el nuevo puesto de presidente del Banco Central Europeo, que debía entrar en funciones coincidiendo con el nacimiento del euro, acaparó las informaciones del Consejo Europeo de Bruselas del 2 de mayo de 1998, reunido para el histórico anuncio de los once países que iban a acceder a la moneda única.
La trifulca entre Francia y Alemania en la promoción de sus candidatos respectivos puso de relieve, además de las tensiones políticas que la culminación de la UEM (decisiva, pues suponía la comunitarización de un elemento tradicional de la soberanía de los estados cual es la emisión de moneda) estaba generando, los lazos de los Países Bajos con la potencia germana y las discrepancias con Francia, últimamente exacerbadas por la resistencia gala a la libre circulación de personas entre ambos países, en aplicación íntegra del Convenio de Schengen, a causa de la legislación holandesa tolerante sobre las drogas blandas (sólo es legal su tenencia para el autoconsumo, y en cantidades limitadas, así como su venta en los famosos coffeshops, también con fuertes restricciones).
Más tarde, en el Consejo de Viena de diciembre de 1998, Kok se alineó con el canciller alemán Gerhard Schröder en la defensa del recorte de las dotaciones financieras y las subvenciones comunitarias para los países de la zona euro. Después de que la reclamación fuera asumida por el Consejo Europeo de Berlín, en marzo de 1999, y se estableciera un horizonte para la progresiva reducción de esas partidas financieras, Kok siguió aliado a Schröder y demandando una profunda reforma de la Política Agraria Común y de la política regional, restringiendo los Fondos Estructurales y de Cohesión, para aliviar las obligaciones de estados miembros que, como los Países Bajos, eran aportadores netos de recursos financieros.
Por otro lado, los Países Bajos fueron favorecidos en el Consejo Europeo de Niza de diciembre de 2000, consagrado a la reforma de las instituciones comunitarias previa al ingreso en la UE de los países candidatos de Europa central y oriental, en lo tocante a la reponderación del sistema de voto en el Consejo de la UE para la toma de decisiones por mayoría cualificada. Kok y la delegación holandesa hicieron valer la cualidad demográfica, de suerte que a los Países Bajos se les adjudicaron 13 votos, uno más que a Bélgica, Portugal y Grecia: anteriormente, los cuatro países poseían 5 votos.
Fuera del ámbito de la UE, bajo Kok los Países Bajos se implicaron profundamente en las misiones de mantenimiento o imposición de la paz conducidas por la ONU y la OTAN en la antigua Yugoslavia, figurando siempre el pequeño estado atlántico a la cabeza de la aportación de tropas y aviones de combate (campañas aéreas contra las fuerzas serbias de Bosnia-Herzegovina en agosto y septiembre de 1995 y contra Serbia y sus efectivos en Kosovo de marzo a junio de 1999) en proporción a sus capacidades militares. Siguiendo la tónica de otros aliados europeos, tras los atentados del 11 de septiembre de 2001 el Gobierno de La Haya se integró en la coalición antiterrorista organizada por Estados Unidos y puso a su disposición 1.400 soldados y varias unidades de las Fuerzas Aéreas y de la Armada para asistirle en las operaciones contra Afganistán, si bien Kok precisó que estas fuerzas no entrarían en combate sino que participarían en dispositivos humanitarios, de vigilancia y logísticos.
Pero quizá las realizaciones más conocidas internacionalmente del Gobierno de Kok son las que regularon dos controvertidos hábitos sociales, las relaciones de derecho de las parejas homosexuales y la eutanasia activa, cuyos proyectos de ley pioneros fueron aprobados por el Parlamento, respectivamente, en septiembre y noviembre de 2000. La primera normativa no sólo legalizaba el matrimonio y el divorcio civil entre personas del mismo sexo, sino que les permitía la adopción de niños, siempre y cuando fuesen holandeses. La segunda, como la anterior, sin precedente en ningún Estado del mundo, otorgaba cobertura legal a una práctica que ya venía tolerándose sobre la base de 25 años de jurisprudencia y una serie de directrices del Colegio de Médicos. La nueva ley dejaba de considerar a la eutanasia un delito, aunque la condicionada al cumplimiento de criterios muy estrictos.
En 2001, en el contexto de la desaceleración económica global, la economía holandesa sólo creció el 1,1%, cayendo 2,8 puntos con respecto al año anterior y marcando un registro desconocido desde 1993. La inflación también se comportó mal y alcanzó el 4,4%, el índice más alto desde 1982 y también el más alto de toda de la Unión Europea en 2001. En el haber del primer ministro brillaba la evolución del desempleo, que en 2001 afectó a sólo el 2,4% de la población activa, técnicamente una situación de pleno empleo sólo mejorada por Luxemburgo en el espacio de la UE, pero la caída de la producción sólo podía repercutir negativamente en esta variable. Asimismo, al recaudar menos, al Gobierno le iba a resultar imposible mantener el superávit presupuestario tan laboriosamente conquistado en el último bienio, a menos que se decidiera por podar vigorosamente las partidas de gasto social.
Kok acusó fatalmente el escándalo político que levantó el 10 de abril de 2002 la publicación por el Instituto de Documentación de Guerra de los Países Bajos (NIOD) un informe que certificaba el vergonzante episodio, ampliamente conocido por la opinión pública nacional e internacional, protagonizado por los cascos azules holandeses en la guerra de Bosnia en julio de 1995, cuando asistieron impávidos a la entrada de las fuerzas serbobosnias en el enclave bosniomusulmán de Srebrenica, declarado "seguro" por la ONU y que ellos teóricamente debían proteger, y al subsiguiente exterminio de 7.000 varones desarmados, cuyos cuerpos luego hicieron desaparecer en fosas comunes.
La atribución al alto mando militar y a responsables políticos de una conducta de negligencia criminal por no impedir la masacre de Srebrenica (si bien esta valoración se hizo sobre todo al gabinete precedente de Lubbers, que comenzó la misión de paz y estableció los medios y dotaciones de las tropas) puso sobre la mesa las disposiciones de dimisión de los ministros de Defensa, Frank de Grave, y de Medio Ambiente, Jan Pronk, precipitando la crisis en el gabinete y finalmente, el 16 de abril, la dimisión de Kok, si bien el gesto tuvo mucho de simbólico al ya haber anunciado el primer ministro en agosto del año anterior su próxima retirada del primer plano político y restar un mes escaso para las elecciones generales, a las que el PvdA se presentaba aventajado en las encuestas por la CDA y el VVD.
Con todo, el golpe de gracia a las perspectivas electorales laboristas y el colofón a la aciaga despedida de Kok, que unos pocos meses antes parecía destinado a salir por la puerta grande de los grandes estadistas europeos, lo trajo el asesinato el 6 de mayo del líder xenófobo Pim Fortuyn, al frente de una lista electoral recién creada que portaba su nombre y estrella política del momento por sus perturbadores planteamientos nacionalistas, de intolerancia social y contra el estado del bienestar.
La muerte de este carismático conculcador de la corrección política desestabilizó la campaña electoral en detrimento de las formaciones no de derecha, pero además levantó un desasosegante vendaval de acusaciones y reflexiones sobre la otra cara de la prosperidad económica, las tensiones latentes en la sociedad multirracial de un país tradicionalmente generoso en la acogida de refugiados y emigrantes de todo el mundo, y la desconfianza de los ciudadanos en su clase política. Como antes en Austria, Noruega o Dinamarca, el sistema político holandés se conmovió por el auge electoral de fuerzas que expresaban los temores y las resistencias de una parte significativa de la población a determinadas implicaciones sociales y culturales de la globalización, un estado de ánimo que los atentados del 11 de septiembre, todo lo indicaba, habían espoleado.
Aun reconociéndosele sus grandes logros en la economía y la construcción europea, a Kok se le reprochó desde diversos ámbitos por falta de liderazgo político e incapacidad para diagnosticar e incluir en su discurso las inquietudes ciudadanas relacionadas con la importantísima colonia de inmigrantes (2 de los 16 millones de habitantes, 800.000 de ellos procedentes de países musulmanes), fundamentalmente su integración en las formas de vida autóctonas y su acceso a los servicios públicos.
Así las cosas, el 15 de mayo el PvdA se derrumbó hasta el 15,1% de los votos y los 23 escaños, encajando los peores resultados de su historia y sumiéndose en la cuarta posición tras la CDA, el VVD y, suprema humillación, la Lista de Pim Fortuyn (LPF). Estos tres partidos fueron los que integraron el gobierno de coalición mayoritario que, encabezado por el líder democristiano Jan Peter Balkenende, reemplazó al equipo de Kok el 22 de julio.
(Cobertura informativa hasta 1/8/2002)